lunes, 17 de diciembre de 2012

Oscares 2013: LAS MUJERES DEL SEXTO PISO (LES FEMMES DU 6 ÉTAGE)

Philippe Le Guay (“Paris”, “Potiche”), dirige esta comedia romántica francesa interpretada por Fabrice Luchini, Sandrine Kiberlain, Natalia Verbeke, Carmen Maura y Lola Dueñas, con un guión escrito a cuatro manos con Jérôme Tonnerre.
El filme ha sido ganador del Premio de la Audiencia del Festival francés de Los Angeles y seleccionado oficialmente para el festival de Berlin. Carmen Maura se ha hecho merecedora al César por su actuación secundaria, en una historia en el contexto del exilio español de posguerra hacia la vecina Francia, donde se da un intercambio cultural en medio de relaciones desiguales entre las mujeres que solo pueden llegar como domésticas a las casas de ciertos burgueses, como el Sr. Jeaubert (Fabrice Luchini). Su esposa (Sandrine Kiberlain) suple el tedio matrimonial con un esposo ensimismado en movimientos accionarios en bolsa, despidiendo y gruñendo a su doméstica. La argentina-española María (Natalia Verbeke), la joven y hermosa sobrina de una de las empleadas del sexto piso despierta un amor otoñal en el dueño de casa y una tardía conciencia sobre las diferencias sociales. En el reparto las reconocidas Carmen Maura y Lola Dueñas ponen la picardía española al servicio de esta comedia sobre “la pobre bella enamorada de una bestia capitalista con corazón de oro”.

Oscares 2013: EL HOBBIT (THE HOBBIT: AN UNEXPECTED JOURNEY)

“There and back again” de John Ronald Reuel Tolkien, un cuento que ha de cumplir ya un siglo de escrito pareciera ser la precuela de “The lord of the rings”. Pero aún quedará pendiente que Peter Jackson cuente en su buen lenguaje fílmico “El silmarillion”, sobre el nacimiento de estas razas, además de “Los hijos de Húrin” y aparte de lo que ya se están anunciando con “El hobbit: la desolación de Smaug”, pues el dragón Smaug quedó sin explotar su apariencia feroz, y “El hobbit: partida y regreso” que, en conjunto con “El hobbit” han de costar unos US$750 millones que incluyen el mercadeo. Fran Walsh y Phillipa Boyens han sido los buenos intérpretes de las historia de Tolkien hacia guiones de cine y han permitido que, posiblemente, las tres películas iniciales hayan de completar una de las sagas necesarias, desde un enfoque literario, en el campo del cine. US$1.000 millones de recaudo promedio por película justifican cualquier tipo de inversión. Hay un lenguaje excelente en su tratamiento y un papel pionero para la literatura infantil universal en estos personajes de hobbits, elfos, enanos, trolls, humanos y magos.
Bilbo Bolsón, Gandalf, el inefable Gollum, dan indicios de que a la juventud mundial contemporánea se le está ahorrando el esfuerzo lectural por una representación audivisual, lo cual explica que este innumerable mundo de creaturas fantásticas llame tanto la atención en las taquillas mientras que los voluminosos libros se dejan de vender y leer. Con un ánimo reduccionista, se puede vislumbrar una lista larga de indicios sobre la sobre la suplantación intelectual que el cine hace de la literatura. El hecho de que “Harry Potter”, “The hunger games” o “The Twilight saga” estén acompañadas de ediciones físicas en papel no prueba que el mundo lea, sino que un muy bajo porcentaje de compradores de alto poder adquisitivo y buen tiempo disponible compensan los bajos costos de edición, en un universo de marketing engañoso que crea una imagen subliminal de lectura que no existe realmente, aunque los colegios posen pidiendo la compra de estos libros. Muchos dirán que han leído, creerán que lo han hecho, pero ello se debe a la confusión sobre la acción de leer con la de simplemente conocer un argumento. Gran parte del público asistente conforma ese enorme grupo de gente globalizada a través de la transmisión de ejes argumentales e historias, pero analfabetizada frente al lenguaje escrito y, por tanto, muy distante inconscientemente de la ciencia. Cada vez más, todo esto refleja una elitización del conocimiento, quien lo creyera, cuando masas enteras se apartan sin saberlo del dominio lectoescritural, mientras unos pocos inventan, crean, desarrollan y, posteriormente, venden. Ello incluye los libros de ciencia: las áreas profesionales, todas, se alimentan del monopolio desarrollado del conocimiento, vía dominio de sus lenguajes, que hace a países como Colombia, dependientes estructurales del conocimiento.

LA EXTRAÑA VIDA DE TIMOTHY GREEN

Un clásico producto Disney, con una fábula argumental algo anacrónica para un mensaje en apariencia muy humano. Una buena producción oculta la simpleza de la historia. El director Peter Hedges ¿??, y el productor Ahmet Zappa, inventan un cuento y se lo creen tanto como para arriesgar US$40 millones. Quizá, eso si, a sabiendas que el sello de Walt Disney Studios Motion es lo que ayudará a la distribución forzada. El público pagará su boleta para ver cómo crecen las hojas de los pies del poster, de una película con tintes televisivos, nada más.

VACACIONES EXPLOSIVAS (GET THE GRINGO; HOW I SPENT MY SUMMER VACATION)

Adrian Grunberg, siempre director asistente, lleva las riendas del filme en el cual el coguión, la coproducción y la actuación de Mel Gibson son notorias. Gibson tiene talento para el cine excelente y de bajo costo. Este es un filme que no ha de convencer bien, pero innova de toda forma. Se mueve en un espacio pequeño dentro de una cárcel mexicana de frontera (Prisión Fernando Allende), no requiere de escenografías, las cámaras al hombro dan la clásica agilidad de video clip, el personal latino aporta bajos costos.
Hay un intento de obtener altas ganancias respaldadas en el nombre de Gibson y el bajo presupuesto (US$20 millones), tras las ciertas innovaciones técnicas de la realización, pero todo ello no será reconocido por el gran público que rechaza de inmediato aquello que tiene mucho de artesanal.

QUÉ ESPERAR CUANDO SE ESTÁ ESPERANDO (WHAT TO EXPECT WHEN YOU'RE EXPECTING)

Elizabeth Banks, Cameron Díaz, Jennifer López, Brooklyn Decker, Anna Kendrick, Rodrigo Santoro, Rob Heubel, Dennis Quaid, Chris Rock, Chace Crawford, Matthew Morrison, Thomas Lennon, Wendy McLendon-Covey, ofrecen el clásico abanico de caras conocidas para un argumento casual de embarazos, abortos accidentales y partos, frente a unas parejas que ya tienen sus bebés más crecidos. Los machos se feminizan paseando nenés, los novatos no se deciden bien por el desconocido papel de padres y, queda claro, que son las mujeres quienes desean “estar esperando”.
Cameron presenta una reforma de rostro más o menos aceptable, Brooklyn sorprende con su delgadez y estatura aumentada, Jennifer entra en la onda convencional de latina que debe adoptar un chico negro. Chris aporta el humor de la raza y Dennis aparece conservado físicamente como abuelo y casado con una mujer más joven que él, a quien nada le molesta y pasa por la experiencia de madre sin las incertidumbres del resto del reparto. Filme de domingo en la tarde sin mayores aportaciones.

DESPERTAR DE LOS MUERTOS (LA MALDICIÓN DEL ROCKFORD; THE AWAKENING)

Rebecca Hall (“Vicky Cristina Barcelona”) es una actriz de la que se podría decir de manera atrevida que pasa desapercibida. Tiene una actuación plana, pero altamente profesional, lo cual le facilita aportar a esta película la sensación de algo que no sucede sino en su mente. El título del filme anuncia más de lo debido pero menos de lo entregado, pues el distribuidor en Colombia prefiere ofrecer algo de posibles zombies que el buen nombre de “La maldición de Rockford”, que revela el contenido argumental.
Imelda Staunton (“Vera Drake”) aporta la verdadera contraparte y la llave de la explicación de lo que allí pasa. El chico Isaac Hempstead Wright enlaza a las dos actrices, de una manera metafísica que hay que creer para no perderle el sabor a esta película, que no asusta, pero que ofrece un buen suspenso inglés.

martes, 11 de diciembre de 2012

PROFESOR LAZHAR (MONSIEUR LAZHAR)

Philippe Falardeau dirige su propio guión. Mohamed Fellag es Bachir Lazhar, el inmigrante argelino, en este filme canadiense reconocido en Toronto, Locarno, Valladolid y nominado al Oscar 2011 como mejor película de habla no inglesa. El filme está clasificado como historia de profesor modelo. No obstante, quizá no tanto. Nunca podría compararse con “El club de los poetas muertos”, “La clase”, “La lengua de las mariposas” o “The great debaters”. Este profesor trata de dar importancia al impacto que el ahorcamiento de su antecesora docente podría tener en su clase y demuestra mayores afectos sanos por una alumna y un alumno.
Más que moderno es anticuado, pupitres alineados, selección de obras literarias poco contemporáneas, personalidad algo anacrónica. Los docentes del colegio se plantean una problemática más grave de la que los alumnos realmente resienten a raíz del insuceso de su profesora. Solo hay preguntas sobre las causas, ninguna respuesta. Mucha paranoia profesoral, bien alejada de la circunstancia discente. En este sentido, viene a la mente una imagen que se reitera a todo nivel educativo: el docente tiene un mundo pedagógico propio que no transmite bien a sus alumnos y estos básicamente viven sus vidas a la luz de sus propias circunstancias. El profesor solo comprende, la clase solo es comprendida, la reflexión pedagógica solo está en el guionista y en la mente idealizante de algunos educadores dentro del público.

CURVAS DE LA VIDA (TROUBLE WITH THE CURVE; BACK IN THE GAME; GOLPE DE EFECTO)

Amy Adams (Los Muppets) y Clint Eastwood, con un intrascendente Justin Timberlake y un importante John Goodman, son dirigidos por Robert Lorenz. Este Lorenz ha sido compañero como productor, coproductor y asistente de dirección del mismo Clint y, quizá por ello, su estilística es bien similar. En “Curvas…” hay mucho de “Moneyball”, aquella historia en la cual Brad Pitt se acompaña como gerente de un equipo de béisbol de las estadísticas computarizadas de Jonah Hill, mediante las cuales deciden contratación de jugadores de alto potencial, para lograr que su team alcance un record posterior.
Acá, el estadígrafo del rendimiento de beisbolistas resultará perdedor frente a la intuición de una hija, que ha aprendido con el viejo padre este oficio de cazatalentos. Clint ha estado perdiendo la visión sin aceptarlo y su hija abogada sacrificará un tanto la tradicional profesión por los contratos beisboleros, gracias a que al final, y por azar, logran “cazar” el talento lanzador que buscaban. Clint está anciano, pero vital y carismático justificando la boleta de un producto que tiene el tinte de la sencillez profunda que ha caracterizado casi todos los filmes de su productora Malpaso.

Oscar y Globo de Oro 2013: ARGO

"Canadian Caper", fue el nombre que la prensa dio al rescate encubierto que el gobierno canadiense hizo, en conjunto con la CIA, de seis diplomáticos durante los sucesos de la embajada de Estados Unidos en Teherán, Irán, en 1979. Tony Mendez (Ben Affleck), es un miembro de la Agencia Central de Inteligencia, que idea una supuesta búsqueda de locaciones para un filme futurista, “Argo”, con el fin de sacar en secreto a los diplomáticos. Este plan surge de estar observando “Star Wars” con su hijo. Durante uno de los períodos Clinton se desclasifica la verdad sobre esta misión, quedando lo novelesco de ella.
Afleck dirige y actúa. Ben Affleck y George Clooney producen. Bryan Cranston es Jack O'Donnell y Alan Arkin es Lester Siegel, un productor. John Goodman hace el rol de un real John Chamber, un galardonado maquillista hollywoodense. Michael Parks aparece raudamente como Jack Kirby, el reconocido dibujante del cómic “Capitán América”, quien hace los bocetos o “storyboard” de la ficticia “Argo”. La película solo costó US$45 millones que ya ha triplicado en taquilla gracias al toque político del tema y al nombre de las estrellas involucradas. Pero, a más de ciertos méritos de producción, como la imitación del grano de la película para recordar la época y el toque documentalista del asunto, solo habría posibilidad de nominaciones a actuaciones secundarias (Arkin, Goodman).
Por lo demás, Afleck fue más talentoso en “Gone, baby, gone” o en “The town”, pues en este filme se apega solo de la estela política del tema y de una actuación seca y sin visos dramáticos. Son muy claras las muletillas “suspense” como la aprobación de tiquetes de avión o la recepción de una llamada, para dar emoción al climax del filme, sin tener un mejor guión o elementos más inteligentes para proveer este enganche en el público. Se abusa de caras mal temerosas y de la imagen del Ayatollah Ruhollah Jomeini, mostrada demasiadas veces como un ícono atemorizante, que deja de serlo por lo repetida. Se muestra al final, de manera demasiado formulada, la imitación escenográfica de fotos de prensa muy reconocibles. En este sentido, “Argo” cuenta 33 años después algo interesante de conocer como anecdótica operación de inteligencia, pero que poco afortunada y nada impactante quedó como historia fílmica.

EL CÓDIGO DEL MIEDO (SAFE)

Boaz Yakin (“The Prince of Persia”) escribe y dirige a Jason Statham, el “tough guy” y Catherine Chan “la niña memoriosa que sabe un enorme número de cuenta perseguido por los chicos malos”. Chris Sarandon, primer esposo de Susan, está también en este filme intrascendente. Todo acá se desenvuelve bajo el esquema que alguna vez todos los “duros” peleadores del cine han seguido: dar golpes a diestra y siniestra en defensa de un niño(a) que, por puro azar y a regañadientes, les acompaña. Stallone, Willis, Schwarzenegger, Van Damme y demás compañía, han realizado este tipo de filmes. El turno fue de Statham (“The transporter”).

BUSCANDO UN AMIGO PARA EL FIN DEL MUNDO (SEEKING A FRIEND FOR THE END OF THE WORLD)

Keira Knightley como Penny y Steve Carell como Dodge, este último usual actor de comedia, siguen las pautas de Lorene Scafaria, quien hace la dirección y guión de un tema acerca del fin del mundo. Un asteroide golpeará la tierra, las autoridades no darán aviso sobre el sitio exacto del impacto para evitar pánico y desbandadas sin sentido ya que la destrucción será total. ¿Con quién pasarías los últimos días? Es una pregunta que genera respuestas de toda índole: unos generando caos y desorden, incendio y saqueo, otros comiendo y bebiendo sin control, muchos en bacanal sin freno, algunos incestúan, muchos guardan esperanzas y se aseguran de estar en bunkers colmados de viandas. Penny, acaba de disgustar con su pareja informal y su vecino Dodge anda meditabundo.
Su casual encuentro los lleva poco a poco a reconocerse como compañía placentera, visitan al padre de Dodge, lejano y alejado. Meditan, juntos olvidan un tanto el cataclismo que, al final, llega apagando la pantalla. En el transcurso pudiera haber sucedido algo interesante, pero no. Parece una meditación profunda sobre el final de la vida, pero tampoco. Solo obliga al público a recordar otros cercanos filmes al tema del 2012: el especulado final de la vida en la tierra. De los muchos filmes solo “2012”, de Roland Emmerich, aportó grandilocuentes desastres con los usuales efectos 3D y demás. Al otro extremo, “Melancolía” de Lars Von Trier, hizo un producto reflexivo.

jueves, 29 de noviembre de 2012

MI SEMANA CON MARILYN (MY WEEK WITH MARILYN)

Colin Clark (el rol de Eddie Redmayne) escribiría esta biografía parcial de lo que solo podia sucederle a un privilegiado chico hijo de historiador y militar, educado en Eton y Oxford, que a los 23 años trabaja en sus ratos libres para el ahora empresario Laurence Olivier (Kenneth Branagh). Luego de su madurez como empresario de TV inglesa, decidiría ya sobre sus cincuenta de edad escribir dos libros alrededor de sus recuerdos con “la mujer más famosa del mundo”. Esta película de bajo costo (US$10 millones) pero de altísima calidad, como casi todo producto inglés, tiene producción del infaltable Harvey Weinstein (el zar del mítico Hollywood actual). El guión parece un trabajo rutinario de Adrian Hodges (básicamente un TVmaker). De los libros escritos por Clark (“The Prince, The Showgirl and Me” y “My Week with Marilyn”).
Michelle Williams (la viuda de Heath Ledger) hace una excelente Monroe. Derek Jacobi, Emma Watson y Judi Dench están muy de pasada en el filme, pero pesan en el poster. La música es del grande Alexandre Desplat. En esta película se percibe una gran objetividad biográfica que de manera honesta deja ver a su vez a la infantil e inocente chica sin pulimento social que era Marilyn. Para el empresario y actor Olivier (puros, perfumes, encendedores producidos industrialmente con su nombre), contratarla era un simple negocio. Quizá por ello, soporta las pequeñas estupideces e inseguridades del mito viviente en que estaba convertida la americana Monroe. El flemático Olvier “soporta” el cierto caos que introduce la rubia en el set y enfrenta, de alguna manera caballerosa, su nivel de “Sir” o “Lord” agregado al abolengo ganado en el teatro y el cine mundial, calificado como el más grande en ese momento, a las torpes formas de actuación y simples maneras sociales de MM.
En esta historia “basada en hechos reales”, lo cual es cierto, aparecen la esposa de Olivier, Vivien Leigh (Julia Ormond) ya no tan bella como en “Gone with the wind”. Está también el paciente esposo de MM, Arthur Miller (Dougray Scott) soportando lo que nunca debió enfrentar en su vida. Aparece muy rápidamente, Arthur Jacobs (Toby Jones) el gran productor (quien en la década de 65s-75s hizo las primeras cinco entregas de la saga de “El planeta de los simios” y algunas clásicas como “Mr Chips”, “Dr Doolittle” u otras basadas en los libros de Charles Dickens). Aparecen también Milton H. Greene (Dominic Cooper), fotógrafo de muchas imágenes clásicas de MM, Paula Strasberg (Zoë Wanamaker), hija del famoso creador de un estilo y metodología actoral reconocidos aún hoy. Paula fue entrenadora de actuación para MM y buena amiga, luchando acá como su asistente a enfrentar las destrezas de Olivier en la filmación de “El Príncipe y la Corista”, reconocido filme que era en la práctica una metáfora de sus dos principales protagonistas. Un buen ejercicio antes, o después, de ver esta “biopic”, es compara lo que allí se ve con las fotos más reconocidas y los documentales en que aparece MM. La actuación de Williams y la dirección de Simon Curtis buscan rememorar movimientos y mohines ya clásicos en la iconografía audiovisual mundial de Marilyn. Muchas de las tomas traen a la mente fotos y noticiarios de la rubia inolvidable. Otra parte del ejercicio es ver las escenas de “El Principe y la Corista” para una nostalgia sobre el medio siglo veinte de posguerra y la constatación del resultado de esas semanas con Marilyn, que Clarke decidió referir para ser envidiado por haber recibido unos de los últimos besos de una estrella.

sábado, 10 de noviembre de 2012

LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE (LAS VENTAJAS DE SER UN MARGINADO; THE PERKS OF BEING A WALLFLOWER)

Stephen Chbosky, el director, se apoya en su propio guión de su novela personal (Editorial Alfaguara).
Él mismo, posiblemente sea Charles (Logan Lerman “Percy Jackson…”). Un chico tres años atrás de esa interesante Sam (Emma Watson, “Harry Potter…”), a quien ayudará con su inteligencia callada a pasar a la universidad. Pero es Patrick (Ezra Miller, un excelente actor joven lucido en la dolorosa “We need to talk about Kevin”), ese gay que aporta elementos teatrales y divertidos a la historia, quien sirve de imán central a lo que sucede en esta sencilla historia adolescente. Allí se encuentra el abuso temprano, los amores con distancia de edades, el homosexualismo culpabilizante, el buen profesor que orienta la vocación del futuro escritor de su misma vida, los padres buenos pero alejados en su propia vida y, los “abusones”.
Es un tema simple producido en Estados Unidos. pero muy inglés, lo cual le da su calidad. John Malcovich está entre los productores. Allí está la experiencia temprana de todos, escrita por cartas que hacen capítulos y. por ello, en el filme la voz del protagonista acompaña en “off” sus diálogos con el público. En el cine no hay que pensarlo mucho para productos dignos, humanos, y universales.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Oscares 2013: SKYFALL

Esta es una tarjeta de cumpleaños de los 50 de Bond, en el cine, y 60 en la literatura. De 14 novelas se han hecho 25 filmes y, posteriormente, han aparecido una decena de escritores que han aportado sus versiones novelísticas sobre este personaje, universalmente conocido e ícono de ficción, representado en actores todos aun en vida y situaciones todas interpretatorias de los peligros contemporáneos. Esta celebración de las bodas de oro del personaje es dirigida por el talentoso Sam Mendes, quizá por ello hay algo de “Road to perdition” en la atmósfera de la segunda mitad de “Skyfall” hasta su final. Claroscuros, sombras, caminos solitarios y alejados, lentas vistas aéreas, tiroteos en penumbra y personajes que se persiguen por venganza, con muertes aseguradas y comprensibles. Roger Deakins es el director de fotografía. Por eso el tono es de “Fargo”, o de “No country for old man”, coincidencialmente donde Javier Bardem ganó su meritorio Oscar de asesino con técnicas habilidosas de matar. Bardem, acá en “Skyfall”, agregará homosexualidad a su personaje de archienemigo del 007, será creativo en su ataque hacker al MI6, será encerrado al estilo de Hannibal y se echará al hombro la película con un fabuloso rol.
Benjamin Whishaw (“Bright star”, “El perfume”) es ahora “Q”. Qué pena anticipar que Judi Dench (“M”) se despide, luego de ser en las siete últimas entregas la jefe de Bond, dado que a sus 77 años, con enfermedad visual degenerativa, entra al limbo de los grandes actores con seis BAFTAS, seis nominaciones al Oscar y uno ganado, etc.. Le reemplaza en la saga Bond, el inmenso actor Ralph Fiennes (el Lord Volemore de “Harry Potter”…). Naomie Harris comienza como Eve, una chica Bond, hábil agente, para quedar enrolada dentro de la saga como la Miss Monneypenny, secretaria de “M”, que siempre ha de ser recordada en la cara de Louis Maxwell (quien hizo este papel en las primeras 14 películas). El nunca olvidable Albert Finney (“Tom Jones”, “Los duelistas”, “Erin Brockovich”) aparece como el guardia de la vieja casa donde se crió Bond. Porque en “Skyfall”, se llega al origen y renacen muchas cosas en la saga.
En Skyfall” hay numerosas referencias y “dejavús” de los anteriores filmes: frases como “for your eyes only”, el desastre facial de Raoul Silva, (Bardem) que habiendo sido un agente 00 no muere por el cianuro en su muela y pierde la mitad de su cara recordando al público al “jaws” de “The spy who loved me” y “Moonraker”. También esté el simbolismo de la muerte de una época en la explosión del Aston Martin que fue utilizado en “Goldfinger”, así como la vuelta a la Beretta que ahora solo puede ser disparada por el 007 portador, entre otras a las que hay que jugar a descubrirles. El formato seguirá siendo el mismo: se comienza con una escena impactante no vista en otros filmes, donde Bond le recuerda al público cuál es su oficio. Sigue con el planteamiento de la tarea por parte de “M”, la entrega de “gadgets” de las manos de “Q”, el viaje al otro lado del mundo y encuentro con la “chica Bond central”, los enfrentamientos con los matones del archienemigo de turno, hasta llegar a conocerle cara a cara. Siempre habrá alguna empatía de este con el agente secreto más conocido del mundo. El impacto es de orden global, habrá que salvar al mundo a través de MI6… ahora se la ha agregado mucho factor emocional, sentimental, de reflexión sobre la vida, los héroes sufren y son de carne y hueso. Una de las grandes influencias en el cine de masas y acción ha sido impuesta por el lenguaje de los Nolan (“Batman”), toda una semiótica que está allí presente en “Skyfall”, para que “007 …to be continued…”.

lunes, 29 de octubre de 2012

360

Fernando Meirelles es un bien admirado director brasileño, ante todo por su “City of God”. Luego vendrían “The constant Gardener”, “Blindness” y, ahora, “360”. Cuenta con otro par de películas, un tanto desconocidas en los grandes canales de distribución, y podría decirse que “Blindness” basada en la novela del novel José Saramago, ha sido su bache en el camino y un fracaso económico. En “360” tiene la suerte de contar con un basamento argumental del novelista y guionista Peter Morgan (“The Queen”, “The last King of Scotland”, “The other Boleyn girl”, "Frost/Nixon”, todas ellas de colección, y otras algo notorias). No obstante este valioso apoyo, lo que hay en “360” es la onda que caracteriza muy bien a Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu ("Amores perros”, “21 gramos”, “Babel”), pareja de la que se bajó un poco el tono cuando surgieron sus egos; o también a Paul Haggis (”Crash”). La onda guionística mencionada consiste en trazar una imaginaria figura geométrica que sirva de mapeo a los protagonistas de una historia, hasta que crucen sus caminos sorprendiendo al espectador y contando historias multiétnicas y pluriculturales de la era globalizadora,técnica que ha dejado quizá algunos de los mejores productos en la filmografía propia del tercer milenio.
En este caso, el guionista une las vidas de unos quince protagonistas a través de Viena, París, Londres o Colorado, haciendo referencia importante también a Checoslovaquia y Rusia. En el filme se hablan siete diferentes lenguas y se viven desamores, amores inconfesados, amores inconfesables y amores perdidos, en una mezcla actual con mafias invisibles y diversas clases sociales, jugando a visibilizar destinos cruzados de los cuales se podría no ser consciente. El mundo así visto es pequeño y universal, se acerca al espectador y lo iguala a cualquiera en el otro lado del mundo. Este cine es inclusivo frente a razas, credos, ideologías y oficios, una buena tendencia discursiva para los tiempos que corren. Pero, lo más notoriamente interesante en “360” es su fotografía. La cámara del brasileño Adriano Goldman es un clásico de la sutileza, la suavidad de movimientos, la precisión y el sentimiento humano a través de su mecánico ojo. Con esa calidad de dirección de cámaras se puede contar una historia desde adentro de quien relata o desde quien observa el relato. Un relato que termina en las hermanas Mirka y Anna, eslovacas a través de quienes comienza la historia queriendo demostrar que la vida podría dar muchas vueltas, con algo de cotidianidad y rutina, de individualidades de la gente común, como lo son todos los asistentes a la sala de cine pero que no ha de satisfacer a algunos, cerrando los 360 grados de un vital círculo.