Una película que, así se le catalogue como “blue comedy”, no deja de generar expectativas sin cumplirlas. O, si algo cumple, lo hace mal. Un Jake Kasdan dirige con su experiencia televisiva de la cual solo se destacaría “Californication”, esa serie sobre la mundana vida en L.A. Una “blue comedy” aparece definida como una trama cómica en la cual se destacan las insinuaciones sexuales, situaciones indecentes y actitudes profanas ¿¡?¡. En este caso, la profesora Elisabeth, rol desempeñado por Cameron Díaz, solo salva medianamente el filme con su larga experiencia histriónica y ocupando la atención de los espectadores, nada más. Demuestra tener un hermoso y estupendo cuerpo esbelto, mejorando su figura desde “The mask”, aunque no sea erotizante o tan sexy como se cree, pero si atractiva y simpática.
El profesor Scott (Justin Timberlake) es un aparente Nerd de matemáticas que no se da cuenta de la rivalidad que genera en Elisabeth para con Amy (Lucy Punch). Elisabeth piensa que “sin tetas no hay paraíso” y hará lo imposible por malversar fondos de la escuela, engañar a los padres de sus estudiantes, colectar dinero descaradamente y lavar autos, también con descaro. Tratando de ganar dinero, busca hacerse merecedora de un premio nacional y roba los cuestionarios del examen correspondiente.
Toda una serie de situaciones tontas, burdamente editadas a saltos, con situaciones cliché sin gracia y actuaciones que no alcanzarían puntaje en “rotten tomatoes”. Una profesora sin vocación en busca de matrimonio a través de aumentar su atractivo con grandes “bubbies”, sin guardar ningún respeto por sus alumnos o sus superiores. Esta Cameron, “blue comedian”, podría no convencer, dejando al espectador harto de su amable imagen, único atractivo a través del póster promocional. Lo indecente y profano están sugeridos aunque sin fuerza narrativa y con descuido de técnicas cinematográficas.