sábado, 31 de mayo de 2014

NINFOMANÍA VOLUMEN 2 (NYMPHOMANIAC VOLUME II)

La segunda parte de la última película de la trilogía de la depresión de Von Trier cierra el círculo de Joe y Jerome, con la mediación de Seligman. Lars se ubica como el gran especulador de la psiquis cuando adjudica la adicción sexual de Joe al machismo prevalente en todas las culturas. Para llegar a semejante diagnóstico Trier pasa por el condicionamiento sadomasoquista para reactivar el sentido erótico perdido temporalmente por Joe. Charlotte, la hija de los recordados Serge Gainsbourg y Jane Birkin, se introduce demasiado en su rol hasta dejar un cuestionamiento acerca de las fronteras entre actuación, erotismo, porno y respeto de sí misma. Como Joe, permite que la mano de Jamie Bell (en el capítulo de “La Iglesia oriental y occidental - El pato mudo”) se introduzca en su vagina mostrando luego a la cámara la lubricación conseguida a punta de látigo romano.
En el capítulo de “El espejo”, Joe trata de “autocurarse” de su “enfermedad” deshaciéndose de todo lo que pueda traerle recuerdos de deseo erótico. En el último capítulo sobre “La pistola”, posiblemente sea un olvido de quitar el seguro al arma o el subconsciente, según Seligman, lo que salva a Joe de asesinar a Jerome. Finalmente, el círculo se cerrará cuando el virginal Seligman trata de acceder sexualmente a Joe, excitado por la serie de relatos de las aventuras sexuales de esta. La oscuridad no resolverá el enigma final de lo que ha de pasar, sabiendo que Joe tiene el arma y se encuentra sorprendida por la reacción de su terapeuta ocasional. Trier fantasea y resta toda precisión científica sobre la adicción, jugando con estas marionetas actorales reconocibles (Defoe, Skarsgard, Bell, entre otros) que se desnudan y obtienen orgasmos de diversas formas. Trier tiene innegable represiones e insatisfacciones que traduce en su guión y especula con lo que supone una serie de diversas terapéuticas psicosomáticas para dar explicación aparente a la ninfomanía. Una película interesante en sus dos volúmenes, pero no por ello respetable ni digna de ser calificada de creatividad o, mucho menos, de genialidad. En el transcurso de estos relatos visuales de Trier permanece en la mente la remembranza del escritor de Sade en obras, estas sí serias, como Justine o Juliete.

sábado, 24 de mayo de 2014

LA GRAN BELLEZA (LA GRANDE BELLEZZA)

Este film ganador del año 2013 en Oscares, Globos y Baftas, lo que la hace película del año, ha sido dirigida por joven Paolo Sorrentino (43), el mismo escritor/director de ese oscuro, pero documental y dramatizado asunto biográfico sobre Giulio Andreotti (“Il Divo”), siete veces primer ministro italiano durante 45 años de la vida política de ese país. Sorrentino es el alter ego de la Roma actual y decadente, como lo fue en su momento Federico Fellini. En “La gran belleza”, el personaje de Jep Gambardella (Toni Servillo, actor de 5 de las 7 películas de Sorrentino) es un literato de opera prima, y nada más. Vive del éxito en su pasado y no se siente capaz ni sensible de haber encontrado “la gran belleza” para despertar su musa y continuar escribiendo algo más que es primera novela. De alguna forma, Jep es consciente de la mediocridad de su entorno social y de la mediatez interpuesta entre él y su siguiente e imaginaria obra. Jep es un hombre de mundo, un vividor y mujeriego, de suaves maneras y aparente pensamiento profundo. Le conocen todos en Roma y el mismo conoce a todos lo que importan de fuera y dentro de la ciudad e Italia. Acaba de cumplir sus 65 años, le agotan el hastío y la falta de luces que incentiven su siguiente creación. Y siente pena y frustración por el estado de la sociedad que es igual que el de su propia interioridad. ¿Qué es lo que tiene de genial Sorrentino? Que este napolitano sabe de las mediocridades de la Ciudad Eterna y las traslada a su Giulio Andreotti, en “Il Divo” y a su Jep, en “La grande bellezza”.
Jep observa a políticos, empresarios, funcionarios, divas, prostitutas, religiosos y mafiosos, artistas y celebridades, en general, como una forma de “scope” de la clase alta italiana y su desidia infantil.
Pasea a sus amantes, las utiliza y uno de los periplos es el de hacerse a las llaves, para paseos en pareja, de mansiones, sus pasadizos y salones, las bibliotecas, los jardines plenos de obras de arte, dentro de los antiguos palacios de residencia de las privilegiadas familias nobles. El simbolismo es claro: riqueza artística admirada por el mundo a través de siglos, producida por generaciones centenarias, pertenecientes a una cohorte actual de bellos y no tan hermosos, de sofisticados y cultos, pero inútiles seres humanos. Este cuadro, junto con el dibujado en su filme sobre “Il Divo”, podría extenderse como un paisaje de gran parte de la Europa contemporánea. De ese primer mundo, en el cual se concentra la historia universal en un territorio poco más del doble que el colombiano, que vive de sus recuerdos, que vende sus postales en forma de turismo como única industria permanente, que es añorada por el viajante internacional, pero que ha cometido todos los errores políticos imaginables. Una Europa central dormida en sus laureles de antaño, con una población incapaz de continuar con la genialidad de los siglos pasados y atenida a las finanzas y los productos de Alemania y Francia, contando, como Jep, con el recuerdo de una sola obra, mirando la soledad mediocre en derredor y sin hallar “la gran belleza” que le ayude a salir de la gran crisis general en que se encuentra.

jueves, 22 de mayo de 2014

GODZILLA

“Gojira” cumple 60 años, lleva 30 películas a su nombre y debe su nacimiento a efectos especiales japoneses, bien artesanales, que dieron origen a una bestia mítica producto de los temores a vidas mutantes como posible resultado de los bombardeos atómicos de la segunda guerra mundial. Luego que dejó de ser producido por japoneses, Roland Emmerich lo retoma hace 16 años con efectos hollywoodescos, sin lograr un interesante resultado pues todo debe ser insistentemente mostrado en la noche y la historia debe seguir el simple relato original. Eso mismo pasa en Godzilla 2014, del director Gareth Edwards, nada conocido.
Este tipo de películas va dirigido a niños, adolescentes y nostálgicos. Por ello, suelen darse salarios interesantes para quienes colaboren en halar taquilla en el poster. Eso es lo que hace Juliete Binoche (“Chocolat”), para promover el producto en Europa; Ken Watanabe (“Inception”), para llevarlo a Oriente; Bryan Cranston (“Breaking bad”), o David Strathairm (“Good night, good luck”), o Aaron Taylor-Johnson (“Kick-ass”), o Elisabeth Olsen (“Red lights”), para hacerlo reconocible en el mercado interno de los Estados Unidos. Las condiciones indispensables, aparte de ser medianamente conocido es tener el histrionismo de la cara de sorpresa y expectativa, para mantener la tensión necesaria hasta que llegue, por tomas parciales y mostradas paulatinamente, pasados ¾ de la película, el magnífico monstruo (más iguana que dinosauro), acabando ciudades con su corpulencia de 150 metros de altura, de noche para abaratamiento de FX y seguimiento de la tradición. Todo ello a un costo de US$160 millones, que se recuperan con relativa facilidad, con el guión sobre esta bestia, que no odia a la humanidad sino que pacíficamente sale a defenderla, para finalmente regresar a las profundidades del mar, a hibernar hasta el siguiente intrascendente film.

domingo, 4 de mayo de 2014

EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA 2: LA AMENAZA DE ELECTRO (THE AMAZING SPIDERMAN 2 RISE OF ELECTRO)

Esta es otra de las sagas cinematográficas que se convierten en minas de oro. En el 2002, con US$140 millones se producen US$820 millones; en el 2004, con US$200 se retornan US$780; en el 2007, US$258 generan US$890; en el 2007, US$230 se reciben por taquilla US$750. Ahora con un presupuesto de US$255 millones, han de esperarse más de US$750 millones. Resulta que esta secuencia de margen bruto ha ido en baja; 83%, 75%, 71%, 69%. Ahora deberían recibirse mínimo US$830 millones para obtener un porcentaje apenas igual al de la anterior entrega. Las tres primeras mostraron una tendencia decremental tal que ello fue quizá el motivo de pensar en un “reboot” del personaje. Sony sale de la franquicia y deja a Marvel Studios y Columbia con el negocio. Pasar de “Spiderman” a “The amazing Spiderman” significó desde la entrega pasada que Sam Reimi dejara el paso al director Marc Webb y Toby McGuire, cediera el vestuario a Andrew Garfield. Aparte de posibles explicaciones para la necesaria renovación del superhéroe. Pero no es solo eso, ni los intereses de la franquicia, sino de la relación ere el Universo Marvel 616 y el Ultimate Marvel, según los conocedores.
Lo que importa, aparte de cambios provenientes de los creadores del comic y sus versiones a través del tiempo, es que en esta entrega 5, siguen estando los lugares comunes del gran público de estos personajes; el adolescente. Peter Parker se enamora, vive en la casa de su tía, recuerda a sus padres, confronta sus valores con la cruda realidad, domina el mundo material (como Spiderman) de la manera en que el joven común desearía hacerlo, es delgado y ágil, no es valiente pues simplemente lo que no conoce es el miedo. El lado malo de la humanidad está en las empresas tecnológicas que se disputan un algo, así como en los amigos de infancia que se convierten en adultos con intereses por encima de la amistad. En “The amazing Spiderman; rise of Electro”, este archienemigo quizá no se roba el protagonismo. Parece impactar más el de Harry Osborn o Duende Verde que, incluso, puede estar mejor representado que en la primera entrega. Un aspecto importante para el mercadeo es que cada película se puede ver sin su precedente, lo que quizá buscaban igualmente los dibujantes de los años sesentas para renovar sus ventas y de lo cual vienen los diferentes universos Marvel como estrategia comercial.