sábado, 29 de enero de 2011

EL RETRATO DE DORIAN GRAY (THE PICTURE OF DORIAN GRAY)


Algunos posters presentan con el problema ortográfico de “grey” a esta película basada en una de las reconocidas obras de Oscar Wilde, publicada hace 120 años y permanente aún en la memoria de todo docente de literatura que se respete. Perteneciente al género gótico, en este film basta con que la cámara muestre nubosidades del clima, arquitectura sin alumbrado público moderno y puesta en escena de las clásicas calles londinenses, para que se cumpla este supuesto cometido artístico.

El acento inglés de Colin Firth (posible Oscar 2011 por su papel reciente en “The king´s speech”), le basta también en este caso para personificar a Lord Henry Wottom, quien es el responsable de adentrar a Dorian por el camino de los placeres no tan vanos de la carne y otros si más desdeñables. Basil Hallward (Ben Chaplin, de “The thin red line”) es quien pinta el cuadro del agraciado doncel Gray, una belleza masculina quizá magnificada por la pluma idealizante del homo Wilde.

Más famosa la novela por su relación con los escándalos de la época victoriana de código penal homofóbico que, quizá, por una valor estilístico, es el contenido social lo trascendente. La mirada a un alto sector social burgués desinteresado, cuasinoble e incompetente para enfrentar las épocas de la revolución industrial, que deambula entre mansiones y castillos construídos con la explotación feudal, sin ocupación definida diferente a la de practicar el “dandismo” en reuniones sociales y de adiestrarse en lúdicas de elevado nivel social, especulaciones artísticas y literarias, permite a Dorian mostrarse cual un Fausto goetheiano que se condiciona a la juventud eterna de su retrato convirtiéndose en lo que hoy se llamaría asesino serial.

Dorian es personificado por Ben Barnes (el Principe Caspian de Narnia) como un príncipe ya no encantado sino encantador, que finalmente pagará por aquel verdadero amor de Sibil Vane (Rachel Hurd-Wood, de “El perfume”).

El director Oliver Parker viene de realizar “The importance of being Earnest” en versión cine de otro título del mismo Wilde. El mérito de esta película radica en la claridad de lectura que aporta a la actual generación de un texto clásico. La factura industrial del producto artístico audiovisual es apenas suficiente, sin ser novedosa o fuera de lo ordinario en la industria inglesa.