domingo, 1 de junio de 2008

The Elite squad (Tropa Elite)


La llegada del Papa al Brazil requiere una limpieza social previa en las favelas de Río de Janeiro. Para ello se responsabiliza al Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE). Con la técnica de encuadrar uno a uno cada personaje y luego hacer conjunción de todos ellos para un desenlace o clímax, el novel director José Padilha, con cinco filmes en su haber en una década, busca continuar con la escuela realista del cine carioca que tantos triunfos ha obtenido, por ejemplo, con Caranduru o Ciudad de Dios.

Esta especie de SWAT latino se conforma con miembros de la policía local que son sometidos a una selección cruda al estilo israelí, en que median el trato absolutamente soez, la patada artera, la cachetada y el golpe, la inmundicia como alimento, el vómito mezclado con la comida, la práctica del tiro al blanco, la tortura por ahogamiento, el ajusticiamiento sin corazón, que hacen parte de las pruebas para optar a ser uno de los 2 o 3 por cada cien que serán BOPE.

Los traficantes de drogas son el enemigo principal, está en las calles y mezclados en las universidades. La principal y más reconocida universidad privada es epicentro de la historia pues en ella estudia uno de los prospectos para sustituir al Capitán Nascimento, quien es el mismo encargado de su selección pues desea retirarse con su esposa e hijo recién nacido. Neto y Matias compiten sin saberlo. El primero falla mientras que el inteligente Matias, busca su grado en derecho dentro de la universidad. La ciudad rodeada por más de setecientos barrios marginales, es tierra sin ley y gobernada por los señores de la droga y los incompetentes funcionarios del “sistema”. Una voz en off acompaña las imágenes, diálogos y acciones, en un ballet de violencia que parece realizado por actores naturales, y ello es una de sus virtudes. Si Ciudad de Dios observaba el lado criminal de las mafias marginadas, Tropa de Elite mira el lado de la ley representado en su policía. La fábula del guión y el desenlace del film alrededor del servicio de la Policía al sistema, y del sistema que se sirve de la Policía sin que sirva a la mejora de la sociedad, en un círculo vicioso de sangre y tráfico interminables, es la enseñanza de esta crónica que le confirma al público aquello que sospecha pero se niega a aceptar: los malos están en ambos lados, del crimen y de la ley.

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