jueves, 15 de agosto de 2013
EL ANILLO DEL NIBELUNGO (DER RING DES NIBELUNGEN)
La nueva versión de “El anillo del nibelungo” en la ópera del MET de Nueva York, ha permitido llevar también a las salas de cine esta versión HD de la tetralogía, hecha en conmemoración de los 200 años del nacimiento de Richard Wagner. Con un presupuesto de US$16 millones, “El Oro del Rhin”, “La Walkyria”, “Sigfrido” y “El Ocaso de los Dioses”, llegan a las pantallas en una versión de alta definición, excelente sonido y límpida puesta en escena, que se consigue en Blu-ray, y en la cual destaca la innovadora escenografía. Ella es quizá lo más llamativo de esta versión para todo público, que fue exhibida en julio para Colombia, pues "la máquina", concebida por Lepage como parte fundamental del escenario, es una gran estructura móvil de 45 toneladas de peso y 24 planchas de aluminio a manera del teclado de un piano, que se transforma vertical y horizontalmente, que refleja proyecciones minimalistas de paisajes, mares, fuegos y bosques y es manejada electrónica y mecánicamente. Hombres vestidos de negro, para no aparecer en escena, manipulan cuerdas y pesos que movilizan este escenario futurista que da vida abstracta al “valhalla”, al trasfondo de las “ninfas acuáticas” o a los caballos de las semidiosas “valquirias”.
Richard Wagner escribió los textos y la música entre 1848 y 1874, de esta obra estrenada en Bayreuth en 1876, un drama de dioses, príncipe nibelungo, enanos oscuros y valkirias, que han tenido influencia en literatos como J.R.R. Tolkien ("El Señor de los anillos") y, a su vez, fueron influenciados por escritos primigenios como el "Beowulf". Este emblemático escenario del teatro Bayreuth fue construido en la ciudad del mismo nombre en Alemania, por el rey Luis II de Baviera, específicamente para la primera puesta en escena del “ciclo del anillo” y en honor al mismo Wagner quien residió allí hasta una año antes de su muerte en Venecia.
Las cuatro partes suman unas 15-16 horas según la dirección que de ella se haga. En esta ocasión el director musical es Fabio Luisi (a quien antecedió en su parte inicial James Levine) y la dirección en escena es de Robert Lepage (quien cuenta con unos 12 productos cinematográficos), quienes han sido los responsables de la nueva producción de la tetralogía basada en un poeta anónimo medieval escandinavo del siglo XII, de mitos celtas y germánicas, así como en los “Eddas” islandeses nórdicos y el “El cantar de los Nibelungos”, que se considera el mayor fruto wagneriano.
Esta producción del Metropolitan Opera House de la ópera monumental de Wagner, había sido emitida en febrero de 2013 y seguida en directo en cines de todo el mundo (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, España, República Dominicana, México, Perú, Puerto Rico y Uruguay).
El elenco ha sido integrado por Katarina Dalayman (Brünnhilde), Wendy Bryn Harmer (Gutrune), Waltraud Meier (Waltraute), Stephen Gould (Siegfried), Iain Paterson (Gunther), Eric Owens (Alberich) y Hans-Peter König (Hagen), con variados cambios en las diversas entregas de cada una de las obras que componen el “ciclo”. Son las pocas oberturas y arias lo que da la magnificencia musical a esta trascendente obra pero, cabe reconocerlo sin vergüenza alguna ni temor a la mirada crítica de los expertos, que los recitativos quedaron para la posteridad pero excesivamente largos y reiterativos en sus sencillos contenidos (Wagner no era un literato ni un poeta, lo cual debe aceptarse), obligando a un alto porcentaje de sopor a cambio de ese mínimo, pero histórico, componente de grandeza musical.
Respecto a la parte actoral de la versión digital en exhibición, solo podría comentarse que Jay Hunter Morris, el Sigfrido, poco tiene de héroe y posa de muchacho grande y juguetón, lo cual podría disculparse si su rol es orientado por el director de esta manera y recordando la forma literaria en que eran vistos los héroes semidioses en la época clásica, que dependía de su comparación con los dioses, por su parecido en defectos y cualidades, que en este caso, más que valentía, es la capacidad de enfrentar su sino cruel (debe recordarse a teóricos como Vladimir Propp o Georg Lukács). Por otra parte, Deborah Voigt, Brunhilda, en esta versión, ha recorrido los respetables templos de la operática, interpretando oberturas y arias, donde se distingue, pero en los llamados recitativos, deja percibir deficiencias actorales pues su rostro no es plenamente dramático y no demuestra, dolor o valentía, reflejando siempre un rictus de niña mala que no va bien con la importancia de su personaje, quizá mal dirigido en cuanto a una posible traducción de ese papel como el de la simple hija rebelde de Wotan. Por lo demás, todos los cantantes actores y actrices, llenan de manera casi perfecta y suficiente sus espacios vocales sobre la misma orquesta y sus roles interpretativos dentro del argumento wagneriano, acompañados de los “leitmotivs” correspondientes a cada uno. Una ópera de grandeza (no puede dejar de comentarse la preferencia de Hitler por esta obra) en un documento digital para la posteridad.
sábado, 10 de agosto de 2013
LA CHISPA DE LA VIDA
A diferencia de productos como “Blancanieves”, Alex de la Iglesia siempre logra excelentes filmes. Con unos Us$50 millones ha realizado en 20 años más de una decena de películas que los cinéfilos tienen en su culto. Junto con Almodóvar o Guillermo del Toro, son de los primeros en las filas de la cinematografía desde México, bajando a Argentina y regresando hasta España. Solo que “De la Iglesia” no cuenta con la suerte presupuestal de un “Del Toro”. José Mota interpreta al creador en ficción del eslogan de CocaCola, en un difícil papel tragicómico que mantiene el interés a lo largo del filme. Mota es básicamente un humorista con la mal suerte de estar en varios de los filmes de “Torrente” (Santiago Segura), esos bodrios con buen presupuesto que se han conocido más en al bajo mundo del mercado pirata del cine. La mexicana Salma Hayek es un buen ancla en este producto típicamente “De la Iglesia”, un director que no defrauda.
TITANES DEL PACÍFICO (PACIFIC RIM)
De Guillermo del Toro vale más ahora su nombre que su estilo de dirección. Es un buen artesano del cine, pero se le ha visto posado en sus laureles de dirección, haciendo la producción de filmes taquilleros, no suficientemente a su altura. Lo óptimo suyo omo director, “El laberinto del fauno”, “El espinazo del diablo” o “Helboy”, como productor lo mejor “El orfanato”, lo mediano “Biutiful” o “Los ojos de Julia” o “Mama”. Lo demás es solo producción atractiva por su halo de gran cinematografista. Ahora vuelve a dirigir y producir esta buena mezcla -Godzilla-Transformer-. Del Toro es novelista, guionista y domina la industria, por lo cual no le quedan grandes los artificios de efectos especiales y le atraen los grandes dineros. Con “Pacific Rim” logra una buena combinación grandilocuente y hollywoodesca que recuperará fácilmente su presupuesto de US$190 millones (lo que quizá han costado juntas sus mejores películas). Juntando “Kaijus” y “Jaejers” de Rusia, Australia, China y Estados Unidos (Cherno Alpha, Striker Eureka, Crimson Typhoon, Gipsy Danger), apunta a una globalización de su metáfora acerca de que “solo venceremos fatalidades juntos”. Por ello los robots son manejados por gemelos o trillizos, como el de China, pues se necesita pensar al unipensamiento para responder con más fortaleza. Del toro ha dicho que si hay una saga creará un robot mexicano. Habría que aconsejarle que, para efectos de marketing y grandes mercados haga el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), como es de buen uso en las ciencias sociales hoy. El “cerco pacífico” es una película que se defiende bien, aunque no compite con la limpieza visual de “Transformers” o el sentimiento humano de “District 9”. Sin embargo, en este buen producto de entretenimiento, Del Toro si justifica bien la 3D, lo cual ha sido prácticamente inválido en las varias decenas de películas que han sido digitalizadas a esta dimensión, sin impresionar. Como en sus mejores productos, la artesanía computarizada de Industrial Light & Magic (George Lucas) está siempre innovando, además de la fotografía de Guillermo Navarro, quien impresionó a nivel mundial con el “Laberinto del Fauno”, siempre acompañando a Del Toro.
BLANCANIEVES
Con la estela que dejan 10 premios Goya, al parecer muy nacionalistas, Pablo Berger se ayuda de un buen elenco de nombres, como la muy española Maribel Verdú, Daniel Giménez Cacho (quien es bien conocido en Colombia con “Sístole Diástole” o “Perder es cuestión de método”) y Angela Molina (“1492”, “Carne trémula”, “Los abrazos rotos”). Los tres actores mencionados tienen cada uno a su haber un currículum envidiable, pero quizá guardan el obligado bajo perfil que generan las superproducciones de hollywood sobre las pequeñas películas hispanoamericanas de valía. Para la masa asistente a cine estos serían tres “Borges” sin “Nobel” del cine. Aun así, Berger no logra mucho con esta versión libre del cuento de los hermanos Grimm. Reutilizar el blanco y negro, angostar la pantalla, enmudecer actores, “españolizar” el argumento (con torero, manola, finca de lidia y demás), son elementos que no bastan sino para atraer a los creativos ávidos, pero no al gran público. Da quizá una lección de artesanía, pero nada más.
EL EJECUTOR (BULLET TO THE HEAD)
El excelente Walter Hill trata de hacer lo que muchos directores icónicos a los más de setenta años de edad; películas por encargo, un error común. De Hill se pueden recordar “The Warriors”, “48 horas”, “Streets of fire”, “Red Heat”, “Trespass”, “Last man Standing” o “Indisputed”. Hill fue uno de los primeros grandes del cine de acción con algún sentido en la historia. En esta oportunidad da sangre, sudor, pero también lágrimas, con Stallone tratando de revivir su “tough guy” escondido, puede correr el riesgo de que la película no recupere los US$55 millones…, lo cual solo puede hacerse hoy en compañía de otros “old tough guys”. Al igual que del respetado Mr. Hill.
COSMOPOLIS
Del director David Cronenberg se han visto películas solo curiosas, como “Scanners” o “Videodrome”, notorias, como “The fly”, o de nada indiferente morbo como “Crash”, excelentes thrillers como “A history of violence“ y “Eastern promises”, e interesantes como “A dangerous method”. En esta curva ha empezado su punto de inflexión si no es más cuidadoso. Atenerse a un nombre burbuja como el de Robert Pattinson y permitir que comparta el poster con su reconocido apellido de interesante director es un error. Adentrarse en los “futurismos” que por ser ello mismo resultan en “SciFi” (con base en una historia de Don DeLillo, quien vende libros más no empuja buenos filmes) podría ser una señal de declive. Con US$20 millones aún hoy, en tiempos de enormes presupuestos, se puede hacer historias mejores, como las del anterior Cronenberg, sin la presencia de muy regulares actores, como Pattinson.
martes, 16 de julio de 2013
GUERRA MUNDIAL Z (WORLD WAR Z)
De la especulación de muertos vivientes, el cine ha vivido 45 años, desde George Andrew Romero (73) y “La noche de los muertos vivientes” en 1968. Todo ello quizá tenga origen en Bram Stocker (pues un vampiro es en esencia un zombie) y ha llegado hasta algunos aspectos del género “biohazard” (con la saga “Resident Evil”). Sobre virus malignos y muertos vivientes, con escenas repletas de violencia, se han visto “The alien Forze”, “28 days later I” y “28 weeks later II”, “Exterminio”, “28 months later” (pendiente), “Biozombies”, “Braindeads”, “Dead men walking”, y toda clase de zombies que siguen una ruta a lo hispanoparlante con “REC” (entregas 1, 2 y 3).
Toda esta onda cadavérica en movimiento, con especulaciones epidémicas y de guerra biológica puede tener una justificación realista en la idea de una pandemia, como la historia del mundo las ha vivido, ya hace 2.500 años con la tifoidea, hace 1.800 años con la viruela, 1.500 con la peste bubónica y su regreso hace 700 años, o hace solo 150 con el cólera, o más recientemente con las consecutivas gripes virales que ponen en jaque a la civilización de las vacunas.
De estos enormes e inminentes peligros de la realidad del milenio y de las armas químicas se nutren las taquillas de los cines, eso sí agregando del atractivo SciFic de los muertos vivientes.
En “Guerra Mundial Z”, los “Z”ombies ganan más terreno que en toda la historia fílmica en un verdadero acercamiento apocalíptico y se les vence de manera más inteligente que con fuego y tiroteos. Marc Forster, el buen director suizo-alemán (“Monster's Ball”, “Finding Neverland”, “Cometas en el cielo”, “Quantum of Solace”, “Machine Gun Preacher”, entre otras) filma en locaciones de Reino Unido, Escocia, Corea del Sur, Malta, Estados Unidos e Israel, adornadas con música incidental del grupo “Muse”. El presupuesto de US$190 millones se agota al gastar en los excelentes efectos especiales de avalanchas humanas, quizá por primera vez vistos en el cine, logrados mediante combinación de captura de movimiento y modelos de inteligencia artificial creados por la empresa Moving Picture Company, MPC.
Con todos estos elementos, “WWZ” eleva el nivel del género y, quizá por ello, se han planteado sus productores (Brad Pitt entre ellos) completar en la pantalla la trilogía escrita por Max Brooks ( con “The Zombie Survival Guide”-2003- y “World War Z: An Oral History of the Zombie War”, de editorial Almuzara, 2008).
EL HIPNOTISTA (THE HYPNOTIST)
El sueco Lasse Hallström es, más que multifacético ,un director disperso y con altibajos de calidad. Luego de toda una producción en Suecia, ha realizado “Chocolat” (Binoche, Dench, Olin, Molina y Depp), “Atando cabos” (Moore, Dench, Blanchett, Spacey, Rhys Meyers, Glen), “Giacomo Casanova” (Ledger, Irons, Olin, Platt), “La gran estafa” (Gere, Molina, en un tema que ha sido luego reiterado), “Siempre a tu lado, Hachiko” (el remake de “Hachikō Monogatari” de 1987, original más interesante que el papel de Richard Gere 22 años después), “Querido John” (Tatum y Sefried), están entre las vistas en Colombia los recientes cinco años.
Lena Olin (esposa y alter ego de Hallstrom), Tobias Zilliacus, Mikael Persbrandt, Helena af Sandeberg, Jonatan Bökman, Oscar Pettersson, Eva Melander y Anna Azcarate completan el elenco(todos ¿¡?¡?¡?¡?).
Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho, escriben bajo el seudónimo de Lars Kepler (“El hipnotista”, editorial Planeta) con el supuesto de ser sucesores de Stieg Larson (“Trilogía Mileniumm”), sin lograrlo. Sin embargo, hay una atmósfera similar a la lograda en “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, que son conocidos en el cine con el antetítulo de Millenium I, II y III. O Hallstrom no es Niels Arden Oplev ni Daniel Alfredson (directores de Millenium), o “Lars Kepler” no es Larson. Quizá sea lo segundo.
De toda manera, en “The hypnotist” hay un hálito nórdico, no solo por el clima, que empieza a distinguir este cine. Es deseable que no se convierta en una “moda” contra la creatividad, pues aunque el ritmo fílmico en “tiempo real”, lo coloquial como entorno de los personajes, la ausencia de hollywoodenses clichés y tics actorales, hacen del cine nórdico algo muy interesante, derivado de un desarrolla realista de lo que fue el Dogma 95, va perdiendo espontaneidad y originalidad por su búsqueda ansiosa del mercado intermediario de los Estados Unidos y su distribución a través de la Fox y Sony.
El título busca la atención en una técnica que en los días que corren ya no tiene misterio alguno. Los novelistas “…Kepler”, sin embargo, le agregan especulaciones acerca de la posibilidad de que el hipnotizado pueda “ver” detalles del pasado con una habilidad de cámara digital que hace de este el aspecto de ficción que quita trascendencia a un aceptable thriller que, ojalá, no tenga secuelas mercantilistas que pueden estropear la buena onda sueca que corre en este milenio.
miércoles, 10 de julio de 2013
EN LA CASA (IN THE HOUSE; DANS LA MAISON)
De Francoise Ozon se recuerdan en la cartelera colombiana, de sus nueve películas, a “Potiche, mujeres al poder”, “Swimming Pool” y esta buena “En la casa”.
A la manera de un taller didáctico de escritura de ficción, pero con la puesta en escena propia de la dramaturgia teatral, que es una de las destrezas de este director (45 años), dado que ha escrito 29 títulos entre documentales, cortos y coautoría de guiones, se va desarrollando una trama que es comedia, aunque hay un sesgo tragicómico que hace parte del juego imaginario de un joven con talento narrativo.
El guión, también escrito por Ozon, se apoya “El chico de la última fila”, una pieza teatral de Juan Mayorga, un dramaturgo español con galardones a cuatro de sus obras teatrales (Premios Bradomín, Calderón de la Barca, Valle Inclán, Max y Nacional de teatro, todos en su país). Es por ello que “En la casa” es una buena muestra de “tablas” en la “pantalla de plata”, con toques surrealistas que muestran al alumno aventajado las formas posibles de orientar sus historias en acuerdo con las indicaciones del profesor intrigado y animado en un momento de su otoño vital y su invierno literario de frustración.
Están allí Kristin Scott Thomas (reconocida en inglés, italiano y francés) y Emmanuelle Seigner (esposa de Polanski), quienes dejaron en la memoria una trascendente escena de baile cuasilésbico en la excelente “Luna de Hiel” del esposo de Seigner, película de hace dos décadas que debe volverse a ver.
Fabrice Luchini es el profesor de francés, con sesgo literario y Ernst Umhauer es Claude, el alumno. Uno trata de reorientar el argumento y el otro escribe, generando un “laberinto del Minotauro”, como se llama el negocio de arte de la esposa del profesor. En este laberinto narrativo ficticio basado en miradas a un hogar real de clase media se trata de intrigar al espectador con la suficiente habilidad de sorprenderlo sin frustración alguna. Sin culpa de nadie, habrá un pusilánime sacrificado en aras de sus expectativas literarias y en favor de un final relativamente inesperado. El cine francés es como la cocina de ese país, porciones pequeñas con gran creatividad y sabor.
viernes, 21 de junio de 2013
LOS CAÍNES
Al finalizar esta serie colombiana debe reiterarse una verdad que el rumor no enterado contra los dos principales canales del país no reconoce: los actores y actrices nacionales tiene nivel internacional de calidad sin perder su autenticidad de raza y lengua. Las producciones colombianas de carácter televisivo, hay que decirlo, son mejores en promedio que los bajos niveles del cine nacional.
Esta enorme calidad de gran parte de las producciones de Caracol y RCN supera usualmente lo que llega de Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Centroamérica, México, y es de igual estatura que los buenos productos de Brasil y Argentina.
“Los Caínes” es la historia colombiana dramatizada de manera más didáctica que no lo han podido hacer en el último siglo aquellos libros, del tipo “Historia de Colombia, Padre Justo Ramón, editorial Librería Stella”, excelentes trabajos hermenéuticos, poco objetivos, apologéticos y cultores de algunas personalidades cuyos pecados políticos y burocráticos han ido descubriéndose con el paso del tiempo.
En esta línea de comentario, no debe producir sonrojo, primero, reconocer que algunas series nacionales deben ser vistas y, segundo, que algunos de los libros menos enaltecidos deben ser leídos. Esto se cumple con los 100 capítulos de “El patrón del mal”, en esencia basada en “La Parábola de Pablo” de Alonso Salazar (exalcalde de Medellín). Otro, aquel que estaría por escribir, basado en el guión de “Tres Caínes”, escrito por Gustavo Bolívar (“Sin tetas no hay paraíso”). Estas dos referencias son soporte para la validez de la TV, en algunos casos como estos, y de cierta literatura que es usualmente despreciada por las editoriales tradicionales con sus autores corporativos. Se premia la tradición, se reconocen valores literarios un tanto anacrónicos y se educa, con base en ello, a generaciones consecutivas que no adquieren lectura profunda, ni capacidad de escritura fácil, tras lo cual las simbologías matemáticas y las propuestas de problemas numéricos resultan ininteligibles por la mayoría de estudiantes y de “doctores”. Un mejor servicio se le haría a la pedagogía colombiana sustituyendo algunos textos del currículo oficial del Ministerio de Educación por obras como las citadas u otras similares (“La Virgen de los Sicarios”). Pero hay una paranoia decimonónica en nuestros dirigentes y profesores sobre los supuestos de aprendizaje vicario en sus contenidos.
Quizá resulte largo el introito para reconocer que “Los Tres Caínes” no debió generar tan falsos y subjetivos pareceres sobre sus mensajes. Violencias las hay peores y menos justificadas en producciones internacionales, que son ávidamente vistas en las salas de cine. Colombia es temerosa y pacata, cierra los ojos a sus pecados, mira hacia el norte con pretensiones inmerecidas, odia que le recuerden lo que ha sido y es como sociedad injusta y excluyente.
Gustavo Bolívar es un excelente literato, lo que se puede comprobar con el muy referido “Si tetas no hay Paraíso” y quizá leído pero en secreto. El elenco de la producción en mención, de RCN, mostró un nivel de formación actoral, que debe reconocerse a todas voces en todos y cada uno de los participantes. Pero debe citarse, como ejemplos, a Julián Román “Carlos Castaño”, y los hermanos, estelarizados por Elkin Díaz “Vicente” y Gregorio Pernía “Fidel”, a Eileen Moreno “Romualda Castaño”, a Julio Correal “Doble cero”, o a Margarita Reyes “Támara”.
Hay dramatización de los hechos reales, hay ficción que combina emociones, actos de amor y detalles de contexto. Pero en medio de ello los hechos históricos que al país deben dolerle, pero “sin taparse los ojos con la falda” en esa media nación de “Procuradoría”. El despliegue de esta producción en escenas de batalla dentro del conflicto interno, es loable, y puesta en alta definición. En cuanto a los contenidos, que gran parte de los televidentes no reconocían previamente de forma tan clara, están las alianzas paramilitares-ejército, las presiones y relaciones parapolíticas con congresistas y la cooptación con mandatarios regionales para captura de rentas del fisco oficial, al igual que las masacres y/o genocidios planteadas por los actores armados como “tácticas de guerra”, pero también, las pugnas internas de narcotraficantes y paramilitarismo al igual que su asociación en el negocio de las armas y la droga.
Los 70 capítulos de “Tres Caínes” son confiables en cuanto a su apoyo histórico y, por ello, al igual que “El patrón del Mal”, se pueden llamar documentos serios a los que se debe poner mayor atención analítica y menos paranoia infantil. Esta ha sido una excelente muestra de arte e historia colombianas, que no debe ser tachada como apologética por el solo hecho de entrar de manera atractiva a la placidez de los hogares familiares.
martes, 18 de junio de 2013
EL HOMBRE DE ACERO (MAN OF STEEL)
Superman cumplió 80 años de edad. Seis años después nació Detective Cómics (DC). Luego de ires y venires en el papel con ciertos sutiles cambios de nombre, “The Man of Steel” resurge en 1986. La larga historia del personaje se entronca con Warner Communications por una pensión que esta empresa concedió en 1975 a los creadores del personaje, Jerry Siegel y Joe Shuster, por “obligación moral”. Ambos murieron a comienzos de los noventa., pero la parte legal de Shuster se resolvió para su familia en el 2003 y la de Siegel aún está en los estrados judiciales. No obstante, Time Warner tiene ahora propiedad de Supermán en parte, y ahora la Warner distribuye esta entrega fílmica reciente.
Aunque el personaje ha tenido diversas versiones para TV, es la saga Superman (1978), Superman II (1980), Superman III (1983) y Supermán IV (1987), protagonizadas por Christopher Reeve y dirigidas por Richard Lester, Richard Donner y Sidney J. Furie, las que junto a “Superman Returns” (2006), con Brandon Routh bajo dirección de Bryan Singer, lo que el público global recuerda.
Es claro que con estos cuatro productos de más de tres décadas de realizados no deben hacerse comparaciones, pues incluso con el Superman de Singer (“X-Men”) el tratamiento del monotema no podía salir de los cauces trazados en el comic. Ahora “Man of Steel” está escrito al alimón por Nolan y Goyer, tal cual hicieron en la éxitosa “modernización” reciente de Batman en el cine, buscando el ingrediente X que saque a Supermán de las sencillas tramas en las historietas de papel. Pero no se puede, cuando de derechos de autor se trata, y entonces se ha de recurrir a la producción lujosa, la tecnología visual, el rediseño de “costumes” y el agregado humano al personaje. Este factor X de “humanización” hace que el acero se derrita por depresión, dudas y amor, empezando en la etapa infantil con “bullying”, en la etapa juvenil con retraimiento y la soledad, para luego como adulto enfrentar su pasado y el desafío de ser “dios” para los terrícolas. Zack Snyder dirige (“300”, “Watchmen” serán sus clásicos recordables), sujeto a los designios del poder tras el trono que es Christopher Nolan. Por ello mismo la música es de Hans Zimmer, quien no solo trató de diferenciarse del apoteósico tema de John Williams, sino también de sí mismo (“Gladiator”, “Batman…”, “Pirates of the Caribbean”) logrando una bella música incidental, pero sin rasgos estelares. Henry Cavill es, por el momento, un adonis para colgar el famoso traje rojoazul, con un digno comportamiento de hijo Kent, aunque aún no demuestra más que llenar vestuario como en las quince películas de “época” que ha hecho sujeto al entorno guionístico, y que posiblemente le han condenado a ser este personaje apolíneo.
EL GRAN GATSBY (THE GREAT GATSBY)
Francis Scott Fitzsgerald ha sido uno de los más reiterados novelistas en el cine americano: A este lado del paraíso (This Side of Paradise) (1922), Hermosos y malditos (The Beautiful and Damned) (1922), El gran Gatsby, (The Great Gatsby) (1925), Suave es la noche, (Tender Is the Night) (1934), El ultimo magnate, (The Last Tycoon) (1942), han sido recurrente inspiraciones literarias para películas ya clásicas con James Dean, Robert Redford o Robert de Niro. En esta entrega de enorme arte visual, propio de Baz Luhrmann (“Strictly ballroom”, “Romeo + Juliet”, “Australia”, “Moulin Rouge”), el director demuestra ser uno de los pocos artistas, en el sentido de ser un intérprete con visión libre y personal de una obra ajena, proponiendo estética propia a nivel visual y musical. Acá, Leonardo Di Caprio alcanza uno de los hitos de su carrera (el otro podría ser “Diamantes de sangre”), con una elevada madurez, necesaria en la proyección de lo que sucede en el alma de Gatzby, que es lo que muchos parecerían no captar como la esencia de la novela base del filme. Craig Armstrong selecciona y dirige musicalmente con temas que van de intérpretes como Beyoncé, Fergie, Will.i.am a Gotye, del hip-hop al Indie Rock, dando un buen toque moderno al argumento de hace 90 años.
LA CACERÍA (JAGTEN)
Mads Mikkelsen (“El Rey Arturo”, “Casino Royale”, “Flame y Citrón”, “Coco Chanel e Igor Stravinsky”, “Clash of titans”, “The three musketeers”, “A royal affair”) se luce nuevamente en su cine natal. Una excelente entrega danesa del director Thomas Vinterberg (“It's All About Love”, “The celebration”), otro ex-Dogma 95, que trata de un tema muy actual en el mundo entero, o quizá más difundido que en el pasado. El profesor que es acusado de abuso infantil por errores de interpretación de la misma niña “víctima” y de la directora del plantel. En el pequeño pueblo todo se viene sobre Lucas, el protagonista, la acusación inocente pero infame, el rechazo social, los golpes de odio, el peligro inminente y el riesgo tanto para su hijo como para él. Solo su mejor amigo, padre de la pequeña acusadora, podrá dar luces al problema… vendrá una jornada de cacería tendiendo un manto de suspenso en esta buena historia fílmica.
TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR (LOVE IS ALL YOU NEED)
Una buena película adulta, pero igualmente familiar, donde el ex007 Pierce Brosnan se luce como actor de carrera. La prueba de su capacidad actoral ya ha pasado por más de 15 películas antes de personificar al hombre con licencia para matar, luego de lo cual hace 30 más de regular interés, pero entre las cuales se destacan “Seraphim falls”, “Butterfly on the wheel” o su participación en “The ghost writer” Lo dirige la excelente danesa Susanne Bier (“En un mundo mejor”- “Venganza-, Oscar 2010 a mejor película extranjera; “Things We Lost in the Fire” con Halley Berry y Benicio del Toro). Este es un filme bueno dentro de los mejores de la triada Noriega-Suecia-Dinamarca, uno de los filones actuales del cine de calidad del milenio, quizá el primero.
GINGER Y ROSA (GINGER & ROSA)
La directora Sally Potter escribe su guión para una historia que se da más veces de las que se puede llegar a aceptar en la sociedad actual. Hastío matrimonial en la mediana edad, hijos adultos e inteligentes, cómodos en el mundo de hoy, pero con tedios y deseos, búsquedas simples pero alocadas de placeres rápidos, mezcla de edades en el amor, entre otros caracteres de las clases medias del milenio.
Sally hizo el “Orlando” de Tlda Swinton en 1992, “The man who cried” de Johnny Deep”, El “Yes” de San Neill, el “Rage” de Jude Law”, todas películas pequeñas pero con excelentes actuaciones (ver el elenco de cada una de las mencionadas). Acá, en “Ginger…” es igualmente rico el elenco de Annette Benning, Oliver Platt o Christina Hendricks. “Rose” (Alice Englert) no lo hizo tan notoriamente bien como “Ginger” (Elle Fanning, hermana de sangre de la reconocida Dakota). Elle es una quinceañera de sorprendente talento que se puede reconocer en “Deja Vú”, “Babel”, “The curious case of Benjamin Button” o “Super 8”. ¿Qué falla en Ginger y Rosa? La edición de Anders Refn (“Bailarina en la oscuridad”, “Memoria de mis putas tristes”, “Rompiendo las olas”, entre otras), acá resulta “brusca” y algo excesivamente espaciada, producto quizá de su formación en el Dogma 95. Solo que en este filme interesante podría ser una falla la mezcla de espontaneidad técnica de la edición, en una película que se ciñe a los demás cánones formales.
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