domingo, 13 de septiembre de 2009

DISTRICT 9



Este film de ciencia ficción con poco menos de dos horas acomete una gran industria tipo hollywood fabricada en Suráfrica con artificios neozelandeses. Peter Jackson el maestro de la saga del “Señor de los anillos” funge de productor con solo US$30 millones. Neil Blomkamp, aporta sus 30 años, para dirigir este bigmacproduct y cumple la ley de zam (un guion escrito y dirigido por la misma persona es la mejor fórmula de calidad y éxito en el cine). Le acompaña en la escritura del guión Terri Tatchellr con quien cumple la tarea de expandir un cortometraje del 2005, del mismo autor, titulado Alive In Joburg. Es allí, en Johannesburgo del 2001, donde se desarrolla la historia, actuada por quien desempeñó el mismo rol en el ya mencionado corto, un esforzado Sharlto Copley, desconocido actor para este lado del mundo, quien hace gala de un bajo carisma unido a una gran capacidad de melodramatizar, de manera a veces cómica, el personaje que, finalmente, seguirá vivo en “Joburg”. Los espectadores, que serán masivos, deberán encontrar en qué consiste el nudo de esta envolvente metáfora de acción que comienza cuando ya han pasados dos décadas del momento en que una inmensa nave extraterrestre queda suspendida sobre la ciudad y su millón de pasajeros alienígenas, que pasará a 1,8 y a tres millones en el transcurso del cuento, son confinados por el gobierno en una zona de Nigeria, denominada Distrito 9.
Estos elementos ya reseñados con la ayuda de la información dispuesta en la red, ayudan a comprender aquello que se encuentra tras las bambalinas de esta producción. La película tiene una puesta en escena del tipo noticiero CNN, con franja noticiosa subtitulada en pantalla, con movimiento de cámara en mano que son, definitivamente, la novedad del siglo XXI extraida de los video clips, y música altisonante que ampara disparos extraños y estruendos metalizados propios de un film de guerra.
Pero, este largometraje (palabra ya desueta) tiene sus propias particularidades. Los alienígenas, con aspecto de calamar de dos metros e hijos del tamaño de medio metro, acompañan a toda una población negra de anárquicos subversivos armados, de soldadesca mercenaria surafricana y de cascos azules del la MNU (una magna naciones unidas). Es acá donde empieza la gran metáfora que se asoma a la conciencia geopolítica del espectador. Los ghettos de desplazados se reflejan en el Distrito 9. La basura, la pobreza, contrastan con el despliegue tecnológico de los medios y de los ejércitos regulares. Todo confabula para mantener en una intención falsamente “humanitaria” a los “gambas” encerrados para evitar su cruce con nuestra especie. La alta tecnología gamba solo puede ser manejada por estos mismos alienígenas y, por ello, hay curiosidad de diversas naciones en adueñarse de ella.
Duele ver en los aliens personas como nosotros, en negros y blancos personas como los enfrentados en un apartheid no muy lejano. La Nigeria que nos muestran semeja la Namibia invadida por los “afrikaners”, el rechazo a los gambas es un símil de un racismo inocultable, todo a manera de documental enlazado con entrevistas creíbles, la prepotencia blanca que allana, confisca, abusa a la población de esta especie de campo de concentración, todo lo cual nos hará pensar y hacer contrición de los tantos símiles que hay en la actualidad irresoluta de la geopolítica internacional.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Pastillita y sorbo

"Uno de los pilares del balance entre los poderes es el respeto por reglas de juego claras y estables, cuyas modificaciones no pueden responder a la retaliación", expresa el principal diario de Colombia en una frase que resume todo el arsenal de argucias políticas en los últimos siete años. La palabra cambio se ha utilizado de tal forma que está desprestigiada. Se cambia para seguir igual, o peor. El constituyente primario ha pasado a ser un elemento secundario. El poder ejecutivo utiliza al poder legislativo para domeñar al poder judicial burlándose del poder público (todas las "ias") y se ayuda del poder mediático. Muchos poderes para el disgusto de Aristóteles, Hamilton, Rousseau o Montesquieu. Muchos contrapesos para inclinar el peso de la democracia al amaño del gobierno de turno.Recordemos también que más de la mitad del articulado de la constitución de 1991 ha sido cambiado mediante dos actos legislativos (y algunos pocos más), sin que el pueblo oyente de radio, espectador de televisión y mal lector de prensa, se haya dado por enterado.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Reelección ¿???


Con el paso no muy rápido pero seguro que lleva la segunda reelección de nuestro presidente, se está cuestionando el concepto de democracia en Colombia. ¿Hay un modelo de democracia por cada país? Es posible. Lo único cierto para todos, élites, expertos, políticos y gente del común, es que la democracia es contrapuesta a la autocracia. No obstante, este modelo, hoy en apariencia prevalente en el mundo, tiene debilidades que en manos del poder se han convertido en oportunidades de mantenerlo o, lo que es lo mismo, de ponerse en entredicho como sistema de ordenamiento social.

Algunos reconocidos pensadores, desde Platón, pasando más recientemente por Rawls o Bobbio, incluyendo a Sartori, han aceptado que la democracia es un conjunto de reglas para definir quién toma decisiones y con qué procedimientos o, lo que es igual, quién está autorizado para la toma de decisiones colectivas y cómo debe hacerlo. En esto debe enfatizarse recordando que las decisiones de grupo no existen como tal, puesto que son individuos quienes las toman, a pesar que haya unas reglas escritas, morales, consuetudinarias, legisladas o constitucionales.

Al pueblo se le ha enseñado sin embargo que la regla fundamental de la democracia es la mayoría electoral, para hacerle suponer que la decisión de algunos es la de todos, desde que el Estado Liberal pasó a Estado de Derecho y desde que se pensó en que la democracia de representación pasaría a democracia de participación. Pero también, desde que se pensó la democracia ideal para buscar una democracia real. Locke, Rousseau, Bentham, Tocqueville, Smith, Hobbes, John Stuart Mill, buscando la segunda encontraron la primera. Hoy hemos de reconocer lo inverso.

Debemos aceptar que la representación de los intereses se ha impuesto a la participación política o lo que viene a ser lo mismo, que ha sido imposible vencer la realidad de una oligarquía que no hace posible aquella democracia directa en que no hay intermediarios entre el voto unitario y el poder, pero tampoco permite la participación más allá de "una persona, un voto". El Gobierno democrático no es la ausencia de élites, lo dijo Shumpeter, y Bobbio ya lo había pensado a través de lo que configuró como algunas promesas no cumplidas que hacían de la democracia algo que, a pesar de todo, seguiría siendo lo mejor de lo imperfecto. Una de éstas promesas no cumplidas por la democracia, recurramoa a Bobbio, es no eliminar los poderes invisibles, tales como mafias, logias, servicios secretos sin control, protectores de los subversivos que debieran controlar. Alan Wolfe lleva esta verdad hasta aceptar que junto a un Estado visible existiría un Estado invisible. Bobbio aceptó también la tendencia del sistema democrático hacia un máximo control de los súbditos por parte del poder, y no al contrario. ¿Cómo se produce ello?, a través de lo que de manera inocente se denomina como abstención, dando como resultado el que solo actúan los ciudadanos activos, interesados, que votan a cambio de favores personales.

Esta infinitesimal síntesis de lo que es la democracia actual permite concluir en la vigencia del concepto de Estado de opinión, propio de una sociedad moderna y globalizada en la que las vías mediáticas coadyuvan a generar imágenes quizá efímeras pero sin duda impactantes. A este concepto están acudiendo nuestros gobernantes de turno pues acomoda bien a la sociedad de la información. El Estado pasa de ser el reflejo de todos para ser la figura de alguien señalado por las preferencias, las favorabilidades o las encuestas. Solo que tras este fenómeno propio de la sociedad de masas, donde el líder debe transfigurarse en ícono, en logo, en signo, de eficiencia, de eficacia, de transparencia, de trabajo, de anticorrupción, de seguridad democrática o de pacifismo, estará el Estado invisible, el gobierno de élites, el poder oligárquico.

En Colombia, donde la violencia es un hecho cultural innegable en todas sus formas, presente desde el microcosmos familiar hasta el macrocosmos internacional, en los delitos de maltrato intrafamiliar hasta los datos del comercio fronterizo congelado por voces que reclaman el irrespeto armado a la nación del otro, la democracia sigue siendo la utopía de la paz. De una paz buscada para una economía cuyos mayores rubros comerciales son el material bélico, las sustancias escapistas y las personas. De una paz en un entorno en el cual los poderes invisibles han eliminado el precepto del monopolio estatal en el uso de las armas y cuentan con ellas para imponer sus intereses de grupo. Las reglas han quedado bajo su influencia y las leyes se hacen a su acomodo. La tan necesaria y ofrecida paz, las tan anunciadas justicia y verdad, son el escenario de condena a los testaferros visibles de un poder invisible, este último que no será nunca ni castigado ni siquiera sindicado por sus debilidades en procura del dominio político y económico, y de mantenerse fuerte y oculto.

A este juego de democracia real corresponde la reelección del ícono que busca la consistencia del modelo. Todo cambiará, para seguir siendo igual.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La clase


Una película de muy bajo presupuesto, catalogada como drama social, con actores naturales, resultado del guión del libro “Entre los muros” y ganadora de la Palma de Oro de Cannes en el 2008, aunque detrás del Gran Premio concedido a “Gomorra”, por un jurado compuesto por Sean Penn, Sergio Castellito, Natalie Portman, Alfonso Cuarón, Apichatpong Weerasethakul, Alexandra Maria Lara y Rachid Bouchareb. Esta jurado demostró con estas dos selecciones ser partidarios de obras casi artesanales, muy diferentes de las grandes producciones de quienes algunos de ellos han hecho parte característica en sus carreras. Cine social, las llaman algunos académicos; cinema verité, otros críticos cincuentones; drama social, peyorativo mote que denomina así a todo aquello que no sea comicidad o ficción aventuresca; cine profundo, para quienes envidian las taquillas llenas; cine arte, para quienes no saben y creen distinguirlo.
Este metraje de dos horas, acompaña un semestre lectivo de una escuela de la periferia parisiense, en el curso de francés del profesor François, rol de François Bégaudeau. Lo interesante en la producción es que él mismo fue profesor y es actor natural y coguionista de su propio libro “Entre les Murs”.
Laurent Cantet, director joven de unos cinco filmes poco conocidos en nuestro medio, dirige con tono realista, logrado a tal punto que solo al final puede uno preguntarse si se produjo como documental in situ, como resultado de actores consumados con fallas voluntarias, o como el tipo de cine que se admira tanto en nuestro medio colombiano con Victor Gaviria, con Pier Paolo Pasolini, de quien recordamos como posiblemente uno o el primero de este tipo de directores con su famosa “Il Vangelo secondo Matteo”, de 1964, o con Fernando Mireilles “Ciudad de Dios” del 2002, entre otros muchos.
Este cine, preferiblemente armado con gente joven, pues juventud y naturalismo parecen ser una dupleta conceptual que demuestra lo mal que nos ponemos todos con la edad, ha servido para inventar gran parte del “cine independiente” que no es sino un mote envidioso de la industria del entertainment exitoso.
Como muchos de los productos actuales provenientes de todas las ligas del cine mundial, esta clase tiene alumnos de África negra, el Magreb, Malí, China y... Francia. ¿Cine global?, ¿cine de la modernidad, ¿cine transcultural?, serían denominaciones académicas de esas que congelan un producto artístico y le restan valor. No obstante, es cine universal.
François, escritor, funge de profesor de lengua francesa, mediante continuas conversaciones con sus alumnos, con una metodología intuitiva (de parte del docente) que les obliga a pensar y razonar. Estos caracteres y comportamientos serán novedosos para quienes no conocen el tema pedagógico o la práctica de la enseñanza, Posiblemente por ello mismo, la clase no será más que un material para escuelas de profesores. ¿Qué aprenderán? Nada. Se sorprenderán del ambiente de cámara oculta en las aulas y en las reuniones de profesores, donde la máquina de café tiene la misma importancia en tiempo, lugar y debate que el paso rápido por las cansadas teorías del aprendizaje. Lucen cansados, los maestros, llenos de energía y displicencia, los alumnos, con disimilada soberbia, el profesor.
La deportación del padre chino de Wei, los clásicos rumores no ciertos de homosexualidad de algún compañero de clase y acerca del mismo docente protagónico, el consejo disciplinario de Souleymaine, permiten reflexiones simples sobre la apertura social a otras culturas y a otras tendencias sexuales. La producción que comprometió a 25 muchachos y muchachas de entre 14 a 17 años fue rodada con tres cámaras digitales (la maravilla actual del bajo costo) bajo la fórmula de 1-2-3, enfocar al protagonista, al interlocutor y al resto de la escena, para proveer de manera inmediata discos cronometrados que luego es muy sencillo editar en un computador, al gusto del director y con base en las guías de los tiempos que luego se borran para la versión final. Esta manera de hacer cine requiere solo creatividad y guión. Esta técnica demuestra que, por ejemplo en nuestro país de literatos, faltan historias interesantes bien escritas.
¿Qué se ve en la clase? Todo lo que desespera a un docente que por debilidades de carácter, por problemas de personalidad, por desconocimiento de la juventud o por estar adentrado en un oficio sin vocación, lo lleva a la rutina total y al descrédito histórico de la profesión. No hablamos de este personaje sino de la dominante realidad.
Las cara feas y bonitas que miran a todo lado, menos al tablero. Todas las posiciones corporales en un pupitre. Los mal llamados “liderazgos” de algunos rebeldes y otros inteligentes. Los que parecen no poner atención pero están conectados y los que miran fijamente al profesor, sin entender. Las respuestas maliciosas, los desplantes, los irrespetos mal interpretados. A todo esto responde el buen profesor con el clásico, reiterado e infructuoso “a la chita callando”, con la faz desesperada aunque empática. La reunión de profesores es ese deprimente escenario de quejas al aire, de conversaciones lentas y truncas, de calma chicha antes de clase. En Francia, como acá y como en el mundo, la docencia mal pagada, los alumnos que vienen de hogares con problemas de riqueza y de pobreza, pasan todos los años esperando que las cosas mejoren. Los recreos de allá y del entorno global son igualmente llenos de griterío, improperios, bola de fútbol, golpes escondidos y profesores en trance de árbitros de boxeo.
Pasan los años, las generaciones, los estudios a todos los niveles, las mejoras de las instalaciones, las tecnologías que permiten multimedias y “facilitan” la tarea, pero la docencia es igualmente un ejercicio emocional que pone a prueba al “maestro”. De estas sinergias surgen éxitos y fracasos que durarán toda la vida.
En La Clase, hay una parábola del buen docente que comete errores leves de los cuales él no se da cuenta, y errores graves, de los cuales la comunidad no se entera. He aquí una de las claves sociales mayores generatrices de problemáticas sociales y de más difícil detección en la práctica docente real. Quizá solo la niña representante de curso, crítica, desordenada, de risitas impertinentes, es la única que sabe que sucedió para que Souleymaine fuera finalmente expulsado, para luego ser reenviado a Mali por sus padres y truncando toda su vida a causa de un desafuero de Francois, respaldado por la ignorancia conveniente del neutral director de la escuela. Francois, experto en lenguas, usa “vagabundas” de manera mal aplicada y se equipara al muchacho que en una edad llena de efervescencia moral, le tacha en público.
De estos errores ha sido lleno el mapa universal de la enseñanza, han emergido fracasados, delincuentes, frustrados y falsos talentos, dando paso a los que pasan inadvertidos hasta doctorarse en lenguajes abstrusos que no impedirán que el ciclo se siga repitiendo.

sábado, 29 de agosto de 2009

La flaqueza del bolchevique


Una película del 2003 vista en el 2009 y a través del canal latino a veces sorprende. Ya no es raro apreciar el cine español pues ha probado al mundo su capacidad de comunicar, siendo auténtico. Es un cine universal pues ya se le distingue entre la multitud fílmica.
Esta “flaqueza” se deja ver, pero hay dos explicaciones. La primera de ella es María Valverde, esa “lolita” que enamora y convence. De hecho, esta fue su primera película y con ella ganó merecidamente el Goya a actriz revelación. A quienes tenemos algo de trayectoria, María nos va a recordar a Tatum O´Neal, aunque crecidita y muy sexy. La otra explicación es recordar al caradura de Luis Tosar que uno recuerda de La Comunidad (Alex de la Iglesia), de Los Lunes al Sol (Fernando León de Aranoa) acompañando a Javier Bardem, o de Te doy mis Ojos (Iciar Bollain) cmo maltratante conyugal. Este es un tipo con suerte pues hace cuatro filmes al año y sin respirar en la últma década. Acá también él ganó su Goya a mejor actor.
En este filme corto de 95 minutos se cumple con Martín Manuel Cuenca la regla de oro de la industria: quien dirige el guión que él mismo escribe tiene éxito. Y eso es todo en la producción del “bolchevique”.
Quién es el bolchevique? Ese hombre de 32 años que choca con una “tía” de armas tomar, quien lo insulta, lo lleva a problemas con la policía y los seguros y le desarma el día. Decide vengarse insultando telefónicamente hasta que se cansa de ello. Porque está cansado de todo en su vida.
Es un yuppie inversor con relativo éxito, acuesta a su secretaria con erotismo aburrido y nada más. Pero, conoce a María, casualmente la hermanita de la “tía de armas tomar”, una angelical lolita de 16 años de quien comienza a enamorarse. Lo interesante de esta “peli” son los diálogos en boca de María, quien llamará cariñosamente “bolchevique” a nuestro “bored yuppie”. María logra comunicarnos lo que Pablo debió sentir, toda una serie de tentaciones producto de todo lo que conlleva la juventud en flor: “sé lo que tu quieres” … “el bañador cada vez más me queda bien” … “quieres verme en la piscina”… “creí que me ibas a besar” ...
Pero, en la vida de esta ficción los caminos son desgraciados, se cruzan y se truncan. Ah!!! ¿Que cuál es la flaqueza? Haber discutido con la “tía feroz”, sentirse tentado con su hermanita precoz y … finalmente, pagar por lo que no ha comprado. La película??? Una flaqueza del espectador, por desear seguir conociendo a María Valverde hasta el final de su rol.

jueves, 27 de agosto de 2009

Al otro lado


Hay una regla en la artesanía del cine: la dirección por parte del guionista o viceversa, produce siempre los mejores resultados. Se sabe de parejas muy bien acopladas de director-productor, de actuación-dirección, de guionista-actor. No es del caso citarlas, pues son múltiples y explican el éxito de muchos de ellos y de ellas. Es menos visible ante el gran público la comprobación de la regla ya mencionada, pero esta es mucho más una norma con menos excepciones.

Fatih Akin, nacido en Hamburgo de ancestro turco, 36 años, ganó el premio en Cannes 2007 por este guión que, a su vez, dirigió. En los aspectos argumentales y en los formales escribe de manera muy interesante y sentimental. Luego se somete a seguir sus propias pautas de montaje narrativo, de profundidad y panorámica de sus planos de cámara, de la insistencia en sus semiprimeros planos, de ignorar los planos detalle, pues es la historia la que le interesa, de no realizar planos subjetivos pues no encuentra nada más que escritura objetiva, de no requerir planos, ni aéreos ni picados. Su color es simplemente llano y de regular calidad. No hay perspectivas. La edición imita nada más que al separador de las páginas de un libro. El mar simboliza una cercanía de dos lados, que en la realidad geográfica no se encuentran.

Esta falta de creatividad visual solo no se requería, y de eso se convence el espectador. Akin se respeta a sí mismo en su propio guión. El resultado es una historia que no pierde ritmo, que es absolutamente clara en su narrativa y aporta muchos elementos de comprensión a la contemporaneidad.

Alemania y Turquía, los dos países separados por la mitad de las naciones de Europa central y los estrechos del Bósforo y Dardanelos. Próximos a estar juntos en la Unión Europea, pero hay que esperar aún trece años. Cada uno con distancias culturales e ideológicas. Sus tiempos históricos se podrán encontrar aunque sus tiempos culturales puedan distar un siglo. Entre Estambul y Bremen. Entre el lenguaje radical y lo íconos de izquierda, que son aún de vanguardia en la pobreza, y la sociedad que los generó y los ha dejado un tanto atrás en sus costumbres.

Una película dividida en tres partes por la muerte. En Estambul, Nejat y su padre Ali, la prostituta Yeter, hacen una historia paralela a la de Ayten, la hija de Yeter, y de Lotte con su madre Susanne (la recordada Hanna Schygulla, única figura reconocible en este celuloide), en Bremen. Las dos historias están imbricada por contrarios destinos. Nejat profesor de sociología en Alemania, gracias a los esfuerzos de su padre, resulta librero en Estambul. Ayten, activista radical en Estambul carente de oportunidades de estudio, escapará a Bremen para toparse con Lotte. Dos muertes y dos presidios los relacionan y solo el público lo sabrá.

Neyat querrá darle educación a Ayten, sin conocerla, sin encontrarla infructuosamente, para resarcir la memoria de su padre vivo. Susanne tendrá oportunidad de hacerlo, para hacer honor a la memoria de su hija muerta. Neyat y Susanne se conocen sin saber lo cercano de su punto de unión.

Es la globalización, de geografías distantes, de amores cercanos, de oportunidades y de carencias, de uno de los países fundadores de la Unión Europea (1957) y de otro de los candidatos a la integración (2020). El activismo político de Ayten, que reclama esta apertura, se encuentra con la búsqueda de sensaciones de Lotte, quien ya la vive sin haberla deseado.

Alí y Susanne, los padres de uno y otra, son la representación de una generación que dió todo por sus hijos. Alí ofreció trabajo intenso en un país de atraso y Susanne vivió “paz y amor” en un país de libertades.

Hay un contraste en los resultados de estas dos vidas. Hay un contraste de culturas y de religiones. En el contexto globalizado el mundo es aún físicamente extenso. En el plano humano es ahora más cercano que antes. Se acercan en el amor igual, Se acercan en el sentimiento igual. Se distancian en oportunidades diferentes. Se encuentran en las desgracias comunes. Se hallarán en las alianzas transcontinentales, luego de que cada uno viva “en el lado del otro”.

París


¡Así es París! nunca nadie es feliz … nos quejamos… nos encanta. No saben lo afortunados que son, caminan, respiran, corren, discuten, llegan tarde …
Hay que ver esta interesante película francesa para descubrir quién piensa así. Cédric Klapisch, un director que solo ha artesanado tres películas, dirige este ejemplo de la “Crash” gringa de Paul Haggis la premiada 21 veces internacionalmente con eje en un guión alrededor de 20 vidas que se cruzan en Los Angeles policlasista, multiétnico y globalizado.
“París” pertenece a esa larga saga, de filmes que no solo reflexionan sobre los problemas de la globalización y su impacto en las individualidades, sino que buscan promocionar ciudades con ánimo turístico. Ejemplo reciente de ello es en Europa, “In Bruges”, de Martin McDonagh, con un elenco de altura que muestra todos los mayores atractivos de una bonita ciudad tras el disfraz de ficción y, para el turista, los diálogos con frases sugerentes.
París, es la globalización con sus problemáticas interraciales, migracionales y de retrospección sobre la vida para lograr la introspección depuradora. Es la promoción turística, con el sutil disimulo de las intenciones de cámara para mostrar la arquitectura destacable.
La historia de un bailarín parisino del Moulin Rouge, enfermo cardíaco esperando la llamada para acudir a un trasplante de salvación con 60% de probabilidad de fracaso, le da nuevo significado a su vida y reinterpretación a la vida de la ciudad.
El guión es diverso sin ser denso. No le falta capacidad de síntesis y ese es su principal logro. Es barroco como el mensaje que lleva, no saturará al público. Es intencionalmente fabricado, como un tour por la ciudad luz sin recurrir a la noche. La cámara escribe la mitad del texto. Las miradas hablan lo que los diálogos no incluyen.
París, la película, es multicultural, multiracial, con un enfoque politizado que es válido para cualquier crítica al discurrir vital de toda capital reconocida, lo cual la hace universal. También la ciudad, mezcla las clases sociales sin generar las fricciones revolucionarias que aportó a la historia mundial, es megalómana frente a toda otra representación nacional de cualquier país. Los parisinos se saben importantes en el escenario global.
El profesor de historia enseña reticencias y lugares comunes sobre los jardines de la ciudad, Es contratado para presentar un documental en el cual recae en Baudelaire, Balzac y los demás, se introduce, como otros tantas veces, en las catatumbas repletas de cráneos apilados, entre los cuales están sin identificar Moliere, Robespierre o Rabelais. Pero su preocupación es el sin sentido de su vida, el desamor ante la belleza joven. Finalmente llega la conquista mediante mensajes de texto celular sin ver la ligona infiel oculta tras su cara de ángel juvenil. Retoza su regresión adolescente y la ciudad es para él un recorrido para volver a la misma previa melancolía.
El hermano arquitecto exitoso, casado con preciosa mujer, es motivo de la buena envidia del historiador. E impulsa su asistencia al psicoanalista. Llora la muerte reciente del padre de ambos y recupera su balance emocional al recibir su primer hijo. La ciudad es de él, desde las alturas de sus proyectos en curso.
Los inmigrantes norafricanos añoran pasar el mediterráneo y convertir las postales recibidas en fotografías. La ciudad es para ellos un paisaje y una serie de oficinas de asistencia social. El amor es para ellos la familia desarraigada y el dolor de compatriotas náufragos.
La asistente social divorciada, Juliette Binoche, rumia sus cuarenta años y sus tres hijos, pero se aplica al cuidado de su hermano enfermo. Para ella la ciudad es mercados y colegios, de los cuales emergerá finalmente el amor.
Los merchants, plenos de testosterona, conocen de la dependencia de la ciudad en cuanto los alimentos de muchas nacionalidades. Las modelos de Christian Dior, recorren la pasarela como epicentro de la mirada mundial para la cual París es moda. El amor es para las modelos bajar unos escalones sociales y retozar con los briosos merchants en juerga.
Todos se quejan. Sienten que París se está convirtiendo en ciudad de ricos, que en cada esquina brota el horror a los extranjeros.
La simbología está en el río, el mítico Sena, la torre, la mítica Eiffel, el pan, el mítico baguette, el café, las míticas mesillas en las aceras. La bicicleta, reina de las ecológicas ciclorutas, está siendo sustituída por la moto oriental. La globalización en las postales del río y la torre, que “llegan de fuera”, en la inmigrante que se emplea con la regañona panadera de baguettes, en los enormes embalajes de fruta y verdura del tercer mundo.
La propietaria de panadería, la trabajadora social, el arquitecto, un vagabundo requiriendo subsidios, el historiador enfrentado a la madurez solitaria, las modelos de Dior, los inmigrantes ilegales norafricanos, el profesor de natación de Camerún, la estudiante que expresa su amor con libertad francesa, todos se topan en las calles sin conocerse entre sí.
El amor es epicentro en la capital francesa de la cultura latina ampliamente reconocida. El amor de tío, el amor de excompañero de clase, el amor de hermanos, el amor casual, el amor no realizado, el amor divorciado, el amor joven y el amor viejo.
Las alturas son protagónicas. La Eiffel soberbia, las obras del arquitecto, las ventanas elegantes del historiador, la azotea vacía desde la cual lanzar unas cenizas al viento de la ciudad.
¿Cuál es el fundamento en el enfoque visual a París? ¿Cuál es la preocupación central de todo el “crew” y de todo el “casting”, de todo el equipo de producción de “París”? La migración.
La emigración y la inmigración, los dos flujos del sistema globalizado de problemas que van y vienen, de socialización de carencias del tercer milenio. La muerte: va cabalgando en los años viejos, va en moto, va en barcaza ilegal, va en taxi. El bailarín quiere asistir sin compañía a su cirugía y su referente de vida y de historia arquitectónica es pasar de largo por el frontis del Pére Lachaise.

La Elegida


Ben Kinsley (Oscar 1983, en Gandhi) quien cumple 66 este diciembre de 2009 y Penélope Cruz (Oscar reparto 2009, en Vicky Cristina Barcelona), quien cumplirá 36 el próximo abril de 2010, se interpretan y viven esa misma distancia generacional en el filme de título equívoco La Elegida.
“Elegy”, significaría una métrica poética, pero se le entiende como una serie de versos de profunda pena sobre la muerte de alguien, el amigo, la amante quizás … Insinuar que hay una elección por parte del profesor de arte David Kepesh, judío separado, cazador de jovencitas bajo la disculpa de que, luego de una fiesta de despedida de curso, ya no son sus alumnas, no cuaja en el título amañado. Tampoco es elegida Consuela Castillo, quien se parece a la maja de Goya en sus ojos españoles y en su pose de senos para el lente aficionado del “sabio” amante. George O´Hern (Dennis Hopper, 158 filmes en 55 años desde Rebelde sin causa) es el poeta y compañero de squash de David, y quien se atreve aconsejar una serie de cartabones de conducta y desamor rutinario que son posiblemente la causa misma de su fallo cardiaco final, momento en el cual no sabrá si amó más a su amigo que a su compañera de toda la vida.
Caroline (Patricia Clarkson), es la cincuentona, amante única por dos décadas, “una entre un millón de mujeres que tienen sexo sin pedir nada a cambio”.
Isabel Coixet, dirige basada en el libro de Phillipe Roth “El animal moribundo”y comprueba una vez más su antigua preocupación por estos temas pues tiene en su haber My Life Without Me (2003), A los que aman (1998), Cosas que nunca te dije (1996), Demasiado viejo para morir joven (1989), entre sus otras doce películas como directora – escritora.
Keppesh seduce a Consuela, cubano – americana, y conoce de ella que ha tenido pocas, inocentes pero aberrantes relaciones lo cual hace surgir peligrosos celos otoñales y una filosofía personal de su entrada a la vejez. O´Hern, se hace conforme y temeroso de aventurarse en la retoma de sus lides juveniles y Caroline ahora es consciente de que ya no está ejerciendo igual atracción que cuando era joven.
La “elegía” es quizá un mensaje triste, posiblemente algo poético, sobre la lucha interna entre la conciencia de la pérdida de la belleza y del amor que traen los años y la lascivia y carnalidad que buscan rechazar esta cruel e ineludible verdad de las edades avanzadas.
Consuela encuentra que el destino, dolorosamente, le da la oportunidad de equilibrar con pérdida de belleza la inmadurez amorosa de quien le dobla en años. Esta elegía es por los años jóvenes que se van y los deseos que permanecen, por el amigo que se fue y por los años perdidos por un padre ante un hijo envuelto en problemas similares, por el vacio que produce el sexo sin amor, por los libros que ya publicados no significan igual. Esta elegía la escribe David.
La puesta en escena es formal. Lin MacDonald ha participado en tanto film diverso que opta por la convención: teclados bellos de piano, cuadros con pequeñas figuras artísticas famosas, estanterías de libros repartidas en el apartamento ordenado del judío melancólico que mira a través de las ventanas, autos nuevos, paseos por el central Park, salones de clase espaciosos y bien iluminados, cuerpos conservados por el ejercicio, restaurantes elegantes, alto nivel de vida.
La música seleccionada por Marc Artís Garcia, Christy Carew, Angie Rubin es de José Ayala, Bach, Beethoven, Leonard Cohen, Al Lerner, José Sabre Marroquin, Arvo Part, Richter, Erik Satie, Cecile Schott, Scott Senn, Gecko Turner, en 17 temas por 6 intérpretes y responsables de la selección, de los cuales dos son originales (Artis García y Gecko Turner), es sutil casi imperceptible, con excepción obvia de la sonoridad cubana en la fiesta a la cual el viejo enamorado no quiso asistir causando una larga ruptura.
Los grandes grupos de puesta en escena y selección musical, algo no usual en la industria, y la elevada participación femenina y francesa en aspectos técnicos demuestran un énfasis formal que es, posiblemente, el factor inocuo de esta película. La limpieza, la factura perfecta, restan a la melancolía buscada para dar soporte a la elegía visual que no entristece tanto como se desearía, ni da el tono buscado ante el advenimiento de la vejez de todos, la muerte del poeta y la enfermedad de la estudiante, en ese mismo orden y sin mayor reflexión final.

lunes, 17 de noviembre de 2008

QUANTUM OF SOLACE

Lo mejor: El papel de Craig

Lo peor: Falta de originalidad

Todos entendemos que es una continuación de Casino Royale y que se ha adentrado al 007 en la "moda" de volver a los héroes más humanos y carnales. El título, que indica una "mínimo de consuelo" por la muerte de Vesper en la anterior entrega, nos lleva a una triste competencia con la trilogía de Bourne: son iguales las luchas cuerpo a cuerpo, es igual el antihéroe y se exagera claramente la edición rápida para superar la agilidad que ganó un Oscar en Bourne. Sin embargo, esta ciega edición de 007 no respeta las leyes de la óptica y resulta en un errado truco técnico. Las referencias políticas tontas a movimientos bolivianos no justifican los groseros calificativos despreciativos a nuestros países latinoamericanos y su anacrónica referencia a dictadores mafiosos y la facilidad con que se les derrocaría. Aunque ficción, el laureado Paul Haggis yerra en este guión. Haggis va bien con sus tramas acerca de problemas étnicos y sociales en la actual sociedad estadinense, pero no es apto para juegos masivos de entretenimiento como lo es y debe seguir siendo Bond. Si seguimos así, es mejor esperar la siguiente de Bourne y desear que los US$225 millones de Quantum se recuperen con la esperanza de que resucite el Bond clásico al cual se le puede aplicar con mayor inteligencia una cirugía guionística en vista que las novelas de Fleming ya fueron todas utilizadas.

jueves, 19 de junio de 2008

Elizabeth La Edad de Oro


Qué buen papel, con una cara no tan bella pero con altura de reina, el de Cate Blanchett. Clive Owen, es un Sir Walter Raleigh que solo cumple por el supuesto de extracción baja y ralea que tiene el pirata que fue figura del reino isabelino y que llena la parte banal del filme. Geoffrey Rush, siempre bien en su papel de sir Francis Walsingham, es el nunca faltante primer ministro manipulador de toda urdimbre política y cortesana de la época. Un papel sorprendente corresponde a Samantha Morton, como María Estuardo, la ajusticiada traidora, personaje al cual engrandece más allá de su corta aparición. Jordi Mollá, hace un Felipe II bien español.
Shekhar Kapur, el indio director, maneja con admiración por el imperio de otras épocas. Se acompaña de una música compuesta por Craig Armstrong (¿?) y A. R. Rahman (prolífico en Bollywood), estupenda y que recuerda la estela dejada por Gladiator. Se ayuda Kapur de ingenieros de escenografía que magnifican el corto presupuesto de 50 millones de dólares. Así, Kapur se ha hecho merecedor al derecho de completar la trilogía de la historia de los 44 años de Elizabeth en el poder.
La reina Elizabeth, en su época de oro, debe enfrentar traiciones que provienen de todo lado. La de mayor trascendencia para la estabilidad de su trono viene de Felipe II de España, su propia familia pues había sido segundo esposo de Maria I, exesposa de Enrique VIII padre de nuestra Elizabeth I, todo dentro de la casa Tudor, y por lo cual eran medio hermanos o Felipe era padre político, como quiera que se le interprete. Elizabeth es protestante, dentro de los cambios religiosos del siglo XVI, y Felipe es católico, empeñado a restaurar su iglesia en Inglaterra por la vía bélica. Para ello, organizó la denominada Armada Invencible, que dominó los mares más allá de su muerte.
La reina virgen, nunca se casó pero sintió enorme atracción por el pirata Walter Raleigh, colonizador del Nuevo Mundo y fundador de Virginia en honor a su reina. Elevado a la categoría de Sir, es Bess, la dama de compañía y tocaya de la reina, quien amará a Raleigh, entrelazando una historia de frustración sentimental de su ama.
La película traza bien la red de espías, franceses, españoles e ingleses, Jesuitas y sicarios, todos dentro de un complot de asesinato para tomar el trono inglés, del cual se deriva la final decapitación de María Estuardo, reina de Escocia, prima de Elizabeth y descendiente directa del poder de Francia por ser hija de Médicis y Estuardos. Es precisamente por ello que se prueba que Felipe no está interesado en darle el poder a Francia, su enemiga, sino en utilizar la dinástica de María, intrigando al interior de la corte Isabelina en la cual esta altiva, culta e inteligente reina sin reino estaba cautiva.
El atractivo bélico llega a la pantalla con las escenas de la derrota histórica de la Armada Invencible, por obra de tormentas y elementos climáticos en contra, aunque también por argucias guerreras de Raleigh. En el plano de la producción es notorio el buen logro de estas escenas, mediando solo un barco de dimensiones reales, construído con tres lados diferentes para la cámara: uno español, otro inglés y una parte trasera que funge del camarote del pirata Raleigh. Los demás navíos de la flota estarán dibujados a 3D sobre olas reales fotografiadas previamente.
Esta misma brillante producción logra una buena selección de castillos, templos e interiores con la misma clase de color de piedra y mármol que mantiene una luminosidad natural. Las cámaras escondidas a grandes alturas en los techos y bóvedas magnifican los escenarios y aprovechan las escaleras, los pisos camuflados y los pequeños interiores, todo lo cual permite al espectador una perspectiva esplendorosa. Por lo demás, el vestuario se ciñe a las viñetas históricas y ha recibido nominaciones y premios de carácter técnico.
Blanchett gusta, impresiona, humaniza y explica la personalidad de Elizabeth. La primera Elizabeth, de 1998 fue su quinto trabajo profesional, luego del cual ha realizado 27 películas en nueve años, 22 de los cuales entre una y otra de las dos Elizabeth filmadas hasta hoy. Este papel la destaca globalmente, aunque su oscar como actriz de reparto lo debe al papel de Katharine Hepburn en Aviador, de Scorsese. Esperemos gozosos la tercera y última parte de un tipo de trabajos que se planean sin esperar grandes retornos de taquilla pero que son un aporte a la buena fílmica de los documentos de la historia universal.

domingo, 1 de junio de 2008

LA GUERRA DE CHARLIE WILSON

La industria fílmica gringa ha resentido las críticas acerca de su superficialidad. Es común ver ahora, tanto en TV como en pantalla grande la nota acerca de que le obra esta "basada en hechos reales". Muchas películas finalizan con las fechas y nombres que le dicen al público cuál fué la suerte final de los personajes que acaba de ver. Esta estrategia es correcta. Sin embargo en la guerra de Wilson hay un elemento trascendente: se explica cómo funcionan los canales políticos de intervención en la política de otros países, de intervención armada por tercer mano y de la conciencia de clase que permite entender y apoyar estos exabruptos por parte de los poderes económicos tras los representantes políticos electos por el pueblo norteamericano. Acá es más importante dilucidar cómo se toman las decisiones, se asignan presupuestos y se canalizan recursos para manipular a actores de conflictos externos. Por ello, las pocas escenas de "acción" parecen forzosas, hechas como material para el thriller publicitario y como comprobación de la eficiencia final de las estrategias políticas ya vistas. Merece verse. Sin embargo, adolecerá de la incomprensión del mercado debido a que la industria del séptimo arte no ha podido conciliar la fórmula de las 2T: temática y taquilla.

LIONS FOR LAMBS

Este tipo de cine (Charlie´s War, The Kingdom, etc.) es contestatario en Hollywood. Es bien producido, buenos guiones que se basan en historias reales. Resultan muy didácticos para las facultades de ciencia políticas o para cualquier persona con los elementos básicos. Muchos periodistas desearían entender la guerra de la forma en que estos argumentos lo hacen. La falla fundamental es su correspondencia con la dirección. Uno llega a la conclusión que el director puede hacer comercial una cinta, equivocarse y resultar en un bodrio o hacerlo bien, a pesar de lo cual sin ningún éxito monetario o en reconocimientos internacionales. Aquí dirige Redford a quien cabe admirar. Sin embargo, parece haberlo hecho sólo para el canal HBO o la distribución por Sundance y eso es una falta pues el producto se ha de perder en la memoria. El cuestionamiento a la intromisión en Afganistán y a las decisiones políticas que permiten dar paso al hambre bélica del ejército estadinense son interesantes pero la metáfora básica de la línea argumental es ingenua.

IRON MAN

Iron Man actualiza al superhéroe (es de hierro, terrenal y dirigido por un ser humano) y Supermán se vuelve anacrónico (es de acero, extraterrestre e irreal). Ya no se es héroe para rescatar personas que caen de rascacielos y estar oculto en un empleado mediocre de bajos ingresos. Ahora, se debe enfrentar al enemigo “terrorista” y ocultarse en la persona de un yuppie inventor consumista (de automóviles, de whisky, de apartamentos y … de mujeres).

Para fabricar un muñeco que vuele de esta manera se requieren grandes presupuestos y estos solo se encuentran en las corporaciones multinacionales, siempre ligadas al presupuesto militar. Entonces, el superhéroe urbano, de las calles, es ahora un arma secreta para la guerra globalizada.

Las actuaciones? Paltrow, Bridges y Downey prestan su nombre para atraer público que ya los conoce. Paltrow aporta un nombre parado en unas largas, hermosas y conocidas piernas; Bridges sustituye su cabellera por una barba en el mentón y sigue igual de inocuo; Downey está peor: coquetea con la cámara a lo Gibson para parecerse al dibujo de Tony Stark, eso es todo.

Los diálogos? Cada vez más son cortos y dicientes, pero superficiales, como las frases insertas en los globitos de las tiras cómicas.

El resultado? Marvel es una industria con divisiones de Cómics, TV, Video Games, Movies y Toys. Iron Man estará en todas estas versiones, pero, principalmente y solo eso: como un juguete fílmico de consumo masivo que copia la BigMac con un BigFilm para consumir en domingo.

LOS NIÑOS DE NADIE (ALL THE INVISIBLE CHILDREN)

Los directores Mehdi Charef, Emir Kusturica, Spike Lee, Kátia Lund, Jordan Scott- Ridley Scott, Stefano Veneruso, John Woo, se unen para aportar a través de Francia e Italia como productores, un documento que “denuncia” la realidad infantil de las grandes ciudades a través del mundo. En medio del conflicto africano, del problema serbio croata, de la pobreza de Brooklin, del reciclaje en Sao Paulo, de los enfrentamientos en la comunidad británica, del raponeo en las calles napolitanas y del vacío consumista japonés, están los niños invisibles a los adultos.

En otro orden, Tanza es soldado, Uros es gitano, Jonathan será fotógrafo de guerra, Little Cat es vendedora de flores, Blanca es una adolescente VIH; Ciro es raponero callejero, Bilu y Joäo son recicladores. Todos reflejan la relación despiadada de los adultos con las cosas y los placeres. El consumo y el escapismo dan origen a una generación que sufre la irresponsabilidad de los mayores. Están esos niños ahí, sin voz ni posibilidad de incidir en un futuro más positivo, no importan.

Los niños son resultados de placeres adultos, que acompañan vidas frustradas, que viven del desecho de la generación que los antecede y que sobreviven el hoy en anuncio de que algo anda mal en la desorientada carrera competitiva de sus padres. Los grandes son perdedores, todos. Los pequeños recogen estas pérdidas para convertirlas en una ganada experiencia que ojalá les conduzca a un mundo mejor, pero que no será mérito de quienes solo mueren sin fruto alguno.

LA LISTA NEGRA (THE BLACK BOOK)

Se va sobre seguro al escoger un film de Paul Verhoeven. Pero, esa talentosa Carice van Houten estaba oculta. Su especie de Mata Hari tiene una absoluta credibilidad que hace que el guión de Gerard Soeteman, siempre asociado a varias obras de este director, y basado en libro sobre hechos verídicos, resulte un thriller-novela que enfoca la guerra desde un ángulo no visto antes. Los judíos dejan su pasividad, se defienden y atacan; los alemanes toman posición acomodaticia, traicionando, enamorándose, haciendo parte de los juicios aliados de posguerra. Pocas veces se ha observado en la pantalla que la guerra “saca lo peor del ser humano” y en este caso añade las reacciones contra supuestos y reales traidores, luego de la rendición nazi.

La sangre, la violencia, el sexo, se muestran con visos realistas sin exhibicionismo alguno, como en la no ficción. Verhoeven logra un documento serio y, a la vez, comercial, de un retrato inverso de La Lista de Schindler. El autor de tecnoaventuras como Robocop y Total Recall, de erotofilmes como Showgirls y Basic Instinct, en su etapa americana, y de una veintena más en su juventud neerlandesa, reúne todas sus destrezas en esta competente versión de la resistencia judía, menos dramática, más realista y heroica que las usuales historias, lo cual le permite llevar a su protagonista hasta un kibbutz isrelí, a manera de tierra prometida, construído con los dineros recobrados por ella de manos alemanas y judías, pertenecientes a las familias traicionadas por sus propios correligionarios.