viernes, 16 de marzo de 2012

LA DAMA DE HIERRO (THE IRON LADY)


¿Un premio a la mejor actuación o una actuación para la más premiada? Quizá, lo segundo.

Meryl Streep (63 ¡!!) puede ser la reina del cine occidental, sin exageración. Debía entonces ser la primera ministra del neoliberalismo en el cine. Desde “Julia”, “The deer hunter”, “Manhattan”… “Out of Africa”… “House of the Spirits”, “The bridges of Madison County”, o “Sophie´s choice” a “The hours”, “The devil wears Prada” o “Julie y Julia”, hasta hoy, toda su filmografía es casi obligante. Su casi centena de nominaciones, sus triunfos con 3 Oscares, 8 Globos de Oro, 2 Emmy, 2 SAGA, 1 Cannes, 5 NY Critics, 2 BAFTA, 1 AFIA y 1 AFI, no tienen competencia.

No obstante, tras esta película hay un anecdótico e-mail que la productora Weinstein envió a “The Hollywood reporter” ensalzando el papel de Meryl Streep en el filme y recordando a los miembros de la Academia que “hace más de 29 años que la actriz no gana la estatuilla”. Luego, Meryl, al recibir su trofeo llamó “Dios”a Harvey, el distribuidor y magnate de The Weinstein Company (TWC), reconociendo lo que todos saben, que en la entrega 2012 hubo un dominio de esta empresa con ”Undefeated”, “My week with Marylin”, “The artist”, “W.E.” y la misma “The iron Lady”.

Bob y Harvey Weinstein fundaron TWC en el 2005, habiendo sido cofundadores de Miramax y dueños del logo Dimension films. Han realizado 59 filmes TWC, 29 Dimension y 19 codistribuidos por Metro Goldwyn Mayer. Tiene alianzas con Entertainment Films Distributors y con Momentum Pictures (una omnipresente distribuidora de la presente década) de Reino Unido.

Volviendo a “The iron…” cabe destacar que ganó igualmente el Oscar 2012 al Mejor Maquillaje en la mano de Mark Coulier (maquillista de efectos en “Harry Potter”, “Alien”, “Star Wars”) y J. Roy Helland (quien ha acompañado a Meryl entre 1982 y 2012 en todas sus actuaciones durante estas gloriosas tres décadas, como estilista de cabello y maquillador).

Acerca del título, varias damas de hierro han sido Elena Coacescu (Rumania), Imelda Marcos (la Mariposa, Filipinas), Indira Ghandi (Inidia), Golda Meir (Israel) y aún Angela Merkel (Alemania). Margareth Tatcher (87 años) fue Primera Ministra durante 11 años (1979-1990) y gran símbolo, junto con Ronald Reagan, de las políticas del Neoliberalismo mundial.

Actualmente, Tatcher padece demencia senil, confunde Malvinas con Bosnia y no recuerda que su esposo Denis murió ya en el 2003, todo lo cual hace parte, precisamente, del eje argumental de la película. En ella vemos a Margareth, confundida en su vejez, ensoñando imágenes sueltas de su activismo en el poder, hablando a solas con su esposo fallecido, lo cual hace que el guión contenga un gran componente subjetivista de parte de Abi Morgan.

Phyllida Lloyd, dirige a Meryl nuevamente, ya lo había hecho en “Mamma Mía”. Alexandra Roach, la reemplaza en su actuación joven dentro de la película.

El argumento cubre hechos como los recuerdos de su hijo Mark, quien vive en el sur de África en la actualidad y de la tensa relación de Margareth con su propia madre y con su hija Carol. Los flashbacks recuerdan su trabajo en la tienda de su padre en Grantham, su ingreso a la Universidad de Oxford, su entrada al gabinete de Edward Heath, su amistad con Airey Neave y detalles con su entrenador de voz y cambio de imagen. Como primera Ministra del Reino Unido se hace remembranza del aumento del desempleo debido a sus políticas monetaristas, los disturbios de Brixton de 1981, la huelga de los mineros de 1984 y el bombazo del Gran Hotel durante la Conferencia del Partido Conservador, en el cual ella y Denis estuvieron en riesgo de morir. Breves recuerdos de Reagan, el otro símbolo neoliberal de la época, y su apostura presidencial. Es trascendente el momento de su decisión de retomar las Malvinas después de su invasión en 1982, el hundimiento del buque General Belgrano y la posterior victoria en esta Guerra. Escenas de su despotrique sobre su gabinete, negándose a aceptar el "Poll Tax”, la humillación que le hace a Geoffrey Howe quien dimite por ello y la posterior victoria de Michael Heseltine. quien la forza a ella a su vez a su dimisión como primer ministro propiciando el ascenso de John Major.

La película es una reflexión universal sobre la realidad de la vejez más que un documento crítico sobre el “tatcherismo”. Los aspectos políticos están bastante reducidos y se da relieve al, supuesto o real, autarquismo feminista vivido por la Tatcher en medio de hombres poderosos que, sin embargo, se ven empujados por la historia y las reacciones de la Primera Ministra a los hechos relevantes que se dieron durante su período.

Streep, por su parte, llena la pantalla, clona de manera excelente a la Tatcher y justifica su elección como actriz de un rol respetuoso y humano sobre esta figura pública icónica. Se le premió con esta oportunidad artística y ella la ratificó obteniendo diez de los más importantes galardones de actuación en el mundo (Oscar, Australian, BAFTA, Golden Globe, premios de Críticos de Irlanda…, Londres..., Nueva York…, Australia…, entre otros). Sin ser muy profunda ni un gran logro, la película es para iniciados y para admirar este trabajo individual, no para una gran taquilla.

DRIVE


Hay algo interesante en la atmósfera de “Drive”, pero un ritmo algo lento en el contexto de un conductor diestro y veloz, “stuntmen” de cine en sus horas extras, mecánico experto y contratista de delincuentes en la noche. Ya se había hecho “The driver” con Ryan O´Neal en 1978, escrita y dirigida por el estupendo Walter Hill, cuya filmografía hizo aportes en los géneros de acción de las últimas cuatro décadas.

El filme es dirigido por Nicolas Winding Refn, un director danés cuyo actor insignia ha sido Mads Mikkelsen en “Pusher” I-II-III a quien se recuerda de “Casino Royale”, “Coco Chanel & Igor Stravinsky”, “Flame y Citrón”. Hay una curiosa aparición de Russ Tamblyn, 78, (en el papel de Doc), el otrora famoso bailarín por haber representado al líder de los Jets en “West Side Story” (musical clásico, con base en Romeo & Juliet, de Wise y Robbins) hace ya medio siglo, que aunque lleva 64 años actuando, poco reconocida es su filmografía.

“Drive” es un filme de la globalización, mezcla de elementos dramáticos nórdicos, de íconos norteamericanos y de atmósferas japonesas. Combina “cast y drew” internacional, silencios expectantes (derivados del lenguaje de Walter Hill) y una historia samurái que va bien con la usual “poker face” de Ryan Gosling (otro actor Disney, “Blue Valentine”, “The ides of march”).

Carey Mulligan (“An Education”), Christina Hendricks (TVactriz, reconocida por sus “boobies”), Ron Perlman (“Quest for Fire”, “HellBoy”, “Beauty and the Beast”), entre otros, acompañan la “no actuación” de Ryan.

Es una película bien facturada, plena copia del estilo Walter Hill de hace treinta años. Pero se abusa del tono “James Dean” propuesto a Ryan Gosling. Con los antecedentes de “remake” y un ritmo llano de ciertos picos sangrientos, a esta producción no debería acercársele al mote de obra maestra, aunque estuvo nominada por edición de sonido en los Oscares 2012 y por la actuación (¿¡?) de Albert Brooks (como Bernie), en los Golden Globes de este año.