domingo, 6 de mayo de 2012
POTICHE (MUJERES AL PODER)
Francoise Ozon es el admirable director recordado por “8 mujeres” y “La piscina”, escritor “féministe” de guiones “charme”, que lleva la carga de orientar a los dos mayores íconos vivientes del cine francés en este filme con lugares comunes pero de identidad muy francesa.
¿Por qué era importante ubicar las situaciones en 1977? Es la primera pregunta que surge al ver vestuario y escenografía, pues, en apariencia inicial, la temática no lo obligaría. Resulta que para aceptar que un sindicalista reclame “el mes 13” o hable de forma directa de “comunista” era necesario ubicarse en los setentas y no en este milenio, además que la importancia de una fábrica de sombrillas era tal como se vislumbra en el filme solo hasta que poco después Taiwan inundara al mundo de paraguas y sombrillas baratos, como parte de su acelerado modelo de desarrollo industrial.
La enorme pareja de Deneuve-Depardieu ha trabajado en 1980 con “Le dernier métro” bajo Francois Truffaut y en “Vous aime” bajo Claude Berri, en 1981 hicieron “Le choix des armes” de Alian Corneau, en 1984, “Fort Saganne” de Alain Corneau, en 2004, “Les temps qui changent” de André Téchiné y, ahora en “Potiche”. “El último metro”, “Yo los amo” son mejor recordadas en Colombia que las otras producciones con esta importante pareja. La Deneuve con 69 años y Deperdieu con 64 se conservan bien y bastan para ocupar la pantalla con sus nombres, aunque no se esfuercen demasiado.
En el filme la “mujer florero” pasa a ser la “mujer al poder” con la suavidad femenina que arrolla las testosteronas sindicalistas, que confiesa haber amado 52 hombres en su vida tras una gran sutileza de casada y que se acompaña de su hijo para que este introduzca cambios coloridos y diseños modernos en los convencionales paraguas, competidos ya quizá por el aguacero chino con altas economías de escala industrial. El hijo de tendencias equívocas y la hija de claras simpatías socialistas, el sindicalista radical metido a político dependiente de votos democráticos, la mujer francesa algo impávida frente a la infidelidad consentida y conveniente de su aburridor marido, pero mayoritario accionista, aportan todos un humor suave a este filme intrascendente.
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