sábado, 10 de agosto de 2013
LA CHISPA DE LA VIDA
A diferencia de productos como “Blancanieves”, Alex de la Iglesia siempre logra excelentes filmes. Con unos Us$50 millones ha realizado en 20 años más de una decena de películas que los cinéfilos tienen en su culto. Junto con Almodóvar o Guillermo del Toro, son de los primeros en las filas de la cinematografía desde México, bajando a Argentina y regresando hasta España. Solo que “De la Iglesia” no cuenta con la suerte presupuestal de un “Del Toro”. José Mota interpreta al creador en ficción del eslogan de CocaCola, en un difícil papel tragicómico que mantiene el interés a lo largo del filme. Mota es básicamente un humorista con la mal suerte de estar en varios de los filmes de “Torrente” (Santiago Segura), esos bodrios con buen presupuesto que se han conocido más en al bajo mundo del mercado pirata del cine. La mexicana Salma Hayek es un buen ancla en este producto típicamente “De la Iglesia”, un director que no defrauda.
TITANES DEL PACÍFICO (PACIFIC RIM)
De Guillermo del Toro vale más ahora su nombre que su estilo de dirección. Es un buen artesano del cine, pero se le ha visto posado en sus laureles de dirección, haciendo la producción de filmes taquilleros, no suficientemente a su altura. Lo óptimo suyo omo director, “El laberinto del fauno”, “El espinazo del diablo” o “Helboy”, como productor lo mejor “El orfanato”, lo mediano “Biutiful” o “Los ojos de Julia” o “Mama”. Lo demás es solo producción atractiva por su halo de gran cinematografista. Ahora vuelve a dirigir y producir esta buena mezcla -Godzilla-Transformer-. Del Toro es novelista, guionista y domina la industria, por lo cual no le quedan grandes los artificios de efectos especiales y le atraen los grandes dineros. Con “Pacific Rim” logra una buena combinación grandilocuente y hollywoodesca que recuperará fácilmente su presupuesto de US$190 millones (lo que quizá han costado juntas sus mejores películas). Juntando “Kaijus” y “Jaejers” de Rusia, Australia, China y Estados Unidos (Cherno Alpha, Striker Eureka, Crimson Typhoon, Gipsy Danger), apunta a una globalización de su metáfora acerca de que “solo venceremos fatalidades juntos”. Por ello los robots son manejados por gemelos o trillizos, como el de China, pues se necesita pensar al unipensamiento para responder con más fortaleza. Del toro ha dicho que si hay una saga creará un robot mexicano. Habría que aconsejarle que, para efectos de marketing y grandes mercados haga el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), como es de buen uso en las ciencias sociales hoy. El “cerco pacífico” es una película que se defiende bien, aunque no compite con la limpieza visual de “Transformers” o el sentimiento humano de “District 9”. Sin embargo, en este buen producto de entretenimiento, Del Toro si justifica bien la 3D, lo cual ha sido prácticamente inválido en las varias decenas de películas que han sido digitalizadas a esta dimensión, sin impresionar. Como en sus mejores productos, la artesanía computarizada de Industrial Light & Magic (George Lucas) está siempre innovando, además de la fotografía de Guillermo Navarro, quien impresionó a nivel mundial con el “Laberinto del Fauno”, siempre acompañando a Del Toro.
BLANCANIEVES
Con la estela que dejan 10 premios Goya, al parecer muy nacionalistas, Pablo Berger se ayuda de un buen elenco de nombres, como la muy española Maribel Verdú, Daniel Giménez Cacho (quien es bien conocido en Colombia con “Sístole Diástole” o “Perder es cuestión de método”) y Angela Molina (“1492”, “Carne trémula”, “Los abrazos rotos”). Los tres actores mencionados tienen cada uno a su haber un currículum envidiable, pero quizá guardan el obligado bajo perfil que generan las superproducciones de hollywood sobre las pequeñas películas hispanoamericanas de valía. Para la masa asistente a cine estos serían tres “Borges” sin “Nobel” del cine. Aun así, Berger no logra mucho con esta versión libre del cuento de los hermanos Grimm. Reutilizar el blanco y negro, angostar la pantalla, enmudecer actores, “españolizar” el argumento (con torero, manola, finca de lidia y demás), son elementos que no bastan sino para atraer a los creativos ávidos, pero no al gran público. Da quizá una lección de artesanía, pero nada más.
EL EJECUTOR (BULLET TO THE HEAD)
El excelente Walter Hill trata de hacer lo que muchos directores icónicos a los más de setenta años de edad; películas por encargo, un error común. De Hill se pueden recordar “The Warriors”, “48 horas”, “Streets of fire”, “Red Heat”, “Trespass”, “Last man Standing” o “Indisputed”. Hill fue uno de los primeros grandes del cine de acción con algún sentido en la historia. En esta oportunidad da sangre, sudor, pero también lágrimas, con Stallone tratando de revivir su “tough guy” escondido, puede correr el riesgo de que la película no recupere los US$55 millones…, lo cual solo puede hacerse hoy en compañía de otros “old tough guys”. Al igual que del respetado Mr. Hill.
COSMOPOLIS
Del director David Cronenberg se han visto películas solo curiosas, como “Scanners” o “Videodrome”, notorias, como “The fly”, o de nada indiferente morbo como “Crash”, excelentes thrillers como “A history of violence“ y “Eastern promises”, e interesantes como “A dangerous method”. En esta curva ha empezado su punto de inflexión si no es más cuidadoso. Atenerse a un nombre burbuja como el de Robert Pattinson y permitir que comparta el poster con su reconocido apellido de interesante director es un error. Adentrarse en los “futurismos” que por ser ello mismo resultan en “SciFi” (con base en una historia de Don DeLillo, quien vende libros más no empuja buenos filmes) podría ser una señal de declive. Con US$20 millones aún hoy, en tiempos de enormes presupuestos, se puede hacer historias mejores, como las del anterior Cronenberg, sin la presencia de muy regulares actores, como Pattinson.
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