viernes, 16 de abril de 2010
CELDA 211
Celda 211 es ejemplo de una película que vence porque la taquilla gana. Este producto español del director Daniel Monzón, barrió con ocho Premios Goya con el argumento de una novela del periodista Francisco Pérez Gandul y guión de Jorge Guerrica Echevarría.
Es la historia de Juan, novato funcionario de prisiones, y Malamadre, un líder de presos con experiencia en motines. Juan, por error del destino, aparece en la celda 211 y se hace pasar por un preso más para intentar contener, con astucia y riesgo, un problema que le ha de afectar su vida de manera impensable.
Destacan Luis Tosar en el papel de Malamadre y Alberto Ammann como Juan. Hay un Carlos Bardem, hermano del famoso español, como Apache.
Luis Tosar, con 40 películas en 12 años, ha demostrado tener talla mundial si se comparan sus roles en “Te doy mis ojos”, “La flaqueza del bolchevique”, “Los lunes al sol” o “La comunidad”, con lo cual se perciben sus quilates histriónicos, como actor y siendo cantante y cómico, además.
Este film recurre a los elementos norteamericanos centrados en la turba policial y la sublevación de un presidio. Mucho ruido, regular emoción. Costó tres millones de euros y si se compara con los cincuenta de “Agora” de Amenábar (un producto excelente que está próximo a llegar) surge el despropósito: Celda 211 tiene una rentabilidad del 100% en su semana de estreno en Europa, mientras Agora solo alcanza algo como un 9%, con lo cual simplemente ha recuperado la inversión.
La paradoja que se convierte en pregunta, ya reiterada: ¿es la industria del cine o el mismo público, lo que explica la regular calidad de lo que vemos en pantalla? ¿es la oferta o la demanda, la que determina el tipo de producto que se ofrece?
Ejemplo en Cine
En cuanto al cine, en 82 salas de la ciudad luz, un día como hoy, se exhiben unas 80 películas diferentes. En Bogotá, en términos de centros comerciales, 12 de Procinal, 15 de Cineco, 4 de Cinemark, que suman un número cercano a las 52 salas, se exhiben solamente 24 películas. Aunque hay que reconocer que la población de París supera en un 60% la bogotana, aparte de las diferencias obvias en el nivel de ingresos.
Una hipótesis de respuesta
Se asiste poco a cine, hay una mínima oferta y se enfoca a productos con taquilla segura. Comparten la responsabilidad el público y el distribuidor. No hay posibilidad de medir bien la aceptación del público por productos de mayor calidad, ya que o no se proyectan, o su período de exhibición dura muy poco.
Se llega al exabrupto de denominar “cine arte” a las películas que no son rentables, incluyendo muchas buenas y suficientes malas, diferenciándolo del “cine taquillero”, que incluye, también, muchas buenas y suficientes malas. En el primer grupo suele estar el cine europeo o asiático, y en el segundo se halla fundamentalmente el cine norteamericano.
En Europa, los productos recuperan inversión fácilmente, aunque con mayor rentabilidad para películas menos costosas. En Colombia unos 22 millones de boletas al año significan unos US$88 millones anuales. En Estados Unidos esta cifra llega a poco más de US$12.000 millones (136 veces). El resultado es simple: los productos fílmicos recuperan su inversión en Estados Unidos y Europa, si se logran exhibir allí. Las cifras latinoamericanas y, en específico, las colombianas, no son determinantes de la rentabilidad del producto extranjero y si definen la rentabilidad del distribuidor.
Por tanto, es el público que escoge y el distribuidor quien responde, convenientemente, a esta selección. Ambos configuran el perfil de la demanda por el séptimo arte.
Un ejemplo en Teatro
El nivel cultural define la demanda y determina la oferta. El Festival Iberoamericano comenzó en 1988 con 21 países asistentes y ya siendo Festival Internacional de Teatro en el 2010 va por los 42 países representados. Se habla del festival de teatro más grande del mundo con más de 800 funciones de 100 compañías internacionales y 170 compañías colombianas. En 22 salas de teatro, 42 espacios abiertos para teatro callejero y 150 funciones gratuitas, se completaron 650 funciones y más de 1200 artistas en escena en 16 días.
Sin embargo, como ejemplo y contraste, un día cualquiera, de verano o de invierno, los 20 barrios de París pueden estar representando cerca de 407 obras teatrales, en unas 140 teatros y salas de espectáculos (Consulta Citivox, hoy, o cualquier día del año).
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