domingo, 9 de octubre de 2011

EL FACTOR “STEVE JOBS” SE REQUIERE EN COLOMBIA


Del desaparecido pionero tecnológico se pueden resumir sus logros de la siguiente forma.

PERFIL PROFESIONAL:

Inventor, NO.
Diseñador, NO.
Profesional universitario, NO.

COMPETENCIAS BÁSICAS:

Entrepreneur (emprendedor)
Gestor y gerente
Administrador de empresas

LOGROS

Jobs es el gran aportante, dentro del paso al tercer milenio, al mundo multimedia y al mundo cinematográfico.

Pionero con un sistema gráfico conocido como WYSIWYG (What You See is What You Get, lo que ves es lo que tienes) que permitía trabajar a través de iconos.

Pionero con el sistema operativo NeXTStep.

Pionero con Toy Story del 3D animado. Luego, CARS, Ratatoulle, Wall E, The Incredibles, Nemo…

Gestor de Empresas “Apple”, “NeXT” y “Pixar”.

Introductor de la tipografía múltiple en procesadores de palabra.

Productos impulsados “Macintosh”,”iMac”, ”iTunes”, “iPad”, “iPod”, “iPhone”.

EL FACTOR JOBS EN COLOMBIA

Steve Jobs debe ser un ejemplo para profesionales de la Administración de Empresas. Fue lo que debe ser un buen gerente y administrador. Todo aquello que en la universidad colombiana poco se logra aprender, pues hay que reconocer una vez más la falta de iniciativa y creatividad concreta. En Colombia todos dicen tener ideas empresariales, que poco se saben poner en práctica. La academia no ha renovado sus currículos en las últimas dos o tres décadas, apegada a los pocos textos importantes de algunos autores norteamericanos, principalmente. Las herramientas de análisis no se dominan, los esquemas de investigación de mercados, de rendimientos en planta, de innovación, diferenciación o diversificación se convierten en retórica, se desprecian con el mote de teoría y se inutilizan en su capacidad de aportar valores agregados.

Se crean muchas empresas diariamente en el país y el 70% de ellas fracasan rápidamente. Nacen dependiendo de UN cliente, o de UNA importación. Sus primeros capitales de trabajo y utilidades van orientándose a los muebles e inmuebles de sus propietarios, no a la infraestructura de la empresa que los ha generado y fracasan por esa vía. El emprendedor colombiano lucha por mantener el poder en su “limitada” compañía sin aportar otro elemento de empuje al nuevo negocio. La empresa básica colombiana suele ser creada para “intermediar” bienes o servicios”, cambiar de nombre un producto o servicio ya existente en el mercado o inventar outsourcings que nadie requiere realmente y que muy poco tiempo después muestran su rechazo más que su demanda.

Entidades como Corpoica, o los laboratorios de la Universidad Nacional, cuentan con productos innovadores basados en materias primas nacionales, que se mantienen archivados sin emprendedor a la vista. Pululan los taxis, los salones de belleza, las misceláneas o, en buena hora, los restaurantes. Se mantienen en vilo cerca de la bancarrota, los confeccionistas de ropa o los fabricantes de calzado, sin capacidad fuerte de diseño y posicionamiento de marca con calidad. Se insiste en que hay falta de apalancamiento financiero y que no hay generación de empleo. Por lo primero, las Pymes no levantan cabeza y los profesionales y los desempleados no calificados no encuentran empleo formal. Como resultado, el 75% de los ingresos del colombiano medio se genera en la informalidad, el rebusque y el “día a día”.

La visión gubernamental y académica es elitista, un poco fuera de la realidad, soñadora y pretenciosa. Lo demás es el realismo del hombre o mujer cabeza de familia que mantiene un núcleo familiar, desligado de los grandes programas y planes, de las políticas y las locomotoras, de los sueños de grandeza de intelectuales, políticos profesionales y líderes de casta media.

The Economist Group ubica a Colombia como uno de los países con menos avances en el tema de las nuevas tecnologías. En escala de 10, Colombia pasa difícilmente de 4.

Los colombianos sabemos de algunas empresas nacionales que crean productos orientados al usuario, consumidor, comprador…. Ejemplos de ello son Alpina, Compañía Nacional de Chocolates, Productos Ramo, Empanadas Colombianas, … sería interesante poder citar otras muchas de verdadera autenticidad, pero el esfuerzo es difícil y resulta vano, pues la alta proporción de empresas colombianas depende y está condicionada a los mercados internacionales de importación. La élite social se encuentra subordinada a las rentas dañinas de la tierra sin explotar, de la explotación sin control de recursos no renovables, de los tratados de libre comercio que condicionan con espíritu contractual el balance comercial de las empresas ya creadas, con el exterior.

De Steve Jobs tiene el mundo que aprender. La tecnocracia de Wall Street y, en general, del mundo bursátil y sus similares en todos los países deben cambiar su enfoque “mágico” y sin valores éticos por la mirada al mundo real donde hay inmenso caudal de ideas en espera de una orientación al usuario, estilo “Jobs”, y una masa de proyectos esperando la asignación útil de recursos financieros.

El factor “Jobs” se requiere en la academia, en la empresa y en los profesionales colombianos, pues no es solo aplicable a la electrónica sino a todo utensilio, alimento y producto humano, a través de innovación ojalá primaria, o de aquella que intensifique las mejoras secundarias de lo ya inventado hacia mercados claros que no se han satisfecho aún.