miércoles, 2 de diciembre de 2009
Los bastardos sin gloria
Los “inglouriouos basterds”, o bastardos sin Gloria, de Quentin Tarantino, es una muestra de parcial maduración de su estilo, pero también un indicio de retroceso en su prestigio personal ganado con méritos desde la dirección de “Reservoir dogs” en 1994, la segunda de doce películas, de la cuales en promedio, y con excepción de algunos títulos, ha sido también guionista, productor o actor.
Tarantino es un director de culto entre los más jóvenes o entre los más conocedores. Su cine puede catalogarse como “de autor”. Sus escenas se identifican por el tipo de violencia utilizada, por la música de fondo, o también por el tinte western de su tono. Su obra cumbre es Pulp Fiction, aunque Kill Bill I-II es, a disgusto de mucho pero de manera innegable, la confirmación de un talento especial.
Tarantino admira sobremanera a Sergio Leone, el director de la trilogía del dólar, de las incunables primeras películas de Clint Eastwood como actor y, además de un cine de gansters (Once upon a time in América, Robert de Niro) que se confunde en su estilo con el de Francis Ford Coppola. Este fe el cine que llenó la infancia de Tarantino, nacido en 1963. Completó su formación autodidacta con filmes de artes marciales y como archivista de cine clásico.
Inglorious Basterds se divide en cinco capítulos, una característica de Tarantino en casi toda su filmografía.
El Capítulo uno, se titula “Once upon a time”, en la que el homenaje a Leone es evidente. Utiliza el sonido clásico de Morricone y los close up a sus personajes. Es acá donde se comienza a lucir como actor Christoph Waltz, un austríaco de 53 años, políglota sin duda pues hace alarde del francés, inglés, italiano y alemán, en el desarrollo mismo de su papel. La crítica mundial destaca este rol con el cual ya ganó Hollywood Awards y Cannes este año. Es indudablemente, un deleite observar su trabajo. No obstante, Tarantino lo mata en el segundo capítulo para revivirlo luego desde el tercero sin explicar este capricho de la historia.
El Capítulo dos da el nombre a la película: Inglouriouos basterds. En este hace el director y guionista un homenaje a Robert Aldrich y su conocida The Dirty Dozen, traducida como Doce del Patíbulo.
El Capítulo tres se titula “Germany night in parís”. Acá Tarantino homenajea al cine, a la sala de cine, al cuarto de proyección, a las latas y cintas. Desliza en los diálogos una serie de realizadores alemanes y franceses, muestra posters en las paredes e introduce en el tema el trabajo de Ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels.
El Capítulo cuatro, precisamente por lo anterior, se llama “Operation Kino”, insinuando el uso del kinetoscopio por parte de la propietaria judía de la sala a la cual asistirán Joseph Goebbels, Heinrich Himmler, Hermann Goering, Martin Bormann y el mismísimo Hitler.
El Capítulo cinco, “The revenge of the giant face”, hace alusión a las escenas filmadas para amedrentar al público al momento de quemarlo vivo en el teatro. La muchachita judía, la actriz Mélanie Laurent (actriz de “París”, 26 años), que se había salvado del primer capítulo tiene la oportunidad de vengarse del gabinete alemán riéndose en pantalla gigante, permitiendo que se gane la segunda guerra en este único hecho terrorista de la resistencia francesa.
La ficción es total, el hilo conductor se rompe en unas cuantas partes, y Tarantino termina su obra.
¿Dónde está Brad Pitt? Al decir de las niñas jóvenes, envejecido, anacrónico y actuando un mal papel sin mayores posibilidades y con acento de sureño estadinense. Error de Pitt.
¿Cuáles son los méritos de Bastardos sin Gloria? Los diálogos escritor por Tarantino son excelentes. El casting es una masa pura de talento: Eli Roth (guinonista, director, actor), Daniel Brühl (cara conocida por dos excelentes filmes: Good bye Lenin, Los Edukadores), Til Schweiger (actor, director, guionista y productor, con más de 50 películas, en su mayor parte alemanas y premiado anualmente por ellas), Benjamin Joseph Manaly “B.J.” Novak (actor, cómico, guionista y director), Steven Vincent Buscemi (actor y director, actor ícono de Tarantino). Diane Kruger hace un buen papel, que supera ciento por ciento el más reconocido suyo como Helena en “Troya” de Wolfgang Petersen.
¿Porqué logra Tarantino conglomerar tanto talento en sus películas? Por que representa un desafío de trabajo para actores y directores. En orden alfabético, solo los más conocidos nombres en Suramérica: Benicio del Toro, Bridget Fonda, Brittany Murphy, Bruce Willis, Carla Gugino, Chris Penn, Christopher Walken, Clive Owen, Danny Trejo, Daryl Hannah, David Carradine, Elijah Wood, Eric Stoltz, Harvey Keitel, Pam Grier, Uma Thurman, Jessica Alba, Josh Hartnett, Kurt Russell, Lawrence Tierney, Lindsay Lohan, Lucy Liu, María de Medeiros, Michael Keaton, Michael Madsen, Michelle Rodriguez, Mickey Rourke, Nick Stahl, John Travolta, Robert De Niro, Robert Forster, Rosanna Arquette, Rosario Dawson, Rutger Hauer, Samuel L. Jackson, Steve Buscemi, Steven Seagal, Tim Roth, Ving Rhames, entre otros tantos actores. Robert Rodríguez, Frank Miller y Oliver Stone, entre sus directores amigos.
Los bastardos sin gloria no aportarán a nadie más que a su “crew”. Tarantino es creatividad, respeto a la iconografía histórica del cine, irreverencia con los valores tradicionales, producción de bajo costo, buen selector de bandas sonoras ajenas, culto, taquilla y público juvenil. Es un laboratorio de prueba y a ese tipo de producción no se le niegan los talentosos, así no lleguen a alguna parte. A este tipo de directores les encanta el Once upon a time … érase una vez … como siempre han comenzado los cuentos para niños … y adultos.
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