domingo, 3 de agosto de 2014

EL GRAN HOTEL BUDAPEST (THE GRAND BUDAPEST HOTEL)

Wes Anderson es un estadinense de mente europea e imaginación inglesa que se ha propuesto ser un Peter Pan desde los 27 y lo ha logrado hasta sus actuales 45 años. Se gasta un presupuesto relativamente pequeño de US$31 millones para recrear la iconografía vienesa de Stefan Sweig, ese escritor de cuya obra se han realizado unas nueve películas, aunque siempre alrededor de su famosa “Carta de una desconocida” (1927). Lo que toma Wes de Sweig es su época de entreguerras en la cual se da fermento al nazismo en una sociedad europea que, caracterizada por su imán turístico de siempre, tiene en los hoteles unos escenarios en los cuales se logra encontrar personajes de toda categoría, con historias muy diversas, convertidos en un paisaje humano del cual son títeres de sus propias vidas. Esto influye en Wes, quien malamente ha sido comparado con Scorsese por el hecho de egresar de esa academia, pero con quien no tiene similitudes, a no ser de su acostumbrado mix de roles.
Wes es un niño que juega con el “Lego” de la tecnología primaria del cine. Escribe sobre grupos de personas en aparente desorden y con un crimen de por medio, arma su construcción mental con fotogramas, muñequería de stop motion, escenarios maqueta, actores en fondo verde y traslape de imágenes. El mundo de Wes Anderson no existe en campo abierto y ni siquiera en interiores. Se vale de un gran salón para convertirlo en aparente edificio maquillando con pegatina en el piso unas alfombras inexistentes y de un frontis cualquiera disfrazado de “dry wall” para algunas escenas de grandilocuencia exterior. Para lo demás, Wes se convierte en un Tim Burton de objetos planos. Sobre un cartón superpone trozos de teleféricos en cartulina entre los cuales interpone dibujos. Sobre la vista horizontal de la fotografía aérea de un bosque coloca un dibujo del frente vertical de su hotel. Los actores le siguen el juego pacientemente.
Y es que sus elencos le apoyan en sus ocho sueños fílmicos hasta hoy realizados. Tres de los cuales “The Royal Tenenbaums” (2001), “Fantastic Mr. Fox” (2009) y “Moonrise Kingdom” (2012) han sido poco reconocidos en taquilla y algo en galardones. En esta oportunidad repiten Bill Murray (ha participado en 7 de 8 películas), Owen Wilson (con quien ha coescrito unos tres guiones, nominado al Oscar por los “… Tenenbaums”), Adrien Brody, Jason Schwartzman y Willem Dafoe. La otra decena de figuras de cartel aportan al poster vendedor mediando con su trabajo de muñecos de la escenografía. Anderson, a quien la cercanía de Angélica Houston o Roman Coppola lo han adentrado en terrenos de la producción fílmica, presenta un cine que no es culturalmente americano. De hecho más de la mitad de sus castings recogen actores europeos y sus atmósferas son el viejo mundo. Con un enfático tono inglés produce con compañía y actores de ascendencia guatemalteca o americana que simulan ser de la India.
A esa simbiosis de juquetero y escritor, Wes agrega los característicos movimientos de cámara de su siempre acompañante Robert Yeoman. El encuadre es 4:3 si se trata de un flashback y 16:9 si es una escena más cercana en el tiempo. Hipnotiza un poco con la estética simétrica en combinación con un juego de lente de fotografía: usa filtros para sus tonos ocres, abre y cierra el objetivo constantemente para mantener el centro de la pantalla. La acción no es rápida sino sorpresiva: sale de arriba-abajo, de abajo-arriba, del centro a izquierda o a derecha. Las escenas pasan de un lado a otro y se regresan. Las imágenes actorales se acercan rápidamente de lejos o se achican aceleradamente hasta convertir en dibujillos, con lo cual da la impresión de exteriorizar siempre, pero sin pasar de la mesa del dibujante. Wes Anderson no está apegado a los efectos especiales de última generación sino a las mentiras visuales del cómic y de los cambios en bastidores y pequeñas poleas dentro de maquetas engañosas. En Anderson todo es utilería y lentes de cámara manejados como "fotofijas que se mueven”, para dar vida a una iconoclasta mirada literaria de los inicios del siglo veinte. Es más un artesano, pero sus títeres le entienden otorgándole una característica y buena dirección de actores. Por lo demás, el manejo de extras semeja estrategias de guerra con soldaditos de plomo en una mesa llena de imaginación, en un producto que es un todo de interesante anacronía.

miércoles, 23 de julio de 2014

3 DÍAS PARA MATAR (3 DAYS TO KILL)

Dirigido por Joseph McGinty Nichol (“Charlie´s angels”, “Terminator salvation”), quien aparece en los créditos simplemente como “McG”, Kevin Costner intenta seguir el rumbo trazado por su colega Liam Nesson.
Costner sigue un guión de la pareja Luc Besson-Adi Hasak (quienes escribieron “From Paris whith love”, con Travolta), para una película de acción franco-americana, con los tintes clásicos. Un hombre maduro, con destrezas militares, enfermo terminal, con exesposa (Connie Nielsen) e hija involucradas en la acción. Una especie de sicaria sofisticada, personificada por la bella Amber Heard, poco expresiva. Asesinos por doquier, París, Belgrado, autos raudos, tiroteos, amor filial, atentados terroristas… Costner, ganador como director (“Dance with wolves”) ha obtenido nueve veces la nominación anual Razzie como peor actor y la ha ganado en dos oportunidades, una de ellas como “el peor actor del siglo” en el 2000. Acá, la producción general es buena, el argumento nada sorpresivo y la actuación sigue siendo basada en el mismo esquema. Película para tarde de TV, en la que lo destacable es el atinamiento de los argumentos de Luc Besson para atender al público masivo y el trabajo de uno de sus fotógrafos de confianza Thierry Arbogast (“León”, “The fifth element”, “Arthur and the Mnimoys”, “Bandidas”). Definitivamente, hay que esperar “Taken 3”, de Nesson.

lunes, 21 de julio de 2014

DAWN OF THE PLANET OF THE APES (PLANETA DE LOS SIMIOS: CONFRONTACIÓN)

Se trata de la octava entrega de cinco entre 1968 y 1975, tres entre 2001 y la actualidad, de la saga. En la traducción del título se percibe el desconocimiento de la visión de conjunto, pues esta es una “segunda precuela” donde se explican sus comienzos (“dawn”) y solo se hace referencia a la confrontación. Un enfrentamiento que finalmente haría que el Coronel Taylor (Charlton Heston) en la primera entrega exclamara, al ver parte de la estatua de la libertad casi totalmente enterrada en la arena del desértico planeta: "Oh, Dios mío. He vuelto. Estoy en casa. Todo este tiempo, yo estaba ... y al final lo hicimos... ¡Maníacos!. ¡Lo explotaron todo! ¡Maldito seas! ¡Dios, maldigo las guerras!".
En esta entrega, ya se ha pasado por los experimentos con simios de la anterior, y se produce una excelente metáfora de las causas y consecuencias de la guerra. La rivalidad entre humanos y antropoides luego de un virus gripal simio, lleva a que los pocos grupos de uno y otro lado luchen por la supervivencia. Cesar lidera la convicción de que “simio no mata simio”, mientras que los humanos lo hacen con las demás especies y entre sí. César habrá de reconocer que existen especímenes contrarios a la paz en uno y otro bando.
Esta es hasta ahora la más significativa producción acerca de los simios que hablan. Ya no son simplemente unos seres igual forma corpórea humana y melena abundante, como en las primera películas donde sus frases eran relativamente completas. Ahora son orangutanes, mandriles y gorilas recreados por computador, con su característico andar y largos miembros, que dejan ver emociones en sus huellas faciales y se comunican gesticulando y con soporte en pocas palabras bien expresivas.
Andy Serkis es “César” el líder simio. Con base en técnicas de “simulcam”, “motion capture” o simplemente “mocap”, este actor confirma su Oscar de 2003 por ser Gollum (“Smeagol”) en “El señor de los anillos”. Luego sería “King Kong” en el 2005, bajo la dirección del mismo Peter Jackson.
Ahora ha sido “Cesar” en “Rise of the planet of the apes” de 2011 y en esta “Dawn…” de 2014. Definitivamente una actuación bajo los parámetros plenos de la era digital para una loa por la paz infructuosa.

domingo, 20 de julio de 2014

“BLOCKBUSTERS” VS ART CINEMA

“Edge of tomorrow”, “Trascendence”, “Transformers: Age of extinction”, son el tipo de filmes que nacen para ser éxitos de taquilla. Los elementos están dados con elencos de gran reconocimiento, formatos digitales y 3D, historias simples de entender, argumentos seudocientíficos (SciFic), música grandilocuente y acción que obliga al espectador a mantener su atención en pantalla. Aunque se esté acostumbrado a este tipo de formatos no dejan de sorprender las excelentes obras de edición de “Edge…”, que le permiten repetir una “muerte” de manera tan interesantemente ficticia. También, las buenas especulaciones sobre la vida en “Trascendence”, así como los juegos de gigantismo visual en “Transformers…”.
Al lado, en la cartelera colombiana, medianos productos de terror como “Oculus” o “La casa del fin de los tiempos”.
Otros pequeños títulos de humor desordenado como “Bad Neighbours”, o Buenos Vecinos, “Blended”, o Luna de miel en familia, o algunos algo trascedentes, pero de muy baja taquilla, como “Amor indigo”, “El cielo si existe” o “Bajo la misma estrella”, pugnan por recuperar sus costos.
La competencia es siempre de este talante: “blockbusters”, cine de pequeño formato y cine arte se enfrentan por una demanda monetaria semanal. Si bien el llamado cine arte puede tener gran o pequeño diseño, de lo que se trata acá es de disertar acerca de la frustración de grandes directores y autores acerca de la invencible amenaza de los “blockbusters” en taquilla. No siendo una verdad plena, este cine de éxito comercial está ligado hoy a los mejores avances tecnológicos de carácter audiovisual. Enormes presupuestos que sobrepasan los niveles de US100 millones, fuerte carga publicitaria y redes sociales que las convierten en tendencia, hacen de estas películas algo si bien efímero en gran parte de los casos, benéficamente dinamizante de los flujos económicos de la industria y el comercio, pasando previamente por la investigación y desarrollo (I+D, R+D).
De eso se trata: el “blockbuster” actual se basa en la exhibición de los últimos adelantos de la ciencia del audio y el video, del formato digital y la tercera dimensión. La masa que busca diversión semanal tiende a pagar estos productos de oligopólicos estudios y escapa al cine independiente y las obras de autor que no faltan. De ello se quejan connotados autores del cinema mundial, como Polanski, Von Trier, Almodóvar, Lynch, Bellocchio, Kim Ki DuK, Wong Kar Wai, Deepa Metha e, incluso, un Tarantino, que se sintieron incentivados en un comienzo por la radical baja de costos de producción con las cámaras digitales, pero ahora se declaran vencidos por la invasión de superhéroes, cibernética y “huge budgets” que se llevan tres cuartas partes de la taquilla cotidiana en los países importadores. Debe reconocerse en este escenario que, sin embargo, los distribuidores han puesto siempre a disposición salas específicas para que los filmes “pequeños” sean vistos. Debe reconocerse igualmente a grandes actores de poster su participación en filmes de autor por amor al arte y con soporte en sus personales ganancias previas dentro del cine gigante. Pero la batalla está perdida en términos de una deseada mayor difusión y aunque los pequeños presupuestos sean siempre recuperados gracias a los cinéfilos de siempre, hay un efecto espejo de la sociedad: mayor asistencia a cine de divertimento sencillo, menor taquilla para la reflexión en pantalla.
Para una metáfora: se podría estar en desacuerdo con la llegada a la luna hace 45 años, solo incentivada por la competencia de dos potencias en medio de una guerra fría y un presupuesto de US$20.000 millones de la época destinados por la administración Kennedy. Pero no se puede desconocer su amplia sinergia tecnológica que ha dejado herramientas inalámbricas, sistemas de navegación, detectores de humo, teflones, velcro, joysticks, monitorización y termografía, entre miles de materiales y sistemas que facilitan la vida cotidiana del mundo entero. Así mismo, el “blockbuster” ha permitido que a partir del presente milenio hayan podido ser contadas de manera hermosa las fantasías de J.R.R. Tolkien junto con las de Stan Lee. El “stop motion” y el “simulcam” permiten las creíbles escenas de “Edge…”, “Trascendence…” o “Transformers”, mientras las pantallas verdes o azules facilitan contar historias bíblicas antes imposibles de imaginar, así como las imaginerías hologramáticas han podido revivir icónicas figuras en los escenarios. Pero, todo ello no debe llevar a desfallecer en su tarea a directores del art cinema, autores de culto y buenos productores independientes, que siempre habrán de estar a la saga de los “más vendidos” pero nunca de los más queridos en la cinemateca global.

lunes, 9 de junio de 2014

X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (X-MEN: DAYS OF FUTURE PAST)

X-Men (2000), X2 (2003), X-Men: The Last Stand (2006), X-Men Origins: Wolverine (2009), X-Men: First Class (2011), The Wolverine (2013) y ahora X-Men: Days of Future Past (2014), son una mina de dinero que invita a sus productores, no solo a continuar la saga sino a reducir costos. Las siete entregas han costado US$1 Billón, con margen bruto promedio de 200%. En esta entrega se presenta ese pequeño detalle de calidad debido a meterse innecesariamente en las pantallas del diseño y dejar los sets un poco más al estilo de los Nolan. Hay entonces más dibujo y FX, no solamente justificados con el cuento del futuro sino con el de minimizar el presupuesto.
Realmente, quizá se abusó de 1) una idea alrededor del ADN de Mistique convertido en metal para dar vida a robots???, 2) de guionistas echando mano del recurso de traspasar el tiempo ¡!!, 3) que el recurso de cameo de superhéroes mutantes es necesario para intertextualizar al espectador ¿¡?¡?¡?. 4) contextualizar la historia acudiendo a un Richard Nixon burlesco. En esto, el argumento del director Bryan Singer es tontuelo (Hasta ahora la mejor historia ha sido "The Wolverine") No obstante, así como se ama cada entrega de un cómic dibujado, no se debe ser tan crítico ni detallista para continuar pendiente de la próxima X-Men: Apocalypse.

sábado, 31 de mayo de 2014

NINFOMANÍA VOLUMEN 2 (NYMPHOMANIAC VOLUME II)

La segunda parte de la última película de la trilogía de la depresión de Von Trier cierra el círculo de Joe y Jerome, con la mediación de Seligman. Lars se ubica como el gran especulador de la psiquis cuando adjudica la adicción sexual de Joe al machismo prevalente en todas las culturas. Para llegar a semejante diagnóstico Trier pasa por el condicionamiento sadomasoquista para reactivar el sentido erótico perdido temporalmente por Joe. Charlotte, la hija de los recordados Serge Gainsbourg y Jane Birkin, se introduce demasiado en su rol hasta dejar un cuestionamiento acerca de las fronteras entre actuación, erotismo, porno y respeto de sí misma. Como Joe, permite que la mano de Jamie Bell (en el capítulo de “La Iglesia oriental y occidental - El pato mudo”) se introduzca en su vagina mostrando luego a la cámara la lubricación conseguida a punta de látigo romano.
En el capítulo de “El espejo”, Joe trata de “autocurarse” de su “enfermedad” deshaciéndose de todo lo que pueda traerle recuerdos de deseo erótico. En el último capítulo sobre “La pistola”, posiblemente sea un olvido de quitar el seguro al arma o el subconsciente, según Seligman, lo que salva a Joe de asesinar a Jerome. Finalmente, el círculo se cerrará cuando el virginal Seligman trata de acceder sexualmente a Joe, excitado por la serie de relatos de las aventuras sexuales de esta. La oscuridad no resolverá el enigma final de lo que ha de pasar, sabiendo que Joe tiene el arma y se encuentra sorprendida por la reacción de su terapeuta ocasional. Trier fantasea y resta toda precisión científica sobre la adicción, jugando con estas marionetas actorales reconocibles (Defoe, Skarsgard, Bell, entre otros) que se desnudan y obtienen orgasmos de diversas formas. Trier tiene innegable represiones e insatisfacciones que traduce en su guión y especula con lo que supone una serie de diversas terapéuticas psicosomáticas para dar explicación aparente a la ninfomanía. Una película interesante en sus dos volúmenes, pero no por ello respetable ni digna de ser calificada de creatividad o, mucho menos, de genialidad. En el transcurso de estos relatos visuales de Trier permanece en la mente la remembranza del escritor de Sade en obras, estas sí serias, como Justine o Juliete.

sábado, 24 de mayo de 2014

LA GRAN BELLEZA (LA GRANDE BELLEZZA)

Este film ganador del año 2013 en Oscares, Globos y Baftas, lo que la hace película del año, ha sido dirigida por joven Paolo Sorrentino (43), el mismo escritor/director de ese oscuro, pero documental y dramatizado asunto biográfico sobre Giulio Andreotti (“Il Divo”), siete veces primer ministro italiano durante 45 años de la vida política de ese país. Sorrentino es el alter ego de la Roma actual y decadente, como lo fue en su momento Federico Fellini. En “La gran belleza”, el personaje de Jep Gambardella (Toni Servillo, actor de 5 de las 7 películas de Sorrentino) es un literato de opera prima, y nada más. Vive del éxito en su pasado y no se siente capaz ni sensible de haber encontrado “la gran belleza” para despertar su musa y continuar escribiendo algo más que es primera novela. De alguna forma, Jep es consciente de la mediocridad de su entorno social y de la mediatez interpuesta entre él y su siguiente e imaginaria obra. Jep es un hombre de mundo, un vividor y mujeriego, de suaves maneras y aparente pensamiento profundo. Le conocen todos en Roma y el mismo conoce a todos lo que importan de fuera y dentro de la ciudad e Italia. Acaba de cumplir sus 65 años, le agotan el hastío y la falta de luces que incentiven su siguiente creación. Y siente pena y frustración por el estado de la sociedad que es igual que el de su propia interioridad. ¿Qué es lo que tiene de genial Sorrentino? Que este napolitano sabe de las mediocridades de la Ciudad Eterna y las traslada a su Giulio Andreotti, en “Il Divo” y a su Jep, en “La grande bellezza”.
Jep observa a políticos, empresarios, funcionarios, divas, prostitutas, religiosos y mafiosos, artistas y celebridades, en general, como una forma de “scope” de la clase alta italiana y su desidia infantil.
Pasea a sus amantes, las utiliza y uno de los periplos es el de hacerse a las llaves, para paseos en pareja, de mansiones, sus pasadizos y salones, las bibliotecas, los jardines plenos de obras de arte, dentro de los antiguos palacios de residencia de las privilegiadas familias nobles. El simbolismo es claro: riqueza artística admirada por el mundo a través de siglos, producida por generaciones centenarias, pertenecientes a una cohorte actual de bellos y no tan hermosos, de sofisticados y cultos, pero inútiles seres humanos. Este cuadro, junto con el dibujado en su filme sobre “Il Divo”, podría extenderse como un paisaje de gran parte de la Europa contemporánea. De ese primer mundo, en el cual se concentra la historia universal en un territorio poco más del doble que el colombiano, que vive de sus recuerdos, que vende sus postales en forma de turismo como única industria permanente, que es añorada por el viajante internacional, pero que ha cometido todos los errores políticos imaginables. Una Europa central dormida en sus laureles de antaño, con una población incapaz de continuar con la genialidad de los siglos pasados y atenida a las finanzas y los productos de Alemania y Francia, contando, como Jep, con el recuerdo de una sola obra, mirando la soledad mediocre en derredor y sin hallar “la gran belleza” que le ayude a salir de la gran crisis general en que se encuentra.

jueves, 22 de mayo de 2014

GODZILLA

“Gojira” cumple 60 años, lleva 30 películas a su nombre y debe su nacimiento a efectos especiales japoneses, bien artesanales, que dieron origen a una bestia mítica producto de los temores a vidas mutantes como posible resultado de los bombardeos atómicos de la segunda guerra mundial. Luego que dejó de ser producido por japoneses, Roland Emmerich lo retoma hace 16 años con efectos hollywoodescos, sin lograr un interesante resultado pues todo debe ser insistentemente mostrado en la noche y la historia debe seguir el simple relato original. Eso mismo pasa en Godzilla 2014, del director Gareth Edwards, nada conocido.
Este tipo de películas va dirigido a niños, adolescentes y nostálgicos. Por ello, suelen darse salarios interesantes para quienes colaboren en halar taquilla en el poster. Eso es lo que hace Juliete Binoche (“Chocolat”), para promover el producto en Europa; Ken Watanabe (“Inception”), para llevarlo a Oriente; Bryan Cranston (“Breaking bad”), o David Strathairm (“Good night, good luck”), o Aaron Taylor-Johnson (“Kick-ass”), o Elisabeth Olsen (“Red lights”), para hacerlo reconocible en el mercado interno de los Estados Unidos. Las condiciones indispensables, aparte de ser medianamente conocido es tener el histrionismo de la cara de sorpresa y expectativa, para mantener la tensión necesaria hasta que llegue, por tomas parciales y mostradas paulatinamente, pasados ¾ de la película, el magnífico monstruo (más iguana que dinosauro), acabando ciudades con su corpulencia de 150 metros de altura, de noche para abaratamiento de FX y seguimiento de la tradición. Todo ello a un costo de US$160 millones, que se recuperan con relativa facilidad, con el guión sobre esta bestia, que no odia a la humanidad sino que pacíficamente sale a defenderla, para finalmente regresar a las profundidades del mar, a hibernar hasta el siguiente intrascendente film.

domingo, 4 de mayo de 2014

EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA 2: LA AMENAZA DE ELECTRO (THE AMAZING SPIDERMAN 2 RISE OF ELECTRO)

Esta es otra de las sagas cinematográficas que se convierten en minas de oro. En el 2002, con US$140 millones se producen US$820 millones; en el 2004, con US$200 se retornan US$780; en el 2007, US$258 generan US$890; en el 2007, US$230 se reciben por taquilla US$750. Ahora con un presupuesto de US$255 millones, han de esperarse más de US$750 millones. Resulta que esta secuencia de margen bruto ha ido en baja; 83%, 75%, 71%, 69%. Ahora deberían recibirse mínimo US$830 millones para obtener un porcentaje apenas igual al de la anterior entrega. Las tres primeras mostraron una tendencia decremental tal que ello fue quizá el motivo de pensar en un “reboot” del personaje. Sony sale de la franquicia y deja a Marvel Studios y Columbia con el negocio. Pasar de “Spiderman” a “The amazing Spiderman” significó desde la entrega pasada que Sam Reimi dejara el paso al director Marc Webb y Toby McGuire, cediera el vestuario a Andrew Garfield. Aparte de posibles explicaciones para la necesaria renovación del superhéroe. Pero no es solo eso, ni los intereses de la franquicia, sino de la relación ere el Universo Marvel 616 y el Ultimate Marvel, según los conocedores.
Lo que importa, aparte de cambios provenientes de los creadores del comic y sus versiones a través del tiempo, es que en esta entrega 5, siguen estando los lugares comunes del gran público de estos personajes; el adolescente. Peter Parker se enamora, vive en la casa de su tía, recuerda a sus padres, confronta sus valores con la cruda realidad, domina el mundo material (como Spiderman) de la manera en que el joven común desearía hacerlo, es delgado y ágil, no es valiente pues simplemente lo que no conoce es el miedo. El lado malo de la humanidad está en las empresas tecnológicas que se disputan un algo, así como en los amigos de infancia que se convierten en adultos con intereses por encima de la amistad. En “The amazing Spiderman; rise of Electro”, este archienemigo quizá no se roba el protagonismo. Parece impactar más el de Harry Osborn o Duende Verde que, incluso, puede estar mejor representado que en la primera entrega. Un aspecto importante para el mercadeo es que cada película se puede ver sin su precedente, lo que quizá buscaban igualmente los dibujantes de los años sesentas para renovar sus ventas y de lo cual vienen los diferentes universos Marvel como estrategia comercial.

sábado, 19 de abril de 2014

LA MEJOR OFERTA (LA MIGLIORE OFFERTA)

Giuseppe Tornatore es ante todo un escritor de buenas historias. Luego las dirige de manera llana y bella, con el incomparable acompañamiento de las partituras de Ennio Morricone. Es un “realista mágico” de la filmografía italiana que, en este caso inventa una narración de lo que a un tal Virgil Oldman (ironía a un “viejo virgen”) le sucede. Virgil (Geoffrey Rush) es un agente de subastas puritano, malgeniado, pero también ciertamente tramposillo con la ayuda de Billy (Donald Sutherland) quien impulsa las ofertas hacia arriba, para que otros compren o para testaferrear compras interesadas de su amigo. Robert (Jim Sturges) es un joven habilidoso mecánico de miniaturas que, tras el misterio de reconstruir un autómata con mecanismo relojero, sirve de guía al poco diestro Virgil en su comprensión de las mujeres.
Claire (Sylvia Hoeks) es esa misteriosa mujer que resulta ser el eje de lo que puede catalogarse como un thriller sobre el arte, el engaño y el amor. Tornatore ha introducido elementos recurrentes en sus argumentos: los teatros, la dramaturgia, los objetos singulares, la idiosincrasia adolescente, las mujeres bellas, la escenografía implícita en los pueblos y las casas, todo con un tinte cinematográfico. Esta vez hay de todo ello y será el espectador el destinado a descubrirlo antes que termine la película o que el original Tornatore le juegue una amarga pasada, ante todo a los que son adultos mayores y enamoradizos que descubren que “todos somos una falsificación de nosotros mismos”.

NOÉ (NOAH)

EL RELATO En el compilado apócrifo del Génesis, en la Torá judía, el Corán musulmán y la Biblia hebrea, capítulos 6 a 9, se narra cómo hace 4.800 años, Noé construye en 7 días una gran arca y luego del diluvio de 40 días con sus noches esta se asentó en la cima del monte Ararat, entre Armenia e Irán, hoy Turquía. Cada uno de estos datos evidenciados bajo la hipótesis de los restos hallados en la cima del volcán y analizados bajo carbono 14. Yahvé, el Dios de Abraham, había entrado en los sueños, y ensoñaciones, de este hombre limpio para justificarle el porqué, frustrado del hombre creado, había decidido acabar con la humanidad bajo una gran inundación. No sería un nuevo comienzo sino un final de la creación. Pero Noé interpretaba que podía pensarse en un reinicio con seres más puros a partir de pares de género en humanos y especies que el mismo salvaría en un paralelipípedo flotante y tosco de madera. De los tres hijos de Noé que lo acompañarían en la aventura como nuevos “adanes”, descenderían ramificaciones de razas y naciones actuales. De Sem los asiáticos, de Cam los africanos y los negros, de Jafet los europeos.
EL FILM Siendo todo ello una metáfora mezclada de mitos y constructivismos religiosos, el director del filme en mención, Darren Aronofsky, escribe su interpretación relativamente libre llevada a guion. Este director de “culto” por sus películas “Pi: El orden del caos”, “Réquiem por un sueño”, “La fuente de la vida”, “El luchador” y “El cisne negro”, todas ellas de digno recuerdo en la filmografía mundial, se encarta un poco con este tipo de formatos mayores de magnificencia 3D y fuertes elencos. Crowe, Connelly, Watson, Hopkins, Nolte y Winstone, llaman la atención de la taquilla destinada a recuperar los US$130 millones de pagos a estrellas, efectos especiales y publicidad. Como suele pasar, el buscado ocultamiento de imperfecciones en los toques digitales y la misma proyección del 3D oscurece un tanto las películas, pero en este caso aporta el sombrío panorama de tiempos antiguos y de prólogos prediluvianos. Son los “vigilantes” de piedra el toque infantil de la película y el rol de Russell Crowe el toque heroico, que no debía tener el bíblico Noé. Pero, aparte de ello, es una historia que había que contar en lenguaje agnóstico, y fabulador como lo es en su mayor parte el antiguo testamento. Aronofsky pone a prueba su título de antropólogo de Harvard con las herramientas de profesional egresado del American Film Institute, para relatar lo que de manera objetiva pudo haber sido la interpretación del Noé real en tan temprana era del holoceno cuaternario de la era cenozoica, algo bien difícil de precisar si no es mediante este tipo de fábulas especulativas a las que al ser llevadas al cine se les debe perdonar todo.

lunes, 31 de marzo de 2014

HER (ELLA)

Este filme contó con varias nominaciones a los premios de la academia americana 2014: mejor película, guion original, música original, diseño de producción y canción, ganando el de guion (obtuvo igualmente el Critics Choice y el Golde Globe), escrito por su director Spike Jonze. Del argumento premiado se destacan su enorme creatividad y el soporte que obtuvo en su desarrollo mediando la voz clara, femenina y entrenada de Scarlett Johansson, nada raro para quien tiene a su haber dos audiolibros. La historia intenta un contexto futurista de mediano plazo con algunos elementos de vestuario y ambientación que podrían pasar algo desapercibidos. Sin embargo, no era necesario para justificar el amorío con “Samantha”. Todas las “apps”, los “chats” eróticos, o el OS mismo, son aplicaciones, servicios virtuales y sistemas operativos hoy posibles. Las “conductas” de esa Samantha, la voz virtual de OS, se realizan al modo de una “Google glass”. Los programas operacionales que aparecen en los monitores de casa y oficina son interfaces similares a las muchas que ya son o pueden ser desarrolladas.
“Her” no es simplemente la historieta romántica de alguien solitario que se enamora de un producto que ha adquirido para tal fin. Es una parábola literaria que podría generar reflexiones sobre el impacto negativo de los adelantos electrónicos, en medio de las grandes facilidades que ofrecen a la humanidad. Theodore pertenece a la subcultura “hipster”, más presente en su amiga Amy (Amy Adams) que en las otras mujeres de su mundillo. Depende de su trabajo “.com”, no desea más compromisos formales en lo emocional, su mundo está centrado en la pantalla del monitor, sus “devices”, su “earphone” le comunica al “cellphone” y le transmite lo que pasa en sus “e-mails”, toma videos “selfies” para comunicarse con "ella" y establece vínculos constantes en la red de donde surge, intermediada, su escasa comunicación personal con el entorno, ¡ Todo lo que hoy sucede alrededor ! un embelesamiento en el celular, una mediación innecesaria con el prójimo mediante “Facebook”, “twitter” o cualquiera de las redes sociales, enajenando principalmente a los jóvenes, con un equívoco supuesto de modernidad malinterpretada. Theodore trabaja en ambiente “advertising” y vende cartas escritas para terceros que, quizá como muchos hoy, están aislados de su propio idioma. “Her” parece ser una hipótesis futurista, pero es una certeza actual de ciertas alienaciones circundantes.

sábado, 29 de marzo de 2014

CAPITAN AMÉRICA Y EL SOLDADO DE INVIERNO (CAPITÁN AMÉRICA 2; CAPTAIN AMERICA AND THE WINTER SOLDIER)

¿Cuáles son los efectos catárticos que pueda producir un filme como este en su público? ¿Son los superhéroes de comic algo diferente a otras fantasías humanas? No. El Capitán América nació como parte de los grandes temores de occidente acerca del fantasma nazi. El mundo sintió miedo y recreó personajes que enfrentaran por él a ese gigante ario dispuesto a adueñarse de todo. El Capitán es un “soldado universal”, de los tantos que posteriormente se han imaginado en la semiosfera cultural. Hombres o mujeres que luchen por quienes nunca se han preparado para enfrentar enemigos poderosos significan un mecanismo de catarsis de las debilidades y los temores propios del común de la mente humana. En el cine, “Capitán…” tuvo que renacer con casi un siglo de edad producto de la fantasía historietográfica para enfrentar otros enemigos. El enemigo puede ya no estar fuera de las fronteras sino dentro de ellas. Empresarios e industriales en contra del establecimiento, anarquistas y terroristas, por ello en “Capitán América y el soldado de invierno”, Nick Fury hace referencia un par de veces a misiones en Bogotá e incluso nombra un ¿ELN? El enemigo de “América” puede estar en la competencia de Tony Stark, en los talibanes al oriente o en los guerrilleros al sur y, para combatirlos, se requiere de soldados universales.
En otro ámbito, el del amor, ¿cuándo será el matrimonio, que ya se dió en la historieta, entre la rusa Natasha Romanoff, Black Widow, y el americano Steve Rogers, Capitán América, llevado al cine? Quizá nunca. Estas decadentes instituciones, ritos y romanticismos no caben en la acción marcial y bélica. El público de hoy no desea ver matrimonios de superhéroes, una paradoja para quienes tienen superpoderes. Por otra parte, la guerra fría ya no interesa a muchos así hayan Crimea, Putin y la mediática reciente. Este filme de referencia con un presupuesto de US$170 millones, un poco más que su antecesora”... el primer vengador”, habrá de retornar unos US$450 millones, algo así como el 250% de retorno sobre la inversión (ROI), gracias a la fidelización del cliente en estas franquicias, un elemento clave para semejantes utilidades, poco usuales en el mundo de los negocios. Por ello, aunque el público pueda predecir mucho de las luchas cuerpos a cuerpos, de los choques automovilísticos, de las grandes naves y los edificios, de los potentes y certeros puños, de los paliativos sentimientos de compañerismo y amistad que ayudan a vencer al enemigo interno, los niños de todas las edades, de 7 años en adelante, aportan su fiel boleto a estas fantasías, al igual que los de 18 años y más contribuyen con sus escasos votos a mantener ciertos niveles de culto a la personalidad de falsas “inteligencias” y “carismas” para mantener el equilibrio del mundo libre, caótico e incierto. Una recurrente fantasía política, que al igual que lo hacen las fantásticas gestas de superhéroes, se basa en personajes irreales, de engaño y de papel.

jueves, 27 de marzo de 2014

EL SOBREVIVIENTE (LONE SURVIVOR)

Aparte de un buen elenco de actores-atletas, característica propia de películas bélicas y de acción, este filme se destaca por la dirección de Peter Berg. De este filmaker cabe recordar “The Kingdom”, con tonos similares a “El Sobreviviente”. La película tuvo nominaciones a la premiación Oscar 2014 por Edición de sonido y Mezcla de sonido. Quizá debió ser en Edición… Se destacan en el filme las secuencias de acción bélica, que narran una misión para asesinar a un jefe talibán dentro de Afganistán, por parte de la fuerza naval SEALs (Sea Air Landing). No hay más, no debe pedirse más a esta película.
Lo importante de ella es que, quizá sea un error de memoria o de apreciación, no se han visto de tal manera y forma tan realista y dolorosa las caídas cuesta abajo, las fracturas y las balas que penetran cuerpo o cabeza, como en esta producción. Si se trataba de mostrar más allá de la mítica formación sobrehumana de los SEALs (recordar “G.I. Jane”), lo que realmente espera en las misiones a estos voluntarios, la película lo muestra de manera tortuosa, nada ornamental y tan tediosa como la vida en tiempo real. El filme deja claro que la guerra es algo nada glamoroso, como en muchos filmes hollywoodenses ha quedado retratada. Al espectador le seguirán sorprendiendo las capacidades tecnológicas de comunicación del mundo actual, en el contexto de las pequeñas misiones armadas con objetivo humano específico, tan propias de la guerra de posiciones del ajedrez político contemporáneo de los conflictos internos con irradiación internacional.

sábado, 15 de marzo de 2014

LA PIEL DEL DESEO (TWO MOTHERS; PERFECT MOTHERS; ADORE; ADORACIÓN)

Buen filme, con muchos títulos evasivos, dirigido por la luxemburguesa Anne Fontaine (“Coco”, escritora de “Chloe” y otras buenas historias femeninas, actriz). La historia basada en el libro de la nobel 2007, Doris Lessing, prolífica escritora ganadora de “todos” los premios literarios que importan en Europa, cuenta con las dos excelentes actuaciones de Robín Wright (Roz) y Naomi Watts (Lil). Robin es en su vida personal la madre de los dos únicos hijos de Sean Penn; Naomi es madre de dos hijos del también actor Liev Schreiber. Ambas son mujeres mayores de 45, con bellezas maduras y fogosas como sus personajes en “Adoración”.
La película es auténticamente femenina lo que evidencia, también, la autenticidad de lo que cuenta. Un argumento políticamente “incorrecto”, que relatado de manera “correcta” le aporta toda clase de visos de felicidad, erotismo, morbo y sentimientos de reconocimiento a lo que significa el transcurso vital de la mujer. Lo mejor, su puesta general en escena y los rostros de las dos protagonistas llenas de mutua comprensión y gran belleza otoñal, que quizá por su experiencia vital de oficio y familia logran expresar tan bien las diversas facetas de la “adoración” en el amor.

LADRONA DE LIBROS (THE BOOK THIEF)

Una película estéticamente bella, bien actuada, respetable, basada en un bestseller infantil de más de 500 páginas (?¡?¡? porqué para niños???), Sophie Nélisse (“Monsieur Lazhar”) se distingue con dos ojos hermosos y 14 años como una de las actrices jóvenes canadienses de mayor talento, soportando bien el peso del filme. La Muerte habla en “off” para contar cómo es testigo de las vidas y sus finales, en una época en la cual el mundo, como en todas las eras, ha decidido ponerla a trabajar por vía violenta sin esperar el ocaso natural de las personas. Liesel, la pequeña protagonista no “roba” más de dos libros en el transcurso de la historia, pero su delito simboliza la contraparte de la persecución de un poder entronizado que busca el comienzo de una nueva historia, sin comunistas, judíos, minusválidos o, en general, no arios.
El escenario filósófico denominado “tercer mundo” reside precisamente en las bibliotecas y las mentes educadas. Alguien hizo el simil de un momento en el cual, faltando los libros y las personas mayores con conocimientos acumulados, podría darse una situación de frío total en la cual se caminaría indiferente por sobre las cajas de fósforos hasta morir. Es el “tercer mundo” el patrimonio de la civilización y de la historia, por ello mismo Alejandría, Florencia, Yucatán, Chile o Argentina, en diversas etapas políticas vivieron lo que génerica y despectivamente se llamó “hoguera de las vanidades” a raíz de Savonarola.
Un deseo de borrón y cuenta nueva en la Alemania de 1933 sirve de simiente a Liesel para que muchos años después se convierta en escritora, mientras la “Muerte” sigue contándole al espectador esta parte y de cómo se la lleva a los noventa años de edad, luego de una fructífera vida. La música de John Williams fue nominada, Geoffrey Rusch y Emily Watson cumplen a plenitud sus papeles, permitiendo que el público soporte algo bien hecho pero un tanto “plano” para la estética dominante en el cine.

viernes, 14 de marzo de 2014

SIN ESCALAS (NON-STOP)

Liam Neeson (61) decidió hace un tiempo que el dinero estaba en la acción. Lo dirigen entre otros Pierre Morel, Olivier Megaton o Jaume Collet-Serra en este caso, todos con el toque de Luc Besson en el modo y oficio. Los franceses, los españoles, los ingleses, lo secundaron desde el 2008 hasta hoy en una mina taquillera. “Taken 1”, “Taken 2”, “Taken 3” (este año), “Unknown” y ahora “Non stop”, entre los demás productos americanos y taquilleros. Este filme es el típico thriller que solo los americanos, productores, dominan a la perfección. El ritmo en el guión que despista, el héroe que no pierde detalles, las escenas de lucha rápida y contundente, la cuenta a la que hay que transferir el botín, las mujeres que creen en el héroe y le ayudan, las pistolas a disposición de todos, la bomba que amenaza, avión gigantesco y aviones caza, la niñita finalmente salvada, los malos que dominan celulares, portátiles, redes de internet, claves y triangulaciones. El héroe, que empezó amargado y reaccionaba como un “desperado” del oeste. se llevará a la dama. El filme es una hamburguesa: se sabe lo que debe contener, pero se le disfruta siempre con ansia y sorpresa.

OPERACIÓN MONUMENTO (THE MONUMENTS MEN)

George Clooney, dirige, George Clooney produce, George Clooney escribe el guión, George Clooney actúa, el padre de George Clooney hace el rol del personaje de su hijo, ya adulto mayor en una escena final. A ello se agrega que los amigos de George Clooney actúan con él. Matt Damon, estadinense; Jean Dujardin, francés; Hugh Bonneville, inglés; Alexander Desplat, músico de la misma película, quien también actúa fugazmente. Hay otros reconocidos, menos amigos, como Cate Blanchett, John Goodman y Bill Murray. La película se rodó en Alemania y Reino Unido, locaciones históricas relacionadas bien con el tema, verídico.
El mismo George Clooney ha declarado lo que el espectador descubre unos minutos después de haberse sentado. Está ante un modelo de filme basado en los sketches propios de películas clásicas como “The Great Escape”, “The Dirty Dozen”, ”The Guns of Navarone”, ”The Bridge on the River Kwai”. Es la Segunda guerra mundial, los nazis tienen algo de tontos, los americanos simulan tener mucho de vivos, los franceses y europeos en general se dejan conducir por los gringos, todo se mueve al compás de una marcha militar con silbidos constantes, mueren unos dos personajes del pelotón heroico, robar un jeep es fácil, se mama gallo a todo lo que se mueve, y todo sucede en la bonita Europa semidestruída.
Sin embargo, se deja siempre al público la decisión de si está viendo algo serio o no. En resumen, George Clooney busca recuperar obras de arte, pero con su propio dinero de taquilla. Para ello, su nombre en el poster de este filme de recuperación de las obras robadas por los Nazis que en prevención de su victoria y sueño de “resetear” la historia, irían a reiniciarla a partir del dominio universal del Tercer Reich contan do con el patrimonio artístico de más valía. Tema interesante, en un producto honesto, pero flojo, basado en... George Clooney.

miércoles, 12 de marzo de 2014

300 EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO (300 RISE OF AN EMPIRE)

Las civilizaciones de la antigüedad han despertado siempre un cariño de novela, puesto de moda velos o peinados, popularizado icónicos héroes sobrenaturales y sentado fuertes bases teóricas en la política y la ideología. En el cine han sido recurrentes las películas “robe”, los temas de “gladio” y las mitologías grecorromanas. Se salta de prehistoria a historia, o de ficción mitológica a realidad bélica, sin distinción. Pero, en general, siguen siendo una fuente inagotable de representación teatral y cinematográfica. “300” impactó en el 2006 con la puesta en escena de la heroica defensa de las Termópilas por parte de Leónidas el espartano. Las enormes licencias históricas fueron aceptadas por el público mundial gracias a la excelente e innovadora versión de los cómic de Frank Miller con la coloratura de su esposa, en ese entonces, Lynn Varley. Esta producción de “bodega” y fondo verde, plena de efectos de posproducción digitalizada, costó US$65 millones y recaudó US$456 bien merecidos. Pero, “300 rise…” que costó US$120 millones no superará esta taquilla pues tendría que recaudar unos US$900.
Como Kevin Noonan ha titulado su artículo en “The Observer” se trata más bien de “300: la caída de una franquicia”. Solo le impulsan las expectativas, pero el “voz a voz” la afectarán. ¿Cuáles son los posibles errores? Posiblemente, el quizá erróneo colorido de la película, que es influido por el diseño y producción de su actual esposa Deborah. Posiblemente, haber delegado la dirección de la película en el cuasidesconocido Noam Murro (“Smart people”). Posiblemente, por su protagonista Sullivan Stapleton haciendo el Temísticles central sin mayor carisma que el de un SEAL o un boina verde de los Estados Unidos. Posiblemente, también por el exceso de luchas con sonido metálico. Aunque la alianza de polis griegas contra el Imperio Persa en el 480 a.C. en Salamina, al mando de Artemisia (Eva Green) y a órdenes de Jerjes I (Rodrigo Santoro), es una buena veta de emociones, del lado persa no hay la fuerza actoral necesaria. De la primera guerra Médica se traen referentes de Darío I y la Batalla de Maratón. De la segunda guerra médica se hace referencia a la precuela de la película, es decir a la Batalla de las Termópilas en que los persas vencieron a espartanos y se toma el punto central de la Batalla de Salamina en que la alianza de varias ciudades organizadas por Atenas derrota a Persia. Pero, tanto la exitosa precuela como “300 rise…” no son un documento histórico plenamente verídico. En lo histórico, la democracia griega no existía y, en lo costumbrista, los persas no vestían nada parecido a lo que el filme muestra como africano. Posiblemente, no le sea exigible menos iconoclastia histórica a ambos filmes, pero en “300 Rise…” no debieron romper con la estética de su antecesora y pudieran haber cuidado mejor de la iconografía que esa precuela logró para el fantástico mundo del cine.

EL PRINCIPE IGOR

Los cuatro actos y prólogo originales de Alexander Borodin, inconclusos en 1887, y luego finalizados por Nikolái Rimski-Kórsakov con obertura de Alexander Glazunov, se convirtieron en una versión libre de Dmitri Tcherniakov y el director italiano Gianandrea Noseda (para una orquesta de solo unos 30 músicos) en 2014. Aunque Borodin era químico con el hobbie de músico, ello no le quita mérito a su drama clásico sobre una historia acaecida en el siglo XII. Pero, no en busca de un juego de palabras, se puede preguntar acerca de si lo escrito en el siglo XIX explica la anacronía de esta obra, debida a sus 125 años. O si la mediocridad de la actual versión para el Metropolitan Opera y presentada en diferido en Colombia, se debe a su diacronía a través del tiempo, reflejada en la “creativa versión” de Tcherniakov. O si es la sincronía incomprensible que habría en un drama del XII, realizado a final del XIX y a ojos del espectador del XXI.
Todos los espectadores, iniciados o no en estos temas, saben de la usual belleza de oberturas y arias de las grandilocuencias musicales consideradas clásicas, pero también de la necesaria complacencia y paciencia con los recitativos, a través de los cuales sus autores, no siendo literatos expertos, introdujeron reiterativas frases para estructurar argumentos realmente simples desde la perspectiva contemporánea. En este caso, solo las populares “marchas polovtsianas” del acto II, tantas veces escuchadas y admiradas, o su clamoroso “finale”, podrían oírse juntas en unos 20 minutos, con todo respeto, que poco justifican ante el público común de hoy esa larga versión de 270 minutos, que incluyó entrevistas en inglés. En una de ellas, Tcherniakov explica su enfoque creativo de manera ingenua: vestuario contemporáneo de corbata, mezclado con vestimentas del ejército ruso del 1800, un campo de amapolas que rutiniza la retina, un ballet moderno para bailar las polovtsianas en el mismo campo, unos soldados que esgrimen revólveres mientras el diálogo cantado habla de flechas, entre otras tonterías de una poco diestra puesta en escena. Pero esas libertades, que parecerían lícitas, no llevan la obra al gusto del público actual que es, según Tcherniakov, su intención. El director desfigura, desconfigura e irrespeta la única obra de Borodin con sus diletancias “artísticas” y aburre.

viernes, 7 de marzo de 2014

NINFOMANÍA VOLUMEN 1 (NYMPHOMANIAC VOLUME I)

Joe (Charlotte Gainsbourg), Stacy Martin (Joe joven), Maja Arsovic (Joe de 7 años), Anania Berg (Joe de 10 años), Seligman (Stellan Skarsgård), Shia LaBeouf (Jerome), Sophie Kennedy Clark (B), Sophie Kasten (B de 10 años), Christian Slater (padre de Joe), Uma Thurman (Señora H), Connie Nielsen (madre de Joe), Hugo Speer (Mister H) y una treintena de actores identificados con iniciales, o sin ellas siguiera (ya que se trata de sex-parteners casuales o de paso), hacen el elenco de la primera de las partes en que fue dividida esta obra de Lars Von Trier. Para el segundo volumen cuenta con unas tres docenas de actores desconocidos, o conocidos no identificados, en la trama. Este primer volumen consta de 5 partes: “El pescador completo'”, “Jerôme”, “La señora H”, “Delirio” y “La pequeña escuela del órgano”. El siguiente tiene 3: “La Iglesia oriental y occidental, El pato mudo”, “El espejo” y “La pistola”.
EL AUTOR: Lars Trier, quien agregó el “Von” en broma acatando una burla de un profesor de su adolescencia, es un iconoclasta. Pintor de hobby. Al igual que Spielberg, se inició jugando con una cámara super 8; obtuvo antes de los treinta años una serie de premios por “Logros técnicos”, menospreció un tercer puesto en Cannes llamando “enano” al jurado Roman Polansky, o llenó de indirectas a la excelente Susanne Bier. Fue el coautor del “Dogma 95” junto con Thomas Vinterberg (reconocible principalmente por “Celebración”). Sin embargo, ambos directores abandonan su “Dogma…” al entrar el milenio, de acuerdo con una entrevista reciente solo “debido a la aparición de la cámara digital que abarata veinte veces los costos y afirma la imagen”, de allí que en “Bailarina en la oscuridad” usa 100 de estas cámaras fijas para filmar la canción de Bjork “I've seen it all”. Von Trier se “adorna” verbal y cinematográficamente de temas “políticamente” incorrectos como masturbación, martirio sexual, desnudos, orgías, genitalidad, automutilación. Alude joco-seriamente al semitismo y el nazismo. Es reciente converso al cristianismo. Mezcla el color con el blanco y negro, o colorea algunas de las escenas de sus películas. Es multifacético en sus filmes obrando como director, guionista, editor, cinematografista y actor.
LA OBRA DE TRIER: Von Trier divide su obra, llamativa por el intento de rupturas con el establecimiento artístico, en planificadas trilogías: “Trilogía Europa” (“El elemento del crimen”, “Epidemia”, “Europa”), “Trilogía Corazones de oro” (“Rompiendo las olas”, “Los idiotas”, “Bailando en la oscuridad”). “Trilogía: Estados Unidos: tierra de oportunidades” (“Dogville”, “Manderlay”, “Washington” –por realizar-), “Trilogía de la depresión” (“Anticristo”, “Melancolía”, “Ninfomanía”), A Estas cuatro “trilogías” se agregan nueve largometrajes y cinco realizaciones para TV.
LA ÚLTIMA PELÍCULA DE LA TRILOGÍA DE LA DEPRESIÓN: El danés Von Trier es guionista de sus películas y de las de otros. Ha funcionado usualmente bien. Sin embargo, en “Ninfomanía” se excede en su deseo de intelectualizar la estructura y los diálogos. Se atilda y se complica con rebuscadas citas científicas y símiles forzados, lo que fundamentalmente hace algo ridícula la participación del personaje de Seligman. Von Trier introduce diseños gráficos de imprenta para explicar al público ciertas tonterías de su guión, lo cual siendo interesante rompe el ritmo al lenguaje visual y aporta risitas sobre algo que se supondría enteramente dramático. Acota los apartes finales de sus escenas con detalles ingenuamente jocosos que, igualmente, parecen desvirtuar la seria intención de mostrar la génesis y desarrollo vital de una ninfómana. Una larga serie de “infantiles” toques de autor parece sobrar, con lo cual quizá la megaobra de cinco horas pudiera haber sido una muy aceptable y de duración normal. Sin embargo, aparte de los “polvos” reales, los generosos desnudos y las muy buenas actuaciones, se puede entender la razón por la cual Shia LaBeouf se enmascaró con una bolsa marcada “ya no soy famoso”, como crítica al hecho de que las preguntas de ruedas de prensa sobre la película se centraban solo en averiguaciones sobre las escenas de sexo explícito que, también parece ser, son lo que llama la atención a un sector del seudointelectual público.

viernes, 28 de febrero de 2014

HOUSE OF CARDS (CASTILLO DE NAIPES)

Frank J. Underwood se perfila como un personaje del milenio por su connotación política dentro del universo de dominio del “tea party”, de la pugna de republicanos y demócratas, de la vocería con responsabilidad presidencial y, ante todo, del “lobbying” en el cual entran países extranjeros, empresarios poderosos, políticos, medios periodísticos y la opinión pública. Es esta serie una muestra competitiva de la Internet pagada frente a las salas de cine, la TV gratuita nacional, o la creciente participación de los proveedores de cable. Como todo medio, comparte el mercado y representa un segmento con consumidores específicos, que exigen mejores contenidos, disponibilidad horaria a gusto, uso de teatro en casa y excelente calidad técnica. Netflix es una pequeña, pero importante, revolución en el pay per view (PPV) que añade el “streaming”, necesario desde el año 2000 en internet, para que el buffer (regulador) de datos permita ver al paso que almacenar. A esto añade sus propios productos audiovisuales al mismo nivel de las películas para salas de exhibición, mejor que la TV tradicional y con guiones de mayor interés y elencos de alta calidad. “House of Cards” representa un hito del momento en esta modalidad. Basada en el libro de Lord Michael Dobbs, del mismo título (1987) y la serie posterior emitida por BBC (1990), esta producción escrita con invitados diversos por Beau Willimon (“Idus of March”), es dirigida por diferentes filmakers entre los cuales se destacan David Fincher, James Foley, John Schumacher y otros, pero también Jodie Foster y la misma protagonista central Robin Wright (cada una con un capítulo de los 13 de la segunda temporada). Los roles de Frank (Kevin Spacey), de su esposa Claire (Robin Wright) y de todos los demás personajes son de galardón. El personaje Frank Underwood (“salad potato”, “little John”), prestó servicio militar en “The Sentinel”, se graduó en Harvard Law School, es líder de la mayoría, y (!!!…!!!). El sexo no explícito, la violencia no sangrienta, una política sin reatos, el pragmatismo total, un open mind competitivo, dan marco a esta historia realista que toca elementos contemporáneos de la alta política de manera muy verídica y con base en una única ficción: la excesiva falta de moral y ética. Se espera la tercera temporada después de junio de 2014 y, con Barack Obama el más importante fan de “House…”, cabe pedir: ¡no spoilers, please!

jueves, 20 de febrero de 2014

12 AÑOS DE ESCLAVITUD (12 YEARS A SLAVE)

¿Qué pasa con este director? Steve McQueen ha dirigido a Michael Fassbender en los dos papeles que le llevaron a Hollywood (”Hunger”, ”Shame”) y ahora con “12 years…” en un rol que parecería de mucha menor calidad. Agrega a Fassbender los nombres de Brad Pitt, Sarah Paulson, Paul Giamatti, Paul Dano, Benedict Cumberbatch y Chiwetelu Ejiofor (cara conocida, nombre menos recordado). Apegado al que se ha vuelto un cliché abolicionista ya anacrónico, impresiona con golpes de látigo pero descuida la dirección. Falta ritmo, tiene débil secuencia y se apoya en la música del reconocido Hans Zimmer para abordar una producción que sobrepasa su capacidad en pequeños filmes. Cabe dejar a expertos descubrir los verdaderos valores de “12 years…”, aparte de un manido tema y unos nombres de poster.

LAST VEGAS

Freeman, De Niro, Douglas y Kline (75, 70, 69 y 66 años) son orientados por Jon Turteltaub un director, pero de cine de acción. En este caso se trata de un paseo de los actores por la ciudad de Las Vegas con el fin de pagarse sus gastos a costa de la taquilla atraída por sus nombres. Logran triplicar su presupuesto de US$28 millones con esta cercana imitación de “The Hangover I-II-III”, con menos desorden y más fiestera pues se trata solo del posible matrimonio de uno de ellos. Una película que podría estar en la TV de la tarde de un domingo. Nada más.

NO SE ACEPTAN DEVOLUCIONES

Eugenio Derbez es lo que podría llamarse, con todo respeto, un payasito de TV dentro de la buena tradición mexicana. Se disfraza, hace chistes situacionales sin mayor contenido, no se desprende del dejo en su hablado que recuerda al chinito en las calles mexicanas, lo que es de común uso hace ya más de un siglo en todo aquel cine que invadía a Latinoamérica, cuando lo anglo no se había adentrado de lleno en estas culturas, y que aún persiste quejosamente en la idiosincracia de ese interesante país. En cable se le conoce actualmente por su programa de la familia P. Luche y quizá por ello unos van al cine a ver su producción, pero por ello mismo otros rechazan la oferta.
De ello queda una verdad al asistir para ver “No se aceptan…”: está bien producida. Su humor es simple y lo demás es un melodrama que llega al grueso del público. El color, su sonido, la cinematografía, los créditos insertos en la escenografía, son de gran calidad. El guion del mismo actor y director resulta ser un buen escrito televisivo llevado a la pantalla grande, con bien utilizados trucos de ritmo, secuencia y sorpresa. Llegará merecidamente a los US$100 millones de recaudo en toda América. Si todo en la cartelera ya estaba visto por quien pagó esta boleta no se frustra, pero tampoco lleva algo nuevo en su memorabilia.

jueves, 30 de enero de 2014

LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY (THE SECRET LIFE OF WALTER MITTY)

Este es un buen filme pero con un costo relativamente alto de US$90 millones para el nivel que logra. Quizá los efectos especiales de los sueños y los viajes de Mitty a gélidas tierras encarecen la cinematografía del argumento. Hay algo de “Walter” en todos los espectadores, pusilánime, tímido, común, pero con elevados valores. No es arribista, se enamora en secreto y tiene un bajo perfil laboral en una de las más reconocidas revistas del mundo trabajando en la oficina más escondida del edificio.
LIFE fue el magazine más famoso por sus sorprendentes fotografías en los tiempos en que no se contaba con internet, ni había suficiente cobertura de información televisiva por cable y había mínima globalización de la información. LIFE, por su calidad fundamentalmente, pero por la época tecnológica menos avanzada sorprendía. En ese contexto, un fotógrafo era un antropológo y un “Indiana Jones” del periodismo, que acá es representado en el personaje de Sean O´Connell e interpretado por Sean Penn, ese “tough guy” envidiable por sus recientes logros con Charlize. Y, en el otro lado de la balanza está Walter, un oficinista que maneja negativos de fotos de la revista, lo cual si bien es un trabajo de cuidado, resulta anónimo como el pequeño empleado que lo hace. Si bien LIFE terminó su vida semanal impresa el 8 de diciembre de 1972 y su salida mensual en físico el 20 de abril de 2007, esto significa que James Thurber el autor del cuento corto original de 1939, no incluía este tema. Tampoco, obviamente, en el posterior libro “My World and Welcome to It” in 1942 que amplía las desventuras aventuradas de Mitty. Thurber declaraba en entrevistas que este personaje hacía parte de una intención de “hacer notable lo común”, un trazo argumental del cual hizo una primera versión fílmica Danny Kaye en 1947 (con Virginia Mayo y Boris Karloff) y ahora esta segunda de Ben Stiller, en la que se permite incluir el contexto de homenaje a LIFE y su paso a la publicación virtual.
Mitty es caricatura del hombre simple, de aquellos para los cuales un “Errol Flynn era todos los héroes en un paquete magnífico, sexy y animal”, según la expresión de Jack Warner en los años cuarenta. Es decir, el alter ego de Mitty es todo mítico héroe y por ello imagina osadías y valentías que le permitirían conquistar a Cheryl Melhoff, por ello la fábula terminará felizmente gracias al agradecimiento del mítico fotógrafo que a través de la “quintaesencia” fotográfica para la última portada agradece a quienes considera que trabajaron verdaderamente por la revista que fenece. Theodore Shapiro (“The Devil wear Prada”, “Blades of glory”), arma un soundtrack excelente por sí solo e incluye canciones “indie folk” del sueco José González. Créditos iniciales ubicados visualmente dentro del paisaje urbano y la cinematografía de Stuart Dryburgh (“The piano”, “The tempest”…) embellece las novedosas imágenes acordadas con el productor ejecutivo Gore Verbinski (“Pirates of the Caribbean”). En esta película no trabajó, por excepción, su amigo Owen Wilson con quien ha realizado 11 de sus filmes como actor y director. De Stiller como director se recuerdan “Reality Bites”, “Cable Guy”, “Zoolander” o “Tropic Thunder”, con relativo éxito en taquilla pero con menos trascendencia artística que la interesante “…Mitty”.

martes, 28 de enero de 2014

ESCÁNDALO AMERICANO (AMERICAN HUSTLE)

En la carrera a los galardones del Oscar 2014 esta película es la más nominada. David O. Russell escribió el guión y la dirige, quizá animado por el éxito obtenido el año anterior en los premios de la Academia norteamericana con “Silver Linings Playbook” y sus ocho nominaciones, de las cuales alcanzó Jennifer Lawrence su reconocimiento como mejor actriz. Repite Russell con la música de Danny Elfman y las actuaciones de Bradley Cooper y la misma Lawrence. Como resultado, una buena comedia en la cual es precisamente Jennifer quien se distingue en medio de esta buena pléyade de actores. Christian Bale, Amy Adams, Jeremy Renner, Robert De Niro y el viejo Anthony Zerbe, de quien hace rato no se sabía en el cine, acompañan a Lawrence y Cooper.
Es una película de relativo bajo presupuesto con US$40 millones a pesar que el mismo Sindicato de Actores le dio el reconocimiento al mejor elenco lo cual significaría un alto costo, pero la época es de crisis en la industria y la estrategia usual es la de cooperativizar el trabajo para subsistir pues los tiempos de hipersalarios ya pasó. Lo más destacado es el ritmo de la narración y cierta mimetización de todos los personajes principales. Su desventaja, ser una comedia compitiendo con productos serios, y replicar el muy estilo inglés de Guy Ritchie. Una película buena de la ya larga tendencia de llevar al público a través de un poster lleno de personalidades, aunque algunas de ellas solo sirvan de relleno.

DALLAS BUYERS CLUB (EL CLUB DE LOS DESAHUCIADOS)

Este filme con más de 40 nominaciones y premios va por seis opciones de Oscar. Jean-Marc Vallée, su director canadiense, tiene pocas películas a su haber entre las cuales solo se distingue “The Young Victoria”. En la presente oportunidad toca el cielo cinematográfico con un producto de solo US$5 millones de presupuesto. Se cuenta la historia de Ron Woodroof, con base en un reportaje concedido en 1992 al periodista Bill Minutaglio, de la vida en sus últimos siete años de un homofóbico que se convierte en el ángel protector de muchos desahuciados por el sida. Matthew McConaughey se luce tras el esfuerzo de transformación en dejar su bronceado six pack y convertirlo en famélica figura blanca, cansado de gastar la mitad de su vida en papeles galanes y ser reconocido en muchas comedias románticas y algunos buenos filmes poco publicitados y menos exhibidos (“Killer Joe” de William Friedkin. “The paperboy” de Lee Daniels, por ejemplo). Con ello logra ganar más de una decena de premios ya obtenidos por este papel.
Jared Leto, el líder de “30 seconds to Mars”, por su parte mantiene su buena vena actoral con un excelente papel de travesti gay, luego de dos docenas de películas entre las cuales muchas de culto y ha caminado un trayecto similar al de McConaughey. Es así como la narración acerca de la manera en que “desahuciados” se agremian para realizar las compras de fármacos en búsqueda de prolongar sus signadas vidas resulta un tema nuevo y ello es parte fundamental del éxito de este filme. Por lo demás, todos los elementos técnicos y artísticos están bien manejados y sin exabruptos para complacer a la platea, lo cual es el principal mérito de “Dallas…”. Brad Pitt y Ryan Gosling tuvieron esta oportunidad, McConaughey lo logró. Leto le acompaña. La pregunta de siempre sigue siendo válida ¿por qué la desgracia humana sigue siendo una prueba necesaria para demostrar la eficiencia actoral? ¿A qué se debe que la belleza sea un supuesto óbice de talento (Berry, Theron…)? La respuesta podría ser quizá más amplia y estar en el hecho de que la humanidad ha buscado diempre nivelar las escasas oportunidades existentes a costa de comenzar por despreciar las ventajas innatas de los individuos.

domingo, 26 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET (THE WOLF OF WALL STREET)

¿Es una comedia? ¿Exagera? No. Wall Street ha sido así siempre, por lo menos hasta el 2008 y no solamente en los ochentas y noventas como sugieren los comentaristas alrededor del tema y la película. Ya el mejor filme sobre el mundo bursátil, “Inside Job”, lo había expresado. Ya lo había expuesto Oliver Stone con la saga “Wall Street”. Ya la realidad colombiana con Interbolsa lo ha dejado en evidencia. Pero, aun pocos lo creen. La bolsa de valores, sus derivados, la venta de activos de papel, además de ser un excelente medio de financiamiento para buenas y prometedoras empresas, es el epicentro de la apariencia de riqueza, del mercado de lujo, de la simulación de futuros, de la supervivencia de algunos avivados a través de comisiones y libertad de asignar recursos ajenos.
Todo el lenguaje de Leonardo DiCaprio, mejor de su personaje Jordan Belfort, es correctamente utilizado y cierto. Las estrategias que expresa de manera rápida, locuaz y, en apariencia, humorística, son ciertas y se practican actualmente a nivel global. El promeserismo de bolsa está sustentado en un gran juego de ruleta que pocas empresas justifican como epítome del capitalismo. El juego de las acciones se invalida con el soporte de malas firmas, como se refleja en el caso Belfort de los años noventa, pues el mercadeo de acciones es lo mejor del mecanismo bursátil. Cuestión un tanto diferente lo que acontece en el escenario del tercer milenio, donde los malos del paseo son los derivados, los “Collateralized Debt Obligations” o los mercados de futuros en “commodities”. O en el mal uso de los “Sale and Repurchase Agreement”, Repos en Colombia. A ello se agrega, el insólito enriquecimiento de los comisionistas o “brokers”. En Estados Unidos llegaban a tener crédito para atractivas damas de compañía, autos y aviones. El soporte de todo ello en supuestos aportes de nobeles de la economía y de matemáticos financieros encandelilla a los desprevenidos de siempre. Aun los expertos en economía se enredan en este panorama por falta de profundidad analítica y de visión de que es un juego de gana-pierde, nada de gana-gana, de apuesta a lo que no debiera apostarse como son los alimentos y la energía. Pero ello no es lo negativo sino la manipulación de toda la red para favorecer a los de siempre y a muy pocos a costa de los que no tienen mentalidad de “entrepreneurs” ni pueden administrar algo más allá que los recursos de otros. Volviendo a “The Wolf…”, como siempre Scorsese se luce, como hace años DiCaprio también, pero igualmente Margot Robbie como un churro con talento. Scorsese convoca siempre y por ello están allí Jonah Hill (que dice haber trabajado por el mínimo salario), Matthew McConaughey (por pocos minutos de histrionismo bien probado), Rob Reiner (director de “When Harry met Sally”, “Misery”, “A few good men” y otras), Jon Favreau (director de los “Iron Man”, “Zathura” o “Darevil”, entre otras), Spike Jonze (director de “Adaptation”, “Being John Malkovich” o “Her” –actualmente también nominada-), Jean Dujardin (el francés ganador por “The artist” y conocido actualmente como el OSS 117 –especie de 007 europeo-). La cinematografía de “The Wolf…” es resultado de muy buenos trucos de efectos por computador para lujosos paisajes. El guion, basado en autobiografía del mismo Jordan Belfort, es de Terence Winter un avezado escritor de temas mafiosos, acordes con las tretas bursátiles de siempre. Un tema en apariencia cómico para tomar en serio y un buen producto a lo Scorsese, en el cual curiosamente competirán por su correspondiente premio los mismos McConaughey y DiCaprio.