jueves, 28 de octubre de 2010

SOLO UN HOMBRE (A SINGLE MAN)


Colin Firth y Julianne Moore (Julie Ann Smith, nombre de pila) son dirigidos por Tom Ford (49 años) en su opera prima fílmica. El reconocido diseñador gay orienta los destinos de una película cuya trama se ubica en 1962, a la cual casi cincuenta años permiten ubicarla como una puesta en escena de otra época. Los encuadres lujosos en amoblados de diseño noruego, de aquellos que invadieron al auge norteamericano de la posguerra, cuentan en flasbacks algo de la vida del profesor George Falconer y su perdido compañero Jim. Los autos Mercedes, con interiores en maderas y cueros finos, son buenos simbolismos del mundo de un George casi psicorígido en vestuarios y rutinas, en gustos sofisticados y académica cotidianeidad.
La novela es de Christopher Isherwood, prolífico autor de 45 libros, de los cuales "Crónicas Berlinesas" y "Cabaret" de Bob Fosse, llegaron al cine hace más de tres décadas. Es guión conjunto, coproducción y dirección del modisto Ford, quien alcanza un alto nivel de calidad como primíparo filmmaker. Julianne es el sumun de la mujer elegante y distinguida ¿cuándo no?, en el rol de la única verdadera amiga de George, por ser su igual. Kenny, alumno adolescente de George pone a prueba sus sentidos y su lealtad para con la memoria de Jim.
Ford se luce con su primer filme. El afamado diseñador de Gucci, ahora con marca propia, realiza un filme serio, elegante, de alta categoría, para mostrar los últimos días de un hombre en duelo por su amante fallecido.
Las actuaciones son de gran calidad. Una de las mejores del flemático inglés Colin Firth y una de las siempre impresionantes demostraciones de categoría de Julianne Moore. Es una película cuyos elementos revelan distinción, de unos tiempos que marcaron el “american way of life”, contrastando con la profunda tristeza de la soledad y sensualidad de la alta clase.

GUERRA DE DIVISAS? ¿China vs Estados Unidos ¿yuan vs dólar?


Es una frase que se ha puesta de moda, como todas, pasajera. Guerra habría si los tipos de cambio fueran fijos, pero hoy no lo son para ambos países.
La emisión interna de moneda de los Estados Unidos, a causa del “salvataje” a sus grandes empresas afectadas por la crisis del 2008, ha generado un flujo amplio de dólares. Las empresas exportadoras de Estados Unidos y Europa están encauzando de manera fácil sus flujos de bienes y servicios, como también de inversión directa, a otros países, en vista de la baja demanda en sus mercados internos, pero gracias también a revaluación de muchas de las divisas menores. Igualmente, los activos financieros se han desplazado a países de menor desarrollo, vendiéndoles papeles de bolsa, presionando bursatilización en economías menores y encaminando todo a una lenta pero segura estrategia de traslado de las crisis mayores.
Este conjunto de fenómenos se da en un escenario de depreciación de las monedas “fuertes” en mercados libres como Estados Unidos, Japón y China, en ese orden.
Una primera causa del desacuerdo alrededor de políticas que intenten devaluar las monedas apreciadas para recuperar los niveles pasados, es que el Fondo Monetario Internacional mantiene en gran parte de ellos la indicación de permitir que las balanzas de pagos muestren la realidad de los mercados y por tanto no es bien visto intervenir en mercados monetarios pues esto afectaría la confianza de inversión y la calificación financiera desde afuera.
Una segunda razón es que el sector de los importadores nacionales de algunos países, desarrollados y en desarrollo, se ven altamente beneficiados con las compras baratas del exterior, lo cual les conviene a todos en un escenario de crisis. También las inversiones de países desarrollados en el exterior se ven beneficiadas al entrar a éstos con muy bajos costos y, por tanto, con mayores utilidades posteriores.
Una tercera razón, es que países de gran tamaño poblacional e importancia en mercados internacionales, como son China, India, Brasil, Rusia, por ejemplo, tienen altos volúmenes de activos en divisas “fuertes”, por lo cual no intervienen puesto que pueden formar “burbujas” encareciendo una moneda de manera ficticia y generando posteriormente una recaída que no conviene. Los activos mancomunados en divisas tienen casi atadas las manos de China. En la Unión Europea, la composición de las grandes deudas entre países, lo que se adeudan entre sí, creció de manera enorme por lo cual muchos de ellos han entrado en crisis graves de empleo y demanda, así como en cesación de pagos. Esto significa que los ajustes en gran parte se realizan a nivel contable de las balanzas mediando cruces de cuentas hasta donde es posible, con lo cual los flujos físicos de divisas no se producen en buena proporción dejando de ejercer presiones de oferta que incidirían en las monedas. Otra razón coyuntural es que los niveles de precios son realmente bajos en el contexto global, con excepción de algunos commodities y, por ahora, las fluctuaciones cambiarias no se están transmitiendo directamente a la inflación, ello explicado principalmente por una baja de las demandas internas a nivel global. Sin embargo, como se ha visto algunas materias primas han visto elevar sus precios internacionales de manera exorbitante, lo cual ha encauzado flujos de divisas a favor de sus exportadores, contribuyen aún más a la revaluación de sus monedas.
Guerra no hay. Guerra existe cuando los contendientes pueden esgrimir sus armas unos contra otros, no cuando ambos deben mantenerlas envainadas por mutuo temor.