martes, 31 de mayo de 2011

SIN LÍMITES (LIMITLESS)


Neil Burger es un director joven recordado por la bella película “The Ilusionist” con Edwar Norton y la más bella aún Jessica Biel. También ha hecho “Interview with the assasin” y “The Lucky Ones”. La característica de Burger es hacer buenos guiones, aquellos que serios, divierten, con un storyboard ágil, venden, y le cumplen así al público de todas las edades.

Burger hace acá una historia absurda que en algunos países ha permitido subtitular esta película como “La droga del capitalismo”. Bradley Cooper (“The A-Team” y la exitosa “Hangover”) decide coproducir para actuar este filme acompañado al fondo con el gran De Niro.

Hace bien Cooper en invertir lo ganado antes, en películas con buen guión. “Sin límites” usa de los adelantos de fotografía y lentes de toda clase para simular los vaivenes mentales que genera una droga de laboratorio. Esta NZT, hará que su personaje, el escritorcillo Eddie Morra, logre lo inalcanzable terminando una novela en 48 horas, especular en competencia con expertos de Wall Street para hacer USD$2 millones en un día y así, sucesivamente, hasta descubrir que todo escapismo químico genera efectos colaterales de alto riesgo. La NZT permite a la memoria extrapolar del pasado todo lo visto para convertirlo en arsenal de hoy. Basta haber leído sobre artes marciales o visto una demostración de defensa personal en alguna pasada vez y de manera desinteresada, para que bajo los efectos de esta droga se conviertan en habilidades reales al momento de requerirlas en su defensa. La vista se mueve escaneando velozmente la información escrita y acumulándola de manera ordenada de forma que la analítica posterior es siempre la acertada. No hay límites.

Del libro “Dark Fields” (Alan Glynn, editorial Bloomsbury, 2002), en este argumento clasificado como “techno-trhiller”, su personaje Morra piensa que podría ser más que un bestsellerista, o un especulador con las acciones de multinacionales estratégicas de la energía, y ambicionar hasta la presidencia del país. Su punto débil es la provisión de droga no solo para seguir usufructuando de sus enormes efectos sino para impedir la muerte segura. Pero, también, ve que ir un paso delante de todos puede permitirle su fabricación, su mejoramiento, eliminar sus riesgos vitales y desprenderse del yugo del experimentado magnate Von Loon. Es en este punto donde queda perfeccionado un eslabón y abierto a una posible cadena de secuelas cinematográficas.

“Limitless” es entretenida, nada trascendente, pero trata del mal de los dos últimos siglos que es la potenciación de la mente bajo efectos de drogas de síntesis. El grave fenómeno social del narcotráfico y la mayor parte de los males del capitalismo radican en los narcóticos de toda clase, legales e ilegales, orgánicos o sintéticos, que impiden pensar en que la droga utópica no sea parte del incierto futuro de la humanidad en el presente milenio.