domingo, 16 de mayo de 2010

TRES MONOS


No escucho. No veo. No hablo. Ello explica el título de este interesante filme turco, que hace referencia a los conocidos tres monos originales de una escultura de madera en el santuario de Toshogu, al norte de Tokio en Japón, cuya reproducción tiene múltiples versiones decorativas desde el siglo XVII. Los monos (saru) se llaman Kikazaru (no oye), Iwazaru (no habla) y Mizaru (no ve).

Pero, en la película que nos ocupa, la referencia se hace respecto al padre, la madre y el hijo de una familia común de clase media baja. Nuri Bilge Ceylan (51 años) y Ebru Ceylan (su esposa) realizan un coguión para que el primero lo dirija (se le recuerda por “Los climas”).

La escenografía es urbana, solo para respaldo de los actores. Nada más. El lente no se pasea ni adorna. Los objetos no se ubican de manera pretenciosa. Ceylan es el más natural de los filmakers que se pueden hallar hoy, con una indudable influencia del estilo francés. Ha sido premiado tres veces en Cannes y ahora en 2009 fue uno de sus jurados. La película fue coproducción turcofrancesa nominada a los Oscares de 2008 para mejor película extranjera.

La pequeña familia turca retratada por los Ceylan de manera magistral, no requiere de efectos especiales ni música de fondo. Con cámaras fijas, la mayor parte del filme es estructurado en largos silencios, elocuentes rostros y miradas que comunican hondamente. Ceylan trabaja al límite del minimalismo sin restar capacidad de transmitir y absorber.

Ninguno de los tres personajes principales quiere reconocer su condicionamiento al dinero del político que quiere salvar su candidatura del descrédito por un homicidio automovilístico accidental. El padre paga cárcel por un pago mensual y una suma final. La madre resulta infiel por interés y enamorada por destino. El hijo acepta ser sobornado a través de la madre. Padre e hijo se cuestionan la intermediación de la madre en la venta de sus conciencias, pero alzan el dedo acusador contra ella misma. Amor conyugal y amor filial se traicionan por tácito y mutuo acuerdo. Ninguno de los tres tiene la valentía de rechazar la común ruptura de valores, aunque la frase redunde.

Este microcosmos de “Three monkees” refleja una situación que no siendo generalizable es de carácter universal. El poder del soborno enfrentado a las necesidades humanas, en forma de dinero o de sexo, destruyendo dignidades y valores familiares ante lo cual la defensa de los débiles es ensordecer y enceguecer, en silencio.

CUARTO CONTACTO (fase o tipo, dependiendo del país)


En la onda de “La Bruja de Blair”, “RECs”, o “Actividad paranormal”, este producto mejora la factura y llega a ser algo más creíble si el motivo final del argumento no fueran los extraterrestres que inundan la ficción científica, escrita o fílmica.

Milla Jovovich se ubica en el número 49 de los Estados Unidos, Alaska, para intentar convencer al público que los Unknown Flying Objects, UFOs, resultado de las investigaciones de Josef Allen Hynek (1919-1986), además asesor de Steven Spielberg en “Close Encounters of the Third Kind” (hace ya 33 años), se deben a la existencia de seres extraterrestres. Esos seres nos vigilan, nos visitan, nos contactan, o nos secuestran (en Ufología, las abducciones alienígenas).

La doctora Abigail Tyler juega con el público en tres dimensiones temporales. La primera es una falsa grabación de videos que se nos presentan como reales, La segunda, es la dramatización paralela de los mismos (la propia película, en la cual se incluyen los primeros) y la tercera somos los desprevenidos miedosos que creeríamos que la primera es cierta. La doctora Tyler del video presenta una cara terrorífica, por famélica y alienada, que busca convertirse en ícono del terror cinematográfico, compitiendo con la chica del “Aro” cuya cabeza semioculta con un largo cabello ha asustado tanto a orientales y occidentales.

Con algunas remembranzas de Linda Blair en “El Exorcista”, se acude a lugares ya comunes de la historiografía del cine de miedo. Uno es la voz ronca que nos habla desde el otro mundo, en este caso, dentro del universo celeste, a través de un humano. Otro es la levitación que genera el conocido daño de unas vértebras a quien la hace sin su propia voluntad. Finalmente, de otros filmes, la sombra redonda y oscura del platillo que vuela.

Escribe y dirige Olatunde Osunsanmi, su ópera prima, filmando en Bulgaria y California, lo que es denominado un “bulo” o noticia falsa. Charlotte Milchard, la actriz ficticia que hace el rol de la doctora Tyler, en el video, es producto de noticias creadas para la promoción del filme.

El juego consiste en crear un mundo ficticio que circule mediáticamente (periódicos, radio, internet). Luego aceptarlo como real y recrearlo cinematográficamente. Agregar un accidentado manejo de cámara o un video en tonos ocres que sirva de falsa evidencia. Posteriormente jugar con simples sorpresas que se conviertan en sustos para el desprevenido espectador, no sin antes hacerlo pasar por la taquilla, para pagar por una chocolatina regular con un último mordisco sin sabor.