viernes, 11 de diciembre de 2009

La decisión más difícil (My sister´s keeper)



Nick Cassavetes cumple cn esta película con la ley de Zam: quien dirige en cine lo que él mismo escribe, logra siempre un buen producto. Este es un director y actor americano (50), hijo del también actor y director John Cassavetes y de la actriz Gena Rowlands.

Su guión se basa en la novela de Jodi Picoult, autora con 43 años y 19 libros, master en educación de Harvard, quien entre sus curiosidades ha escrito algunos volúmenes de “La Mujer Maravilla: amor y muerte”, para DC Comics. Sus libros tratan sobre el cuidado parental, los tratamientos de síndromes médicos en el hogar y, en general temas médicos puestos a disposición del interés educativo de ciudadanos comunes, presentados en audiolibros mediante ipods, y ha sido ganadora del New England Bookseller Award para ficción en el 2003. Toda una escritora de la modernidad práctica, tecnológica y multimediática.
Las calidades literarias de argumento y guión, se notan en el filme donde Anna, Abigail Breslin (13 años y más de media docena de candidaturas internacionales como mejor actriz por Little Miss Sunshine en el 2006), pide su “emancipación médica” respecto a su hermana Kate, Sofia Vassiliev (17), enferma de leucemia.
La madre (Cameron Díaz), abogada ocupada en cuidar la enfermedad de su hija, resulta enfrentada a un abogado (Alec Baldwin), por reclamación y demanda de Anna.

Con actuaciones muy naturales, el libro y el guión correspondiente se lucen tocando temas muy actuales sobre las relaciones entre la ciencia y la vida, los derechos individuales y la muerte.

No obstante, sin que sea una intención de la obra, el espectador se enfrenta a reflexiones acerca de una serie de temas y debates propios de comienzos del siglo XXI. Los derechos de los niños y su primacía sobre los de los adultos, la fecundación in vitro FIV (bebés probeta), la clonación de embriones con fines terapéuticos, biosalud mediante medicina regenerativa (células madre, terapéutica de plaquetas, etc.), las enfermedades terminales y la calidad de vida del enfermo, mayoría de edad y madurez infantil, emancipación médica (concepto jurídico no desarrollado), la donación voluntaria de órganos pares, el derecho a morir dignamente (ortotanasia) y, de paso, la eutanasia directa (activa o pasiva).

Solo algunos de éstos conceptos se manejan en “My Sister's Keeper”, su título original, pero pasan por la mente del observador, lo que es todo un logro de este tipo de cine posmoderno, de criterio tecnológico, multimediático y revisor de los nuevos esquemas de valores.

Esta película de tono familiar, que hará llorar a muchos, simplemente genera preguntas de carácter médico y jurídico, como las siguientes:

¿Cumplen las constituciones y las normas legales con la primacía de los derechos de los niños sobre los de los adultos?
¿Cuál es el verdadero ámbito de autonomía y libre albedrío en la vida de un ser fecundado in vitro con fines de apoyo terapéutico a algún familiar?
¿Es la clonación de embriones con fines médico regenerativos una oposición a la libre formación de la personalidad del individuo?
¿Es la preocupación por la calidad de vida de un enfermo el reconocimiento de su enfermedad como de carácter terminal?
¿Cómo resolver el criterio de distinción entre madurez infantil y mayoría de edad?
¿Cuál es la frontera entre la obligatoria sujeción a la patria potestad de niños no emancipados en los códigos civiles y el concepto de emancipación médica de los mismos?
¿La patria potestad justifica una donación involuntaria de órgano par con fines terapéutico-filiales?
¿Hace parte la eutanasia directa (activa o pasiva) del ejercicio de un derecho a morir dignamente (ortotanasia)? ¿Quién lo decide en niños y niñas?

“La decisión más difícil” no tiene la intención de generar respuestas a preguntas como las anteriores, pero sirve como justificación para recordar que, al amparo de las normas vigentes y de los desarrollos científicos disponibles, la humanidad se encuentra haciendo parte de un mundo en el cual ya se han planteado los derechos plenos sobre el propio cuerpo y la propia muerte, aunque en dependencia aún de los diversos grados de desarrollo que haya alcanzado cada sociedad específica.