jueves, 28 de enero de 2010

Pastilla y sorbo muy pequeños: Obama y Colombia


En el tradicional discurso anual del Presidente de los Estados Unidos, en el cual informa a sus conciudadanos sobre “el estado de la Unión”, es decir, donde plantea soluciones a los problemas que del año inmediatamente anterior quedan y propuestas acerca del futuro inmediato del país, lo cual no impide que hable del largo plazo y de las siguientes generaciones, dijo Barack Obama que quería sostener vínculos comerciales más estrechos con Colombia, Panamá y Corea del Sur.
No obstante, a diferencia de otros muchos de los temas que trató y en los cuales insta la participación aprobatoria de proyectos por parte del Congreso, al hacer referencia a Colombia, su vecino Panamá y la Corea no comunista, NO se dirigió a los legisladores en el sentido de recomendar la aprobación de los Tratados de Libre Comercio, TLCs, con esos países.
La lectura de esta mención al país es deprimente: Estados Unidos tendría pocos, pequeños y pobres amigos. En el estilo claro, imperturbable y de hermosa dicción de Barack, mencionar a Colombia fue simplemente una muletilla (un lugar común con significado amplio), una apostilla (un comentario, no un empoderamiento). Hablar de Panamá no es sino establecer un enlace mental con Suramérica más allá de México. Mencionar a Corea del sur, es un apoyo débil puramente verbal a la contraparte de un residuo comunista y empobrecido como es Corea del Norte.
No hablemos más de la dicha mención, que no se alegre indignamente nadie acerca de aparecer allí, en el discurso memorizado y guiado al oído del carismático presidente interracial.