lunes, 26 de julio de 2010
¿INDEPENDIENTE DE QUÉ? 4º. FESTIVAL DE CINE SIN FRONTERAS
Un tanto demagógica la titulación de este festival, tratando de colindar con temas críticos como el Bicentenario, la Independencia (simbolizada con la chaqueta de prócer), el cine Independiente y el festivaleo “Sin Fronteras”.
Se debe ser directo acerca de lo que significa un festival como el mencionado: es la diletancia intelectual alrededor de la industria cinematográfica que sigue y seguirá siendo un tema recurrente. Académicos e intelectuales, una muy mala clasificación y peor ubicación para la inteligencia, gira de manera constante alrededor del cine como de esa herramienta poderosa que es inasible, que es incontrolable, que denota creatividad e intelecto, que transfigura la literatura o la poesía en algo más concreto de carácter audiovisual y que refleja la vida, permitiendo llevar ante los ojos del público cualquier utopía, como todo tipo de mundos pasados, presentes y futuros. Por lo tanto, al cine se le tiene como la arqueológica piedra de roseta del lenguaje profundo y se lo convierte en la semiótica perfecta para transmitir ideas y el medio de difusión educativa de mayor poderío sobre las mentes humanas.
Volviendo al festival de marras: ¿Programación del festival? ¡Una tristeza ¡ Mucho panel, bastante mediática y poco cine, menos interesante aún. Esto a pesar de la gran cantidad de logos corporativos acompañantes en su portal, tanto de distribuidoras como de centros culturales reconocidos.
Una treintena de películas no recientes y productos apenas dignos. Considerar el medio cinematográfico como un contexto de debate cultural es lógico, pero demandar del mercado de distribución una obligatoria política de proteccionismo, que es lo que trasciende del enfoque del evento, resulta anacrónico entrados ya en el tercer milenio.
Un producto fílmico se defiende por sí mismo y con base solo en sus calidades, no cabe duda. La gran industria oligopólica europea, canadiense, estadounidense, australiana, ahora coreana del sur, domina actualmente en estos mismos mercados. Es allí donde se recuperan las inversiones en las primeras semanas de taquilla. Una película “hollywoodense” recupera sus costos fijos en su primer ciclo de exhibición dentro de Estados Unidos, de allí en adelante todo es ganancia neta, lo cual explica parte de su capacidad de inserción en mercados extranjeros a menor precio y menos taquilla por país. Para el espectador, está probado, es más atrayente un producto con mayores inversiones y más proximidad cultural. En Latinoamérica hay proximidad icónica, simbólica y de lengua con lo anglosajón.
En otro ámbito, la exhibición de los productos indios de “boliwood” (que cuenta con unos 4000 millones de espectadores) duplica la norteamericana, pero tiene ingresos por una veinteava parte en dólares. La Unión Europea tiene la mitad de espectadores que los Estados Unidos (2000 millones de espectadores), pero genera iguales ingresos que en este país. Europa produce unas 1000 películas anuales, pero participa solo en una cuarta parte de sus propios mercados locales, mientras los Estados Unidos lo hacen orientados a mercados globales.
Colombia, en el mejor de los casos ha alcanzado 3 millones de espectadores (punto hito es el año 2006 hasta ahora), con una cuarta parte nacional de la oferta de películas, pero solamente con el 10% de los espectadores en el mercado interno.
En el éxito cultural y económico que alcance un filme son factores determinantes la alta publicidad, el número de copias disponibles, el número de salas de exhibición y época del año en que se vende la película. Ante estas variables el distribuidor decide y compra el producto para venta en las salas de su propiedad. ¿Cómo logra la atención del distribuidor? Contenido, es la clave, por encima del presupuesto de producción y de publicidad.
Ante esta verdad económica se abre la ventana de los discursos sobre la libertad cultural, la diversidad, la identidad, las políticas estatales y los contenidos. Aparecen los términos “independiente”?, “alternativo”??, incluso mezclados de manera conveniente con el concepto de “cine arte”??? un poco en acomodaticia contradicción con el de “divertimento” u otros equivalentes.
Por último, las buenas películas colombianas se han defendido solas sin queja alguna. Quienes son voceros de movimientos alternos de independencia artística suelen identificarse con productos poco meritorios. No caben engaños: el cine arte, el cine alterno, el cine independiente, si tienen calidad son vistos por el espectador común sin prejuicio alguno. De ello hay películas afganas, turcas, coreanas, checas, indias, chilenas, argentinas, salvadoreñas, mexicanas, rusas, árabes y un etc amplio. No es motivo de este comentario hacer el inventario que lo pruebe, pero en caso afirmativo hay con conocimiento personal directo no menos de una centena en el último quinquenio que podrían traerse como evidencia.
Por favor, no más quejas plañideras sobre supuestas segregaciones al cine que no pertenece a las grandes productoras y sobre caducos pedidos de proteccionismo al cine “independiente”, alternativo” o “arte”. Con el más humilde atrevimiento, podemos preguntar ¿porqué de un país como Colombia, caracterizado por su mejor literatura no hay guiones vendedores, con excepción de la experticia en narcotemas?. También, ¿porqué a pesar de las puertas abiertas de todo festival de prestigio a los productos del subdesarrollo internacional, estos, luego de nominados o de ser ganadores, recuperan su mínima inversión y hacen de sus dueños microempresarios del arte?. Un tema alterno a este puede verse en el comentario titulado “Cinetráfico” dentro de este blog.
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