domingo, 17 de enero de 2016

Algunos detalles de la 88a. entrega Oscar 2016

En la próxima entrega de los premios Oscar, por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, se encuentran 116 nominaciones para un total de 59 filmes. De dichas nominaciones, un 61% han sido hechas a 15 películas (en el cuadro, solo aquellas con más de una nominación).
Vuelven a repetir nominación los conocidos González Iñarritu (The revenant) y George Miller (Fury Road), aunque este último lo ha ganado antes por una película animada (Happy Feet).
Repiten también nominación actores como Eddie Redmayne (The danish girl), Leo Di Caprio (The Revenant), Matt Damon (The Martian) y Michael Fassbender (Steve Jobs), quien ha estado antes nominado como actor de reparto.
Entre las candidatas como actrices se ve repetir a Kate Blanchett (Carol) y Jennifer Lawrence (Joy), como principales y Kate Winslett (Steve Jobs) y Rooney Mara (Carol), nominadas como actriz secundaria.
Mark Ruffalo y Cristian Bale vuelven a estar presentes como actores secundarios nominados.
Como siempre, son notorias las preferencias por temas projudíos, antisoviéticos (aún), westerns, antinarcos, interestelares y algunos biopics.

miércoles, 6 de enero de 2016

Las sorprendentes estadísticas de taquilla colombiana

Aún no han sido publicados los números finales del 2015 acerca de resultados de taquilla cinematográfica en el país. Pero ya se conocen algunas cifras que resultan sorpresivas en comparación con años anteriores y con relación a ciertos productos. La asistencia de público entre 2007 y 2015 ha ido incrementando levemente desde 20 millones de boletas anuales hasta 46,5 millones en el 2014. Con ello se ha acercado a un (1) boleto por (1) habitante, lo cual significaba que el colombiano promedio asiste solo 1 vez anualmente a los teatros de exhibición. Pero el año 2015 se acerca a un récord que es cercano a los 70 millones de tiquetes anuales. Sin embargo, Colombia con 0,98 como índice de asistencia, sigue por debajo de México (2,1), Argentina (1,1) y, obviamente de Estados Unidos o Canadá, donde la cifra es de 3,9 boletos por habitante al año. De esta asistencia en el país, solo 2.3 millones van orientadas de ver películas nacionales. Un hito fue el año 2012 con 3.386.000 entradas vendidas por películas colombianas en ese año en que el 10,8% de los filmes exhibidos fue de producción interna y el 90.2% de producto extranjero.
Las altas cifras de entrada a las llamadas películas nacionales de “fin de año” (Caracol y RCN), con promedio de entre 1 y 1,5 millones de entradas se han convertido en datos pequeños. Si bien “Uno al año no hace daño” vendió en la semana última de diciembre 1.132.960 boletas, no resulta en un fenómeno de asistencia sino en uno de declive si se hacen otras comparaciones.
“El abrazo de la serpiente”, quizá el producto verdaderamente estrella artística nacional del año solo alcanzó una mísera asistencia de 90.839 personas, ocupando el puesto 43 dentro de las películas nacionales puestas en cartelera durante el año. A cambio, son las películas extranjeras las que han superado las expectativas usuales en períodos anteriores y, he aquí la sorpresa real: en el año 2015 en que salta abruptamente en un 48% el incremento de asistencia (un récord histórico !), son las megaproducciones en 3D las que explican esto (el formato 3D es ahora el rey de taquilla):
“JURASSIC WORLD” obtuvo 1.293.071 entradas,
“INSIDE OUT” (Intensamente) hizo 1.300.416 entradas,
“SAN ANDREAS” (Terremoto) vendió 1.790.884 boletas,
“THE AVENGERS: AGE OF ULTRON” recibió 2.481.292 espectadores colombianos y, la película reina de asistencia fue
“FAST & FURIOUS 7” alcanzó un dato histórico de 4.374.998 asistentes. Este taquillazo de película representó $41.097.367.552 o US$12.842.927. De acuerdo con ello, en Colombia 2015 se vendieron poco más de US$200 millones de los cuales las películas antes mencionadas se llevaron un 20%.
Por ahora, los datos existentes llevan a reflexionar sobre 1) si hay un boom de cine nacional. La respuesta casi irrebatible es negativa. 2) los formatos más caros tienen menor asistencia. La respuesta sigue siendo negativa. 3) El cine arte permanece de moda. Otra respuesta negativa. 4) Los grandes estudios extranjeros están en decadencia y decaen sus producciones en las preferencias del público. La respuesta es totalmente contraria. 5) ¿Esta desigual situación es resultado de un mal manejo de los exhibidores? NO ¡!!. Es usual ver entre 20 y 30 películas diariamente programadas en cada uno de los diferentes sitios del país. La diversificación de programación es elevada: el cine francés, español, argentino, mexicano, inglés, nórdico en general, asiático en partícular, es usual en las pantallas. Sólo que los exhibidores van despejando teatros pasando de las que no han tenido asistencia, aunque siempre se encuentra al menos una sala con tal tipo de filmes, a las que si las atraen. No es un problema ocasionado por los distribuidores. El refulgente cine colombiano lo es solamente en algunos galardones internacionales. El público nacional está simplemente alienado por la cultura del entertainment norteamericano y reconoce valores del arte fílmico nacional, pero no le asiste.

martes, 5 de enero de 2016

Referencias sueltas al cine nacional del 2015 y al cine extranjero del 2016

"The Revenant" y "The hateful eight", gracias al correo de las brujas que permite verlas anticipadamente, son dos historias con escenografía nívea similar y larga duración de poco más de 2:30 hrs. La primera mitad de cada una de ellas un tanto "bored" y la segunda con mayor interés. El renacido tiene referentes a lugares comunes de la supervivencia frente al odio y al frío, plenos de sufrimiento del protagonista ensangrentado. La segunda, un producto Tarantino con su "gore" personal.
Esta películas quizá no van a ser altamente taquilleras sino tradicionalmente apegadas a los cultores de Di Caprio e Iñarritu (no es el mismo sin Arriaga) y de Quentin (quien repite su "Reservoir dogs" en western y time diferentes).
En cuanto a "Youth", excelente, quizá le pase lo mismo a su director Paolo Sorrentino que con "La grande bellezza" (Oscar, Globo de oro, Bafta y Gaudi !!!) e "Il Divo" (Cannes), filmes bien italianos, profundos y críticos, tuvieron una taquilla miserable en Colombia.
La autoestima es un concepto que puede ser aplicado no solo en las personas sino también en otros ámbitos de la sociedad. El cine es tan visible que nos afecta la autoestima nacional, pero, como la autoestima personal, esta debe ser algo que no dependa de los demás. Es el caso de la dependiente referencia a los festivales.
Siendo así, "Siempreviva" y "Antes del fuego" son productos tan bien contados y referentes a nuestra persona, que no requieren festivalizarse plenamente para querernos como generadores de ese tipo de relatos fílmicos.
En contraste, no deberíamos atenernos a que el éxito de "El abrazo de la serpiente" se deba a que descubrimos la enorme aceptación de academias cinematográficas extranjeras, lo que debiera ser accesorio, sino a la capacidad de autoreconocimiento de que contamos con ese nivel de historias y producciones, muy propio de nuestra formación (UNal, Caracol, Guerra).
Colombia ha tenidos previamente años muy buenos en su cinematografía, pero quizá con una enorme falta de autoestima.

sábado, 2 de enero de 2016

Los efímeros de la ciudad globalizada

Las ciudades son las gentes. La polis comenzó como un concepto novedoso de agrupación social. La política lo hizo como una propuesta de convivencias en pro de las decisiones en vida comunitaria. Estos elementos se han ampliado a nivel global, mostrando cuánto estábamos equivocados al pensar solo localmente. Los grandes proyectos de desarrollo parecían provenir de mentes privilegiadas y de figuras sin origen determinado. Las míticas, las historias, las reflexiones humanísticas parecían pasar por el filtro de inteligencias que se diferenciaban de todo lo que hubiera en su derredor. Hoy ya no es así. La información se democratizó pudiendo llegar a toda aquella persona que desee tenerla. Sin embargo, aún prosigue, siempre lo será, la diferencia humana entre quienes buscan de manera autónoma enterarse del mundo que les rodea y los otros que receptan de forma pasiva lo que el germen comunitario les provee sin mayor esfuerzo de su parte. Así, de manera clara, la política actual se ha impregnado de varias fuentes de dependencia. Una, el rumor de las redes sociales que, tras trendings que cambian a cada momento, pretende presionar los rumbos de las decisiones que afectarán la vida de todos. Otra, la información que fluída, pero en muchos casos quizá tergirversadamente, induce una especie de mitos urbanos capaces de dar forma a grandes propuestas políticas. La siguiente, el deseo de expandir una gran sensación de libertad a través de la derrota de las enormes distancias mediante lo satelital, lo teleinformático, lo aéreo, la transportación masiva y el desplazamiento individual a velocidades crecientes.
Es aquí, como vaticinaba el maestro Galbraith, que la idea del auto-móvil invadió los esfuerzos de la ciencia, las actividades de la industria, las necesidades de las cities, los cielos puros y las campos vírgenes. Todos estos ámbitos recibieron los impactos de la gran megalomanía motorizada. Hubiera sido suficiente pensar en vencer las distancias del comercio y de la necesaria movilidad masiva, aunado ello a la investigación de fuentes puras de energía. Pero, como es de esperar, la ciencia no precede a la evolución social sino que la sucede, inventando aparentes soluciones eficientes a cada una de las urgentes necesidades propias de la vida gregaria. Es así como las urbes obedecen de manera ciega a los motores, les abren surcos a cualquier costo, se someten a problemas colaterales bajo grandes supuestos y cambian las vidas de sus habitantes en apariencia de forma imperceptible pero nunca desconocida. No obstante, los ciudadanos votan por ello y propugnan malas decisiones. Debaten por esto. Imaginan en pro de tal. Y siguen de manera ciega, como insectos atraídos por las luces, el foco candente que les ha de quemar. La crisis climática, los desastres ambientales, los gobiernos sin creatividad se orientan por la luz de una estrella que es fugaz en el espacio milenario pero determinante en nuestras efímeras vidas. Entre los grandes desafíos del tercer milenio ha de estar, en un lugar de consciente racionalidad el cambiar ese polo magnético de lo móvil en deterioro de lo inmóvil. Sustituir fuentes, inventar modelos masivos, apaciguar las lides políticas desatadas en este escenario voraz, debieran ser la sencilla tarea de nuestros días.