martes, 17 de agosto de 2010
23 FERIA DEL LIBRO: EL CINE NO ES PARA LEERLO.
Un nuevo paseo por las monótonas ferias del libro lleva a reflexionar una tanto de manera superficial lo que el libro representa en el mundo y frente a un competidor inmediato que es el cine.
CIFRAS DEL LIBRO MUNDIAL
La industria editorial, hay que aceptarlo, es marginal respecto a otras actividades productivas. La demanda de libros no es una de las más importantes en el mundo, pues, con un gran redondeo de datos, Gran Bretaña uno de los primeros mercados del mundo vende unos U$3.000 millones anuales distribuidos en 100.000 títulos. Toda América Latina vende solo US$5.000 millones. Estados Unidos y Canadá U$33.500. Europa, Medio Oriente y África (Israel, Arabia Saudita y Suráfrica solamente, en esta última zona), US$51.500. Asia Pacífico US$27.000. El mundo produce unos US$120.000 millones, en total (PricewaterhouseCoopers, 2009). Esto es un 0,2% del PIB mundial, o mejor el 2 por mil. Colombia puede estar alrededor de US$120 millones en comercio interno y exportación más unos US$30 millones en mercado ilegal del producto literario.
PERSONAJES DEL MUNDO EDITORIAL
Los personajes más famosos en el mundo literario, según The Guardian y la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, son Jesús, Shakespeare, Lenin, Lincoln, Napoleón I, María, Juana de Arco. Músicos como Wagner, Mozart, Beethoven y Bach, en su orden. Picasso, Da Vinci y Miguel Ángel. Darwin, Einstein y Galileo, complementan los primeros lugares, lo cual puede ser un indicador del tradicionalismo cultural en el conocmiento escrito.
INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
El tercer milenio comenzó con la pionera publicación de “Riding the bullet” de Stephen King en el 2000, que sólo podía comprarse y leerse en computador con software especial. Ya había comenzado Amazon. com a vender libros físicos por internet. El “Project Gutenberg” se había propuesto a partir d 1971 la idea de una biblioteca universal que luego, en formatos digitalizados tipo HTML, PDF, EPUB, MOBI se comenzó en 1996 y tiene como meta hoy un cerca de 1 millón de títulos. Random House y HarperCollins en 2002, iniciaron la venta de versiones digitales de sus libros impresos. Posteriormente, vendrían los “devices” de lectura con el Sony Reader, el Kindle de Amazon, el Ipad de Apple, y luego todas las nuevas tecnologías tipo e-books en tablets personales o, para acarreo, de la música digital, de las películas blueray, los móviles tipo blackberry, los iPods, los iPhones, los iPads, entre otras muchas innovaciones que permiten transportar libros para lectura en el computador o en ellos mismos.
Pero, quizá, la verdadera revolución que conjuga la problemática de costo del libro impreso con las ventajas de la impresión electrónica es la “Impresión o publicación bajo demanda”, POD, o el “read on time”, servicio que permite satisfacer números individuales por pedido del cliente a cualquier parte del mundo. Una obra conocida o un escrito personal puede ser publicado, impreso y enviado en la cantidad que se desee, desde unidad hasta tirajes tradicionales, involucrando el servicio de promoción por internet, pago de regalías inmediatas (cercanas al 50%) al autor y en proporción directa al volumen de ventas.
LOS TÍTULOS SON LOS QUE VENDEN
“Pecar como Dios manda”, “Santa Suerte”, “Pornotopías”, “Los hombres las prefieren brutas”, “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, “La puta de Babilonia” o los títulos de Paulo Coelho, Walter Rizo, Carlos Cuauhtemoc Sánchez, en autoayuda y que compiten con Stephenie Meyer y su saga de vampiros adolescentes “Crepúsculo”, “Luna Nueva”, “Eclipse” o “Amanecer”; Joanne Kathleen Rowling con títulos atrayentes de las aventuras de Harry Potter, junto a otros muchísimos ejemplos que incluyen a Dan Brown y sus “milagros” besteselleristas, demuestran la influencia primaria de los títulos sonoros.
¿QUIÉNES COMPRAN LIBROS?
Primero, los estudiantes de primaria y básica, es decir sus padres, que adquieren libros de texto que son “obligatorios”. He aquí la más fuerte demanda dentro de este mercado cultural. En segundo lugar, una élite privilegiada y lectora de toda clase de contenidos en los que predomina la literatura novelística y clásica. En tercer orden, el mundo universitario, sus profesores, pues sus alumnos son satisfechos con la ilícita pero muy necesaria fotocopia, restringidos a novedades académicas traducidas o, excepcionalmente, en inglés u otras pocas lenguas extranjeras. En cuarto lugar, los aficionados multicolor que adquieren lo que la inmediatez les indique. Los “bestsellers” parecen tener una ubicación transversal a todos los sectores intelectuales y sociales. Un último lugar, porque existe, hay un mercado del usado, barato, sin pretensiones, que se recicla hasta llegar inútil a los estratos con menor capacidad económica y de criterio.
LOS AUTORES Y EL MERCADO
Un atractivo del mundo editorial son sus divos y divas. Ser autor es un logro social, alcanzar un “habitus” bourdiano. Solo algunos gozan de sus fotos popularizantes a nivel masivo, mientras otros muchos apenas del reconocimiento gremial o del entorno cercano. Este carácter personal hace que el mundo libresco y de la industria editorial se alimente con facilidad de obras paridas con mayor o menor intensidad de dolor, muchas de las cuales con calidad gratuita.
La industria del libro a nivel mundial es muy similar a la industria fílmica internacional. El consumo de países avanzados premia con la recuperación de los costos fijos y el resto del mercado resulta en una suerte de ingreso marginal que permite la intermediación poco dinámica de librerías y la irrigación de esta cultura al escaso lector de países menos bibliográficos (por utilizar algún término).
Una película recupera sus costos en las taquillas de origen en solo un par de semanas. De allí en adelante todo es, en términos económicos, que el ingreso marginal supere positivamente el costo marginal. Es acá donde reside la explicación de la supervivencia de la industria cultural fílmica, o editada e impresa en el mundo. En el caso del cine de autor sucede esto, pues los costos marginales de su producto van siendo recuperados en el itinerario mundial hasta permitir el ingreso que justifique la tarea (Ver Cinetráfico en este blog).
EL CINE FIN JUSTIFICA LOS LITERARIOS MEDIOS
No cabe la menor duda. Con muy contadas excepciones es justificable leer el libro por sobre su versión fílmica.
¿Qué idea justifica tal afirmación? Los libros llevados al cine, actualmente, permiten que la decantada tarea del guión muestre la esencia de su argumento y de su aporte al conocimiento. Es obvio que ello se aplica mejor a crónicas, novelas o cuentos. Hay casos específicos en que libros de otros temas son llevados al formato audiovisual de manera algo exitosa: El Secreto o La Corporación, por ejemplo.
No obstante, frente a la realidad del mundo actual, urgente, rápido, lleno de otros atrayentes intelectuales, la versión fílmica satisface lo que la lectura también. Otra cosa diferente es la primaria escala del aprendizaje lectoescritural que solo lo provee la lectura directa para los no iniciados. O el muy restringido producto teórico investigativo solo presente en la obra académica. Pero en el resto, el cine supera al libro como medio de difusión cultural, en lo relacionado con títulos surgidos en el lenguaje literario.
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