sábado, 20 de febrero de 2010

A SERIUOS MAN






El título hace alusión al calificativo acerca de una persona respetable, con reconocidos valores morales, en el “argot” judío. La dirección, producción y guión simultáneos es de los muy reconocidos hermanos Ethan y Joel Coen, de ascendencia judía. Con “Fargo” obtuvieron Oscar por el guión, en “No country for old man” ganaron consecutivos oscares a dirección, producción y guión, “Burn after Reading” fue reconocida por el gusto del público y su sorprendente elenco. “El quinteto de la muerte (The Ladykillers) pasó inadvertida con Tom Hanks.

Compite para mejor película y mejor guión en los Oscares de este año. Quizá solo ameritaría fijarse en su buena escenografía y ambientación de los años sesentas (St. Louis Park, Minnesota).

Larry Gopnik, un profesor de matemáticas, judío vive una lucha espiritual y existencial. Integran el argumento su separación de Judith, que le ha sido infiel con su colega Sy Ableman; la convivencia con su Arthur, su enfermo y algo idiota hermano; su hijo Danny, que fuma marihuana y vive en adolescencia plena; su hija Sarah, que insiste en la idea de tener una cirugía de nariz; una vecina libertina que llama su atención y el soborno de un alumno asiático que pierde su materia.

El contexto impregnado de conceptos religiosos y morales de la etnia judía, muestra un leve humor negro con comportamientos sociales un tanto pusilánimes, un poco cercanos al ridículo, tácitamente burlones con las jerarquías y los ritos religiosos semitas y cuestiona la propia experiencia juvenil de los Coen.

“Un hombre serio” resultará aspirando marihuana, falseando notas de un alumno, asediando a una vecina descocada, sometiéndose al egótico juego de selección interna de profesores, aceptando superfluas alegrías sociales de una vida rutinaria e insulsa, revelando en clase a toda voz lo inútil de sus formulaciones matemáticas, cuestionándose por las preguntas seudofilosóficas y simplistas de sus rabinos, aceptando el soborno en dinero de un alumno, todo ello sin que sea notado en sociedad.

Quizá el mérito de “A serious man” radique en que llegue al flemático e influyente sector judío del jurado Oscar. También en ese intento de los Coen de sonreírse al recordar la mediocridad de clase alrededor de su propia religión. Nada más. Entró a concursar gracias a los anteriores méritos de los Coen y no será un éxito en los teatros.