La independencia de mayo
Hace 200 años, en mayo de 1810, se dió la independencia de Cartagena a través de un hecho reconocido, pero poco difundido: el Comisario Don Antonio Villevicencio dió su asentimiento a la petición del Cabildo de que se compartiera el gobierno de la provincia con el Gobernador Don Francisco Montes y otros dos diputados, uno español y el otro criollo. Ante la negativa del Gobernador a compartir el poder con el Cabildo, el Comisario lo encarcela para luego remitirlo a La Habana.
Es luego de este hecho que, al saberlo alborozados, los santafereños esperan darle la bienvenida al Comisario Villevicencio por su gesto de independencia y usar su apoyo en la creación de la Junta de Gobierno. Es para este agasajo que se pide prestado un florero el 20 de julio…. lo demás es historia mejor conocida.
La Patria Boba comienza con el Bicentenario
Es interesante recordar que el período tan sonado denominado de la Patria Boba se inicia en 1810 y termina en 1815, por inexperiencia de los neogranadinos en el gobierno, por su ingenuidad política y por la demora en la búsqueda de la unión para defender la libertad recientemente alcanzada.
Reconocer la historia, se ha dicho, es evitar repetirla !!!
miércoles, 26 de mayo de 2010
Todos los candidatos a la Presidencia de la República demuestran altos niveles de intelectualidad
¿Qué es un intelectual? Alguien dedicado al estudio de las circunstancias reales, a una reflexión crítica sobre las mismas y a la aplicabilidad de la teoría a la práctica social. Sin apego a materialismos de toda índole, puede recordarse a Antonio Gramsci de sus escritos políticos y de la cárcel, quien estimó que el intelectual orgánico tenía como labor la justificación ideológica de la superestructura político-ideológica existente, en beneficio del predominio social de la clases dominantes, pero que no al no haber actividad humana de la cual se pueda excluir de toda intervención intelectual, no se puede separar al homo faber del homo sapiens, y todo intelectual sea artista, filósofo, literato, maestro, también puede optar a hacer parte del Estado y de la sociedad política. Los intelectuales tradicionales y los orgánicos, dentro de la sociedad civil o del partido político, tienden a convertirse en intelectuales políticos calificados, dirigentes, organizadores que orientan al desarrollo orgánico de una sociedad integral, civil y política.
Actualmente en Colombia se encuentra la mejor propuesta de intelectuales candidatos que se ha visto en su historia. Antes, el país se había podido ufanar de tener en la presidencia hombres de gran cultura, con grandes ventajas comparativas frente a dirigentes de otros países latinoamericanos, incluso al hacer un repaso de época se encuentra que las calidades, subjetivas y objetivas, de nuestros gobernantes superaban en muchas oportunidades las de otros varios dirigentes en nuestra vecindad. No obstante, el mundo ha cambiado exigiendo otras cualidades a quienes optan por el liderazgo del Estado, como una mayor formación académica, más larga experiencia, conocimientos integrales e integradores en derecho, economía y relaciones internacionales y gran criterio político. Las opciones individuales entre las cuales se escogerá el 30 de mayo, y en una eventual segunda vuelta electoral, son de la mejor calidad intelectual respecto a estos factores.
Estos candidatos son intelectuales, todos. Tienen una lucida hoja de vida, conocen las estadísticas de los hechos nacionales, se informan de los estudios técnicos elaborados a alto nivel, los comprenden, los evalúan, los critican y escogen por una posición personal ya enriquecida. Despierta cierto orgullo nacional ver la altura de los debates, la precisión en conceptos e ideas, la ausencia de ataques personales y la capacidad de criterio de decisión con que cuentan como hombres, y mujeres, de Estado. Son todos ellos intelectuales de formación académica, escritores de artículos y libros, de los cuales habrá que escoger quien parezca aplicar la mayor representatividad popular posible, tenga las mejores relaciones con el Congreso y oriente la simple hermenéutica de la letra a la complejidad de las relaciones estructurales de un Estado que cuenta con las suficientes instituciones y ha alcanzado la mejor conciencia de la importancia de la seguridad jurídica. Que consulte la cultura nacional antes que el apego a orientaciones estatales del pensamiento ciudadano que pudieran llegar a parecer autoritarismo y anacronía dentro de una democracia pluralista, que es el mejor patrimonio nacional demostrado en campaña.
Todos son intelectuales. El votante no puede orientarse por el “conocimiento inútil” o el “saber escondido”. Solo lo revelado vale para depositar un voto. Nada habrá luego de las elecciones que no se haya debatido y aclarado ya y por ello el voto deberá ser de conciencia.
El electorado debe olvidar la idea de que su escogido irá a “sorprender” posteriormente en el ejercicio del poder. No se debe votar con expectativas diferentes a las que ya han sido expuestas en los medios, no hay nada ya tras lo expresado. Esa transparencia que ha tenido el proceso electoral permite evadir los mesianismos y populismos, enfrentando la realidad con la pragmática intelectual que todos y cada uno de los seis principales candidatos ha demostrado y que los otros tres demuestran conocer también.
No al voto útil (votar por el que la mayoría supone que va a ganar).
No al primivoto sin información (quienes votan por vez primera pensando que todo lo pasado es retrógrado).
No al voto clientelista (la opción a preferencias burocráticas o económicas).
No al voto en blanco (que es legal pero aporta muy poco).
No al voto nulo (con trampa o triquiñuela).
No al voto impugnable (por suplantación de identidad).
No al voto coactivo (obligado o amenazado).
SI al voto de conciencia, por el candidato de preferencia puramente personal, consultando los intereses nacionales, sin presiones mediáticas o de medición de tendencias.
jueves, 20 de mayo de 2010
MONGOL
EL PERSONAJE
El histórico personaje de Gengis Kan se relaciona con una sonada capital de hoy, Ulan Bator, capital de Mongolia un país con la misma extensión geográfica de Colombia pero una población 15 veces menor en la actualidad.
Ese Gengis tenía como nombre Temüdjin ("el mejor acero") antes de ser Kan y entronizado como emperador de los mongoles en 1206. El personaje antagónico fue Jamuga, un joven noble que realizó juramento de anda o “hermano jurado” con Temüdjin. Esto ayudó a su anda a subir posiciones hacia el poder. Togrhul, Kan de los Keraitas, aceptó a Temüdjin como un jefe de segunda fila. Un incidente que afianza más el poder de Temuyin es el de Börte, su mujer raptada por un clan merkita, ante lo cual pide apoyo militar y Jamuja con su clan le ayuda, aunque con el tiempo se dará la separación de este con su anda. Por motivos de linaje, carisma y posición, muchos clanes de Yamuja se ponen bajo el mando de Temuyin. Este es el mundo argumental de “Mongol”.
El papel histórico de Gengis es haber logrado la unificación de Kiutes, Taieschutos, Keraitos, Naimanes, antes de ser proclamado como rey de Mongolia. Luego de la guerra contra la coalición de Yamuja somete a los Merkitas, acaba con los tártaros, muere Yamuja, somete en la siguiente década Kirguises, Uigures y Kitán. Conquistado el Reino Xia Occidental, aprendió tácticas de asedio de grandes ciudades invade el Imperio Jin, el mayor y más poderoso estado chino conquista el norte de este país y saqueando Pekín. Invade el Imperio corasmio entre 1218 y 1223 y conquista Asia Central, Persia y Afganistán.
Gengis Kan (1162 - 1227) funda así sin predecesor el primer Imperio mongol, el más extenso de la Historia, desde Europa Oriental hasta el océano Pacífico, y desde Siberia hasta Mesopotamia, la India e Indochina. La Mongolia de hoy solo es un remanente minúsculo que recuerda su nombre primigenio, pues Rusia y China representa gran parte de lo que fue el imperio mongol.
EL CINE
En 1965 Stephen Boyd (reconocido como Mesala, el antágonico de la monumental Ben Hur de 1950) hizo Jamuga y Omar Shariff (reconocido por Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia en los años sesentas) hizo Temujin (Gengis Kan), acompañados de nombres, quizá ya olvidados, como Eli Wallach, Françoise Dorléac (la francesita como Bortei) y Telly Savalas (el famoso calvo griego de la colombina en Kojak).
En 1992 , Richard Tyson, Charlton Heston (Ben Hur), Pat Morita (Maestro en el Karate Kid), protagonizaron la segunda película digna de mención sobre el tema.
Hoy, en 2007, Arif Aliyev coescribe el guión y Sergey Bodrov (Ruso de 62 años) escribe, produce y dirije “Mongol”. Este film ha sido premiado una decena de veces por vestuario, sonido y cinematografía, entre otros aspectos técnicos.
LOS TECNICISMOS
El hemisferio “occidental” es un concepto que en el mundo globalizado se rechaza pero que existe en la realidad. Los productos anglosajones estetizan, imponen íconos, dan forma e imagen a los personajes históricos y llenan de lugares comunes la evolución de la civilización humana ante los ojos de este lado del mundo.
“Mongol”, a diferencia de los productos fílmicos citados de 1965 y 1992, es un producto “oriental” en el cual los personajes no son representados por americanos, árabes, franceses o japoneses, sino por mongoles verdaderos. Su morfología de talla pequeña, ojos rasgados y lengua original, transporta a los escenarios de desiertos y estepas reales, con un diseño de vestuario que siempre, pero ante todo a partir del centésimo minuto, es digno de destacar. La figura del Kan no es grandilocuente, el argumento no se adorna con proezas que impresionen al público, los caballos son objetivamente protagónicos, los relevos en el poder se apoyan en la tendencia humana a respetar ascendientes nobles y la fuerza de las armas “nobles”, también, como la daga o la espada.
La actuación es natural, con lógico ascendiente de la escuela Stanislavski, reforzada por la ausencia de montajes de ornato expresivo o poético. La cámara usa de planos generales y panorámicos, para los bellos paisajes, o de planos cortos para la figura humana, pocos close-up, mucha visión frontal que introduce al espectador en una escenografía bien naturalista. No se usan travellings exagerados, el mundo se mueve delante de los ojos. Los sangrados y heridas son cautelosos a la vista pero impactan, los ejércitos y las tormentas no son producto, así parece, de efectos digitales notorios.
El cinéfilo debe conocer del personaje antes de visualizar “Mongol”, pues allí solo se sabe de Gengis en el título, llevando a creer a alguna ahistoricidad que el filme no tiene. Posdata: esta historia real del mundo “oriental” se desarrolla sobre los años 1200 de manera casual y paralela al personaje muy “occidental” y posiblemente ficticio, del “Robin Hood” que impacta en la cartelera actual.
lunes, 17 de mayo de 2010
ROBIN HOOD
Robin de Locksley, Robin Fitzhood o Robin Hood (petirrojo de capucha) el arquero de Sherwood, es un personaje de baladas y leyendas medievales inglesas. No se ha confirmado algún referente real de este personaje, al que sin embargo se liga con la historia inglesa. Su origen literario data de 1377 en Pedro el Labrador (Piers Plowman) de William Langland . Adquiere un título de nobleza “de Locksley”, Conde de Huntington alrededor de 1190, cuando el rey Ricardo Corazón de León, hermano de Juan Sin Tierra, parte a Jerusalén en la Tercera Cruzada. Robin es un rebelde sajón que combate a los señores normandos en Ivanhoe de Walter Scott en 1819. El Pequeño Juan, el fraile Tuck, Will Stutely. Marian ha sido vista desde jovencita sumisa a sediciosa y Robin como bandido o resistente por causa justa.
Otra variante del cuento consiste en que Thomas, conde de Lancaster, se alzó en armas con sus súbditos, entre ellos Bob Hood, contra Eduardo II de Inglaterra, fue vencido y Robin se refugió en Barnsdale, cerca a Sherwood. Robin atacaba a los comerciantes que pasaban hasta que el propio rey y otros nobles lograron que prometiera fidelidad al soberano.
En el reinado de Juan, rey de Inglaterra entre 1199 y 1216, los historiadores creen que era la forma genérica de denominar a los bandoleros de los bosques. Otra versión es que el noble Robert de Kyme, 1210 y 1286, era Robin. South Yorkshire y el condado de Nottingham y el bosque de Sherwood, que reciben turistas de todo el mundo, puede haber sido la localidad real del personaje. El príncipe Juan se enamora de Mariana, la busca y quema el castillo de su padre, luego de lo cual Robin Hood y sus amigos encuentran un caballero desconocido, el Rey Ricardo que vuelve de la Tierra Santa, quien devuelve sus títulos nobiliarios a Robin quien después puede casarse con su amada.
En este punto es que parece comenzar nuestro Robin Hood 2010. En el cine ha sido interpretado por galanes y héroes de la pantalla desde Douglas Fairbanks 1922, Errol Flynn 1938, Russel Hicks 1938, Richard Todd (ex de Liz Taylor) 1952, Sean Connery (007) 1976, Kevin Costner 1991. Ahora lo hace Russell Crowe acompañado, con excepciones, de caras no muy conocidas.
Cate Blanchett (Oscar por su Elisabeth) es Lady Marion, viuda de Sir Robert Loxley, Mark Strong es Sir Godfrey, Oscar Isaac es el rey Juan de Inglaterra, William Hurt (Historia de violencia; Beso de la mujer araña) es William Marshal, Earl de Pembroke, Danny Huston hace Ricardo Corazón de León. Eileen Atkins es Eleanor de Aquitania. Max von Sydow (Shutters Island, Minority Report, o la histórico El Séptimo sello) es Sir Walter Loxley, Matthew Macfadyen es el Sheriff de Nottingham, Kevin Durand es Little John, Léa Seydoux es Isabella of Angoulême, esposa de Juan.
El guión es de Brian Helgeland (Bourne supremacy). El argumento es ficción de grupo e imagina lo que sucedió antes de que Robin fuera declarado un fuera de ley por el Rey Juan al mismo tiempo que reniega de firmar la deseada Carta Magna a la que se había comprometido con sus caballeros luego de rechazar un intento de invasión de los franceses. Marian es viuda, su padre induce la unión con Robin, se agrega el supuesto de que el padre del personaje fue un libertario, se supone que Robin suplanta al esposo muerto de Marian para devolver la corona del difunto Corazón de León a su madre, se especula con espionaje e invasión instigada por Felipe rey de Francia (que dada la ahistoricidad de la película puede ser el I o el IV).
El cine, este es un buen ejemplo de ello, se ha convertido en el principal sustentador de los antiguos cantares de gesta francos y britanos, pero también alemanes y españoles. Las aventuras de héroes del Medioevo, del siglo X en adelante, eran divulgados por la juglaría y, con el correr de los tiempos les iban siendo incorporadas anécdotas históricas y hazañas inciertas. Carlomagno, en el Cantar de Rolando, Guillermo de Orange, Carlos Martel (Robine esgrime un martillo de batalla, siendo arquero, en alguna escena del filme que nos ocupa), el cantar de los nibelungos o El Cid, el Beowulf, Guillermo Tell, Arturo y su Mesa Redonda, o Robin Hood, son ejemplo de que el cine “juglar” ha optado por “contar lo no contado antes" haciendo especulación fuera de la historia y la literatura, acerca de antiguos o nuevos héroes para mantener sagas necesarias.
La dirección de Ridley Scott, la cinematografía de John Mathieson, la edición de Pietro Scalia, la producción de Scott Free, Imagine Entertainment y Relativity Media. La música es de Marc Streitenfeld. Así, se encuentran nuevamente actor, director, cinematografista y editor de la recordada “Gladiator”. La expectativa de lograr con US$ 243 millones de inversión lo que se obtuvo con el Gladiador del 2000 pudo ser un error de los productores. La remembranza del premiado personaje de Crowe puede ser un gancho para la taquilla de este film, inicialmente, pero luego decaerá fácilmente. Dos horas largas de cotas de malla, armas, luchas cuerpo a cuerpo, escenas de batallas costeras, cabalgatas, todas fotografiadas mediante los paneos clásicos de Ridley Scott no alcanzan a emocionar.
Crowe y Blanchett son grandes actores, pero acá no hay exigencia histriónica. El guión no llega a conmover en ningún momento. La música solo es incidental no sentimental. Hecha con toda la honestidad del equipo de producción, la película solo alcanza la emotividad de un documental de History Channel. Con el atrevimiento que conlleva, se puede afirmar que hay un error vital en el guión, que intenta un clímax solo a partir de hora y media. Los diálogos son poco eficientes en su contenido, sin riqueza literaria aunque con coherencia argumental y cumpliendo simplemente su objetivo descriptor.
Los simbolismos de Ridley se repiten: el perro en el campo de batalla, las puntas flameantes de flecha, las cabalgatas en bajada dentro del bosque, la luminiscencias traseras de las arboledas, la niebla semioscura en los altos y delgados árboles, el destacado caballo blanco, las panorámicas de caballería, las oportunas ayudas en el campo de batalla, las burdas costuras de las heridas, los velos de las alcobas, el héroe que emerge de las aguas y una secuela de recursos visuales ya reiterados.
¡Qué magnífico audiovisual el de los créditos finales! Utiliza el logo de Scott Free, la empresa del director, de manera extendida para recordar algunas escenas. Hubiera sido excelente como comienzo del filme, sin duda alguna.
domingo, 16 de mayo de 2010
TRES MONOS
No escucho. No veo. No hablo. Ello explica el título de este interesante filme turco, que hace referencia a los conocidos tres monos originales de una escultura de madera en el santuario de Toshogu, al norte de Tokio en Japón, cuya reproducción tiene múltiples versiones decorativas desde el siglo XVII. Los monos (saru) se llaman Kikazaru (no oye), Iwazaru (no habla) y Mizaru (no ve).
Pero, en la película que nos ocupa, la referencia se hace respecto al padre, la madre y el hijo de una familia común de clase media baja. Nuri Bilge Ceylan (51 años) y Ebru Ceylan (su esposa) realizan un coguión para que el primero lo dirija (se le recuerda por “Los climas”).
La escenografía es urbana, solo para respaldo de los actores. Nada más. El lente no se pasea ni adorna. Los objetos no se ubican de manera pretenciosa. Ceylan es el más natural de los filmakers que se pueden hallar hoy, con una indudable influencia del estilo francés. Ha sido premiado tres veces en Cannes y ahora en 2009 fue uno de sus jurados. La película fue coproducción turcofrancesa nominada a los Oscares de 2008 para mejor película extranjera.
La pequeña familia turca retratada por los Ceylan de manera magistral, no requiere de efectos especiales ni música de fondo. Con cámaras fijas, la mayor parte del filme es estructurado en largos silencios, elocuentes rostros y miradas que comunican hondamente. Ceylan trabaja al límite del minimalismo sin restar capacidad de transmitir y absorber.
Ninguno de los tres personajes principales quiere reconocer su condicionamiento al dinero del político que quiere salvar su candidatura del descrédito por un homicidio automovilístico accidental. El padre paga cárcel por un pago mensual y una suma final. La madre resulta infiel por interés y enamorada por destino. El hijo acepta ser sobornado a través de la madre. Padre e hijo se cuestionan la intermediación de la madre en la venta de sus conciencias, pero alzan el dedo acusador contra ella misma. Amor conyugal y amor filial se traicionan por tácito y mutuo acuerdo. Ninguno de los tres tiene la valentía de rechazar la común ruptura de valores, aunque la frase redunde.
Este microcosmos de “Three monkees” refleja una situación que no siendo generalizable es de carácter universal. El poder del soborno enfrentado a las necesidades humanas, en forma de dinero o de sexo, destruyendo dignidades y valores familiares ante lo cual la defensa de los débiles es ensordecer y enceguecer, en silencio.
CUARTO CONTACTO (fase o tipo, dependiendo del país)
En la onda de “La Bruja de Blair”, “RECs”, o “Actividad paranormal”, este producto mejora la factura y llega a ser algo más creíble si el motivo final del argumento no fueran los extraterrestres que inundan la ficción científica, escrita o fílmica.
Milla Jovovich se ubica en el número 49 de los Estados Unidos, Alaska, para intentar convencer al público que los Unknown Flying Objects, UFOs, resultado de las investigaciones de Josef Allen Hynek (1919-1986), además asesor de Steven Spielberg en “Close Encounters of the Third Kind” (hace ya 33 años), se deben a la existencia de seres extraterrestres. Esos seres nos vigilan, nos visitan, nos contactan, o nos secuestran (en Ufología, las abducciones alienígenas).
La doctora Abigail Tyler juega con el público en tres dimensiones temporales. La primera es una falsa grabación de videos que se nos presentan como reales, La segunda, es la dramatización paralela de los mismos (la propia película, en la cual se incluyen los primeros) y la tercera somos los desprevenidos miedosos que creeríamos que la primera es cierta. La doctora Tyler del video presenta una cara terrorífica, por famélica y alienada, que busca convertirse en ícono del terror cinematográfico, compitiendo con la chica del “Aro” cuya cabeza semioculta con un largo cabello ha asustado tanto a orientales y occidentales.
Con algunas remembranzas de Linda Blair en “El Exorcista”, se acude a lugares ya comunes de la historiografía del cine de miedo. Uno es la voz ronca que nos habla desde el otro mundo, en este caso, dentro del universo celeste, a través de un humano. Otro es la levitación que genera el conocido daño de unas vértebras a quien la hace sin su propia voluntad. Finalmente, de otros filmes, la sombra redonda y oscura del platillo que vuela.
Escribe y dirige Olatunde Osunsanmi, su ópera prima, filmando en Bulgaria y California, lo que es denominado un “bulo” o noticia falsa. Charlotte Milchard, la actriz ficticia que hace el rol de la doctora Tyler, en el video, es producto de noticias creadas para la promoción del filme.
El juego consiste en crear un mundo ficticio que circule mediáticamente (periódicos, radio, internet). Luego aceptarlo como real y recrearlo cinematográficamente. Agregar un accidentado manejo de cámara o un video en tonos ocres que sirva de falsa evidencia. Posteriormente jugar con simples sorpresas que se conviertan en sustos para el desprevenido espectador, no sin antes hacerlo pasar por la taquilla, para pagar por una chocolatina regular con un último mordisco sin sabor.
domingo, 9 de mayo de 2010
LOS GIGOLÓS DE ANTES Y DE AHORA
JUSTICIA A CUALQUIER PRECIO
Richard Gere parece no envejecer pues luce canas desde siempre, con excepción de su primegenio “American Gigoló”, de 1980, de Paul Schrader, música inolvidable de Giordio Moroder. Acá funge de policía en retiro. Errol trabaja encargado de vigilar y visitar a todos los delincuentes por delitos sexuales que han salido de prisión. Allison, interpretada por Claire Danes (recordable por la Julieta del excelente Romeo + Juliet de Baz Luhrmann) va a para sustituirlo y pasará tres semanas a su lado para aprender su trabajo.
La joven Harriet Wells desaparece, Errol asegura conocer al culpable y en ello se convierte en “vigilante” un tanto outlaw. Wai-keung Lau un hongkonés de 50 años les dirige. Una breve aparición de Avril Lavigne como la novia del sospechoso, llama la atención y contribuye al poster. Nada más, en un filme con tintes de Seven, Hannibal y similares, aunque con muchísima menor calidad.
UN SEDUCTOR IRRESISTIBLE
Nikki, protagonizado por Ashton Kutcher, posa de mujeriego o American Gigoló, californiano para más señas, quien tiene una relación con Samantha, una chica interpretada por Anne Heche (talentosa actriz, muy dispuesta para las escenas sexys, varios filmes sin interés) quien le ofrece las comodidades que este vago hipersexuado no tiene. Nikki conoce a Heather, una hermosa mesera, de quien se enamora realmente pero que desemboca en ser su misma versión en femenino y le demuestra ser una chica más material que él mismo.
David Mackenzie dirige al actual esposo de Demi Moore, orientándole en sus jeans bajo la cintura y bota alta recogida con tirantes imitación bebé, para un personaje simple y sin credibilidad hecho para llevar adolescentes a la taquilla.
Richard Gere parece no envejecer pues luce canas desde siempre, con excepción de su primegenio “American Gigoló”, de 1980, de Paul Schrader, música inolvidable de Giordio Moroder. Acá funge de policía en retiro. Errol trabaja encargado de vigilar y visitar a todos los delincuentes por delitos sexuales que han salido de prisión. Allison, interpretada por Claire Danes (recordable por la Julieta del excelente Romeo + Juliet de Baz Luhrmann) va a para sustituirlo y pasará tres semanas a su lado para aprender su trabajo.
La joven Harriet Wells desaparece, Errol asegura conocer al culpable y en ello se convierte en “vigilante” un tanto outlaw. Wai-keung Lau un hongkonés de 50 años les dirige. Una breve aparición de Avril Lavigne como la novia del sospechoso, llama la atención y contribuye al poster. Nada más, en un filme con tintes de Seven, Hannibal y similares, aunque con muchísima menor calidad.
UN SEDUCTOR IRRESISTIBLE
Nikki, protagonizado por Ashton Kutcher, posa de mujeriego o American Gigoló, californiano para más señas, quien tiene una relación con Samantha, una chica interpretada por Anne Heche (talentosa actriz, muy dispuesta para las escenas sexys, varios filmes sin interés) quien le ofrece las comodidades que este vago hipersexuado no tiene. Nikki conoce a Heather, una hermosa mesera, de quien se enamora realmente pero que desemboca en ser su misma versión en femenino y le demuestra ser una chica más material que él mismo.
David Mackenzie dirige al actual esposo de Demi Moore, orientándole en sus jeans bajo la cintura y bota alta recogida con tirantes imitación bebé, para un personaje simple y sin credibilidad hecho para llevar adolescentes a la taquilla.
SÉRAPHINE
La artista
Séraphine Louis, o Séraphine de Senlis, 1864–1942, fue una pintora clasificada como perteneciente a la corriente del arte naif, o naive, género identificado por la ingenuidad de sus imágenes y su oficio, emergido a comienzo del siglo XX en Europa central y oriental, y que aparece luego de los años cincuentas en Latinoamérica.
Las pinturas de Louis reposan actualmente en el Musée Maillol de Paris, el Musée d'art de Senlis, el Musée d'art naïf en Nice, y el Musée d'Art moderne Lille Métropole en Villeneuve-d'Ascq. Es descubierta en 1912 por el coleccionista de arte Wilhelm Uhde, quien durante su estancia en Senlis, como judío oculto, descubre una naturaleza muerta de manzanas sin presentir que el talento de origen era aquella lavandera y limpiadora de pisos que le servía en silencio. Este “marchand” alemán, coleccionista, crítico de arte y escritor de gran importancia como descubridor de talentos de la pintura impresionista, fauvista, cubista y primitivista, principalmente Henri Rousseau y la misma Séraphine Louis, era abogado y uno de los primeros en poseer obras de Pablo Picasso y Georges Braque para exhibición en su propia galeria de Montparnasse en la Rue Notre Dame des Champs. El “aduanero” Henri Rousseau fue su amigo desde 1907 (el filme muestra repetidas veces un cuadro suyo preferido en el equipaje de Uhde), Picasso pintó su retrato en 1909. En 1928 organizó la primera exposición de arte naif en París con obras de Rousseau, André Bauchant, Camille Bombois, Séraphine Louis y Louis Vivin, desde allí reconocidos como el grupo del “sagrado corazón”.
Los actores y el director
Destaca el rol de Yolande Moreau, belga de 57 años, actriz, guionista y directora de profesión. En su biografía se halla que trabajó como educadora y en teatro para niños, y que en 1982 escribió y protagonizó un show unipersonal con el que hizo giras por Europa y Canadá llamado "A Dirty Business of Sex and Crime". Ha protagonizado “Sin techo ni ley” (Sans toit ni loi) del maestro Agnès Varda, 1985. Hizo un gran “paneo” como la portera en el filme “Amélie” y en Quand la mer monte de 2004, que escribió, dirigió y protagonizó, con el cual ganó su primer Premio César a la mejor actriz. Ahora en “Séraphine” de Martin Provost gana su segundo César, rol sorprendente con el cual ha acumulado otros importantes reconocimientos internacionales.
Filmó también “Gainsbourg, una vida heroica” de Joann Sfar, en el rol de la legendaria cantante Fréhel, predecesora del “gorrión”, Edith Piaff, acerca del cantante, actor y director Serge Gainsbourg (a quien se debe recordar como compositor para dúos con las más bellas como Adjani, Bardot, Petula Clark, Dalida, Mireille Darc, Deneuve, Marianne Faithfull, Juliette Greco, Francoise Hardy, Vanesa Paradis y otras tantas), más reconocido en nuestro medio por la canción Je t'aime...moi non plus, con Jane Birkin, un éxito desde 1969.
Secunda esta bella actuación de la Moreau, el actor alemán Ulrich Tukur, 53 años, visto en Colombia en la reciente “La cinta blanca” del 2009 candidatizada al Oscar, o en la excelente “La vida de los otros”, quien ha sido dirigido también por los laureados directores Costa Gavras, en dos oportunidades, y por Steven Soderbergh.
El director Martin Provost, además de “Séraphine”, cuenta con una media docena de filmes entre los que han pasado por la cartelera colombiana Tortilla y cinéma, de 1996 y Cocon, de 1992.
La película
La base de este filme es el libro de Alain Virdondelet, Séraphine de Senlis, publicado por la editorial Albin Michel en 1986. Una biografía que permite al director mantener la objetividad que suele caracterizar al cine francés, sin ceder a sensacionalismos comerciales. La rústica personalidad de Séraphine, sus manos burdas llenas de talento, la preparación de sus colores, con componentes robados, creados con barro, o sangre animal, o adquiridos con sus monedas ganadas como lavadora de sábanas en el río, aportan el preámbulo no académico de sus artesanía pictórica. Su inculta personalidad, su beatitud campesina, sus sentidos terrígenos, revelan el primitivismo de los motivos de sus cuadros. Los bellos árboles abren y finalizan el filme. Primero aquel al cual sube sin recato a disfrutar del aire, luego el otro bajo el cual posa la silla que su mecenas utiliza para comunicarse con su mente ya alejada de la realidad. Todo es campo, troncos de árboles que respiran, aguas que corren, gente con la cual se sostiene poco la palabra. Séraphine es un animalillo rezandero que tiene una especie de pacto con los ángeles para poder inculparlos de su inspiración, “que viene de arriba”. Pinta la imagen de la virgen blanca con un respetuoso rosáceo, duerme en su altar o reposa en el suelo sobre sus pinturas ya terminadas. Trasnocha incansablemente y, jactanciosa, va pidiendo aumentar el tamaño de sus obras pasando de las tablillas recogidas a manera de recicl-arte, a lienzos de 2 x 2 que llena de impresionantes mundos de hojas y flores.
Las pinturas van pasando frente a la cámara como un bello homenaje al talento puro e instintivo de Séraphine Louis, de Senlis, su pueblo, a través de una lectura profunda del texto por parte del director Provost pero, ante todo, de la encarnación magistral de los modales primarios, el rostro serio y las carnes fofas de Yolande Moreau.
!!!
jueves, 6 de mayo de 2010
La economía de los candidatos con mayor intención de voto
El Partido Verde y el Partido de la U cada vez son más explícitos en sus propuestas de índole económica pero, aún así, continuarán pareciéndose entre sí y con los demás competidores en la contienda electoral.
Una argumento peyorativo es el de contemplar la economía como parte de una asesoría técnica de equipos de origen fundamentalmente académico investigativo, lo cual suena bien pero lleva el tema a las bambalinas de la gestión de Estado y refuerza la imagen del candidato hacia su tarea simplemente política de proveer un “anchor man (woman)” para atraer votos desprevenidos.
Las áreas de debate económico han sido el sistema de salud, la generación de empleo, la creación de empresa, la provisión de posibles subsidios, la reorientación de la política fiscal y del gasto público. En algunos casos, la transparencia en la contratación pública. Ligan de cuando en vez a lo económico lo educativo, señalando la “tecnificación” de los bachilleres o el potencial productivo de los egresados de la educación superior.
Con el paso del tiempo y de los debates, todos los candidatos se pusieron de acuerdo en las políticas de corto y mediano plazo respecto al sistema de salud. Ya no hay diferencias estructurales, todos apoyan la desintermediación en los pagos y la supervigilancia de las acciones de las EPS.
En el tema del empleo, todos jugaron con la eliminación o no de los parafiscales, quedando actualmente de acuerdo consensual en que ello no es conveniente.
Hay acuerdo fundamental en que el país requiere más técnicos y tecnólogos, amén de oficios, que de “doctores” de pregrados poco útiles y remedializantes de posgrados reiterativos en programas de bajo costo para las universidades y de “engalanamiento” de hojas de vida poco prácticas.
Como siempre, el déficit fiscal es un tema recurrente en las finanzas públicas. Se acusa a las pensiones, se le echa la culpa al desborde del sistema de salud o las eventuales devaluaciones que encarecerían el servicio de la deuda restando recursos a la política social en salud, educación, aguas o ambiente.
Cada que los asesores técnicos de las campañas observan los reportes de las estadísticas mes a mes, reorientan sus “propuestas”. La “confianza inversionista” del actual gobierno se ha convertido en entrada de capitales a infraestructura minera poco generadora de empleo y en los demás rubros es equivalente lo que se exporta en inversión que lo que sale sin dejar un saldo positivo. Acerca de ello, se habla ahora de la “enfermedad holandesa” derivada de la masa de divisas que al monetizarse resulta dañina a los sistemas de precios y de costos.
Se vuelve a “descubrir” que la informalidad en el empleo hoy llega al 58% y que las nuevas empresas se acaban en un 80% a los dos años de creadas, lo que ha sido un problema estructural del país. Se recurre a pensar de nuevo en la tabla salvadora de las exportaciones de flores, manufacturas, confecciones y textiles, como proveedores de puestos de trabajo, Se habla de locomotoras a cambio de los antes denominados polos de desarrollo, sin pensar en algo diferente a la construcción y la infraestructura, la agricultura o la innovación, lugares comunes, genéricos y, a pesar de todo, siempre abstractos.
El crédito es una palabra mágica para atraer votantes. Orientarlo a las matrículas, a las becas, a las nuevas microempresas, al arranque laboral de los egresados, sin recordar que del sistema financiero público poco queda y que al privado no se le puede presionar a asignar recursos donde no hay negocio. Ello, a pesar del abaratamiento de la tasa de intervención por parte del Banco de la República que quita peso de los hombros a los bancos en apuros pero no recae benéficamente en los usuarios de posibles préstamos.
Todos los candidatos saben y no discuten la política monetaria de control antiinflacionario. Son lo que antes se llamaba casi de manera despectiva “monetaristas”. Todos oran al dios de la política fiscal y de gasto público, en un renacimiento de la siempre vigente orientación “keynesiana”. Todos saben que hay un nudo gordiano en la propiedad de la tierra, algunos se vuelven “creativos” en propuestas utópicas al respecto y otros se hacen a un lado con la frase que sirve para todo de la productividad del campo y de la producción alimentaria como requisito de calidad de vida y disminución de índices de pobreza.
Acerca de salarios, nadie cree en su alto costo comparativo con otros países, es cierto, pero todos reconocen que más allá de negociar anualmente con el parámetro del IPC no se debe tocar este tema. Aunque todos han pasado por la sugerencia de crear empleo barato a menores costos, han llegado a ponerse también de acuerdo en que ello solo impulsaría un arranque de unos 200.000 empleo y el problema persistiría.
Todos esgrimen la banderita del 4 x 1000 y la enfrentan a las “altas” utilidades del sistema financiero, pero reconocen que allí no ha mucho de ganancia política.
Por último, de regalías ya se conoce su estructura en el proceso ya maduro de descentralización administrativa y fiscal. Si las nombran es para ligarlas a salud y educación, lo cual ya está determinado en el Sistema General de Participaciones, SGP. Se toca poco el muy interesante referendo del agua, condenado al olvido ocasionado por el trámite del ya frustrado referendo reeleccionista.
Y, todos, saben que de TLC con Estados Unidos ya no vale la pena esperanzarse, que además es inocuo hacerlo y que a lo único que se atiene el país es al Sistema Generalizado de Preferencias.
Al margen nadie hace referencia a las pequeñas locuras que representan las desorbitadas emisiones de deuda pública y a las inversiones de tasa variable de un mundo bursátil que maneja muy poco de empresa (cerca de 4-6% accionario) y sí mucho de especulativo en Certificados de cambio y TES.
Si TODOS los candidatos se parecen tanto, cuál es la diferencia económica (haciendo a un lado, con permiso del Polo, su creatividad casi utópica). NINGUNA. Todos, además de Verdes y la U, quieren llegar para administrar, simplemente, un sistema de políticas monetarias, fiscales y de rentas (salarios) que son casi inamovibles frente a un mundo globalizado que trabaja con los mismos preceptos económicos de índole cuantitativista y que mide las variables de igual manera. Ejemplo de ello las recientes disquisiciones al interior de la Unión Europea acerca de apoyos financieros y demás, cuando de apalancar a algunos de sus miembros en crisis se trata.
Una argumento peyorativo es el de contemplar la economía como parte de una asesoría técnica de equipos de origen fundamentalmente académico investigativo, lo cual suena bien pero lleva el tema a las bambalinas de la gestión de Estado y refuerza la imagen del candidato hacia su tarea simplemente política de proveer un “anchor man (woman)” para atraer votos desprevenidos.
Las áreas de debate económico han sido el sistema de salud, la generación de empleo, la creación de empresa, la provisión de posibles subsidios, la reorientación de la política fiscal y del gasto público. En algunos casos, la transparencia en la contratación pública. Ligan de cuando en vez a lo económico lo educativo, señalando la “tecnificación” de los bachilleres o el potencial productivo de los egresados de la educación superior.
Con el paso del tiempo y de los debates, todos los candidatos se pusieron de acuerdo en las políticas de corto y mediano plazo respecto al sistema de salud. Ya no hay diferencias estructurales, todos apoyan la desintermediación en los pagos y la supervigilancia de las acciones de las EPS.
En el tema del empleo, todos jugaron con la eliminación o no de los parafiscales, quedando actualmente de acuerdo consensual en que ello no es conveniente.
Hay acuerdo fundamental en que el país requiere más técnicos y tecnólogos, amén de oficios, que de “doctores” de pregrados poco útiles y remedializantes de posgrados reiterativos en programas de bajo costo para las universidades y de “engalanamiento” de hojas de vida poco prácticas.
Como siempre, el déficit fiscal es un tema recurrente en las finanzas públicas. Se acusa a las pensiones, se le echa la culpa al desborde del sistema de salud o las eventuales devaluaciones que encarecerían el servicio de la deuda restando recursos a la política social en salud, educación, aguas o ambiente.
Cada que los asesores técnicos de las campañas observan los reportes de las estadísticas mes a mes, reorientan sus “propuestas”. La “confianza inversionista” del actual gobierno se ha convertido en entrada de capitales a infraestructura minera poco generadora de empleo y en los demás rubros es equivalente lo que se exporta en inversión que lo que sale sin dejar un saldo positivo. Acerca de ello, se habla ahora de la “enfermedad holandesa” derivada de la masa de divisas que al monetizarse resulta dañina a los sistemas de precios y de costos.
Se vuelve a “descubrir” que la informalidad en el empleo hoy llega al 58% y que las nuevas empresas se acaban en un 80% a los dos años de creadas, lo que ha sido un problema estructural del país. Se recurre a pensar de nuevo en la tabla salvadora de las exportaciones de flores, manufacturas, confecciones y textiles, como proveedores de puestos de trabajo, Se habla de locomotoras a cambio de los antes denominados polos de desarrollo, sin pensar en algo diferente a la construcción y la infraestructura, la agricultura o la innovación, lugares comunes, genéricos y, a pesar de todo, siempre abstractos.
El crédito es una palabra mágica para atraer votantes. Orientarlo a las matrículas, a las becas, a las nuevas microempresas, al arranque laboral de los egresados, sin recordar que del sistema financiero público poco queda y que al privado no se le puede presionar a asignar recursos donde no hay negocio. Ello, a pesar del abaratamiento de la tasa de intervención por parte del Banco de la República que quita peso de los hombros a los bancos en apuros pero no recae benéficamente en los usuarios de posibles préstamos.
Todos los candidatos saben y no discuten la política monetaria de control antiinflacionario. Son lo que antes se llamaba casi de manera despectiva “monetaristas”. Todos oran al dios de la política fiscal y de gasto público, en un renacimiento de la siempre vigente orientación “keynesiana”. Todos saben que hay un nudo gordiano en la propiedad de la tierra, algunos se vuelven “creativos” en propuestas utópicas al respecto y otros se hacen a un lado con la frase que sirve para todo de la productividad del campo y de la producción alimentaria como requisito de calidad de vida y disminución de índices de pobreza.
Acerca de salarios, nadie cree en su alto costo comparativo con otros países, es cierto, pero todos reconocen que más allá de negociar anualmente con el parámetro del IPC no se debe tocar este tema. Aunque todos han pasado por la sugerencia de crear empleo barato a menores costos, han llegado a ponerse también de acuerdo en que ello solo impulsaría un arranque de unos 200.000 empleo y el problema persistiría.
Todos esgrimen la banderita del 4 x 1000 y la enfrentan a las “altas” utilidades del sistema financiero, pero reconocen que allí no ha mucho de ganancia política.
Por último, de regalías ya se conoce su estructura en el proceso ya maduro de descentralización administrativa y fiscal. Si las nombran es para ligarlas a salud y educación, lo cual ya está determinado en el Sistema General de Participaciones, SGP. Se toca poco el muy interesante referendo del agua, condenado al olvido ocasionado por el trámite del ya frustrado referendo reeleccionista.
Y, todos, saben que de TLC con Estados Unidos ya no vale la pena esperanzarse, que además es inocuo hacerlo y que a lo único que se atiene el país es al Sistema Generalizado de Preferencias.
Al margen nadie hace referencia a las pequeñas locuras que representan las desorbitadas emisiones de deuda pública y a las inversiones de tasa variable de un mundo bursátil que maneja muy poco de empresa (cerca de 4-6% accionario) y sí mucho de especulativo en Certificados de cambio y TES.
Si TODOS los candidatos se parecen tanto, cuál es la diferencia económica (haciendo a un lado, con permiso del Polo, su creatividad casi utópica). NINGUNA. Todos, además de Verdes y la U, quieren llegar para administrar, simplemente, un sistema de políticas monetarias, fiscales y de rentas (salarios) que son casi inamovibles frente a un mundo globalizado que trabaja con los mismos preceptos económicos de índole cuantitativista y que mide las variables de igual manera. Ejemplo de ello las recientes disquisiciones al interior de la Unión Europea acerca de apoyos financieros y demás, cuando de apalancar a algunos de sus miembros en crisis se trata.
La economía de los candidatos con mayor intención de voto
El Partido Verde y el Partido de la U cada vez son más explícitos en sus propuestas de índole económica pero, aún así, continuarán pareciéndose entre sí y con los demás competidores en la contienda electoral.
Una argumento peyorativo es el de contemplar la economía como parte de una asesoría técnica de equipos de origen fundamentalmente académico investigativo, lo cual suena bien pero lleva el tema a las bambalinas de la gestión de Estado y refuerza la imagen del candidato hacia su tarea simplemente política de proveer un “anchor man (woman)” para atraer votos desprevenidos.
Las áreas de debate económico han sido el sistema de salud, la generación de empleo, la creación de empresa, la provisión de posibles subsidios, la reorientación de la política fiscal y del gasto público. En algunos casos, la transparencia en la contratación pública. Ligan de cuando en vez a lo económico lo educativo, señalando la “tecnificación” de los bachilleres o el potencial productivo de los egresados de la educación superior.
Con el paso del tiempo y de los debates, todos los candidatos se pusieron de acuerdo en las políticas de corto y mediano plazo respecto al sistema de salud. Ya no hay diferencias estructurales, todos apoyan la desintermediación en los pagos y la supervigilancia de las acciones de las EPS.
En el tema del empleo, todos jugaron con la eliminación o no de los parafiscales, quedando actualmente de acuerdo consensual en que ello no es conveniente.
Hay acuerdo fundamental en que el país requiere más técnicos y tecnólogos, amén de oficios, que de “doctores” de pregrados poco útiles y remedializantes de posgrados reiterativos en programas de bajo costo para las universidades y de “engalanamiento” de hojas de vida poco prácticas.
Como siempre, el déficit fiscal es un tema recurrente en las finanzas públicas. Se acusa a las pensiones, se le echa la culpa al desborde del sistema de salud o las eventuales devaluaciones que encarecerían el servicio de la deuda restando recursos a la política social en salud, educación, aguas o ambiente.
Cada que los asesores técnicos de las campañas observan los reportes de las estadísticas mes a mes, reorientan sus “propuestas”. La “confianza inversionista” del actual gobierno se ha convertido en entrada de capitales a infraestructura minera poco generadora de empleo y en los demás rubros es equivalente lo que se exporta en inversión que lo que sale sin dejar un saldo positivo. Acerca de ello, se habla ahora de la “enfermedad holandesa” derivada de la masa de divisas que al monetizarse resulta dañina a los sistemas de precios y de costos.
Se vuelve a “descubrir” que la informalidad en el empleo hoy llega al 58% y que las nuevas empresas se acaban en un 80% a los dos años de creadas, lo que ha sido un problema estructural del país. Se recurre a pensar de nuevo en la tabla salvadora de las exportaciones de flores, manufacturas, confecciones y textiles, como proveedores de puestos de trabajo, Se habla de locomotoras a cambio de los antes denominados polos de desarrollo, sin pensar en algo diferente a la construcción y la infraestructura, la agricultura o la innovación, lugares comunes, genéricos y, a pesar de todo, siempre abstractos.
El crédito es una palabra mágica para atraer votantes. Orientarlo a las matrículas, a las becas, a las nuevas microempresas, al arranque laboral de los egresados, sin recordar que del sistema financiero público poco queda y que al privado no se le puede presionar a asignar recursos donde no hay negocio. Ello, a pesar del abaratamiento de la tasa de intervención por parte del Banco de la República que quita peso de los hombros a los bancos en apuros pero no recae benéficamente en los usuarios de posibles préstamos.
Todos los candidatos saben y no discuten la política monetaria de control antiinflacionario. Son lo que antes se llamaba casi de manera despectiva “monetaristas”. Todos oran al dios de la política fiscal y de gasto público, en un renacimiento de la siempre vigente orientación “keynesiana”. Todos saben que hay un nudo gordiano en la propiedad de la tierra, algunos se vuelven “creativos” en propuestas utópicas al respecto y otros se hacen a un lado con la frase que sirve para todo de la productividad del campo y de la producción alimentaria como requisito de calidad de vida y disminución de índices de pobreza.
Acerca de salarios, nadie cree en su alto costo comparativo con otros países, es cierto, pero todos reconocen que más allá de negociar anualmente con el parámetro del IPC no se debe tocar este tema. Aunque todos han pasado por la sugerencia de crear empleo barato a menores costos, han llegado a ponerse también de acuerdo en que ello solo impulsaría un arranque de unos 200.000 empleo y el problema persistiría.
Todos esgrimen la banderita del 4 x 1000 y la enfrentan a las “altas” utilidades del sistema financiero, pero reconocen que allí no ha mucho de ganancia política.
Por último, de regalías ya se conoce su estructura en el proceso ya maduro de descentralización administrativa y fiscal. Si las nombran es para ligarlas a salud y educación, lo cual ya está determinado en el Sistema General de Participaciones, SGP. Se toca poco el muy interesante referendo del agua, condenado al olvido ocasionado por el trámite del ya frustrado referendo reeleccionista.
Y, todos, saben que de TLC con Estados Unidos ya no vale la pena esperanzarse, que además es inocuo hacerlo y que a lo único que se atiene el país es al Sistema Generalizado de Preferencias.
Al margen nadie hace referencia a las pequeñas locuras que representan las desorbitadas emisiones de deuda pública y a las inversiones de tasa variable de un mundo bursátil que maneja muy poco de empresa (cerca de 4-6% accionario) y sí mucho de especulativo en Certificados de cambio y TES.
Si TODOS los candidatos se parecen tanto, cuál es la diferencia económica (haciendo a un lado, con permiso del Polo, su creatividad casi utópica). NINGUNA. Todos, además de Verdes y la U, quieren llegar para administrar, simplemente, un sistema de políticas monetarias, fiscales y de rentas (salarios) que son casi inamovibles frente a un mundo globalizado que trabaja con los mismos preceptos económicos de índole cuantitativista y que mide las variables de igual manera. Ejemplo de ello las recientes disquisiciones al interior de la Unión Europea acerca de apoyos financieros y demás, cuando de apalancar a algunos de sus miembros en crisis se trata.
Una argumento peyorativo es el de contemplar la economía como parte de una asesoría técnica de equipos de origen fundamentalmente académico investigativo, lo cual suena bien pero lleva el tema a las bambalinas de la gestión de Estado y refuerza la imagen del candidato hacia su tarea simplemente política de proveer un “anchor man (woman)” para atraer votos desprevenidos.
Las áreas de debate económico han sido el sistema de salud, la generación de empleo, la creación de empresa, la provisión de posibles subsidios, la reorientación de la política fiscal y del gasto público. En algunos casos, la transparencia en la contratación pública. Ligan de cuando en vez a lo económico lo educativo, señalando la “tecnificación” de los bachilleres o el potencial productivo de los egresados de la educación superior.
Con el paso del tiempo y de los debates, todos los candidatos se pusieron de acuerdo en las políticas de corto y mediano plazo respecto al sistema de salud. Ya no hay diferencias estructurales, todos apoyan la desintermediación en los pagos y la supervigilancia de las acciones de las EPS.
En el tema del empleo, todos jugaron con la eliminación o no de los parafiscales, quedando actualmente de acuerdo consensual en que ello no es conveniente.
Hay acuerdo fundamental en que el país requiere más técnicos y tecnólogos, amén de oficios, que de “doctores” de pregrados poco útiles y remedializantes de posgrados reiterativos en programas de bajo costo para las universidades y de “engalanamiento” de hojas de vida poco prácticas.
Como siempre, el déficit fiscal es un tema recurrente en las finanzas públicas. Se acusa a las pensiones, se le echa la culpa al desborde del sistema de salud o las eventuales devaluaciones que encarecerían el servicio de la deuda restando recursos a la política social en salud, educación, aguas o ambiente.
Cada que los asesores técnicos de las campañas observan los reportes de las estadísticas mes a mes, reorientan sus “propuestas”. La “confianza inversionista” del actual gobierno se ha convertido en entrada de capitales a infraestructura minera poco generadora de empleo y en los demás rubros es equivalente lo que se exporta en inversión que lo que sale sin dejar un saldo positivo. Acerca de ello, se habla ahora de la “enfermedad holandesa” derivada de la masa de divisas que al monetizarse resulta dañina a los sistemas de precios y de costos.
Se vuelve a “descubrir” que la informalidad en el empleo hoy llega al 58% y que las nuevas empresas se acaban en un 80% a los dos años de creadas, lo que ha sido un problema estructural del país. Se recurre a pensar de nuevo en la tabla salvadora de las exportaciones de flores, manufacturas, confecciones y textiles, como proveedores de puestos de trabajo, Se habla de locomotoras a cambio de los antes denominados polos de desarrollo, sin pensar en algo diferente a la construcción y la infraestructura, la agricultura o la innovación, lugares comunes, genéricos y, a pesar de todo, siempre abstractos.
El crédito es una palabra mágica para atraer votantes. Orientarlo a las matrículas, a las becas, a las nuevas microempresas, al arranque laboral de los egresados, sin recordar que del sistema financiero público poco queda y que al privado no se le puede presionar a asignar recursos donde no hay negocio. Ello, a pesar del abaratamiento de la tasa de intervención por parte del Banco de la República que quita peso de los hombros a los bancos en apuros pero no recae benéficamente en los usuarios de posibles préstamos.
Todos los candidatos saben y no discuten la política monetaria de control antiinflacionario. Son lo que antes se llamaba casi de manera despectiva “monetaristas”. Todos oran al dios de la política fiscal y de gasto público, en un renacimiento de la siempre vigente orientación “keynesiana”. Todos saben que hay un nudo gordiano en la propiedad de la tierra, algunos se vuelven “creativos” en propuestas utópicas al respecto y otros se hacen a un lado con la frase que sirve para todo de la productividad del campo y de la producción alimentaria como requisito de calidad de vida y disminución de índices de pobreza.
Acerca de salarios, nadie cree en su alto costo comparativo con otros países, es cierto, pero todos reconocen que más allá de negociar anualmente con el parámetro del IPC no se debe tocar este tema. Aunque todos han pasado por la sugerencia de crear empleo barato a menores costos, han llegado a ponerse también de acuerdo en que ello solo impulsaría un arranque de unos 200.000 empleo y el problema persistiría.
Todos esgrimen la banderita del 4 x 1000 y la enfrentan a las “altas” utilidades del sistema financiero, pero reconocen que allí no ha mucho de ganancia política.
Por último, de regalías ya se conoce su estructura en el proceso ya maduro de descentralización administrativa y fiscal. Si las nombran es para ligarlas a salud y educación, lo cual ya está determinado en el Sistema General de Participaciones, SGP. Se toca poco el muy interesante referendo del agua, condenado al olvido ocasionado por el trámite del ya frustrado referendo reeleccionista.
Y, todos, saben que de TLC con Estados Unidos ya no vale la pena esperanzarse, que además es inocuo hacerlo y que a lo único que se atiene el país es al Sistema Generalizado de Preferencias.
Al margen nadie hace referencia a las pequeñas locuras que representan las desorbitadas emisiones de deuda pública y a las inversiones de tasa variable de un mundo bursátil que maneja muy poco de empresa (cerca de 4-6% accionario) y sí mucho de especulativo en Certificados de cambio y TES.
Si TODOS los candidatos se parecen tanto, cuál es la diferencia económica (haciendo a un lado, con permiso del Polo, su creatividad casi utópica). NINGUNA. Todos, además de Verdes y la U, quieren llegar para administrar, simplemente, un sistema de políticas monetarias, fiscales y de rentas (salarios) que son casi inamovibles frente a un mundo globalizado que trabaja con los mismos preceptos económicos de índole cuantitativista y que mide las variables de igual manera. Ejemplo de ello las recientes disquisiciones al interior de la Unión Europea acerca de apoyos financieros y demás, cuando de apalancar a algunos de sus miembros en crisis se trata.
miércoles, 5 de mayo de 2010
¿Eligiendo entre verdaderos hombres, o mujeres, de Estado?
En Colombia actualmente se encuentran en pugna electoral de carácter democrático nueve candidatos, entre ellos una mujer, de quien esta es ya su tercera campaña por el solio de Bolívar.
La actual es la más democrática de las competencias por la Presidencia de la República que el país ha vivido. Hay para escoger allí entre líderes provenientes de todas las clases sociales y todas las tendencias políticas de izquierda, centro y derecha. Lejos quedaron los tiempos en que dos partidos tradicionales impedían el concurso de las terceras fuerzas en aparición. Fuente de grandes males fue el juego político restringido, que no la etapa denominada del Frente Nacional necesaria para frenar una época de violencia interpartidista.
Hoy uno de los grandes aportes de la constitución vigente es su contenido electoral. Han variado de manera conveniente las reglas para movimientos políticos nuevos y partidos antiguos. La participación democrática es un concepto incipiente aún, pero superior a la prevalencia omnímoda de la democracia representativa.
No obstante, el país no ha aprendido a respetar el balance de poderes, o sistema de pesos y contrapesos. Los ciudadanos confunden aún la Presidencia en la rama ejecutiva como el centro del Estado. Magnifican erróneamente los alcances del poder presidencial en la gestación de leyes y minimizan el papel desempeñado por el legislativo. Muchas de las críticas y prejuicios frente al Congreso se basan en el desconocimiento del derecho representativo que tienen todos los sectores sociales, incluyendo algunos categorizados como antidemocráticos, a pertenecer a este cuerpo colegiado.
Gran parte del país desconoce que el Ministerio Público no hace parte de la rama judicial e ignora que la Procuraduría tiene jurisdicción solo en el ámbito del funcionario público.
La opinión no cree a ciencia cierta que un eventual Ministerio de Justicia y otro de Gobierno, un retorno atrás de la actual conjunción del Ministerio del Interior y de Justicia, es una reorganización de tipo administrativo, que poco tendría de solución a los problemas de la justicia en el país. Por otra parte, en general, se cree que la rama judicial obedece mandatos del legislativo y, aún más equívocamente, del poder ejecutivo.
Estos errores de criterio acerca de la organización del Estado colombiano provienen de la ambigüedad verbal de los juristas y de la tendenciosa conducta de los Presidentes de la República.
La cooptación como mecanismo de elección de magistrados al interior de las Cortes, es interferida, legalmente hay que recordar, por la existencia del derecho del Presidente de la República, la Corte Suprema y el Consejo Superior, en la terna para Corte Constitucional; o en el caso de la elección de Fiscal, la terna propuesta por el Presidente y de la cual elige la Corte Suprema. La rama judicial está fuera del alcance del voto popular y ello induce a una intuición errónea acerca de que a través del ejecutivo se ejerce el poder del votante, o constituyente primario, en la gestión y sobre la autonomía de la rama de la justicia.
Además, a esta malinterpretación de los poderes en el Estado democrático y de derecho, y de su alcance funcional, se agrega la malformación electoral que consiste en la creación por generación espontánea de movimientos políticos que, de inmediato, candidatizan a algunos de sus miembros a los cargos de elección popular. De tal forma, la meritocracia política apoyada en una alta formación para las decisiones de Estado o en el ascenso por liderazgo natural al interior de estructuras partidistas maduras, ya no actúa como mecanismo de depuración que guíe al elector raso en su decisión democrática.
Es así como el abanico de candidaturas se compone tanto de buenos prospectos como de regulares elementos, en una coyuntura social en la que el contacto directo con el pueblo está muy restringido por la inseguridad prevaleciente, los obstáculos a la manifestación masiva y la debilidad de convocatoria que tienen los diferentes movimientos y partidos. Los líderes de turno ya no son dechados de elocuencia, ni eficientes en argumentación o expertos en discusión. Muchos de ellos se lanzan a la palestra con un barniz de buenos deseos, lejano del conocimiento y dominio de las estructuras, funciones y procedimientos políticos, estatales y de gobierno.
Por todo ello, el país se enfrenta a la disquisición de elegir entre aceptables exfuncionarios públicos, interesantes parlamentarios y poco conocidos líderes comunitarios. Hay factores intervinientes como el instinto de rechazo a gobiernos previos, el eterno temor a la incoherencia de ciertas posiciones radicalistas, la frustración frente a las huestes partidistas tradicionales, el menosprecio a los muy recientes movimientos políticos o la reciente memoria de exabruptos presidenciales. El pueblo podría preferir cualquier cosa, por equívoca o equivocada que sea, ante la posibilidad de volver a observar el irrespeto a las instituciones de justicia, la deslealtad ilegal frente a la oposición democrática, la manipulación de los órganos de control, la inoperancia de las superintendencias, la elevada composición de extrema derecha en las dos cámaras del Congreso, la malversación del presupuesto público, la violación al derecho internacional público, al derecho internacional humanitario y a los derechos humanos, o las posiciones de subordinación o de soberbia frente a otras naciones. Las políticas de Seguridad Democrática, más convenientes al poder tradicional, no se acompañan de las políticas sociales requeridas en un ambiente de relativo apaciguamiento del conflicto interno y de crisis económica globalizada.
Siendo así, el pueblo tomará las cartas a disposición, a falta de otras mejores, y con un gesto de jugador de póker, creerá haber jugado la mejor mano posible para vivir otros cuatro años de malogradas decisiones de Estado, infructuosas intenciones de cambio y reiteración de las crónicas vicisitudes de la sociedad civil.
La actual es la más democrática de las competencias por la Presidencia de la República que el país ha vivido. Hay para escoger allí entre líderes provenientes de todas las clases sociales y todas las tendencias políticas de izquierda, centro y derecha. Lejos quedaron los tiempos en que dos partidos tradicionales impedían el concurso de las terceras fuerzas en aparición. Fuente de grandes males fue el juego político restringido, que no la etapa denominada del Frente Nacional necesaria para frenar una época de violencia interpartidista.
Hoy uno de los grandes aportes de la constitución vigente es su contenido electoral. Han variado de manera conveniente las reglas para movimientos políticos nuevos y partidos antiguos. La participación democrática es un concepto incipiente aún, pero superior a la prevalencia omnímoda de la democracia representativa.
No obstante, el país no ha aprendido a respetar el balance de poderes, o sistema de pesos y contrapesos. Los ciudadanos confunden aún la Presidencia en la rama ejecutiva como el centro del Estado. Magnifican erróneamente los alcances del poder presidencial en la gestación de leyes y minimizan el papel desempeñado por el legislativo. Muchas de las críticas y prejuicios frente al Congreso se basan en el desconocimiento del derecho representativo que tienen todos los sectores sociales, incluyendo algunos categorizados como antidemocráticos, a pertenecer a este cuerpo colegiado.
Gran parte del país desconoce que el Ministerio Público no hace parte de la rama judicial e ignora que la Procuraduría tiene jurisdicción solo en el ámbito del funcionario público.
La opinión no cree a ciencia cierta que un eventual Ministerio de Justicia y otro de Gobierno, un retorno atrás de la actual conjunción del Ministerio del Interior y de Justicia, es una reorganización de tipo administrativo, que poco tendría de solución a los problemas de la justicia en el país. Por otra parte, en general, se cree que la rama judicial obedece mandatos del legislativo y, aún más equívocamente, del poder ejecutivo.
Estos errores de criterio acerca de la organización del Estado colombiano provienen de la ambigüedad verbal de los juristas y de la tendenciosa conducta de los Presidentes de la República.
La cooptación como mecanismo de elección de magistrados al interior de las Cortes, es interferida, legalmente hay que recordar, por la existencia del derecho del Presidente de la República, la Corte Suprema y el Consejo Superior, en la terna para Corte Constitucional; o en el caso de la elección de Fiscal, la terna propuesta por el Presidente y de la cual elige la Corte Suprema. La rama judicial está fuera del alcance del voto popular y ello induce a una intuición errónea acerca de que a través del ejecutivo se ejerce el poder del votante, o constituyente primario, en la gestión y sobre la autonomía de la rama de la justicia.
Además, a esta malinterpretación de los poderes en el Estado democrático y de derecho, y de su alcance funcional, se agrega la malformación electoral que consiste en la creación por generación espontánea de movimientos políticos que, de inmediato, candidatizan a algunos de sus miembros a los cargos de elección popular. De tal forma, la meritocracia política apoyada en una alta formación para las decisiones de Estado o en el ascenso por liderazgo natural al interior de estructuras partidistas maduras, ya no actúa como mecanismo de depuración que guíe al elector raso en su decisión democrática.
Es así como el abanico de candidaturas se compone tanto de buenos prospectos como de regulares elementos, en una coyuntura social en la que el contacto directo con el pueblo está muy restringido por la inseguridad prevaleciente, los obstáculos a la manifestación masiva y la debilidad de convocatoria que tienen los diferentes movimientos y partidos. Los líderes de turno ya no son dechados de elocuencia, ni eficientes en argumentación o expertos en discusión. Muchos de ellos se lanzan a la palestra con un barniz de buenos deseos, lejano del conocimiento y dominio de las estructuras, funciones y procedimientos políticos, estatales y de gobierno.
Por todo ello, el país se enfrenta a la disquisición de elegir entre aceptables exfuncionarios públicos, interesantes parlamentarios y poco conocidos líderes comunitarios. Hay factores intervinientes como el instinto de rechazo a gobiernos previos, el eterno temor a la incoherencia de ciertas posiciones radicalistas, la frustración frente a las huestes partidistas tradicionales, el menosprecio a los muy recientes movimientos políticos o la reciente memoria de exabruptos presidenciales. El pueblo podría preferir cualquier cosa, por equívoca o equivocada que sea, ante la posibilidad de volver a observar el irrespeto a las instituciones de justicia, la deslealtad ilegal frente a la oposición democrática, la manipulación de los órganos de control, la inoperancia de las superintendencias, la elevada composición de extrema derecha en las dos cámaras del Congreso, la malversación del presupuesto público, la violación al derecho internacional público, al derecho internacional humanitario y a los derechos humanos, o las posiciones de subordinación o de soberbia frente a otras naciones. Las políticas de Seguridad Democrática, más convenientes al poder tradicional, no se acompañan de las políticas sociales requeridas en un ambiente de relativo apaciguamiento del conflicto interno y de crisis económica globalizada.
Siendo así, el pueblo tomará las cartas a disposición, a falta de otras mejores, y con un gesto de jugador de póker, creerá haber jugado la mejor mano posible para vivir otros cuatro años de malogradas decisiones de Estado, infructuosas intenciones de cambio y reiteración de las crónicas vicisitudes de la sociedad civil.
martes, 4 de mayo de 2010
Lucía Puenzo, buen talento argentino
La directora y escritora argentina de 34 años, cuenta con dos largometrajes: “XXY” de 2008 y “El Niño Pez” de 2009. Pero también, varios guiones para otros directores, como en la reconocida "La Puta y la Ballena" (de Luis Puenzo, el recordado por “La historia Oficial”, Oscar a película extranjera en 1985).
Lucía Puenzo obtuvo con XXY más de 20 premios internacionales, Grand Prix de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, Goya y Ariel, entre muchos, en los festivales de Edinburgo, Bnagkok, Atenas y Montreal, entre otros.
Sus novelas "El niño pez" (2004), "Nueve minutos" (2005), "La maldición de Jacinta Pichimahuida" (2007), "La furia de la langosta (2009), han sido editadas en Argentina, España, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y Brasil.
XXY
XXY trata de hermafroditismo y El niño Pez, de lesbianismo. En ambas se revela la actuación de Inés Efron, una chica flaca de 25 años, con rasgos y modales de muchacho, sin perder su femineidad profunda. Pero los dos interesantes filmes no dependen de sus dos importantes roles, sino de la buena escritura que hay tras de sus libros y su guión.
“XXY”, parece hacer referencia al síndrome de Klinefelter, una anomalía cromosómica. Los hombres tienen los cromosomas 44XY (46), las mujeres los cromosomas 44XX (46) y, en este caso, 44XXY (47). Esta disgenesia tiene una incidencia de 1 en 500 en los recién nacidos vivos varones. No importa mucho este debate científico, en cuanto lo que juega es el hermafroditismo al cual la madre cree podría resolverse mediando cirugía de pene, el médico aporta corticoides para evitar la barba y el padre resuelve preguntar a su “hijo” por su decisión libre. Alex, hace el amor como chico, se masturba igualmente, pero se comporta como chica y es perseguido por curiosidad. La solución a la trama es la libertad de elegir y el amor normal. Los referentes se orientan a la biología marina, la cirugía plástica, el mar y el rechazo a la hipocresía y el autoritarismo de la vida urbana.
El Niño Pez
“El niño pez”, es un argumento un tanto policiaco, publicado como novela en Editorial Beatriz Viterbo, de Argentina en el 2004. Trata del amor entre Ailín, la mucama, y Lala, la hija del hogar de clase alta de un importante Juez. Ailín mantiene tres relaciones: Vasco, un entrenador de perros para pelea, ser abusada por el Juez y amar a la hija de este último. Las chicas planean escaparse. De la forma más imprevista, el intento de suicidio de Lala al descubrir a su padre abusando una vez más de Ailin, se convierte en la muerte del Juez. El extraño niño pez aparecerá cuando Lala escapa a la Argentina en tanto Ailin se encuentra interna en una correccional de menores. Lala tratará de confesar para ayudar a Ailin, de quien se entera que el motivo de que hubiera emigrado a la Argentina había sido estar embarazada de su propio padre, el actor. Luego de una accidentada fiesta organizada con las menores de la correccional, por parte de un delincuente que había comprado el cuadro robado, se sabe que Ailín arrojó hace años a su bebé moribundo a las aguas para que lo protegiera la deidad del lago. Ambas escaparán a Paraguay.
La dirección y el guión cumplen la Ley de Zam
Lucía Puenzo logra dos filmes originales, bien escritos, plenos de simbología, con profundidad feminista. Su lectura semiológica lleva a significantes acuáticos y embriológicos. La mitología campesina y la biología marina, permitirán dar significado medular a las historias. El agua marina, el agua dulce, el agua lluvia, completan la escueta exposición de los seres humanos a la tediosa cotidianeidad de sus azarosos destinos. La desnudez humana revela las autenticidades de los personajes y el intimismo natural de los relatos.
Los miedos adolescentes, las pulsiones sexuales tempranas y las tardías, explican la problemática central de las narraciones. El amor juvenil, puro y auténtico, resuelve los desenlaces.
Los signos son el pez-niño y la tortuga desmembrada. La inofensiva leche que es envenenada, el vino como forzado significante de adultez. La lascivia lesbiana como rechazo a la incompetencia amatoria vital de los hombres maduros y la otra cara del abordaje sexual hermafrodita como expresión posible del amor heterosexual.
La cámara es un buen testigo, la escenografía es estricta y sin pretensiones, no hay decorados extraargumentales, el color es natural y propio de los otoños australes. Puenzo se sale de los parámetros latinoamericanistas redundantes y forzosos, exhibiendo una tranquila dirección de actores. Un buen par de filmes que podrían calificarse de semiótica sexual, sociobiológica y cine de autora, con pocos años y mucho talento.
Lucía Puenzo obtuvo con XXY más de 20 premios internacionales, Grand Prix de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, Goya y Ariel, entre muchos, en los festivales de Edinburgo, Bnagkok, Atenas y Montreal, entre otros.
Sus novelas "El niño pez" (2004), "Nueve minutos" (2005), "La maldición de Jacinta Pichimahuida" (2007), "La furia de la langosta (2009), han sido editadas en Argentina, España, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y Brasil.
XXY
XXY trata de hermafroditismo y El niño Pez, de lesbianismo. En ambas se revela la actuación de Inés Efron, una chica flaca de 25 años, con rasgos y modales de muchacho, sin perder su femineidad profunda. Pero los dos interesantes filmes no dependen de sus dos importantes roles, sino de la buena escritura que hay tras de sus libros y su guión.
“XXY”, parece hacer referencia al síndrome de Klinefelter, una anomalía cromosómica. Los hombres tienen los cromosomas 44XY (46), las mujeres los cromosomas 44XX (46) y, en este caso, 44XXY (47). Esta disgenesia tiene una incidencia de 1 en 500 en los recién nacidos vivos varones. No importa mucho este debate científico, en cuanto lo que juega es el hermafroditismo al cual la madre cree podría resolverse mediando cirugía de pene, el médico aporta corticoides para evitar la barba y el padre resuelve preguntar a su “hijo” por su decisión libre. Alex, hace el amor como chico, se masturba igualmente, pero se comporta como chica y es perseguido por curiosidad. La solución a la trama es la libertad de elegir y el amor normal. Los referentes se orientan a la biología marina, la cirugía plástica, el mar y el rechazo a la hipocresía y el autoritarismo de la vida urbana.
El Niño Pez
“El niño pez”, es un argumento un tanto policiaco, publicado como novela en Editorial Beatriz Viterbo, de Argentina en el 2004. Trata del amor entre Ailín, la mucama, y Lala, la hija del hogar de clase alta de un importante Juez. Ailín mantiene tres relaciones: Vasco, un entrenador de perros para pelea, ser abusada por el Juez y amar a la hija de este último. Las chicas planean escaparse. De la forma más imprevista, el intento de suicidio de Lala al descubrir a su padre abusando una vez más de Ailin, se convierte en la muerte del Juez. El extraño niño pez aparecerá cuando Lala escapa a la Argentina en tanto Ailin se encuentra interna en una correccional de menores. Lala tratará de confesar para ayudar a Ailin, de quien se entera que el motivo de que hubiera emigrado a la Argentina había sido estar embarazada de su propio padre, el actor. Luego de una accidentada fiesta organizada con las menores de la correccional, por parte de un delincuente que había comprado el cuadro robado, se sabe que Ailín arrojó hace años a su bebé moribundo a las aguas para que lo protegiera la deidad del lago. Ambas escaparán a Paraguay.
La dirección y el guión cumplen la Ley de Zam
Lucía Puenzo logra dos filmes originales, bien escritos, plenos de simbología, con profundidad feminista. Su lectura semiológica lleva a significantes acuáticos y embriológicos. La mitología campesina y la biología marina, permitirán dar significado medular a las historias. El agua marina, el agua dulce, el agua lluvia, completan la escueta exposición de los seres humanos a la tediosa cotidianeidad de sus azarosos destinos. La desnudez humana revela las autenticidades de los personajes y el intimismo natural de los relatos.
Los miedos adolescentes, las pulsiones sexuales tempranas y las tardías, explican la problemática central de las narraciones. El amor juvenil, puro y auténtico, resuelve los desenlaces.
Los signos son el pez-niño y la tortuga desmembrada. La inofensiva leche que es envenenada, el vino como forzado significante de adultez. La lascivia lesbiana como rechazo a la incompetencia amatoria vital de los hombres maduros y la otra cara del abordaje sexual hermafrodita como expresión posible del amor heterosexual.
La cámara es un buen testigo, la escenografía es estricta y sin pretensiones, no hay decorados extraargumentales, el color es natural y propio de los otoños australes. Puenzo se sale de los parámetros latinoamericanistas redundantes y forzosos, exhibiendo una tranquila dirección de actores. Un buen par de filmes que podrían calificarse de semiótica sexual, sociobiológica y cine de autora, con pocos años y mucho talento.
sábado, 1 de mayo de 2010
La saga MILLENNIUM
Stieg Larsson, muerto de un ataque cardíaco en Estocolmo, 2004, a los cincuenta años, no alcanza a ver publicada su trilogía escrita en nueve meses, luego de que a los cuarenta y siete de edad decide hacerlo. Periodista idealista “experto en la extrema derecha sueca”, trabajaba en la revista Expo de la cual era fundador y director. Descansaba de la rutina real para adentrarse en el placer virtual de escribir Millennium, una trilogía acerca de dos investigadores. En el primero, Mikael Blomkvist de la Revista Milennium, se refleja un poco él mismo y en la hacker Lisbeth Salander representa la tribalización urbana juvenil de origen nórdico. En 1.500 páginas recoge tres títulos de por sí atrayentes para el mercado: “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, que serán conocidos en el cine con el antetítulo de Millenium I, II y III.
Son un fenómeno global bibliográfico de novela negra y policial, y fílmico de suspenso tipo thriller. De la película Millennium I, “Los hombres que no amaban a las mujeres”, dirigida por Niels Arden Oplev, cuyo libro base tiene como título “The Girl with the Dragon Tattoo”, puede decirse que conlleva el peligro de convertirse en un producto taquillero en el segmento juvenil. Todo debido no solo al personaje del periodista Blomkvist, sino al interesante rol de Lisbeth Salander, que ha de convertirse en figura icónica del nuevo feminismo del siglo XXI surgido de la subversión cultural que representan las tribus urbanas de las cuales su más notorios representantes provienen precisamente de los países nórdicos. Una serie de características de combinación gótica, punk y peinado emo, vestidura negra de cuero, taches, piercings en lengua, nariz, ombligo y orejas y, por supuesto, tatoos de avispa en el cuello y de dragón en la espalda. Pálida, delgada y de baja estatura, practicó el box. Con inteligencia fuera de lo común, memoria fotográfica y problemas de interrelación social, puede padecer el Síndrome de Asperger, una psicopatología similar al autismo. Ha tenido a sus escasos 26 años graves problemas emocionales en su niñez y adolescencia. Ser fumadora y de preferencias bisexuales, sus adicciones. Sus destrezas en informática la hacen una de los mejores hackers bajo el pseudónimo de "Wasp", avispa, es investigadora de Milton Security y maneja los micro devices electrónicos de última generación en software y video. Noomi Rapace es esta actriz sueca de ascendencia española, que llena los posters y comienza a arrastrar un “culto” y un “merchandising”, de seguidores y mercancías, que la hacen un producto apetecible en el amplio mercado juvenil.
La película se desarrolla en un ambiente entre la zaga norteamericana “Da Vinci Code; Angels & Demons; The lost symbol”) y la francesa “Les rivières pourpres I - II” (Los ríos púrpura, o The Crimson Rivers, con Jean Reno). Es una mezcla de misterio a lo Agatha Christie, con asesinatos en serie, enigmas, acertijos y decodificaciones, religión y racismo violentos, pero sin los manidos efectos especiales anglosajones de impacto audiovisual con estruendo metálico, que intentan ambientar las acciones de manera exagerada y estándar para todos los filmes. Sin estos abusos técnicos, la película va in crescendo.
Los méritos de Milennium I radican en su competitividad frente a los blockbusters hollywoodenses y sin mayores pretensiones; también, en la diversificación que representa el cine sueco reentrando en latinoamérica; y, finalmente pero no necesariamente en último lugar, en Lisbeth Salander, la heroína juvenil que faltaba haberse creado en el celuloide, para evadir otros estereotipos reiterados, obsoletos y poco consistentes con la tribalización juvenil a nivel global.
Pero, los desaciertos de Milennium I, que los tiene, residen fundamentalmente en la subjetividad de cada espectador, principalmente de padres de familia y adultos mayores que no aceptarán esta trilogía que viene orientada de manera ambigua tanto a los que siguen a Hanna Montana, pero sin despertar interés en los adultos, o a Dan Brown, sin conmover a los adolescentes. Para prueba de ello, la jocosa presentación inicial de su productora Yellow Bird.
Posdata: aunque el director ha tenido el cuidado de eslabonar cada una de las partes con párrafos cinematográficos de enlace, esta primera entrega es absolutamente obligante de ver. Las demás vienen por añadidura, con buena calidad pero demostrando que Stieg Larsson no era tan excelente escritor como se ha anecdotizado sospechando, incluso, que ha sido su mujer la autora de la trilogía. Puras banalidades, envidias y competencia desleal para un buen producto sueco. Los tres títulos, por sí solos muy vendedores. El que ha tenido diversas versiones ha sido el correspondiente a Milenium III. Está por ver cual ha de ser, para redondear la taquilla.
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