sábado, 16 de enero de 2010

Invictus (Morgan Freeman como Nelson Mandela)



Invencibles, es producida y dirigida por Clint Eastwood. Es una película basada en el libro de John Carlin "The Human Factor: Nelson Mandela and the Game That Changed the World", cuyo texto se lee actualmente en Colombia dentro de las universidades en temas políticos relacionados con la reconciliación y el posconflicto (Carlin, John. El factor Humano. Seix Barral. 2009).

La producción

La productora Malpaso, es esa empresa que inició el vaquero Eastwood con los US$270.000 que se ganó con su participación en el clásico de Sergio Leone “The Good, the Bad and the ugly”, con el ícono del cowboy del poncho y el cigarro “the man without name”, de la trilogía del dólar, y en la cual ha hecho toda su filmografía, dentro de la que recreó ese otro ícono de “Harry el sucio”, que alcanzó cinco partes de una saga policiaca del detective Callahan, además de ganar oscares y otros premios como director y mejor película en “Los Imperdonables”, el western de aquellos pistoleros arrepentidos, y “Million dólar baby”, la recordada camarera boxeadora que llega a la eutanasia. En estas películas le ha acompañado su amigo Freeman durante dos décadas (Clint tiene uno de siete hijos llamado Morgan), quien esta vez hace un respetable Nelson Mandela.
El filme utiliza imágenes originales de archivo que obligan a Eastwood a “emparejar” color con escenas filmadas en marzo de 2009. Este es una de las películas más planas de la buena obra de Clint. Se habla de que ha de estar en la lista de nominados de este año, pero quizá esto sea pensar con el deseo. Si lo logra, habrá un factor político impulsando los posibles premios.

El contexto

Nelson Mandela sale de la cárcel en 1990 luego de 26 años de llevar el número 466/64, gracias al ofrecimiento de Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, quien cede para iniciar el desmonte de la segregación racial entre un 83% de negros y un 17% de blancos en el poder. Mandela y De Klerk compartiría el Premio Nobel de la Paz en 1993, y luego de las elecciones de 1994 serían ambos el primer presidente negro de Sudáfrica y el vicepresidente de una política de reconciliación nacional que buscaba transigir con el oponente partido Inkhata de mayoría zulú. Mandela gobernaría hasta 1999, con el interés básico por el proceso de transición acerca del cual creía que era indispensable eliminar los miedos a la contraparte, tanto de blancos como de la población negra.

La historia

Mandela se propone luchar contra la percepción que la población negra sudafricana tenía del rugby, un deporte del poder blanco, para lograr "que todos, blancos y negros, pelearan por un objetivo común" y "reconciliar las aspiraciones de los negros con los temores de los blancos". Se vale del Mundial de Rugby de 1995 para que los Springboks, símbolo de la etnia opresora, fueran vistos como bandera nacional por encima de las brechas raciales. Cuando se llegó la fecha del mundial, la población negra, que no había jugado este deporte, ya lo conocía y lo aceptaba gracias a las giras de los Springboks por el país.
Paradójicamente, gracias a Mandela, este equipo de rubios (solo había un jugador negro) aprendió un himno en lengua zulú, que se había cantado en las protestas de los negros durante décadas en sus manifestaciones contra la minoría blanca dominante.
La selección sudafricana vence en el último minuto a los legendarios e invencibles All Blacks, y su estrella Jonah Lomu, de la selección de Nueva Zelanda por 15-12, con la ayuda de la estrella de rugby Francois Pienaar (Matt Damon). Con este partido se dio terminación al boicot deportivo mundial que el país había sufrido cerca de una década, utilizando el deporte más preciado en los países del área.

Resultados

En la realidad: el libro base del guión fílmico ha hecho énfasis en el factor humano, aquel que depende de las figuras representativas, de su influencia, de su carisma, de su liderazgo. Mandela y Pienaar, en el filme de talante deportivo, Mandel y De Klerk, en la vida política real.
Es por ello que la preocupación de Eastwood no va más allá del juego como un momento de emoción de masas en 63.000 espectadores y 43 millones de sudafricanos. Las bambalinas políticas de este momento, quizá agigantado por el peso bibliográfico y de prensa, han quedado en la sombra solo para historiadores y eruditos.
Se dice que el papel histórico de Mandela fue el de ser símbolo concreto de reconciliación racial, nada más. Las izquierdas se defraudaron con la afirmación de que se mantendría el capitalismo como modelo. Los resultados sociales y económicos no han sido los mejores: una población, un PIB total y un PIB percápita, similares a los de Colombia que, sin embargo, representan el 25% de la economía del continente africano. Pero, debe aceptarse que al contrario de Ruanda, Namibia y otros preocupantes sitios de conflicto en África y el mundo, en Sudáfrica se ha aceptado la amnistía limitada en interés de la verdad y de la reconstrucción nacional como el camino a una civilizada paz sin segregaciones que Mandela representa.

En Invictus: Matt Damon es solo un jugador, sin tintes dramáticos ni carisma alguno. El tratamiento del director es quizá menos subjetivo de lo que se espera de un producto artístico. Morgan Freeman logra parecerse físicamente al “Ghandi sudafricano”, al líder que reconoció estando en la cárcel que la lucha armada no era la vía.
En su rol demuestra un tardío y senil interés por el "rugby", a pesar que expresa haberlo jugado de joven, que lo “desocupa” de los problemas importantes en el manejo del Estado. Esto último, posiblemente, un verdadero reflejo de lo que fue el importante, pero fugaz, paso por el poder del personaje representado.
Corolario: ojalá Mandela sobreviva de sus achaques actuales de salud, con 92 años, y pueda asistir al campeonato mundial Fifa, de fútbol "soccer", que celebrará Sudáfrica como sede a partir de junio 11 de este 2010.