domingo, 17 de julio de 2011
EN UN MUNDO MEJOR (“IN A BETTER WORLD”; “HAEVNEN”; “VENGANZA”)
Un ejemplo del cine nórdico, uno de los mejores, sino el más purista del mundo, con la dirección, coguión y producción de la danesa Susanne Bier. Ha obtenido el Globo de Oro como mejor película en lengua no inglesa y el Óscar como mejor película extranjera durante el 2011. Bier comenzó carrera bajo el “Dogma 95”, pero este film no pertenece a dicha “escuela”, de la cual se ha hablado mucho, pero se tienen en realidad pocas muestras, porque quizá su “decálogo” supera su “catálogo”.
Mikael Persbrandt es Anton, el pacífico médico. Este actor hace parte de las dos siguientes películas ya producidas de Peter Jackson sobre “El Hobbit”, “An Unexpected Journey” y “There and Back Again”, y ha desempeñado un icónico papel de policía como “Beck”, un personaje que lleva 15 años en 24 películas que no se conocen por estos lares. Trine Dyrholm es su esposa Marianne, Ulrich Thomsen es Claus, padre de Christian, rol desempeñado por William Jøhnk Nielsen. Markus Rygaard es Elias, amigo de Christian.
El médico trabaja en Sudán, viaja constantemente a Londres y tiene sus afectos familiares en Dinamarca. Bajo el guión de Anders Thomas Jensen, director ganador del Oscar 1998 por “Electio night”, escrito acompañando a la Bier, la película es una muestra de todo lo que debe ser el cine y las grandes superproducciones americanas no alcanzan.
Las películas más cercanas a este tipo de tratamiento cinematográfico las han ofrecido siempre los franceses, quizá también los alemanes, en algunos casos recordables los argentinos. Es un cine sin pretensiones, concreto, dotado de sencillez autoral, con muy buena relación de argumento a guión, con cámaras suficientes sin barrocos movimientos. Las actuaciones son humanas, dejadas de guiños, poses o apoyadas en detalles estéticos de los actores. La música es suavemente incidental, no hay claroscuros de iluminación, mucho menos estruendosos efectos de sonido encaminados a conducir las emociones del público. Es quizá toda esa pureza técnica lo que “Venganza”, su título original, deriva del Dogma 95.
Este filme es la antípoda creativa del característico cine norteamericano pleno de efectismo y vacío de contenidos humanísticos, aunque del cual no se pueden negar sus aportes técnicos inmejorables e incontrastables y poco replicables en las demás industrias nacionales del cine global.
La metáfora de la venganza por parte de Christian, en contraste con la actitud conciliadora, solidaria, y pedagógica, por parte de Anton, padre de su amigo Elias, es el eje del relato. El médico actúa así también en medio de los desiertos del Sudán, en su tarea profesional para con una cultura violenta inmersa en la pobreza y de la acción de vándalos musulmanes sunis de las facciones “rebeldes”. La violencia irracional cede a la actitud humanitaria del cirujano sin recursos tecnológicos, pero con voluntad para cerrar todas las heridas inconsecuentes que se le presentan.
Trasladando de la ficción propuesta de “…un mundo mejor”, sin embargo, aún así, cabe preguntarse si la actitud de Anton puede sobrellevarse en la realidad vívida de sociedades diferentes a la avanzada cultura danesa. Con siete veces mayor ingreso percápita que Colombia y nueve veces menor su población, sin las diversas facciones en conflicto, pero con la única similitud de la violencia, o “bullying”, enfrentado por Christian y Elias en el colegio, ¿es posible dejarse cachetear por un brabucón, como hace Anton, para demostrar que es lo único que el violento sabe hacer? La respuesta es un NO a los ciclos de violencia que se desencadenan, pero ¿es posible darle un SI a la actitud pasiva frente a la brutalidad? Ese mundo mejor debe ser una bella metáfora, pero contra la “venganza”, no a favor de la impasividad.