miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL ABOGADO DEL CRIMEN (THE COUNSELOR)

Alguien ha dicho que quien salva de manera aceptable esta película es Ridley Scott. Sí, pues con esa importante lista de figuras de primera línea, Pitt y Fassbender, Cameron y Penélope, Bardem y una serie de caras reconocibles como Ganz, Leguizamo, Pérez y Blades, e incluso de Giannina Facio esposa y sombra de Ridley en la mayor parte de sus películas (¿no habrás hecho una llamada a la China? dice a Fasbender al haberle prestado el celular), se tiene una enorme carga de calidad actoral, que podría haber sido un fracaso rotundo con los altibajos del guión. Cormac McCarthy (“No country for old men”), se llenó de buenas intenciones, pero influído por lo que consideró el éxito de lo anteriormente escrito para el papel que dio un Oscar al mismo Bardem: las formas de asesinar. McCarthy ha adaptado sus libros (es ganador del Pulitzer por “The road”; del National Book Award por “Al the pretty horses”), pero al comprometerse por primera vez saltando directo a un guión, enfatizó sobre trucos guionísticos de corte hollywoodense, como una cuerda tensa que degolla a un motociclista, o una escena “snuff” sin necesidad de mostrarla, o inventar el “bolito” para asfixiar ahorcando, hitos sobre los cuales puso a descansar una historia que aplana, y eso no basta.
Sin embargo un genio de las letras y uno de las escenas, tendrían un salvavidas común. Scott, a pesar que en medio de este rodaje supo de la muerte de su hermano Tony, salva el filme con su elegante mirada a los objetos y los rostros, con la limpieza de la cinematografía de Dariusz Wolski y la final mano mágica de su editor de siempre, Pietro Scaglia, todo bajo un pírrico presupuesto de US$25 millones que lucen como algo más costoso. No obstante, quizá no es eso lo que “The counselor” tiene de valía a pesar de los criterios encontrados en el público. La película retrata un momento actual de la realidad funesta del narcotráfico mexicano y sus redes con el gangsterismo gringo. El consejero ha recibido una lección de avaricia y codicia desmedidas, sabiendo del contenido del video que no desea imaginar siquiera, arriesgándose por las calles de Juárez en medio de la protesta de madres y familiares de desaparecidos y muertos por la guerra narcofronteriza, dejando al público la reiterada moraleja de que el mundo criminal no paga.