sábado, 27 de febrero de 2010

EL CINETRÁFICO




Los costos

La industria fílmica mundial debe ser un sector organizado, profesional y experto. Genera tecnología de punta, entretiene, enseña, permite soñar, añorar y debe elevar un tanto los niveles del intelecto poblacional.

En dicha industria cinematográfica hay enormes capitales involucrados en producción, distribución y ofertas derivadas. Su producción ha reducido costos con base en tecnología digital, cámaras poderosas de bajo costo, alta definición, software de edición, ingeniería de sonido fácil.

A ello se agrega una reducción de costos en publicidad, con base en portales web con links, accesos a fotografías, artículos de interés, farándula, promoción de DVDs. Sumado ello, a la gratuidad que aporta la academia. Sus festivales, sus nominaciones fáciles, sus publicitados premios, sus alfombras rojas, promocionan las películas sin que los productores tengan que aumentar los presupuestos estimados.

Los grandes estudios construidos para el efecto han sido reemplazados por laboratorios digitales, un paquete de computadores de alta potencia, software sofisticado, fondos azules y actores hablando frente a ellos, con su propia imaginación, para luego agregar efectos especiales.

La competencia desleal

En este reciente universo fílmico surgen los oportunistas. Egresados, con o sin talento, de las nuevas facultades de “garaje” que en todo país se encuentran, desempleados de la industria seria, manipuladores de las reglas del mercado, explotadores del amplio mundo de salas de teatro y de sus distribuidores sorprendidos por la falta de asistencia del público.

Aparecen las “pirámides” fílmicas. Aporta tu la dirección, aporta producción, aportemos un poco dinero, contemos con tu reconocido nombre y recojamos frutos sin esfuerzo alguno. Todos participan, todos ganan, el público desprevenido pierde.

Pululan las nominaciones engañosas. Para una película común se mezclan ingredientes políticos altisonantes, se busca apoyo en algún libro medianamente escrito, se produce en un país con bajos costos y se promueve su nominación. La sola mención de este “reconocimiento” en un poster, jala al público, el cual desperdicia su tiempo. Se generan abstrusos debates intelectuales y se estafa al asistente a los teatros.

Los carteles del cinetráfico

Al igual que en las actividades ilícitas, surgen pequeños carteles, con una ruta, o capos temporales, con un gran “envío”. Surge un director “genio”, joven, desconocido, un pequeño apoyo financiero, un grupo de amigos dispuestos a divertirse jugando al gran cine, un lobbying para llegar a alguno o varios festivales. Todos dispuestos a hace recorrido internacional apoyados en un financiamiento externo, que proviene de las invitaciones festivaleras, y otro financiamiento interno, que proviene del paseo por la taquilla local de cada país y del escamoteo de unos dólares en el interminable recorrer con un producto mediocre bajo el brazo. A medida que se va haciendo camino resulta más sencillo adentrarse al siguiente festival o al siguiente mercado incauto.

Primera entrega: algunos ejemplos

Título: SÓLO PARA PAREJAS

Kristin Davis (Sex and the city), Vince Vaughn (Viviendo con mi ex –Jennifer Aniston-) Jason Bateman (Los secretos del poder), Jon Favreau (en la vida real director de cine, sinvergüenza, y actor), Ken Jeong (asiático poco conocido), John Michael Higgins ( La fea verdad), Jean Reno (Código da Vinci, Los ríos púrpuras), Carlos Ponce (transformado en acuerpado galán de segunda, ya con 24 películas medicocres), Kristen Bell (Gossip girl y Heroes, en TV), Malin Akerman (The watchman, 27 dresess).

Se reúnen unas caras conocidas, aportan sus dineros (producción y otras tareas son de la familia Vaughn, exesposo de Jennifer Aniston). Se programan un real “paseo” en grupo, lo filman con la experticia de unos subcontratados y le “meten la mano al bolsillo” a quien desea pasar una tarde plácida de domingo.

Título: EL LIBRO DE ELI

Denzel Washington (dos oscares, American Gangster, Día de entrenamiento …), Gary Oldman (Harry Potter, Batman, El Quinto elemento, Drácula, Asesino perfecto), Mila Kunis (Baywatch, en TV), Jennifer Beals (Flashdance; Law and Order, L world –TV-), Malcolm MacDovell (La naranja mecánica, Calígula, 135 películas más ¡!!)

La misma fórmula anterior. No hay respaldo de la industria seria y competitiva. Son un grupo de intencionados en desempleo. Se agrega fotografía oscura para ocultar todos los defectos visuales, se utilizan chatarras, locales de reciclaje, sitios despoblados. Se combina con invencible “héroe”, se adoba con expertos actores de renombre. Ellos ganan, el público pierde.

Título: PARANORMAL ACTIVITY

“Una de las más miedosas películas jamás vistas”, “…de todos los tiempos”, “genuinamente horripilante”. Se llegó a publicar en posters de teatros que Steven Spielberg la había calificado como “inteligente”.

Toda una mentira publicitaria. Un grupúsculo de personas adquiere dos cámaras, una de mano y otra al hombro. Se alquila un apartamento, se filma durante dos semanas a dos histriónicos personajes, se edita mediocremente. Se publicita engañosamente y se juega con el público. Ni los niños, ni los adolescentes, se atemorizan. Ríen, esperan al final y se dejan asustar por una sorpresa desprevenida en la última escena absurda en la que botan contra el lente un fardo que simula un cuerpo y la protagonista mira a la cámara con los ojos ensombrecidos de maquillaje oscuro.

Corolario:

Es realmente difícil para el común de quienes asisten al cine hacer distinciones de calidad. Mucho menos, anticipar sus criterios sin haber probado el producto que le ofrecen. La responsabilidad es de los distribuidores que adquiriendo cintas (discos, actualmente) baratas, obtienen mejores márgenes con la escasa asistencia. Es de acotar que siempre se han visto malas películas, cuya valoración dependía mucho más de gustos, niveles de cultura o desconocimiento de la estética y el lenguaje audiovisual.

Lo de ahora es competencia desleal en la cadena productiva del arte fílmico. Es un comercio de películas cada vez más mediocres en el nuevo fenómeno del cinetráfico.