viernes, 17 de septiembre de 2010

LA CAJA (THE BOX)

“Button. Button”, una historia corta publicada en Playboy por Richard Matheson, en 1970, da origen cuatro décadas después a este filme, donde Cameron Díaz aplica su rostro alegre, y a veces cómico, en histrionismos de terror. Cabe recordar que a las estrellas suele desconocérseles sus calidades dentro de una valoración simple, común y prejuiciosa de que aquello que gusta al público masivo no tiene valores trascendentes.

Cameron Diaz hace a Norma Lewis, James Marsden (el Cíclope de “Xmen 2”) es Arthur Lewis su esposo y el excelente Frank Langella (“Frost/Nixon”, “Drácula” en 1979 y el odiado Clare Quilty en “Lolita” de 1997) realiza el rol de Arlington Steward, un diabólico personaje llegado a la urbe, que impresiona con su medio maxilar destrozado generando el imán de terror que liga con el misterio de su caja.

La dirección es de Richard Kelly, quien a la vez se encarga de “rendir” la short story original en un guión que cumple con este tipo de producto taquillero, para domingo en la tarde. Sus pocas obras (“Donnie Darko”, “Domino”, “Southland tales”) son productos interesantes pero poco difundidos, quizá por bajo presupuesto publicitario.

El científico ha perdido su media cara por un rayo que cae en laboratorio de la NASA, luego inventa la caja y desaparece. UN millón de dólares invitan de manera tentadora a pulsar (button) la caja, con lo cual morirá alguien en alguna parte del mundo. La caja seguirá luego su rumbo en periplo incansable tratando de dar castigo a los ambiciosos sin una ética mínima con su prójimo.

Se usan elementos de Shyamalan (“Sixth sense”) para adornar la edición con varios susto/sorpresa, que luego se combinarán con diabólicas manipulaciones del agua, llevando al clímax y un final no muy feliz. Este filme puede catalogarse como thriller SciFi y debe saborearse como un helado, sin mayores nutrientes, pero placentero.

Pastillita

Ojalá en los resultados finales de la ley de tierras no pase como en la producción del cine colombiano: se piensa tanto en grande que no se realiza bien lo necesario.

O, también, que el dinero es lo más importante, siendo las buenas y realistas ideas algo fundamental.

SANGRE Y AMOR EN PARÍS (Desde parís con amor) From París with love


Película francesa dirigida por Pierre Morel, bajo una idea de Luc Besson, guión de Adi Hasak. A Pierre Morel se le conoce recientemente por su buena “Taken” o “Venganza” (recomendable para quienes gusten del género) con Liam Neesson como padre salvador en París, enfrentado a una red de trata de personas, también con la idea central de Luc Besson.

La magia del asunto en este tipo de productos está en las ideas de violencia alocada de Besson, secundadas por directores que le comprenden. Como director quizá se haya agotado Besson como el mayor producto de exportación de la filmografía francesa (“The big blue”, “Nikita”, “León”, “The fifth element”, “Wasabi”, “The transporter”), entonces queda explotar sus violentas elucubraciones. Su obra más seria ha sido “Juana de Arco” con su exesposa Mila Jojovich (Alice de Resident Evil). Pero sus ideas permanecen como productor de éxitos de taquilla y como escritor de ideas que venden. Nótese la reiteración de la palabra ideas.

Charlie Wax (John Travolta) es mortífero, sagaz y sobrado. James Reece (Jonathan Rhys Meyers, Enrique VII de Tudors, Elvis en TV, Match Point) es casi un oficinista con algo de James Bond ingenuo y arribista en los intringulis de la diplomacia, una especie de enviado del DAS colombiano a utilizar tretas simples de espionaje. Katarzyna es Carolina, el eje del asunto.

Cuando se unen, Charlie, el agente estadinense, crece de forma violenta y James, el diplomático, se ablanda para aprender a sobrevivir en medio de una aventura de protección a una conferencia de paz. La cocaína, se mezcla con las balas, las bazucas con los automóviles lujosos y las mujeres se convierten en la mayor arma. El amor sirve para explicar la mezcla y sus solventes.

Travolta se repite a gusto de su público para aportar la “ambivalencia de los valores”, cuando se trata de la defensa del establishment enfrentado al terrorismo mundial que viene del Este. Los enemigos globales: el terrorismo antioccidente en combinación con el tráfico de armas y de droga.

“From Paris…” es ketchup que, aunque roja como la sangre, es indispensable para un “hot dog” dentro del teatro.