miércoles, 9 de mayo de 2012
LOS VENGADORES (THE AVENGERS)
Una nueva entrega de historias de superhéroes, esta vez de los nacidos en Marvel y en 3D, sistema que sigue siendo una lástima se oscurezca tanto en salas colombianas. A este tipo de productos de masas con gran éxito taquillero y de resultados siempre previsibles le suelen surgir enemigos gratuitos que, si bien suelen tener razón, hoy ya son anacrónicos críticos de algo que a las actuales generaciones no sorprende.
Una de las primeras veces que hubo sorpresa la recogió un libro, recordado en Latinoamérica, muy debatido pero menos leído, escrito por la pareja del chileno Ariel Dorfman y del belga Armand Mattelart, titulado “Para leer al Pato Donald: ideología imperialista en los cómic Disney”. En este pequeño formato de 112 páginas del año 1972, un análisis marxista sobre literatura de masas hizo referencia concreta a Walt Disney y al mercado latinoamericano con la tesis de que las historietas de esta importante productora de divertimento no sólo serían un reflejo de la ideología de la clase dominante, sino que, además, serían cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de dicha ideología. Así, mediante citas de expresiones y frases de historietas del Pato Donald, los autores soportaban el análisis del mensaje imperialista.
Allí, la fama, los precios, el mercado, los hombres de negocios, el armamento, el dinero, el tío rico, la astucia, la ironía y la constante mención de otros países, llevaban a concluir la subliminación política que conlleva la lectura de las aventuras de Donald, Rico McPato, los tres sobrinitos y otros personajes, sobre la mente infantil y la psicología de masas.
Cuatro décadas después, los mensajes “nacional imperialistas”, término ambiguo, no están semiocultos. Se debe recordar que Barack Obama, en su discurso de posesión de enero de 2009, envió un mensaje que promulgaba a su pueblo no avergonzarse ante el mundo por su modo de vida: “Con viejos amigos y ex adversarios, trabajaremos incansablemente para reducir la amenaza nuclear, y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No nos disculparemos por nuestro estilo de vida, ni vacilaremos en su defensa, y a quienes tratan de hacer avanzar sus objetivos provocando el terror y matando a inocentes, les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no puede ser doblegado, que sobreviviremos a ellos y los derrotaremos”...
Entonces, no resulta nada nuevo, se entiende que el pueblo norteamericano tiene sus miedos y sus fortalezas bien claros. Una de tales fortalezas es la parafernalia cultural con que cuenta a nivel de todas las artes, afirmación que puede generar debates admisibles, pero no debe negarse. En este sentido, luego de las artes clásicas, del cine y la fotografía, el cómic es considerado por muchos el noveno arte y una de las fortalezas de la cultura norteamericana. Sus principales musas Marvel y DC Comics, son organizaciones empresariales del tipo Disney que, como dice Stan Lee, pionero vivo y padre de muchos de los icónicos superhéroes del cómic, “al comienzo no nos preocupaba sino si podíamos pagar la renta y continuar”.
De Marvel Studios es “The Avengers”, dirigida por Joss Whedon, guionista de la primera “Toy Story” y del seriado “Buffy la cazavampiros”, entre otros juguetes fílmicos, con un costo de US$220 millones, es firmada, mediando un cameo final en una toma a pantalla de TV, por el mencionado Stan Lee, como ya es costumbre de este creador de 90 años, quien junto con Jack Kirby y Steve Ditko son padres de fundamentales personajes como el Capitán América, Iron Man, Hulk, Thor, Hawkeye y Black Widow. Este club de la justicia, competidor directo de la “Liga de la Justicia” de DC Comics, cumplirá en septiembre del año entrante medio siglo de existencia.
De “The Avengers” son un tanto desconocidas las figuras de Hawkeye y Black Widow, que nacieron un año después que los demás personajes originales que dan vida a la historia del filme. Surgieron como espías infiltrados, ella habiendo sido secuestrada de la KGB por agentes chinos que la hipnotizan para adentrarse en Industrias Stark, fue enamorada de Hawkeye, luego novia de Daredevil y, posteriormente, casada con el Capitán América y madre de su hijo. Hawkeye, por su parte, con participación menos dibujada es, desde 2006, en el papel, una mujer.
Pero los tiempos han cambiado. Steve Rogers / Capitan América (Chris Evans), muerto en el papel en 2007, ha resucitado. Tony Stark / Iron Man (Robert Downey Jr) sigue airoso de los embates del comunismo del siglo pasado, el Dr. Donald Blake / Thor (Chris Hemsworth) se hace protagónico y es quien da origen a la historia desarrollada en el presente filme, Natasha Romanoff / Viuda Negra (Scarlett Johansson), aparece sin tener nexo alguno con sus compañeros, el Dr. Bruce Banner / Hulk (Mark Ruffalo) seguirá siendo forzosamente un dibujo también en el cine, Clint Barton / Ojo de Halcón (Jeremy Renner) y Nick Furia (Samuel L. Jackson) completan el telón de fondo. El mensaje básico es que la guerra fría con el comunismo ha terminado y los antiguos espías son parte del equipo.
Pero el gran trasfondo de esta historia es que el emprendedor hombre de negocios de las empresas Stark es el héroe de verdad y que las tecnologías bélicas desarrolladas son necesarias para la defensa de la sociedad actual y sus máximos valores de libertad y democracia. La simpática personalidad irónica de Tony Stark, lo convierte en el superhéroe por antonomasia del siglo XXI y a los demás compañeros en empleados (Black Widow y Hawkeye), competidores (Nick Furia), soldados (Capitán América y Thor) y aliados estratégicos de la ciencia (Hulk). El mundo tiene su centro en New York y su distrito en Manhattan y defender esta urbe es salvar la civilización universal de la amenaza de Loki (Tom Hiddleston), hermano adoptivo de Thor (en antagónica disputa por el poder en Asgard, lo que hace casi necesario haber visto el filme “Thor”).
De todo esta entramado, un tanto diferente en el papel que en los filmes antecedentes, hay una inocultable apología de la industria bélica y su razón de ser en el equilibrio del capitalismo, del empresario como adalid del (des)orden establecido, de las alianzas posteriores a la “desaparición” del “socialismo real” como opción política y del triunfal desenlace que debe darse luego de los ataques del 11/11/01 que deben interpretarse como afrentas contra la humanidad.
Acá, las habilidades del “pequeñín y su martillo”, de “Légolas” y su arco, del “otro” y su furia, de la “Romanoff” y del “viejo” (sarcasmos de Tony Stark para aludir a Thor, Hawkeye, Hulk, Black Widow y Capitán América) son empleadas por el patrón de una empresa cuyo flamante aviso “Stark” queda destruido dejando solo en pie la “A” de Avengers y el sistema en reconstrucción.
Ser “genio, billonario, playboy y filántropo”, además de volátil y egocéntrico, supera las deficiencias del empresario y de no poder trabajar en equipo, las fortalezas físicas de otros, las destrezas de sus compañeros y los convierte a todos en marionetas del capital y defensores de la libertad y este orden conveniente. “The Avengers” es una retoma de la poderosa arma semiótica de los íconos culturales que ya no coge desprevenido a nadie y es un ingenuo producto para divertir a los jóvenes con ironías propias de una sociedad que rifa pocas oportunidades para una masa que ha de divertirse con la conciencia de su indefensión frente a las fuerzas establecidas de la industria y la aparentemente irremplazable actual organización del capital. Un sistema capitalista a ultranza que “con viejos amigos y ex adversarios, trabaja incansablemente para reducir la amenaza nuclear… y no se disculpará por su estilo de vida, ni vacilará en su defensa...”. Para ello, la industria bélica, los ejércitos obedientes al “capitán”, la ciencia y la tecnología aliadas, las fuentes energéticas del “cubo”, la astucia del hombre de negocios, siguen promulgados como valores prevalentes (a pesar de la verdad de las debilidades patentes del 2008) por Donald/Stark a los sobrinitos “Huey, Dewey y Louie”, o Hugo, Paco y Luis, que asisten en medio de la muchedumbre al cine de masas.
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