martes, 7 de enero de 2014
LA GUERRA DE LOS BOTONES (LA NOUVELLE GUERRE DES BOUTONS)
Un siglo después de publicado el libro de Louis Pergaud que es su base argumental y cincuenta años de realizada la primera versión fílmica por Ives Robert (más recordado como actor que como director), Christophe Barratier dirige la que llama “la nueva” guerra de los botones, luego de haber sido más reconocido por su “Los coristas”, también de interés adolescente, donde aparecían caras reconocibles internacionalmente como Gérard Jugnot y Jacques Perrin. En este filme se reconoce a Guillaume Canet (el maestro; exesposo de Diane Kruger y esposo de Marion Cotillard, demostrando este talento, actor y director de ciertas películas recordables como “Ne le dis a personne”), e igualmente a la bella Laetitia Casta (Simone; modelo de Marianne, la alegoría de “libertad igualdad y fraternidad” entre 1999 y 2003, actriz en dos docenas de películas regulares). Aparece también el ya mencionado Gérard Jugnot como el padre de “El azteca”.
El libro tiene como escenario temporal los finales del siglo XIX como autobiografía y “Memoria de mis doce años”, que es su subtítulo, lleno de palabras soeces y de peleas callejeras entre infantes con referentes estratégicos y de batalla. Un poco reconocible Yann Samuell realiza el guión, actualizado y convertido en una simbiosis de juegos infantiles y de ficticia alusión a la resistencia a la invasión alemana en los años cuarenta, con algunos referentes a la persecución judía.
A pesar de su adaptación a una época más reciente y a los valores se inclusión “semita”, la película no atrae a los adolescentes y satisface poco a los mayores, aunque deja clara su autenticidad y mantiene lo espontáneo de su nostálgico autor. Ya los chicos no fabrican espadas de madera, las compran, ya no se conforman con simbolizar victorias individuales con los botones de la ropa del contrario, le hacen “bulliyng”, y nada les interesan las rebeldías políticas de los mayores. Hay un anacronismo romántico, un tanto antitaquillero en este remake, aunque muy dentro de esa ola infantil que ha sido clásica en el cine francés.
EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG (“The desolation of Samug”)
Peter Jackson se acostumbró a las megarecaudaciones. Con la trilogía del Seños de los anillos, convirtió US$300 millones en casi US$3.000 millones. Con la primera parte de “El Hobbit” (dividido en “An unexpected journey”, “The desolation of Samug” y “There and back again”), obtuvo un margen bruto de 230% y con esta segunda parte, alcanzará lo mismo. Alguien debía filmar para la posteridad la rica obra del que sería hoy sudafricano, John Ronald Reuel Tolkien, de quien fue consultor igualmente C. S. Lewis (”Las crónicas de Narnia”).
Las dos trilogías de Jackson llenan un vacío en la biblo-cinemateca mundial. En la cuarta y en esta quinta entrega se enfatiza en el uso de la 3D HFR y 5k de resolución, es decir en 48 cuadros por segundo en tercera dimensión y más del doble de la llamada alta definición. Ello le da una calidad que no puede ser criticada con referencias a películas caseras y que quizá hubiera perfeccionado visualmente la trilogía del anillo, pues no se puede catalogar la “indefinición” como toque artístico.
Esta entrega de la segunda trilogía es más entretenida que su antecesora y deja ver un aporte personal de intervención del director en la historia como lo demuestra el ejemplo el personaje de la elfa Tauriel. Jackson no es un director de enorme talento pero si un gerente cinematográfico de megaproyectos con gran capacidad para permitir que los efectos especiales de Richard Taylor (en la primera trilogía) o la música de Howard Shore, enriquezcan los guiones de Walsh, Boyens o del Toro y un grupo de media docena de genios, con crews en diversas locaciones del mundo. El público deberá seguir aportando a los US$7.000 millones que han de completar con la próxima entrega las dos trilogías de Jackson.
martes, 17 de diciembre de 2013
EL SUEÑO DE WADJDA (WADJDA; LA BICICLETA VERDE)
Reem Abdullah (la madre) y Waad Mohammed (Wadjda, la hija) representan la conciencia presente y el cambio futuro de la opresión de género en sociedades musulmanas de hoy.
Haifaa Al-Mansour (39 años) escribe y dirige desde su visión femenina de la Arabia Saudita de la contemporaneidad. Como hija de poeta y egresada de estudios de Literatura comparada (U. del Cairo) y de dirección cinematográfica (U. de Sidney), su enfoque es feminista, moderno y subversivo en el contexto de lo que, a ojos occidentales, es arcaico y retrógrado en la religiosidad islámica derivada del Corán.
La producción es árabe-alemana, el argumento se desarrolla en Riad, capital y ciudad más grande del reino saudiárabe, centro económico y de poder con uno de los mayores ingresos percápita del mundo, dejando entrever los contrastes orientales con la modernidad occidental. Se observa una vida cotidiana plena de TVs LED, de juegos electrónicos y de carros de muy alta gama, dentro de hogares construidos a semejanza de las mezquitas color tierra, divididos por calles destapadas y algunas vías pavimentadas.
La tendencia del vestuario de los hombres es de colores claros y uniformes, mientras la mujer envuelta en el hiyab oculta su cara con el nicab (similar a burka afgana). Algunas niñas tienden a descubrir sus rostros como muestra de rebeldía temprana, pero son enseñadas a evitar la mirada de los hombres. La poligamia, en la medida que el hombre pueda acometerla económicamente será, para la madre de Wadjda, motivo de sufrimiento de quien desea ser el único amor de aquel a quien ama. La mujer musulmana no puede conducir automóvil y la niña tiene vedado el uso de la bicicleta permitida solo a los niños, pero Wadjda aprenderá a gracias a su amigo Abdullah, con quien sueña competir luego de comprar aquella de color verde que ha visto exhibida. Para lograrlo, venderá manillas artesanales, hará de mensajera de cartas de amor… y competirá en el conocimiento del Corán y el recital de sus versos, pero se le condenará a no recibir el premio por sus previas conductas.
El espectador occidental verá contrastes sociales de un Islam que vive de manera holgada del petróleo y con costumbres arcaico-religiosas sufridas fundamentalmente por las mujeres. El sueño de Wadjda es vivir la niñez y adolescencia libres que, sin conocer añora, dentro de un sentimiento de igualdad reflejado en esa preciosa bicicleta que su madre, simbólicamente y como un gran paso libertario entre generaciones, habrá de obsequiarle. Un filme que con dificultades de ritmo y edición amerita verse en su camino al Oscar como película extranjera 2014.
TRÁFICO DE INOCENTES (TRADE OF INNOCENTS)
Christopher Bessette ¿?? Es básicamente un regular director de shorts y documentales. Pocas destrezas se le adivinan en este filme. La participación de Dermot Mulroney (“Jobs”, “Stocker”) y Mira Sorvino (Oscar secundario desperdiciado en “Poderosa Afrodita”, de Woody Allen), más un John Billingsley medianamente conocido, es penosa para estas figuras, aunque muy dentro de sus largos y bajos perfiles en el cine.
Aunque cuenta con unos pocos galardones, es una película de bajo costo, pero políticamente correcta, nada más. Hay innumerable cantidad de deficiencias de actuación, edición, ritmo y argumento. Es penoso observar un filme, que promueve la concientización acerca del grave problema de trata de niñas en el mundo (específicamente un caso real en Phom Penh), tan poco profesionalmente realizado. Las ONGs podrían preocuparse por incluir mejor dirección en tan importante tarea humanitaria, ya que el resultado podría ser contrario al buscado.
VER "PELÍCULAS SOBRE COMERCIO HUMANO", SELECCIÓN AL FINAL DE ESTE BLOG
jueves, 12 de diciembre de 2013
PARANOIA
El espionaje industrial ha sido una vena taquillera en el cine. De “The Saint” (1997) hasta “Duplicity” (2009), e incluso mucho antes, las películas de espías no solo tenían que ver con la guerra fría en lo político, sino que también involucraban un secreto que podría ser convertido en mercancía fuente de riqueza. Igualmente, las historias de empresas de tecnología informática y de algunos de sus “devices”, son buena base argumental en la actualidad, “Cellular” (2004), es un caso. Ahora, las intrigas de propiedad intelectual enriquecen con su ética comercial el panorama tecnológico en los guiones, como ejemplos la historia de Facebook en “The social network” (2010), del monopolio informático en “Antitrust” (2001), o al “biopic” de “Jobs” (2013). En “Paranoia” hay una buena mezcla de espionaje industrial en empresas de tecnología comunicacional, condimentada con maldades de lado y lado. Tanto el genio informático como el socio comanditario se han separado y ahora se traicionan mutuamente. Un nuevo “gadget” telefónico flexible, multifuncional y pleno de “apps”, saldrá al mercado si antes uno de los enemigos no se queda con la propiedad de su invención. En este enfrentamiento de Gary Oldman, y su WyattCorp, con Harrison Ford (Goddard), el espía forzado es Liam Hemsworth (“Hunger Games”, hermano de Chris “Thor” y Luke de TV) y la bella es Amber Heard (“The rum diary”, con su novio Johnny Depp), el guardaespaldas de Oldman es Juliuan McMahon (Dr. Doom en “Fantastic four”) y Richard Dreyfuss (“Jaws” y otras) el viejo padre del personaje de Luke. Oldman es una especie de Steve Wosniak de celulares y Ford un Steve Jobs de la patente del móvil flexible, asi algunos se disgusten por la comparación, en este argumento tecnológico. Con US$35 millones de presupuesto la película habrá de explotar el poster, pero no ha de convertirse en el hit que hubiera podido esperarse.
CAUSAS Y CONSECUENCIAS (PACTO DE SILENCIO; THE COMPANY YOU KEEP)
Robert Redford dirige todo un elenco de elegancia: Shia LaBeouf, Julie Christie, Susan Sarandon, Nick Nolte, Chris Cooper, Terrence Howard, Stanley Tucci, Richard Jenkins, Anna Kendrick, Brendan Gleeson, Sam Elliott, Britt Marling y Jackie Evancho (la ganadora de America´s got talent). Lo hace bien, el director de “The Conspirator” o “Lions for lambs”, pareciéndose esta última película a la presente con este regular título. Redford ha mirado siempre hacia los balcones de la política, pero descuida en algo a la platea de la taquilla.
La historia de lo que sucede con “las compañías que buscas”, resulta en una metáfora acerca de la exmilitancia de “Weather Underground”, movimiento pacifista que se ve envuelto en un atraco a banco, del cual salieron mal librados con un accidental muerto, hace ya tres décadas, los ahora anónimos personajes. Sus familias han crecido, sus “compañías” pasadas no pueden ser identificadas ni por ellos mismos. Pero, al jalar un hilo, este entramado secreto puede derrumbarse llevando consigo a sus seres queridos, que no han tenido que ver con el inesperado hecho en las vidas jóvenes de los ahora padres y abuelos.
El arresto de Sharon (Sarandon) y la vehemencia de Ben (LaBeouf) periodista y su editor, Ray (Tucci), permiten que su labor de sabueso y su relación de novio con la agente del FBI, Diana (Kendrick) pongan en peligro a Jim (Redford). Este solo es reconocido en su verdadera identidad por su propia hija Isabel (Evancho) y su hermano, tío de esta, Daniel (Cooper). Aparte, el jefe de Diana, Cornelius (Howard) y los viejos compañeros de Jim, Donal (Nolte) y el burgués profesor Jed (Jenkins), tiene fe el uno y duda el otro, en protegerlo. McLeod (Sam Elliott) y Mimi (Christie), antiguos militantes en buena vida, así como el agente Henry (Gleeson) quien hubo llegado primero a la escena de treinta años atrás, contribuirán a descubrir que hay una hija de Jim, Rebeca (Marling). En este punto, Ben enamorado de Rebecca verá en juego su ética periodística inclinada a proteger al padre de su amada y hallar la real responsabilidad de la muerte de aquel vigilante hace tantos años, así como de la participación bondadosa y testificación de Henry en el asunto sobre la verdad de Jim.
Un thriller seudopolítico, interesante desde el este ángulo pero pesad para la platea a la cual no ha mirado siempre el talentoso Redford.
domingo, 8 de diciembre de 2013
UNA FAMILIA PELIGROSA (THE FAMILY; BADFELLAS; MALAVITA)
Una película con actores americanos, director francés, tono italiano. De Niro y Pfeiffer (ambos estuvieron en “Stardust”), continúan un matrimonio profesional. Luc Besson regresa, raramente, a dirigir coescribiendo el guión mafioso. Martin Scorsese está cuasiescondido como coproductor ejecutivo (se hace referencia interna a su película “Goodfellas”). Con solo US$30 millones la película recupera, pero a ritmo lento, este presupuesto mínimo. ¿Qué podría hacer de este filme algo pesado al público? Que no tenga los intertextos necesarios para gozarla: el pasado de los personajes de De Niro, la misma “Goodfellas”, las crueles venganzas familiares y hasta el bate de béisbol. La dulzura de Dianna Agron (“Glee”) y la joven malicia de John D´Leo, complementan bien este ambiente tragicómico de la sicilianiedad norteamericana.
La película se goza solo si se tienen en cuenta los mismos elementos de valoración que tuvieron Luc, Martin y Robert para hacerla.
TEMPORADA PARA MATAR (KILLING SEASON)
De Niro y Travolta juntos en una buena película que, sin embargo, no moverá demasiado la taquilla. Dirige Mark Steven Johnson (“Dark Devil, “Elektra”, Ghost Rider”), quien sale de sus superhéroes a recrear estos anónimos enemigos de la Guerra de Bosnia, uno americano y el otro serbio. De Niro, como siempre, cumple bien. Travolta, como es usual, también cumple, pero con una madurez mayor, en su papel con el tono de la voz, el personaje físico y esa crueldad heroica que representa una nacionalidad masacrada. El equívoco de venganza llevará a ambos personajes a reencontrarse consigo mismos, en una reflexión sobre los conflictos internos que incluso los verdaderos protagonistas no han podido explicarse y de los cuales la vida los hizo marionetas. Una película de viernes, nunca en domingo.
THE PAPERBOY
Lee Daniels dirige y escribe (“Monsters ball”, “Precious”, “The Butler”), en cumplimiento de la ley de Zam, logra una de las más digeribles y coherentes de sus películas. Una serie de populares actores se sumergen en este underground para realizar buenas actuaciones alejados de las ambiciones taquilleras. Matthew McConaughey y Zac Efron, John Cusack (en un papel rescatable) y Nicole Kidman, alejada de sus dulzura, su clasicismo y haciendo una mujer tocable y sexual. La escena entre ella y Cuzack, es de orgasmo, literalmente. Un thriller que puede verse en busca de talentos actorales en un argumento de “a real country” alejado de la idílica visión del “american way of life”.
lunes, 2 de diciembre de 2013
EL MAYORDOMO (THE BUTLER)
Eugene Allen era el nombre del real mayordomo que sirvió 34 años en la Casa Blanca. El libro base del guión fue “A Butler Well Served by This Election” de Bill Haygood. El director es Lee Daniels: productor de “Monster´s ball”, productor y director de “Precious”, director y escritor de “The paperboy”.
¿Qué pasa con una película en la cual actúa una pléyade de estrellas? Oprah Winfrey (esposa del personaje), Mariah Carey (madre), Terrence Howard (vecino), Vanessa Redgrave (madre de quien asesina al papá de Cecil Gaines, el mayordomo), Cuba Gooding, Jr., Lenny Kravitz (compañeros de trabajo y amigos), Robin Williams (Eisenhower), James Marsden (Kennedy), Minka Kelly (Jackie Kennedy), Liev Schreiber (Johnson), John Cusack (Nixon), Alan Rickman (Reagan), Jane Fonda (Nancy Reagan) y otra serie de caras conocidas. De todos ellos, el único mérito es el papel de Oprah.
¿Qué pasa con un filme que es producido por la dupla más poderosa de hoy en Hollywood: Bob y Harvey Weinstein? Con solo US$30 millones realizan un producto notorio, pero con baches.
Pueden pasar muchas cosas, debido a la intención de impresionar mediante el periplo egótico por los últimos 68 años de historia política de los Estados Unidos. Pueden pasar muchas cosas debido a la red de influencia que el elenco y la producción tiende dentro de la Academia. Pueden pasar muchas cosas gracias a la apología política del país del norte, que va desde el racismo, pasando por la lucha por los derechos civiles de los negros y llegando a Barack Obama.
Pero, pueden pasar pocas cosas. Los roles de los presidentes están caricaturizados por una falta de esfuerzo en maquillaje e, incluso, en actuación. Pueden pasar muy pocas cosas, debido a un guión lleno de lugares comunes donde cada presidente es identificado a manera de sketch mediante un único detalle personal reiterado en los gossips políticos: el estreñimiento de Johnson, la hernia de columna de Kennedy, la chabacanería personal de Reagan. Pueden pasar pocas cosas, el director Daniels ha estado cerca de los premios, cerca de las familias y personalidades negras importantes del espectáculo (los Jackson, por ejemplo), pero lejos de un auténtico talento cinematográfico. “The Butler” puede ser un gran éxito en el termómetro de los Oscar, pero podría ser un gran fracaso allí con nominaciones y nada más. La película amerita verse sin las expectativas que despierta. “The Butler” se encuentra ya en todas las predicciones de premiación, pero en marzo de 2014 se pondrá a prueba la tendencia predominante en los jurados de la Academia: ¿política? ¿marketing? ¿cinefilia?
miércoles, 27 de noviembre de 2013
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EN LLAMAS (THE HUNGER GAMES: CATCHING FIRE)
Suzanne Marie Collins, una escritora del gran montón de literatos premiados en Estados Unidos, bestsellerista de librillos para leer en el avión o conciliar el sueño, es una más de quienes se dedican a escribir trilogías, tetralogías y sagas, en general, para mantener su clientela. Apuntan bien los bibliomercadólogos a un segmento definido, contratan este tipo de escritores, diseñan portadas atrayentes que incluyen simbología, un mundo distópico del pasado o del futuro, personajes heroicos y reflejos desvirtuados de las penurias de la vida y del sistema social presente. Con ello, esa realidad paralela se ha de vender y con la metafísica de aparatos, objetos o vestuarios estilísticos se ha de hacer el merchandising a nivel global. De eso se trata.
Algunos de estos proyectos biblio-filmo-market funcionan mejor y otros no. Pero todos tienden la trampa de jalonar con la primera estampida publicitaria una cohorte de cinéfilos que asegura millonarias taquillas. El gran ejemplo ha sido James Bond, seguido quizá de Harry Potter. Pero ejemplos deprimentes hay más: “Crepúsculo”, que hizo con cinco películas más de US$3.300 millones con un costo de 20%. Pero intentos descarados son varios: “Hermosas criaturas”, “The Host” (de la autora de los “Crepúsculos”), “Cazadores de sombras”, entre los que han llegado a Colombia e invitan a potenciales inversionistas a comprar la franquicia de productos inocuos, plenos de adolescentes seudomaduros inmersos en problemáticas underground que son un atiborre de lugares comunes.
“The hunger games”, “Catching fire” y “Mockingjay”, amenazan cumplir la meta mínima de US$3.000 millones con costos de solo poco más del 10%. ¿Qué hay detrás de “Los juegos del hambre”? NADA. Un parapeto de una decena de caras conocidas, algunos premiados y desperdiciados en papeles disfrazados, escenografías dibujadas, paisajes de juego de computador, muchas luchas cuerpo a cuerpo, personajes con pequeñas destrezas en armas de mano, imitaciones dictatoriales, símiles de pobreza y close ups de caras bellas, para pasar los popcorns e irse a dormir. No son pinturas al óleo, simples posters de cartulina.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
EL ABOGADO DEL CRIMEN (THE COUNSELOR)
Alguien ha dicho que quien salva de manera aceptable esta película es Ridley Scott. Sí, pues con esa importante lista de figuras de primera línea, Pitt y Fassbender, Cameron y Penélope, Bardem y una serie de caras reconocibles como Ganz, Leguizamo, Pérez y Blades, e incluso de Giannina Facio esposa y sombra de Ridley en la mayor parte de sus películas (¿no habrás hecho una llamada a la China? dice a Fasbender al haberle prestado el celular), se tiene una enorme carga de calidad actoral, que podría haber sido un fracaso rotundo con los altibajos del guión. Cormac McCarthy (“No country for old men”), se llenó de buenas intenciones, pero influído por lo que consideró el éxito de lo anteriormente escrito para el papel que dio un Oscar al mismo Bardem: las formas de asesinar. McCarthy ha adaptado sus libros (es ganador del Pulitzer por “The road”; del National Book Award por “Al the pretty horses”), pero al comprometerse por primera vez saltando directo a un guión, enfatizó sobre trucos guionísticos de corte hollywoodense, como una cuerda tensa que degolla a un motociclista, o una escena “snuff” sin necesidad de mostrarla, o inventar el “bolito” para asfixiar ahorcando, hitos sobre los cuales puso a descansar una historia que aplana, y eso no basta.
Sin embargo un genio de las letras y uno de las escenas, tendrían un salvavidas común. Scott, a pesar que en medio de este rodaje supo de la muerte de su hermano Tony, salva el filme con su elegante mirada a los objetos y los rostros, con la limpieza de la cinematografía de Dariusz Wolski y la final mano mágica de su editor de siempre, Pietro Scaglia, todo bajo un pírrico presupuesto de US$25 millones que lucen como algo más costoso.
No obstante, quizá no es eso lo que “The counselor” tiene de valía a pesar de los criterios encontrados en el público. La película retrata un momento actual de la realidad funesta del narcotráfico mexicano y sus redes con el gangsterismo gringo. El consejero ha recibido una lección de avaricia y codicia desmedidas, sabiendo del contenido del video que no desea imaginar siquiera, arriesgándose por las calles de Juárez en medio de la protesta de madres y familiares de desaparecidos y muertos por la guerra narcofronteriza, dejando al público la reiterada moraleja de que el mundo criminal no paga.
domingo, 17 de noviembre de 2013
ADIOS A LA REINA (LES ADIEUX A LA REINE; FAREWELL, MY QUEEN)
Sidonie Laborde (Léa Seydoux), una joven lectora de la Corte y bordadora en secreto, que ama a Maria Antonieta (Diane Kruger), aunque no en el sentido de celar a Gabrielle de Polignac (Virginie Ledoyen), es el personaje central del filme elegantemente dirigido por el grandioso Benoît Jacquot (“Las alas de la paloma”, “Sade”,…), aunque lastimosamente poco exhibido en Latinoamérica (pero disponible en internet).
El film es dramáticamente histórico, relatado con una calmada cámara reportera que mira los interiores de Versalles, en una época de inestabilidad transitoria a la revolución que marcaría un destino de democráticos derechos para el mundo. La Corte no entendía, no sabía, solo temía. La ingenuidad de Luis XVI y su consorte contrasta, con los poderes intermedios y con la creciente conciencia burquesa a través de Voltaire, Rousseau o Montesquieu. Una lista de futuros guillotinados llega al palacio y no queda sino esperar. Pasarán cuatro años (que la película no relata) para que las cabezas principales rueden, en tanto que los cortesanos habrán de huir. Sidonie es reflejo de quienes, sin dejar de ser leales con esos seres humanos a quienes servían, representan una base social determinante: la última escena muestra a la bella Sidonie vestida de noble, protegiendo a una desleal Gabrielle, como remate de un relato serio, limpio, elegante y lleno de significantes simbólicos de un excelente director francés con sentido analítico de su historia.
BLUE JASMINE
La triste Jasmine (Cate Blanchett) representa con talento único a la mujer rica y glamurosa de la alta sociedad, ahora sin Hal (Alec Baldwin) el marido yuppie estafador neoyorkino (no es una redundancia), pero con una media hermana suya, Ginger (Sally Hawkins) y su novio patán Chili (Bobby Cannavale), ella una de las estafadas. Jasmine, un personaje melodramático y tragicómico es más que eso: un vivo retrato no solo de las esposas venidas a menos sino de las mujeres venidas a más que hay en el mundo social. Solo tiene habilidades sociales, incapacidad para el trabajo útil, pero es una mujer florero: gusto en el vestir, acompañar y decorar. Dwiht (Peter Sarsgaard) será un último posible tablón de salvación del naufragio que es su vida, pero por una coincidencia feliz, este rico en busca de emblemas de clase no será engañado. Woody Allen, como siempre, hace mucho con poco, lo cual se explica siempre por su talento de dramaturgo para el cine y de taumaturgo para los presupuestos bajos. No es un intelectual en el sentido puro, como se le suele denominar. Simplemente hace un cine de autor, siendo uno de los pocos autores del cine. Esto quiere decir que su toque cinematográfico es relativamente inconfundible. Como la mayor parte de sus películas pueden llevarse a las tablas sin tropiezos ello lo hace intimista, con diálogos dominantes y un ritmo llano y plano, que le aporta un segmento cautivo en la clase media alta mundial (ver otras notas sobre Woody en este blog). Blanchett es quizá no solo una marioneta excelente para Woody, quizá también es la musa para ver a Jasmine, solo que Cate si es feliz.
martes, 5 de noviembre de 2013
JOBS
No quiso continuar su carrera universitaria. No deseaba ser empleado de nadie. Vivió los sesentas con todo el furor de la experiencia de los lisérgicos. No se preocupó por su mala posición corporal de desgano, un poco anti-autoimagen. Tampoco quiso abordar su primera responsabilidad de padre. Se negaría a ser atendido por la medicina que lo hubiera salvado de morir. Se plegó por medicinas alternativas e incluso por consulta a espiritistas, en una sociedad avanzada científicamente. Poco le importaba ser consciente de que su marca inicial era plagio de la discográfica de los Beatles. ¿Cómo puede ser alguien así un innovador? ¿Fue inventor? No. ¿Fue diseñador? No realmente ¿Era un genio de la computación? Tampoco. ¿Quién era Steven Jobs? Este filme no lo responde con exactitud, como tampoco incluye sus días de agonía, llegando solo al fulgor de la presentación comercial del iPod y finalizando con la referencia al primer puesto mundial de valoración en el 2012, para Apple. Esta buena película no cuenta, sin embargo, la esencia de la personalidad de Jobs.
Steve Jobs era un “entrepreneur”, un líder autoritario de trabajo, un visionario del mercado con base en su diagnóstico acertado de la demanda. Intuyó bien al consumidor de finales del XX y comienzos del XXI. Tuvo gran cantidad de ensayos y errores de mercadeo: el mismo Macintosh, superado por IBM; su regular empresa Next que, sin embargo, gracias a un característico software, diseñado por su socio Wozniac, le permitiría volver a Apple luego de haber sido despedido por su junta directiva. Otro error, la elección del zar del marketing, exPepsi, quien aceptó por su cuenta introducir líneas de bajo precio y calidad a costa de la marca Apple, con la aceptación de diseños erróneos como: la calculadora Newton PDA, el multimedia Pippin, la cámara Quicktape, el computador portable Macintosh, el Macintosh TV. Entre los verdaderos logros de Jobs están el haber integrado diversos tipos de letra a su procesador de palabra, insistir en las líneas finas de los diseños de sus productos y, lo más importante, dar un revés al previo criterio prevaleciente en los estudios de mercado insistiendo en auscultar lo que el consumidor necesita o que requeriría, para luego crear dicho producto. Jobs cometió muchas locuras de mercado y de aprobación de erróneos diseños de su equipo de trabajo. Cuando pidieron su regreso a Apple, la razón fue la de utilizarle por su imagen de gurú tecnológico para comercializar iPod, iTunes, luego iPhone y posteriormente iPad. Lo que Steve Jobs realmente fue un summun del emprendedor, inmerso en una sociedad de gran avance científico tecnológico, con un olfato mercadológico. Tras él, su socio inicial Stephen Wozniac era el verdadero innovador tecnológico, ganador de la Medalla Nacional de Tecnología en 1985 e incluido en el 2000 en la galería de la fama de Inventores Nacionales, como el diseño del Apple con monitor que permitía ver lo que se procesaba o el software Integer Basic. En lo fílmico, Ashton Kutcher logra en esta película el único papel de valía histriónica en su carrera, dirigido por un regular y un tanto desconocido Joshua Michael Stern. Por su papel, Kutcher ha obtenido el nombramiento de “diseñador de producto” de la marca china Lenovo para el mundo. Su primer lanzamiento: el Yoga Tablet, que puede asumir diversas posiciones de trabajo gracias a un eje cilíndrico. Definitivamente un Jobs de ficción, igual al real y básicamente un “human brand”.
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