martes, 28 de enero de 2014

ESCÁNDALO AMERICANO (AMERICAN HUSTLE)

En la carrera a los galardones del Oscar 2014 esta película es la más nominada. David O. Russell escribió el guión y la dirige, quizá animado por el éxito obtenido el año anterior en los premios de la Academia norteamericana con “Silver Linings Playbook” y sus ocho nominaciones, de las cuales alcanzó Jennifer Lawrence su reconocimiento como mejor actriz. Repite Russell con la música de Danny Elfman y las actuaciones de Bradley Cooper y la misma Lawrence. Como resultado, una buena comedia en la cual es precisamente Jennifer quien se distingue en medio de esta buena pléyade de actores. Christian Bale, Amy Adams, Jeremy Renner, Robert De Niro y el viejo Anthony Zerbe, de quien hace rato no se sabía en el cine, acompañan a Lawrence y Cooper.
Es una película de relativo bajo presupuesto con US$40 millones a pesar que el mismo Sindicato de Actores le dio el reconocimiento al mejor elenco lo cual significaría un alto costo, pero la época es de crisis en la industria y la estrategia usual es la de cooperativizar el trabajo para subsistir pues los tiempos de hipersalarios ya pasó. Lo más destacado es el ritmo de la narración y cierta mimetización de todos los personajes principales. Su desventaja, ser una comedia compitiendo con productos serios, y replicar el muy estilo inglés de Guy Ritchie. Una película buena de la ya larga tendencia de llevar al público a través de un poster lleno de personalidades, aunque algunas de ellas solo sirvan de relleno.

DALLAS BUYERS CLUB (EL CLUB DE LOS DESAHUCIADOS)

Este filme con más de 40 nominaciones y premios va por seis opciones de Oscar. Jean-Marc Vallée, su director canadiense, tiene pocas películas a su haber entre las cuales solo se distingue “The Young Victoria”. En la presente oportunidad toca el cielo cinematográfico con un producto de solo US$5 millones de presupuesto. Se cuenta la historia de Ron Woodroof, con base en un reportaje concedido en 1992 al periodista Bill Minutaglio, de la vida en sus últimos siete años de un homofóbico que se convierte en el ángel protector de muchos desahuciados por el sida. Matthew McConaughey se luce tras el esfuerzo de transformación en dejar su bronceado six pack y convertirlo en famélica figura blanca, cansado de gastar la mitad de su vida en papeles galanes y ser reconocido en muchas comedias románticas y algunos buenos filmes poco publicitados y menos exhibidos (“Killer Joe” de William Friedkin. “The paperboy” de Lee Daniels, por ejemplo). Con ello logra ganar más de una decena de premios ya obtenidos por este papel.
Jared Leto, el líder de “30 seconds to Mars”, por su parte mantiene su buena vena actoral con un excelente papel de travesti gay, luego de dos docenas de películas entre las cuales muchas de culto y ha caminado un trayecto similar al de McConaughey. Es así como la narración acerca de la manera en que “desahuciados” se agremian para realizar las compras de fármacos en búsqueda de prolongar sus signadas vidas resulta un tema nuevo y ello es parte fundamental del éxito de este filme. Por lo demás, todos los elementos técnicos y artísticos están bien manejados y sin exabruptos para complacer a la platea, lo cual es el principal mérito de “Dallas…”. Brad Pitt y Ryan Gosling tuvieron esta oportunidad, McConaughey lo logró. Leto le acompaña. La pregunta de siempre sigue siendo válida ¿por qué la desgracia humana sigue siendo una prueba necesaria para demostrar la eficiencia actoral? ¿A qué se debe que la belleza sea un supuesto óbice de talento (Berry, Theron…)? La respuesta podría ser quizá más amplia y estar en el hecho de que la humanidad ha buscado diempre nivelar las escasas oportunidades existentes a costa de comenzar por despreciar las ventajas innatas de los individuos.