martes, 31 de mayo de 2011
LOS REALIZADORES (WHAT JUST HAPPENED?)
Barry Levinson dirige un argumento que consiste en que Robert de Niro es el productor ejecutivo (en la ficción del filme), Sean Penn es él mismo, Katherine Keener hace el rol de productora ejecutiva, Bruce Willis protagoniza a un actor estrella de impotable carácter pero imán de taquilla, John Turturro hace de ayudante del productor ejecutivo, Robin Wright actriz exposa este año de Sean Pen hace de exesposa de Ben (De Niro), Stanley Tucci es un guionista amante de la exesposa de Ben, Kristen Stewart es la hija de Ben, Jason Kravitz es auxiliar de Ben, Michael Wincott es un excéntrico director.
Todos ellos, artistas de primer nivel, dan vida a una problemática argumental en la cual se encuentra en juego la realización de dos películas. Una es “Fiercely” en la cual Sean Pen muere al final poniéndose en discusión si matar a su perro o dejarlo vivo en contra de críticos o a favor del público. Otra película es la que irá a actuar por US$20 millones el reconocido Bruce quien no quiere afeitar su barba, en contra de la exigencia de Ben de dejar su cara a descubierto para gusto de sus admiradores globales. El autor de este libro es Art Linson “What just happened? Bitter Hollywood tales from the front line” (Ed. Bloomsbury, 2002).
Esta historia de las entrañas del mundo californiano del cine se desarrolla en una semana. Los productores de “Los realizadores”, entre ellos “Tribeca” una empresa de De Niro, aprovechan el Cannes de verdad para filmar la exhibición de “Fiercely” en el Cannes de ficción. Dentro del argumento se pugna por ganar la Palme D´Or concursando en dicho festival (del cual ha ganado De Niro dos veces y sido presidente de jurado, en la realidad de este año).
De esta maraña de realizadores reales que realizan ficción, de mezcla de familiares y exesposas, de figura reconocidas fungiendo de sí mismas en la pantalla, se arma un historia en la cual, finalmente, Ben se preguntará ¿qué es lo que acaba de suceder?
Lo que ha sucedido es que el director excéntrico no ha de cambiar el final de su película, que la exesposa es descubierte en sus encuentros con el guionista, que la hija adolescente era amante de un actorcillo que acaba de suicidarse, que Bruce se afeitará, que “Fiercely” pondrá en riesgo una millonada de dólares y por ello, la productora ejecutiva dejará a Ben de su vuelo charter. Toda una rutina de amores y desamores, de capricho profesionales y de egos de famosos, filmada acerca de ellos, por ellos mismosy para ellos mismos con sus mismos recursos. Un filme que entretiene a los interesados en las interioridades de la industria cinematográfica, pero probablemente aburre a quienes no.
SIN LÍMITES (LIMITLESS)
Neil Burger es un director joven recordado por la bella película “The Ilusionist” con Edwar Norton y la más bella aún Jessica Biel. También ha hecho “Interview with the assasin” y “The Lucky Ones”. La característica de Burger es hacer buenos guiones, aquellos que serios, divierten, con un storyboard ágil, venden, y le cumplen así al público de todas las edades.
Burger hace acá una historia absurda que en algunos países ha permitido subtitular esta película como “La droga del capitalismo”. Bradley Cooper (“The A-Team” y la exitosa “Hangover”) decide coproducir para actuar este filme acompañado al fondo con el gran De Niro.
Hace bien Cooper en invertir lo ganado antes, en películas con buen guión. “Sin límites” usa de los adelantos de fotografía y lentes de toda clase para simular los vaivenes mentales que genera una droga de laboratorio. Esta NZT, hará que su personaje, el escritorcillo Eddie Morra, logre lo inalcanzable terminando una novela en 48 horas, especular en competencia con expertos de Wall Street para hacer USD$2 millones en un día y así, sucesivamente, hasta descubrir que todo escapismo químico genera efectos colaterales de alto riesgo. La NZT permite a la memoria extrapolar del pasado todo lo visto para convertirlo en arsenal de hoy. Basta haber leído sobre artes marciales o visto una demostración de defensa personal en alguna pasada vez y de manera desinteresada, para que bajo los efectos de esta droga se conviertan en habilidades reales al momento de requerirlas en su defensa. La vista se mueve escaneando velozmente la información escrita y acumulándola de manera ordenada de forma que la analítica posterior es siempre la acertada. No hay límites.
Del libro “Dark Fields” (Alan Glynn, editorial Bloomsbury, 2002), en este argumento clasificado como “techno-trhiller”, su personaje Morra piensa que podría ser más que un bestsellerista, o un especulador con las acciones de multinacionales estratégicas de la energía, y ambicionar hasta la presidencia del país. Su punto débil es la provisión de droga no solo para seguir usufructuando de sus enormes efectos sino para impedir la muerte segura. Pero, también, ve que ir un paso delante de todos puede permitirle su fabricación, su mejoramiento, eliminar sus riesgos vitales y desprenderse del yugo del experimentado magnate Von Loon. Es en este punto donde queda perfeccionado un eslabón y abierto a una posible cadena de secuelas cinematográficas.
“Limitless” es entretenida, nada trascendente, pero trata del mal de los dos últimos siglos que es la potenciación de la mente bajo efectos de drogas de síntesis. El grave fenómeno social del narcotráfico y la mayor parte de los males del capitalismo radican en los narcóticos de toda clase, legales e ilegales, orgánicos o sintéticos, que impiden pensar en que la droga utópica no sea parte del incierto futuro de la humanidad en el presente milenio.
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