lunes, 21 de febrero de 2011
CRAZY EIGHTS (OCHO LOCOS)
¿Por qué se ve esta película?
Porque, para apenas mejorar criterios acerca de un tema, se deben agotar las fuentes. La buena cinefilia requiere de ver todo tipo de películas. Esto con el fin de no depender de variados criterios interesados, o de academicistas poses de seudoanalítica de la filosofía y del texto.
¿Cuál es el eje motivador de la producción del filme?
Dina Meyer, hace el rol de la bonita Jennifer, el único personaje que llega hasta el final. Alguna vez se le vio en TV dentro de “Birds of Prey”, como Bárbara Gordon o Batgirl, hermosa en su disfraz de superheroína y luego ha estado en cuatro de los filmes de la saga “Saw”. Dan DeLuca, es Wayne Morrison, quien es el primer personaje en morir dentro de esta trama intrascendente, coescrita por el mismo con el director James K. Jones. Igualmente, ambos, coproducen. De ello se puede deducir que estos dos loquillos con poco talento, algún mínimo presupuesto y una casa vieja, se reúnen apoyados en una o dos bonitas caras y un poster (¡?¡?¡?), para hacerse alguna pequeña fortuna en el mercado mundial.
¿Cinecrisis? ¿Competencia del poster? ¿Competencia desleal?
Puede afirmarse que no solo en medio de la crisis del mercado global se producen esperpentos de estos por parte de una media docena de avivatos de la industria fílmica.
También, es anotable y notable que hay un segmento del mercado que cuenta con un público que se guía por lo atractivo del diseño del poster. Las paredes de los teatros se llenan de niñitas o mujeres que copian la famosa figura de “El Aro”: vestido blanco manchado de sangre, pies descalzos, melena que semioculta la cara y unos ojos en blanco. U otro tipo de diseños: fauces, sombras diabólicas o cruces en perspectiva.
Además, las frases mentirosas sobre titulares de prensa elocuente en comentarios benévolos, frases de críticos desconocidos que alaban el filme de supuesta calidad y, lo que resulta peor, calumnias acerca de grandes del cine que opinan sobre el filme (por ejemplo, “Paranormal Activity” comentada por Steven Spielberg!!!).
Corolario: el público debe confesar siempre cuando no entiende una película o cuando esta no le gusta, con el fin de frenar esta producción desleal con el arte. Los buenos “filmakers” se dejan entender. En el caso de “El entierro”, como también se le ha titulado, la especulación sobre la psicopatía como inexistencia de culpa, que lleva a que los desmemoriados adultos no recuerden lo que les ha sucedido de niños en la casa abandonada y luego vayan rememorándolo con base en una especie de cápsula del tiempo (el entierro), se dificulta saber el destino del argumento. Una caja con cadáver incluído y objetos sueltos, sirve para entender que van a morir uno a uno indefectiblemente por haber participado de torturas a alguien entregada por su madre a cambio de plata, a manera de experimento, es de lo peor que ha pasado por pantalla desde 2006 a hoy.
¿Quién debiera responder por la calidad de lo que se le vende al desprevenido público? El “curador”, o comprador de los filmes para exhibición. Es quien acude a baratijas haciéndose cómplice irresponsable de estos productores que no saben ni asustar. Aunque que, claro, siempre se encuentra de por medio el contrato de distribución por parte de cadenas de locales franquiciados o comprometidos fundamentalmente con los emporios californianos... entre otros.
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