lunes, 12 de julio de 2010

EL KARATE KID (V)


Ralph Macchio y Pat morita protagonizaron en 1984 la exitosa versión del alumno y el maestro de karate. Ralph tenía 23 años (hoy tiene 49) pero un rostro de menor de edad que le permitía disimular sus destrezas reales de actor y deportista, adquiridas en cinco películas previas, para protagonizar el rol del niño novato e indefenso. Pat era el anciano maestro de 52 años (hoy tiene 78) con 108 películas a su haber. La saga alcanzó cuatro capítulos en 10 años, la final de los cuales, El último karate Kid, reemplazó a Macchio por una niña de 20 años, la hoy galardonada Hilary Swank (Boys don’t cry y Million dólar baby).
Karate Kid es una historia sencilla, estereotipada, pero efectista, del niño amenazado por compañeros de escuela que cuenta con la suerte de hallar un anciano maestro en artes marciales y aprende el valor de la disciplina mental y corporal para ganar finalmente un campeonato venciendo al compañero “abusón”.
Harald Zwart dirige la versión actual con el protagónico de Jaden Smith (hijo de Will, 12 años). En esta versión el niño si es un infante de verdad y el maestro, Jackie Chan, también es en realidad un experto, aportando los perfiles de los actores a la credibilidad de la historia.
Este filme es uno más, con taquilla segura por la presencia de Jaden y Jackie, y lo coproduce Will Smith, quien desde hace seis años es productor de sus propios filmes (I robot, I am legend, The Pursuit of Happyness, Hitch, Hancock y otra media docena más) luego de obtener poco más de US$250 millones por sus trabajos anteriores. Sin embargo, el tema genera lecturas más visibles que otros.
Una primera lectura es la reiteración de las sagas a corto y a largo plazo. A corto plazo una saga explota una misma generación enamorada del tema y a largo plazo un filme exitoso busca apoyo en el recuerdo para introducirse en una nueva generación de espectadores.
Una segunda lectura permite mirar hacia algunos actores que llevan sus destrezas personales al producto fílmico. Fisicoculturistas convertidos en superhéroes (Stallone), deportistas protagonizando historias correspondientes (Swank, Chan, Van Damme y muchos más). También hay los que se protagonizan a sí mismos en algunos filmes: Travolta (Be cool), Willis (Oceans Twelve), Schwarzenegger (Lasta action Hero), Julia Roberts (Ocean’s …, Un lugar llamado Nothinghill), Jolie-Pitt (Mr. and Mrs. Smith) y un gran número de ejemplos. El actor traslada su vida a la pantalla, el actor se personifica a sí mismo con nombre propio, el actor traslada su fama como temática de alguna película, etc. Y ello se convierte en atractivo para los espectadores.
Una tercera lectura, que arroja una película simple como El Karate Kid, es sobre el tema del matoneo en las escuelas, conocido universalmente como “bullying”. Matoneo recurrente, que hace parte de los miedos infantiles iniciales y de castraciones emocionales de muchos adolescentes. Matoneo que refleja la vida misma de violentos y pacíficos, de sucios (ahora “sin piedad”, le dice el maestro antagonista a su alumno matón, en el último round con el kid), de expertos y novatos. Matoneo que es tema preocupante en todos los países y que ha llevado, en Colombia, a poner en marcha investigaciones, controles y políticas educativas para contener un problema de mucha importancia a nivel escolar.
Por lo demás, este filme es un matinal dominical (ya no se distingue esta función), que podría haber sido más ágil en narración y edición, el público mayor de 12 años así lo exige, pues su cierta lentitud puede restar atracción en el “target” de mercado que busca.