jueves, 19 de abril de 2007

EL SOSPECHOSO (RENDITION)

Lo bueno: es un subjetiva postura contra la tortura política


Lo malo: ciertas políticas de Estado son más graves

El principiante director Gavin Hood tiene a Tsotsie, la historia del joven marginado social sudafricano, como su mejor carta de presentación. Esta vez cuenta con el privilegio de dirigir a Reese Witherspoon, Jake Gyllenhaal, Meryl Streep y Alan Arkin (el orden debería ser por edad y méritos, pero es el de los roles en el guión).

Meryl actúa menor tiempo, pero se destaca de manera enorme. Alan le secunda. Reese se ciñe a su pequeño papel de esposa desesperada y en embarazo. Jake, aporta su cara de niño asustado para representar un funcionario de la CIA que colabora en la tortura del egipcio esposo de Reese, el sospechoso.

La “rendición extraordinaria” que da nombre a esta película resulta ser el concepto más interesante y revelador de ella. Debemos recurrir a la citación literal de lo que este significa: es un proceso estadounidense extrajudicial el cual implica el envío de supuestos criminales sin juicio, supuestos terroristas o sospechosos de apoyar grupos considerados por el gobierno de Estados Unidos como organizaciones terroristas, a países extranjeros para tenerlos como prisioneros e interrogarlos. Esto, según críticos de la CIA, busca evitar las leyes estadounidenses que prescriben el proceso debido y prohíben la tortura, incluso a pesar de que muchos de esos países, al igual que los Estados Unidos, han firmado o ratificado la Convención de la ONU contra la tortura. Se le ha llamado también a esta práctica "tortura mediante intermediarios" o "vuelos de tortura”.

No obstante estar todo bien realizado en la película, se falla en la profundización política de las implicaciones internacionales del tema ya que se le sustituye como un simple ejercicio de conciencia del agente metido a liberador. La trama aunque novelesca, sin embargo, hipotetiza los peligros a que se puede ver expuesto el torturador del lado egipcio incluso sobre su misma familia. Pero es precisamente esto lo que aparece como una bruma argumental que oculta la denuncia política poco convincente que hay en el filme, a pesar que se trata de hechos comprobados al igual que otros como los campos de concentración en Guantámo, casos individuales como el de Khaled El-Masri en Afganistán, y otros innumerables sucesos de tortura, violación a derechos humanos y posterior liberación o desaparición, conocidos gracias a la prensa mundial.

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