Las sagas se convirtieron hace un cierto tiempo en la supervivencia del cine. La saga es un tema largo digno de algún comentario aparte. Toda película que presuma obtener la preferencia del público anuncia ser parte de una saga. Algunas de las primeras fueron quizá, Hopalong Cassidy (la más larga de la historia con 66), James Bond, El Padrino, Star Wars … el Señor de los Anillos, Matrix, Harry Potter, … y un etcétera bastante largo. Un recuerdo curioso es reconocer en Sergio Leone dos sagas: Once upon a time (in América, … in the West) y los dólares (A Fistful of Dolars; For a Few Dolars More, the Good, the Bad and the Ugly … a Fistful of Dynamite, My name is Nobody, pudieron intentarlo).
Los American Pie, los superhéroes como Batman, Spiderman, Xmen, y muchos otros. O Silvester Stallone con su Rocky y su Rambo. Steven Spielberg con Indiana Jones, Jurasic Park, Transformers, son pruebas conocidas de la tendencia.
Tipos de sagas
Pero una cosa es la saga del cine (Leone), otra la saga literaria al cine (Mario Puzo – Coppola; Ian Fleming – 007), una muy diferente es la saga intertextual y multimedia (Narnia, Harry Potter) y otra la saga literaria intertextual al cine.
Hubo muchas sagas librescas que se quedaron en una sola película: Mundo de Tinta, Eragon, Jack Ryan, Capitán de Mar y Guerra, Entrevista con el Vampiro, son unos pocos ejemplos de los libros que se trasladan a la pantalla sin intención de continuidad o que resultan en errores de cálculo mercantil no pudiendo continuar con los siguientes volúmenes ya escritos previamente.
La saga intertextual y multimedia contiene una secuencia industrial de libro, película, merchandising (objetos, juguetes), juegos electrónicos, cuyo gran ejemplo es Harry Potter, productos los cuales son un fenómeno más reciente o recogen antiguas sagas para complementarlas con tecnología virtual de hoy (Un ejemplo son los juegos sobre 007).
Sobre la saga literaria intertextual al cine se diría que tiene una estrategia que juega alrededor de eslabonarla en un guión. Llena un vacío que se está formando con los jóvenes que ya no irán a leer los libros clásicos, solo con excepciones. De aquí la necesidad del lenguaje intertextual donde un significante evoca otro, un significado también y el uso de tecnologías fílmicas VFX MOVA, con la cual de un rol se pasa a otro (transformación de hombre a animal, movimientos sobrenaturales, etc.) permite reinventar el intertexto también a nivel virtual.
Si la tecnología visual lo permite, el texto lo podrá promover. De ahí que el libro y la película sean productos simultáneos.
Bram Stoker, escribe su novela gótica Drácula en 1897, cuyas secuelas han sido interminables y, un poco antes, Sutherland Menzies publica una fantasía terrorífica sobre hombres lobos llamada "Hughes, El Hombre Lobo" de 1838. George W. M. Reynolds 1846, Alejandro Dumas 1857, Sabine Baring-Gould 1865, y una veintena más de escritores propondrían nuevas versiones del hombre bestia. El cine utilizaría esta vena literaria de manera incansable. Recientemente, Whitley Strieber, desarrolla sus novelas modernas, The Wolfen (en el cine Michael Wadleigh dirige a Albert Finney, en 1981) y The Unger (en el cine Tony Scott dirige a Susan Sarandon, Catherine Deneuve y David Bowie en 1983), en las cuales mezcla estos míticos seres.
La saga reciente
En la línea vampírica y licantrópica moderna, Stephenie Meyer, 36 años escribe Twilight, 2005; New Moon, 2006; Eclipse, 2007 y Breaking Dawn, 2008. Su trama está de manera sutil inspirada respectivamente en: Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen; Romeo y Julieta, de Shakespeare; Cumbres borrascosas de Emily Bronté; y El sueño de una noche de verano de Shakespeare.
Helen Catherine Hardwicke, 54 años, Christopher John Weitz, 40, David Slade, 40, son en secuencia sus directores. Weitz, dirige también los “Amaneceres”.
Isabella Marie Swan, 17 años, hija de padres separados, estudiante de secundaria, es la protagonista central. “Bella” se enamora y su vida pasa rauda entre los cuatro filmes con el deseo de ser transformada en vampiresa.
El intertexto es múltiple: Vampiros y Hombre Lobo, actuando como Superhéroes con superpoderes de fuerza, lectura mental, dominio mental, teletransportación y algunos otros.
Los miembros de la familia de Edward Cullen, son blancos, nobles de casta, fríos de sangre, juegan al béisbol, y le deben pleitesía a los Vulturis, quienes deciden vida y muerte, arreglan pactos y representan el supremo poder de los inmortales.
La familia y clan de Jacob Black, es mestiza, tribal, calientes de sangre, su deporte extremo es saltar acantilados, y pertenecen a los Quileute, que habitan una reservación en un parque natural.
Los vampiros nómadas son sádicos y rompen reglas, cazan humanos. Por el contrario, tanto los Cullen como los Black han aprendido a refrenar impulsos, con algunas excepciones, pero fueron enemigos entre sí y cumplen un acuerdo de no confrontación.
Hay aulas, clases, carros, motos, un mundo adolescente donde los padres se encuentran tras bambalinas y delimitados por los “18 años”. En los diálogos se reniega de las películas de acción, hay burla de los mitos urbanos y se encasilla a los mayores. Los textos relatan bien sus antecedentes literarios antiguos y recientes, para conocimiento del público de hoy, sin esforzarse en precisiones ya reiteradas hasta el cansancio en el cine. La factura y la edición son limpias y su esquema de mercado es exitoso.
La VFX MOVA permite las escenas irreales de manera decente y creíble. Como característica la producción no exagera su ritmo, ni el sonido ambiental. Las baladas románticas contextualizan de manera suave unos argumentos silenciosos, íntimos e introspectivos que interesan al espectador.
Se llega así a un segmento que representa las dos terceras partes del mercado mundial, el potosí del cine. No hay miedo ni terror, la sangre es protagonista solo a nivel de concepto esencial de la inmortalidad y del ansia (unger). El amor es la esencia de la saga, incluso sin sexo.
Por ahora, han llegado las dos primeras. Vendrán Eclipse (donde se verá a la colombiana Catalina Sandino como una vampira) y Amanecer I y II.