lunes, 2 de noviembre de 2009

Coco antes de Chanel





En conmemoración de sus 125 años de nacimiento, a Gabrielle Bonheur "Coco" Chanel se le han hechos varios homenajes fílmicos que llegan a nosotros: ”Coco avant Chanel”, de la directora francesa Anne Fontaine y protagonizada por Audrey Tatou, “Coco Chanel e Igor Stravinsky”, con Anna Mouglais, el telefilme ‘”Coco Chanel”, con Shirley MacLaine interpretándola en su edad madura, "Paris Moscou", 1913-1923, corto mudo de 10 minutos en blanco y negro promocionado por Karl Lagerfeld. Es en “Coco antes de Chanel”, de Audrey Tautou en el papel de la Coco en su adultez, donde hay solo un énfasis en dos de los amores de su vida y algunas pocas lecturas entre líneas, quizá un desperdicio en esta muestra biográfica. Como arrastre del telefilme americano, Shirley MacLaine la vuelve a interpretar acá compartiendo su parte madura del rol acompañada de Malcom McDowell (The Clockwork Orange), quien representa a su socio Pierre Wertheimer en la semisombra.

EL PERSONAJE REAL

Edmonde Charles-Roux, su biógrafa la llamó “la irregular”. Tuvo Coco una vida de aquellas que atraen tanto a los escritores de biografías que llegan a convertirse en película. La abandona su padre vendedor ambulante y la inicia en el manejo de la aguja y el dedal su madre, luego de lo cual llega al orfanato de Aubazine en el cual se habilita plenamente como costurera manual. Fue cantante de cabaret por tres años, de donde aparentemente surge el mote de "Coco", un gato de sus canciones, Con apoyo en adinerados amantes, se le imputa una vida abierta de relaciones pasajeras, en 1909 abre en el Boulevard de Malesherbes la tienda de sombreros Modas Chanel. El playboy Etienne Balsan y el polista Arthur "Boy" Capel, facilitan su inicio empresarial como dama de la moda. La historia no oficial le adjudica haber sido amante del Duque de Westminster. A su vida personal adjuntan nombres sonoros como Ígor Stravinski, el coreógrafo Sergei Diaghilev (de quien fue su mecenas), George Bernard Shaw, Artaud, Reverdy, Picasso y Jean Cocteau o el conde Dimitri de Rusia. Stravinski, enamorado, tuvo que conformarse con ser su amigo y observar el intenso romance de Coco y Dimitri.
Su trabajo en la moda se caracterizó por el toque feminista representado en prendas sencillas, de líneas rectas, de texturas antes no utilizadas, acompañadas de sombreros a los cuales había restado el barroquismo usual en la época y con el halo de su perfume Chanel No. 5, marca que iniciaron, como Parfums Chanel, en 1924, Pierre y Paul Wertheimer, propietarios del 90% y desde hace cuatro décadas promocionada por los rostros de Catherine Deneuve, Nicole Kidman, Audrey Tautou, Natalie Portman, Paulina Rubio, Jennifer Aniston, Scarlett Johansson, Kirsten Dunst y Vanessa Paradis.
En 1931, Samuel Goldwin la contrató por un millón de dólares para que vistiera a Katherine Hepburn, Grace Kelly, Elizabeth Taylor y Gloria Swanson, divas de sus estudios de Hollywood. Un romance con Walter Schellenberg oficial de las SS le debió la acusación de colaboracionista nazi suponiendo que había sido encargada de hablar en secreto con Winston Churchill, lo cual la obliga a refugiarse en Suiza. Desde 1940 la casa Chanel entra al mercado estadinense de la mano de los Wertheimer, sus propietarios mayoritarios en perfumería.
En 1954 Coco reabre su casa de moda, en un mercado ya muy competido. Se le comienza a imputar el uso de la morfina para combatir las penas de su artrosis. Wertheimer la adentra al mercado de los bolsos y de otras colonias para hombre como Pour Monsieur, Cristalle, Antaeus, etc. Coco muere en 1971, dejando un legado en el vestir que se resume en la falda plisada corta, el traje de punto, el vestido camisero, el traje negro que convirtió desde entonces en símbolo de la elegancia, y el pantalón, prenda insólita en la mujer de su época. Con ello como base de una tendencia más actual, Karl Lagerfeld es el responsable de reconstruir y consolidar su estilo en la alta costura e ingresar al mercado de pret a porter.
Luego de su muerte, la marca Chanel de Wertheimer se internacionalizó e instaló más de 40 tiendas en principales ciudades del mundo, lanzando una esencia cada década y mercadeando relojes y otros artículos con el logo de la doble C.
Chanel ha sido sinónimo de creación en el mundo de la sombrerería y la costura, continuada por Lagerfied. Chanel ha sido una marca impulsada por la familia Wertheimer, propietaria del eslabón de estos muy diferentes negocios que fue el Chanel No. 5.

LA PELÍCULA

Audrey Tautou, actriz miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, desde el 1 de septiembre de 2006, estrena refacción de pómulos y nariz para ser dirigida por Anne Fontaine en esta película decorosa pero incompleta y quizá intrascendente. Alessandro Nivola (Boy Capel), Marie Gillain (Adrienne Chanel), Benoît Poelvoorde (Etienne Balsan) la acompañan para dar vida a los personajes de un guión de las hermanas Anne (directora) y Camille Fontaine, en el cual lo más débil es el contenido de los diálogos a través de los cuales se hubiera podido enriquecer el filme. “La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia”, o “ha habido muchas Duquesas de Westminster, pero solo una Chanel” (con referencia al hecho de ser su amante), “todo lo que es moda pasa de moda”, “todo es vestido”, “todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta”, “sólo el orgullo me salvó”, “así es como se muere”, entre otras muchas que se le reconocen.
Un Alexander Desplat (La joven con el arete de perla, Casanova, Syriana, el Velo Pintado, The Queen, El curioso caso de Benjamin Button y otras 64 películas) pasa desapercibido con su música (notoria solo cuando acude al tango). Christophe Beaucarne, director fotográfico de buenas películas como París o Irina Palm, nos explica porqué el cine de época no es solo usar un degradé reflejando trajes antiguos.
¿Qué ha pasado? Recordando la definición de los Cronopios y los Famas de Cortázar, la película se centró en el “cronopio” Coco y no en el “fama” Chanel, que encantaría a las masas sin apartarse ni de la objetividad histórica ni propia de la libertad de creación artística.