Iron Man actualiza al superhéroe (es de hierro, terrenal y dirigido por un ser humano) y Supermán se vuelve anacrónico (es de acero, extraterrestre e irreal). Ya no se es héroe para rescatar personas que caen de rascacielos y estar oculto en un empleado mediocre de bajos ingresos. Ahora, se debe enfrentar al enemigo “terrorista” y ocultarse en la persona de un yuppie inventor consumista (de automóviles, de whisky, de apartamentos y … de mujeres).
Para fabricar un muñeco que vuele de esta manera se requieren grandes presupuestos y estos solo se encuentran en las corporaciones multinacionales, siempre ligadas al presupuesto militar. Entonces, el superhéroe urbano, de las calles, es ahora un arma secreta para la guerra globalizada.
Las actuaciones? Paltrow, Bridges y Downey prestan su nombre para atraer público que ya los conoce. Paltrow aporta un nombre parado en unas largas, hermosas y conocidas piernas; Bridges sustituye su cabellera por una barba en el mentón y sigue igual de inocuo; Downey está peor: coquetea con la cámara a lo Gibson para parecerse al dibujo de Tony Stark, eso es todo.
Los diálogos? Cada vez más son cortos y dicientes, pero superficiales, como las frases insertas en los globitos de las tiras cómicas.
El resultado? Marvel es una industria con divisiones de Cómics, TV, Video Games, Movies y Toys. Iron Man estará en todas estas versiones, pero, principalmente y solo eso: como un juguete fílmico de consumo masivo que copia la BigMac con un BigFilm para consumir en domingo.
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