viernes, 31 de diciembre de 2010

LAS CRÓNICAS DE NARNIA (THE CHRONICLES OF NARNIA)


De una heptalogía literaria “El león, la bruja y el ropero”, “El príncipe Caspian”, “La travesía del Viajero del Alba”, “La silla de plata”, “El caballo y el muchacho”, “El sobrino del mago” y “La última batalla”, escrita por C. S. Lewis en la década de los cincuentas del siglo pasado, llega la tercera entrega de su versión en saga fílmica.

Aparte de las imágenes míticas que pueden impresionar a los más pequeños, así como de las anécdotas alimentadas por el mismo escritor, acerca de que el león Aslan simboliza a Cristo como salvador de un mundo de animales, a esta saga no se le debe pedir más de lo que ofrece ya que su mismo autor literario no se lo ha propuesto.

Sin embargo, la mítica y la fantasía no justifican el que falte coherencia entre escenarios, tampoco la inexplicada aparición de figuras de ficción y de las acciones que se desarrollan en sucesión narrativa no muy interesante. Los enemigos aparecen detrás de cualquier senda o figura viviente desconocida y, en este sentido, es un argumento más que fantasioso y creativo, paranoico y caótico.

Sin embargo, el público tiene libre derecho a adscribirse como sus lectores o espectadores, y como sus compradores en los múltiples segmentos del merchandising global que este tipo de productos abre para beneficio del circuito económico.