martes, 26 de marzo de 2013

LA REINA INFIEL (A ROYAL AFFAIR)

Muy mala titulación para tan respetable filme. Un trozo de historia, que poco aparece en aquella escrita y puesta como texto en la escuela. Sorprende este importante suceso sin analistas, acerca de un hecho real previo a la revolución francesa, paralelo a las ideas de Voltaire y anticipatorio de las revoluciones democrático-burguesas mediadas por alguna nobleza avanzada. El iluminismo entra a la corte de Dinamarca, enamora a la reina, seduce y manipula al rey, elimina al Concejo, hace cambios en favor del pueblo, es develado por el mismo rey y con argumentos pasionales llevado al cadalso por el Consejo entronizado. Buen cine sueco, excelentes actuaciones del rey y su médico, papeles muy humanos de todo el elenco. Humanos porque no caricaturizan el poder ni los debates políticos, se adentran en roles que debieron ser así en su época, no exageran ni hacen grandilocuencia de lo que es usualmente el cine político. Alicia Vikander (“Anna Karenina”), Mads Mikelsen (“Casino Royale”, “Coco Chanel e Igor Stravinsky”, “Flammen y Citronen”), Mikkel Boe Folsgaard (actor danés con un Oso de Plata en Berlín por este papel), son el triángulo pasional y político que reproduce la infidelidad que retarda avances sociales, en Dinamarca y Prusia, de los que vendrían, un poco más de tres lustros después, con la revolución burguesa de 1789 en Francia.

JACK EL CAZAGIGANTES (JACK THE GIANT SLAYER)

Ewan McGregor (“The ghost Writter”), Nicholas Hoult (The beast en “X-men”), Eleanor Tomlinson (cara poco conocida de “The illusionist” o “Alice in Wonderland”), Stanley Tucci (“The devil wear Prada”), Ian McShane (Blackbeard en “Pirates of the Caribbean Pirates”), hacen una buena recreación de los cuentos, “Las habichuelas mágicas” y “Jack el cazagigantes”, tan conocidos de Hans Christian Andersen (el de La sirenita, El patito feo o El soldadito de plomo). Brian Singer dirige (“Superman”, “X-men”) este cuento infantil que se vuelve interesante a los adolescentes debido a la calidad de los efectos especiales mezclados con actores reales, a las situaciones de peligro ante los gigantes y al manejo de las batallas. Algo infantil que transfigura en aventura de acción, de un filme que es mejor de lo pensado, dentro de la ola de cuentos llevados al cine en este 2012.

THE MASTER

Paul Thomas Anderson, el también director de “Magnolia”, “Boogie Nights” y “There will be blood” (“Petróleo sangriento”, que dio su segundo Oscar a Daniel Day-Lewis), hace un buen filme con Joaquin Phoenix (Freddie), Philip Seymour Hoffman (Lancaster Dodd) y Amy Adams (Peggy Dodd). El maestro es Hoffman, aunque Phoenix (“Gladiator”) se luce en un rol del tipo “skinny”, tal como hizo Christian Bale para “El maquinista”, Tom Hanks para “Náufrago”, Michael Fassbender para “Hunger”, Matthew McConaughey para “The Dallas Buyer's Club”, entre otros. Del argumento dicen unos que trata de la Cienciología de Ron Hubbard, otros que de cualquiera de las tantas sectas, algunos que de lo que podría ser un remedo de los muchos apostolados del mundo contemporáneo. Hay de todo ello, pero más de la triste historia de los charlatanes que se dan en las iglesias, la política, el negocio de los conferencistas, entre otros ejemplos de “quien va inventando a medida que habla”, como dice en determinado momento Freddy a Lancaster. La actuación de Phoenix es buena, figurativiza bien a muchos individuos dependientes con los que se tropieza cualquiera a diario en el camino y demuestra una buena puesta de su cuerpo como herramienta al servicio de un rol. Pero su actuación aunque loable es algo rebuscada y notoriamente en caza de la atención de las academias. Desde que obtuvo el Globo de Oro por “Walk the line”, desea más y se nota. El trasfondo de “The master” es doloroso, en cuanto frustra ver un reflejo de lo que se encuentra usualmente en las masas sedientas de orientación, liderazgo, conducción y paternalismo. Una masa mundial que se deja embobar por palabras huecas a todo nivel, en la academia, la empresa, la plaza pública, el intelectualismo, las mesas de café y las vueltas que da la vida. La magia de las palabras, por las palabras en sí y solamente por ellas sin contenido.

OZ EL PODEROSO (OZ THE GREAT AND POWERFUL)

Sam Reimi es un exitoso director de taquillazos, como Spiderman. Es coproductor de la buena serie de TV sobre “Spartacus” y acá toma el camino de los cuentos clásicos, sobre una de las más conocidas obras del prolífico Lyman Frank Baum de hace un siglo. Se interpreta este filme como la precuela del “Mago de Oz”, la mítica película de 1939 que haría inolvidable a Judy Garland. “Oz” atraerá a los niños por su colorido de viñeta, a los adolescentes por la presencia de Mila Kunis (Teodora), Rachel Weisz (Evanora) y Michelle Williams (Glinda) y a los viejos por la remembranza del extraño mundo de Oz de hace 75 años. Las tres brujas hermanas son embaucadas de diversa forma por Oz, un James Franco relativamente tontuelo. A este filme no se le deberá pedir más de lo que da y ha de aportársele paciencia puesto que vienen secuelas del mismo, quizá porque son 14 los libros escritos originalmente, aunque comprimidas en no más de tres. Un colombiano hizo parte del equipo técnico para dibujar los girasoles notorios de este producto melancólico en todo sentido.

POR LOS VIEJOS TIEMPOS (STAND-UP GUYS)

Tres niveles de mítica actoral para los roles de quienes se habrán de sacrificar, ya viejos y “por los viejos tiempos”. El mítico Al Pacino acompaña al relativamente mítico Christopher Walken (aquel quien anecdóticamente se dice que fue muerta Natalie Wood por celos) y al muy importante y algo olvidado Alan Arkin. Val, Doc y Richard hacen una historia de viejos que luego de casi tres décadas se reencuentran. Val ha salido de prisión por el asesinato del hijo de un capo, Doc ha sido presionado de vieja data para matar a Val por venganza de este mismo padre mafioso y Richard de retirado pasa a unírseles en un última noche de recuerdos, pequeños delitos y madrugada. Irán muriendo uno a uno, los primeros de manera algo más que heroica, imprudente. Quizá por el tono del lenguaje, las ironías de las frases y la escena final, el filme es catalogado como comedia. Mejor sería verlo como tragicomedia, en la cual los actores viven reflejos de los que son ellos en su vida real a los 72, 69 y 78 años de edad. Curiosamente, Pacino pareciera más anciano de lo que es, mientras Arkin se conserva algo mejor. Pacino jala la cartelera, pero ha de frustrar algo a su fiel público en este producto de crisis.

PELÍCULAS DE SEMANA SANTA

Siendo la Semana Santa una época de conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (0-33 años, siglo I d.C), suele programarse la exhibición de películas cuya historia es asincrónica con este personaje. He aquí algunos ejemplos: 1. EL ARCA DE NOÉ (posiblemente siglo XXX a.C.) 2. SANSÓN Y DALILA (ubicada en el siglo XX a.C.) 3. DAVID y/o GOLIATH (siglos X-XI a.C.) 4. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (hipotéticamente Moisés existió en el siglo XIII a.C.) 5. TROYA (siglo XXX, escrita el siglo VII a.C.) 6. ALEJANDRO (siglo IV a.C.) 7. SPARTACO (siglo I a.C.) 8. CLEOPATRA (Egipto siglo I a.C.) 9. QUO VADIS (año 37 imperio de Nerón, siglo I d.C.) 10. ROMA (Monárquica 753 - 509 a.C.; Republicana 509 - 31 a.C.: Imperial 31 - 476 d. C.). Siendo así, solo cabrían las historias del inicio de la época Imperial, bajo Augusto o Tiberio y contemporáneos de Jesús. No obstante, todo se soluciona pensando en el género “bíblico” o el género “histórico clásico”. Algunos expertos han clasificado este conjunto de películas como perteneciente al “robe movies” (películas de mantos o capas).

viernes, 1 de marzo de 2013

EL GRAN SECRETO (THE WORDS; EL LADRÓN DE PALABRAS)

Brian Klugman y Lee Sternthal, escriben este guión y lo dirigen, a un costo sorprendentemente bajo de US$6 millones (otra de las tantas lecciones de hacer cine con buena historia y bajo costo, que los países aprenden con mucha lentitud y dificultad). Bradley Cooper es Rory Jansen (el escritor, que alcanza el éxito con un bestseller premiado, pero no de su autoría); Zoe Saldana es Dora Jansen (su esposa de color, que le apoyará siempre, a pesar de la gran verdad); Ben Barnes es The Young Man (quien durante la segunda guerra escribe el que sería, años después, aquel exitoso bestseller); Jeremy Irons es The Old Man (The Young man, muchos años después, luego de haber perdido el gran manuscrito); Dennis Quaid es Clay Hammond (escritor de mediano talento, pero que alcanza el éxito, solo escribiendo la historia del manuscrito perdido y del éxito alcanzado por quien lo toma como propio); Olivia Wilde es Daniella (la escritora novata e inteligente a quien Hammond confiesa de dónde surge el argumento que le ha dado notoriedad, precisamente basado en la historia real del manuscrito perdido y del correspondiente plagio). Aun a sabiendas del contenido del filme, se puede ver este como un interesante producto. Son tres historias traslapadas que muestran bien el efecto psicológico que la fama sin mérito genera, a manera de conciencia acusadora. En un efecto psicoterapéutico, confesarlo a alguien, redime, pero no repara. La corta participación de Irons, como siempre de alta calidad. La actuación de Cooper lo muestra como uno de los mejores prospectos jóvenes. El aporte de Quaid es, como siempre, reconocible pero inocuo. Saldana y Wilde, hasta ahora, cumplen apenas. De toda forma, el trabajo de estos directores noveles, con corta experiencia en escribir historias, ha dado un resultado plausible. Una simple prueba de lo fácil que resulta robar las palabras, algo bien común en los tiempos que corren.