sábado, 8 de enero de 2022
Plataformas streaming: el caso Netflix
Las muy exitosas plataformas de streaming, que hoy compiten de manera ventajosa con las salas de cine, han partido de empresas fundadas en las últimas décadas del siglo XX como distribuidoras de audiovisuales y bajo diversos formatos de negocio.
Sin embargo, en la forma que actualmente las conocemos, la más destacada línea de tiempo, muestra que su génesis es de los recientes tres lustros: Netflix nace en 2007; Huawei Video (2007), HBO (2010); Rakuten TV (2010); Prime Video (2012, Amazon Prime); Tubi (gratuita, 2014); Movistar+ (2015); Apple TV+ (2019), Disney+ (2019); Discovery+ (2020), entre las más destacadas.
Varias de estas plataformas de servicio streaming (accesos a través de Internet y en tiempo real), tienen combinaciones de producción propia, con títulos adquiridos o, incluso, recientemente debidos a la fusión con estudios de cine. Gran parte de estas plataformas cuenta con cantidades relativamente pequeñas en su videoteca. Netflix y HBO, cuentan con 3.000 a 5.000 títulos, en tanto que las demás solo mantienen menos de 1.000 en sus archivos.
En términos de suscriptores, Netflix y Amazon superan los 200 millones cada una, en tanto que Disney+ supera los 100 millones y HBO sobrepasa los 50 millones de clientes suscritos.
Una detenida mirada a la cartelera de cada una de estas plataformas permite observar que tienen una fuerte tendencia a la distribución de productos americanos e ingleses, con excepcionales contenidos de otras culturas. Una de sus características es igualmente la relativa baja producción de contenidos propios, aunque algunas de las plataformas de más reciente aparición lo hacen en limitadas cantidades.
¿Cuáles son las virtudes diferenciales de Netflix?
En el campo financiero, al año 2020, la plataforma Netflix contaba con el 53,5%, (es.statista.com), de la demanda mundial de contenidos digitales originales. Su modelo de negocio es invertir en la creación de material audiovisual y adquirir los derechos de otros ya creados, para su venta a través de suscripciones con cuotas mensuales en tres modalidades de precios. Fue a partir de 2015 que se expandió a todo el planeta con excepción de Crimea, Corea del Norte y Siria, (kataca.com).
A partir de ese momento es que las acciones de Netflix aumentaron su valor en un 450% (a final de 2020), además de triplicar sus ingresos mensuales y cuadruplicando sus ingresos netos, (Netflix IR), lo que le permite amortizar fluidamente sus deuda actual de US$15.000 millones y alcanzando el noveno lugar, según sus ingresos, entre las empresas más grandes del mundo, (US-SEC), y con el diferencial de producir exclusivamente entretenimiento frente a las que la anteceden (ej. Amazon o Alibabá) y que se diversifican en ecommerce, social media e internet.
En el ámbito de la producción fílmica, Netflix se identifica por una característica algo quizá poco percibida por una gran parte de sus suscriptores.
Netflix tiene a disposición una muy amplia producción de todos los países, con una muestra de películas y series internacionales de calidad. Su diversificación cultural, en este sentido, sobrepasa ampliamente la de sus competidoras.
Para quienes son cinéfilos natos no existe otra cartelera tal que permita ver producciones no presentes en la oferta de la gran red, no solo con la importante opción de idioma original, además de subtitulados y de muy reciente lanzamiento. Ese gran bagaje cultural en términos de documentales, biografías, biopics, musicales, dramas históricos, ficciones basadas en hechos reales, ficciones de elevado nivel argumental, permite un sondeo de culturas, sitios, costumbres y conocimiento en general, que es de difícil acceso ordenado en otras fuentes.
La competencia de otras plataformas es algo sesgada a productoras de estudios de cine, relacionadas con sus mismos propietarios o con marcas de tecnología celular o televisiva, lo que reduce la riqueza artística de sus catálogos, a pesar de los muy buenos productos que ofrecen tradicionalmente.
Todo lo mencionado no debe derivar en una calificación negativa de las demás plataformas de streaming, (las accedemos y conocemos), ni de sus filmes o seriados. Tampoco significa una visión puramente subjetiva dentro de esta nota. De lo que se trata es de dar relevancia a las grandes ventajas culturizantes que el caso Netflix posee, algo que quizá se difumina tras la preferencial escogencia que sus suscriptores hacen de blockbusters americanos o, incluso, nacionales. Cabe anotar que Netflix también supera con creces la limitadísima cartelera colombiana en cines presenciales, siempre condicionada a distribuidoras interesadas.
Posdata: En su mejor momento, en Colombia se vendieron 73,6 millones de boletos de cine (2019, statista.com), con un promedio no mayor de un boleto y medio anual por persona, lo cual significa que el público colombiano está bien lejos de tener al cine como un producto de consumo usual.
En cuanto a servicios de 'streaming' u OTT (plataformas de transmisión a través de internet) hay 6,06 millones de suscriptores en Colombia (CRC).
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