Existió el infierno de las cámaras de gas?
Lo mejor: Todos los aspectos técnicos y humanos
Lo peor: Una reiteración necesaria
La música de Ennio Morricone (en este caso no es tan recordable y bella como acostumbra) le da, sin embargo, el ambiente incidental que requiere una visión lisa y llana del viacrucis de un joven judío y su regreso a la libertad. El dato curioso, aparece al final como representación de los ejércitos del eje salvador, un Daniel Craig (participación corta) que intenta dar el tinte gringo al argumento. Las mejores partes son el inicio y el final. Las reflexiones a que inducen estos apartes llevan a pensar en el pragmatismo de la sociedad que no ha sufrido directamente el holocausto. Sus mismo vecinos, sus compatriotas, sus amiguitas de infancia, todo su alrededor pregunta si ha sido cierta la existencia de las cámaras de gas, si son reales los campos de concentración, si allí sí se sufre como se especula. Las respuestas de Fran a sus dieciseis años comienzan a desinteresarse en contar la verdad a un mundo algo hipócrita y eso explicaría cómo se gestaron las dudas que aún hoy rondan por los vericuetos de la historia y la política tergiversante acerca del genocidio judío. La cámara se ilumina al principio y final con colores que contrastan con los grises del nudo argumental en Buchenwald, pero el desarrollo obliga a confesar que estos filmes hacen parte de un género que para quien sea cinéfilo vital puede aparecer como una réplica ya vista decenas de veces. No obstante, con ello se denotaría la objetividad de las descripciones de sus productores (esta "Sin Destino" está basada en una historia real). Cabe preguntarse cómo lograr que las nuevas generaciones vean y comprendan el mensaje libertario tan importante que connotan las revisiones sobre el holocausto, sin caer en la añoranza del divertimento.
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