viernes, 17 de diciembre de 2010
SPARTACUS BLOOD AND SAND
El canal de TV Starz ha producido para el año 2009 una serie de trece capítulos sobre el personaje histórico de Espartaco (por Esparta, pero nacido en Tracia y muerto a los 42 en Lucania). A este personaje se le conoció en el mundo del cine fundamentalmente por el reconocido producto de Stanley Kubrick personificado por Kirk Douglas (padre del reconocido Michael), con base en la novela de Howard Fast. Si bien esta película de Kubrick es un mérito de escenarios y manejo de masas, no representa un buen reflejo psicológico de lo que se puede suponer como el líder de gladiadores esclavos que en los años setentas antes de Cristo forjó una rebelión que afrentó la soberbia del imperio romano.
Los gladiadores (de “gladio”, espada) se han convertido en el siglo pasado y en este en íconos guerreros, héroes sin corona, brutos sin libertad, figuras de fortaleza y destrezas en las armas y luchas cuerpo a cuerpo. No obstante, más que eso son representaciones de una sociedad antigua de privilegios contrahumanos, esclavista, con creencias y valores predecesores de fascismos más recientes y recordatoria de fracasos democráticos al interior de uno de los mayores imperios que el mundo ha conocido.
La vida no valía nada en este tramo de la historia, pues la mayor parte de la población era una mercancía y un objeto. Para los gobernantes, el hombre era simplemente fuerza, la mujer ayuda y placer. Las luchas por el poder se daban a través de la traición, el descrédito, la celda, la desaparición, el robo y el asesinato. Los césares (a partir de Julio) eran considerados semidioses y sus ubérrimos condescedientes también dueños de la vida humana. Bajo la punta de esta pirámide social todo era válido. La violencia como en frase reconocida quizá fue “la partera de la historia”, el “paramilitarismo” actual se presentaba en forma de mercenarios bárbaros al servicio de la corona de olivo, el sexo era más que una mercancía para asignar el patrimonio y un escapismo que la nobleza ejercía frente a los ojos quietos y nada sorprendidos de soldados, guardianes, sirvientes y familias.
De esta manera, más que el oro o la “sal”, la vida humana, la fuerza corpórea, la belleza y el sexo, quizá no en el mismo orden, eran las fuentes de valor y supervivencia. En “Spartacus” de Starks hay un mérito descriptivo de la relaciones entre humanos dueños de vidas y esclavos desposeídos de ellas. En medio de un desarrollo argumental condicionado por los elementos históricos básicos, se realiza un argumento de amores y dolores que expresa bien “la lucha de clase” premonitoria que pudo representar la sublevación de Startacus y Crixus, los campeones de Capua, competidores entre sí, adiestrados por el “médicus”, en la “ludus” de Léntulo Batiatus. La puesta en escena se apoya en un dramatismo basado en la violencia descarnada, la escenográfica descriptiva de escenas de herida y muerte, el circense uso de “strings dance” para las luchas cuerpo a cuerpo, la “hermosa violencia” como un recurso dramático real y necesario en cuanto a la fidelidad a la historia.
Lucrecia, esposa de Batiatus esta bella y profesionalmente protagonizada por Lucy Lawless, la reconocida Xeena la Princesa Guerrera de la TV de 1995 a 2001 y de “The L World”, demuestra un dominio del entorno escenográfico en el cual el homosexualismo trasciende incluso a fuertes gladiadores. Andy Whitfield, el actor que personifica al personaje central ejerce su trabajo de manera elocuente en movimientos, sencillez y naturalismo. En general el cast deja a un lado las usuales poses “hollywoodescas” y pasa a un trabajo serio que aglutina espectáculo entretenido con seriedad histórica y de puesta en escena.
Andy Whitfield está enfermo. Por ello, mientras lucha con un cáncer, que parece va a impedir su regreso, los productores han puesto en escena para una segunda temporada la secuela titulada “Spartacus: Gods of the arena” con mucha ficción forzosa esta vez.
“Blood and sand” llegó hasta la sublevación de Spartacus y Crixus. En una tercera temporada, volverá la historiografía donde se verá la formación de un ejército de 60.000 esclavos divididos bajo dos mandos. Crixus perderá por ser menor estratega y Spartacus continuará, hasta terminar en el grupo de 6.000 esclavos colgados en cruces con distancia de 10 metros cada una, a lo largo del camino de entrada a Roma. Esto a manera de una lección del imperio a quienes se atrevan a desafiar su poder, algo que sucedió casi de manera definitiva unos 500 años luego al compás del ascenso del cristianismo y el envilecimiento de la moneda romana. “Spartacus Blood and Sand”, un buen producto fílmico sin reatos morales, que quizá sin intentarlo combinó violencia y sexo como eficiente y bella didáctica histórica de lo que quedó en los libros como la “Guerra servil”.
Títulos de los capítulos:
The red serpent
Sacramentum gladiatorum
Legends
The thing on the pit
Shadow Games
Delicate Things
Great and Unfortunate Things
Mark of the Brotherhood
Whore
Party Favors
Old Wounds
Revelations
Kill Them All
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