domingo, 17 de noviembre de 2013

BLUE JASMINE

La triste Jasmine (Cate Blanchett) representa con talento único a la mujer rica y glamurosa de la alta sociedad, ahora sin Hal (Alec Baldwin) el marido yuppie estafador neoyorkino (no es una redundancia), pero con una media hermana suya, Ginger (Sally Hawkins) y su novio patán Chili (Bobby Cannavale), ella una de las estafadas. Jasmine, un personaje melodramático y tragicómico es más que eso: un vivo retrato no solo de las esposas venidas a menos sino de las mujeres venidas a más que hay en el mundo social. Solo tiene habilidades sociales, incapacidad para el trabajo útil, pero es una mujer florero: gusto en el vestir, acompañar y decorar. Dwiht (Peter Sarsgaard) será un último posible tablón de salvación del naufragio que es su vida, pero por una coincidencia feliz, este rico en busca de emblemas de clase no será engañado.
Woody Allen, como siempre, hace mucho con poco, lo cual se explica siempre por su talento de dramaturgo para el cine y de taumaturgo para los presupuestos bajos. No es un intelectual en el sentido puro, como se le suele denominar. Simplemente hace un cine de autor, siendo uno de los pocos autores del cine. Esto quiere decir que su toque cinematográfico es relativamente inconfundible. Como la mayor parte de sus películas pueden llevarse a las tablas sin tropiezos ello lo hace intimista, con diálogos dominantes y un ritmo llano y plano, que le aporta un segmento cautivo en la clase media alta mundial (ver otras notas sobre Woody en este blog). Blanchett es quizá no solo una marioneta excelente para Woody, quizá también es la musa para ver a Jasmine, solo que Cate si es feliz.