viernes, 27 de agosto de 2010

“CHERÍ” (y “El Fin de Cheri”)





Colette (Sidonie Gabrielle Claudine Colette) escribió estas dos novelas y otras 15 más, dejando su nombre para la posteridad también en champañas y perfumes. Escritora insignia de la “belle epoque”, fue miembro de la Academia Goncourt a los 72 años y habitante eterno del cementerio de celebridades y monumento nacional Pére Lachaise, Dejó personajes memorables en su literatura como Claudine, Gigi y Cherí, además de
muchas frases memorables, una de las cuales viene a cuento: ”Hay menos maneras de hacer el amor de lo que se dice, pero más de lo que se cree”.

Este guión conjuga dos novelas sobre el joven Cherí, bien interpretado por Rupert Friend (29 años, recordado en “Pride & Prejudice”), el “bon vivant”, hijo de meretriz opulenta, que cae enamorado de una “vieja prostituta amiga de su madre” de 52 años, protagonizada por Michelle Pfeiffer (sobra rememorarla de “Scarface” o “Batman Returns” como CatWoman) como siempre muy suficiente en su rol. Cathy Bates es Madame Peloux, la amiga y, sin saberlo, “suegra” de Léa, de una manera muy ingenua y poco convincente.

Dirige Stephen Frears (70 años), quien comenzó como asistente en la recomendable “If...” de Lindsay Anderson en 1968, aquella historia de una alegórica revolución en una escuela secundaria con Malcom McDowell (el Alex DeLarge en “Clockwork Orange”) y que, luego en el 2006 filmaría “The Queen”, con Helen Mirren como su inolvidable Isabel II.

Las producciones fílmicas “de época” justifican el precio de la boleta, aunque quizá lleguen a poder ser catalogadas un tanto de aburridas. Su valor reside en convertirse en documentos cuasihistóricos. En este caso el referente es la “bella época”, más que por hermosa, por añorada, luego de la Primera Guerra mundial. Se gozaban las nuevas tecnologías de comunicación fotografía, telégrafo, teléfono y recientes revoluciones urbanísticos como el tranvía o la torre Eiffel, circundados por el “art Nouveau” en todas las expresiones sociales. Se expandió la moda universal de las exposiciones industriales en las grandes ciudades, pero también en las muy pequeñas con ínfulas de “city”. En Bogotá, el parque del Centenario albergaría la exposición Agrícola Industrial de 1910, de la cual queda el pabellón de “La Luz”, una de las primeras construcciones republicanas con base en cemento nacional.

Cherí personifica bien la teatralizada moda francesa y los matrimonios de conveniencia, el disfrute de los recientes automóviles, la práctica del box “aeróbico” y el ocio bien visto. Pero también, sin ser poeta, ni adicto a las drogas, sufrirá la suerte de Verlaine, Mallarmé o Rimbaud, quizá “maldito” … por el amor de Léa.

El Metro de Bogotá y el General...

No es de costumbre en este blog citar opiniones ajenas, pero en este caso se debe hacer una excepción. Acerca del tremendo error ciudadano que es llevar a cabo el proyecto Metro en la capital opina en el periódico El Tiempo de hoy, quien abajo firma:

"De las cifras, no del comentario de Peñalosa, que podría considerarse desfigurado por razones políticas, se deduce que a Bogotá la dejó el metro como solución de su agudo problema de movilidad urbana. Los costos comparativos con el TransMilenio son de tal magnitud, que sería necio persistir en la idea obsesiva del tren subterráneo. Lo que la lógica aconseja ante semejante realidad es concentrar todos los esfuerzos en la ampliación del TransMilenio, incomparablemente menos costoso, más rápido de construir y con más del doble de capacidad transportadora por trayectos similares. La Nación ha fijado ciertas condiciones para aprobar el empeño bilateral. Importante verificar si las condiciones se cumplen o simplemente se allanan sobre cálculos optimistas, que resultan superados billonariamente por la realidad, los sobrecostos, el engordamiento de bolsillos ajenos, los interventores que no intervienen, en fin, las mil maneras de defraudar a los gobiernos, que los protagonistas conocen mejor que nosotros".

"Conclusión: si el propio Secretario saliente de Hacienda descalifica el metro, aun sin proponérselo, los ciudadanos no podemos dejárnoslo embutir a la brava. De aceptarlo con resignación de borregos, estaremos prohijando la crisis que ciudad, nación y nuestros hijos habrán de sufrir en un futuro cercano".
alvatov2@yahoo.com
Álvaro Valencia Tovar

Sin embargo,habrá que aceptar que política y democracia suponen que los mecanismos previstos de todo orden, electoral administrativo, jurídico y presupuestal, den curso a las decisiones que pasan por las instancias primarias para ser ejecutadas por las gestionarias. El Metro se está "colando" como una irracional decisión gracias a la deshonesta propuesta del Polo y a la necedad de los funcionarios de turno en desconocer a la academia, los expertos, las cifras y, en general, la realidad y la razón.

Ver "Pastilla y sorbo amargo del METRO en Bogotá" más abajo en este blog