El salmo 82:6 y 7 contiene entre varias, las frases que dan origen al elegante título de una película con puesta en escena objetiva y argumento subjetivado, que difuminan un tanto su expresividad artística:
“Yo os dije: 'Vosotros sois dioses; todos vosotros sois hijos del Altísimo… Sin embargo, como un hombre moriréis y caeréis como cualquiera de los gobernantes”.
Esto hace referencia a un hecho real que ocurre en la región del Magreb, al otro lado del Mediterráneo francés, en la conmocionada Argelia de los años noventas, a donde habitaba una comunidad de monjes católicos cistercienses del Tibhirine, involucrados con la comunidad desde 1993 hasta su secuestro y posterior masacre decapitados en 1996, aparentemente por terroristas islámicos. Esta inculpación nunca se comprobó, existiendo también la hipótesis de que pudieran haber sido autores algunos agentes del gobierno sunnita islámico. Argelia recién entraba de un sistema unipartidista hasta 1988, habiendo legalizado el multipartidismo y al Frente Islámico de Salvación, FIS, que ganó las elecciones municipales y la primera vuelta de las legislativas de 1991. Sin embargo, el ejército decretó el estado de urgencia impidió asumir el poder al FIS, desencadenando una guerra civil liderada por diversos grupos armados, el Ejército Islámico de Salvación y el Grupo Islámico Armado se enfrentaban en ofensivas rebeldes y las contraofensivas oficiales. Los militares gobernaron hasta 1994 mientras los grupos fundamentalistas continuaban buscando desestabilizar al gobierno central.
Este país es 99% musulmán sunita y solo un 1% católico y judío, proveyendo un escenario en el cual la orden cisterciense, conocida como orden del Císter o Santa Orden del Císter, de origen monástico y católica reformada, era un grupo advenedizo. Se deriva su nombre de la Abadía de Císter fundada por Roberto de Molesmes en 1098, cerca de la antigua Cistercium romana, localidad cercana a Dijon, Francia.
El interés del director francés Xavier Bauvois es hacer un documento fílmico subjetivo sobre lo que pudieron haber sido los días previos al mortal desenlace, discurriendo alrededor de las cavilaciones de los monjes con vocación de martirio, pero hombres al fin y al cabo. Los diálogos con la comunidad son naturales con personajes reales y sin profesionalismo actoral. La escenografía interior es bien iluminada y la exterior colmada de bellos paisajes. Los hábitos de los “monjes blancos”, denominados así en contraposición con los Benedictinos, o monjes negros, impacta visualmente. Las tomas de cámara son simetrizadas haciendo bellas imágenes de misas, rezos, comidas y conversaciones.
Lambert Winston y Michael Londsdale son los mismos actores que siempre han sido, el primero en una serie de filmes de poco valor e interés y el segundo en numerosas apariciones en películas de taquilla (“Agora”, “Los fantasmas de Goya”, “Ronin”, “Munich”, “El nombre de la rosa”, “Moonraker”) apareciendo siempre de manera fugaz como la “conexión francesa” del personaje que llega a Europa necesitado de curaciones, documentos falsificados o datos de enlace.
La música ambiental es de enorme fuerza reflexiva, pero predominan los silencios. Tchaikovsky es usado en algún momento cumbre de la cena con un aparte del crescendo de su obertura del “El lago de los cisnes”. No obstante, de toda la fórmula utilizada surge un cierto tedio de espectador salpicado de pequeñas sorpresas armadas. Los diálogos sobre cobardía y valor son farragosos. Se puede resumir como un documento histórico subjetivo con objetividad técnica, que llamó la atención del festival de Cannes en 2010.