lunes, 7 de noviembre de 2011

LOS TRES MOSQUETEROS (THE THREE MUSKETEERS)


Paul William Scott Anderson es un director joven (47 años) y que muy seguramente no ha leído página tras página el famoso libro de Alejandro Dumas, padre, publicado hace siglo y medio. Mucho menos las sagas literarias de los tres héroes escritas posteriormente en “Veinte años después” y “El vizconde de Bragelonne” (en el cual figura el reconocido personaje de “El hombre de la máscara de hierro”), todos escritos y publicados en el transcurso de cuatro años y por entregas.

Además de ser el productor, guionista y director de las más recientes versiones de la saga de “Resident Evil”, de “Death Race” y del esperpento de “Alien Vs Depredador”, es un experto en el mercado fílmico de los adolescentes. Su esposa Mila Jovovich hace el rol de Milady de Winter, en una recreación física que se ciñe bien a las viñetas de la época acerca de este interesante personaje de ficción, aportándole acrobacias propias de su Alice de “Resident…”.

La película es un videojuego, como todo lo de este director. Hasta ahora ninguna de las diez películas hechas acerca de estos personajes mosqueteros se ha ceñido a los libros. O entremezclan personajes, o los malinterpretan o establecen relaciones argumentales que en la versión original no existen.

Esto se entiende porque para el cine es muy difícil conjugar en dos horas los 67 capítulos del libro inicial (“Los tres…”), o los 93 del segundo (“Veinte años…”) o los 82 del tercero (“El Vizconde…). ¿Cómo comprimir 242 capítulos en dos horas? ¿o en seis, si se quiere? Imposible. Dos mil quinientas páginas no se incluyen en cualquier cantidad de guiones.

Alejandro Dumas era una corporación. Tenía un equipo de escritores, uno por capítulo. Determinaba las grandes líneas argumentales para que cada uno de sus escribientes desarrollara el capítulo correspondiente. Esto significa que en los tres libros pudieron haber estado involucradas unas cien personas. Dumas tenía, con base en su negocio editorial, negocios e inversiones en Europa, Asia y Africa. Contaba con una flota de barcos mercantes. Era una transnacional editorial en una persona, equivalente a una multinacional mediática de la actualidad, inmerso en una época sin mayores medios de comunicación que los mensajes tardíos enviados en manuscritos por barco o a caballo, con un público ansioso de los pequeños fascículos circulantes en los cuales hacía entrega de estas interesantes historias a través de meses de espera.

En esta versión de uno de los más reconocidos libros de la historia literaria mundial sobran muchos elementos que el serio Dumas no podrían haber escrito. Los dos veleros volantes y dirigibles, son una invención de Anderson al estilo del grupo Monty Phyton en su cine de hace veinte años, solo agregada para ofrecer batallas y catástrofes aéreas. La supervivencia de Lady de Winter, Milady la espía, sugiere el deseo de inventar también una continuación.

La muerte de Milady en la obra literaria es uno de los momentos sublimes de la trama y de los más sentimentales. Eso no está ni cercano a lo que se ve en este juguete fílmico 2011.

¿Qué se puede rescatar de esta película? El presupuesto decente, la tecnología utilizada, los roles de los principales personajes. Todos actúan bien, solo que lo hacen en función de la broma ideada por Anderson.

Para esta trilogía literaria emblemática del siglo XIX no hay versión fílmica posible que transmita las lides políticas de Richelieu y Mazarino, de Inglaterra y Francia, de Luis XIII y Luis XIV, de Ana y de Maria Teresa de Austria.