martes, 8 de noviembre de 2011

CUANDO EL AMOR ES PARA SIEMPRE (RESTLESS)

Mia Wasikowska, la “Alice in Wonderland” de Tim Burton y la Joni de “The Kids are all right”, es Annabel, quien no quiere solo morir de cáncer sino de amor. Estas historias se han reiterado en el cine multitud de veces, quizá nunca con el éxito de Alí McGraw en “Love Story” de Arthur Hiller hace cuatro décadas, de Shirley McLaine en “La fuerza del cariño” hace treinta, de Julia Roberts en “Dying Young” de Joel Schumaker hace veinte, de Sarah Polley en “Mi vida sin mí” hace casi diez.

También hay más de una veintena de buenas y aleccionadoras películas sobre niños y niñas enfermos terminales, en todas las cuales estos desean vivir el muy poco tiempo restante jugando o amando. En general, la moraleja suele ser que la muerte no es tan compleja y que la vida lo es tanto como para que pocos días signifiquen mucho en ella.

El director gay, Gus Van Sant (59) es excelente siempre en el tratamiento de temáticas homo y de interpretación del mundo adolescente.

“Mala Noche” (1985), “Drugstore Cowboy” (1989), “My Own Private Idaho” (1991), “Even Cowgirls Get the Blues” (1993), “To Die For” (1995), “Good Will Hunting” (1997), “Psycho” (1998), “Speedway Junky” (1999), “Finding Forrester” (2000), “Gerry” (2002), “Elephant” (2003), “Last Days” (2005), “Paranoid Park” (2007), “Milk” (2008), “Restless” (2011) representan su obra total hasta hoy, más algunos cortos.

Con el añejamiento estos títulos cobran mucha vigencia en un autor de culto. Sus temas recurrentes han sido las relaciones homosexuales, los jóvenes perdidos en la drogadicción, el “underground” social o la militancia por los derechos civiles. Es reconocido por haber filmado con River Phoenix, hermano de Joaquin, (My own…”) y haberle hecho un homenaje póstumo en la siguiente (“Even…”). También se le reconoce por su versión de la matanza de Columbine en 1999 filmada en el 2003 (“Elephant”) y por sus 9 oscares y versión del guión ganador escrito al alimón por Matt Damon y Ben Affleck (“Good…”). Pero igualmente, por su copia descarada y declarada de Hitchcock (“Psycho”). No se le identifica bien con su argumentación sobre lo que pudo haber pasado con Salinger, el autor de “El guardián en el centeno” (“Finding…”). Pero sí por su cuadro fílmico sobre Kurt Cobain (“Last…”), o por haber aportado la opción a Sean Penn de ganarse su primer Oscar (“Milk”), además de un etcétera de hechos relevantes tras todos sus especiales filmes.

Van Sant es marginal, sus películas, sus mundos y su mirada a la sociedad marginal lo hacen así. No ha tenido éxito comercial. Ha obtenido reconocimiento con grandes premios en “Good…” y “Milk”, y una mirada curiosa hacia “Elephant”. Por lo demás, hay que mirar el conjunto para valorar el fondo de su obra.

En “Restless” tiene la mirada más suave de sus filmes puesta en el aislamiento de dos jóvenes. La muerte ha dejado solo a Enoch con su tía y ha llenado de soledad a Annabell por su inminente fallecer. Se encuentran uno al otro buscando ambos desensibilizarse frente a la muerte asistiendo a entierros. Son chicos aislados en sus propias circunstancias. Gus Van Sant se hace a un lado en sus análisis de lo marginal de la sociedad actual para observar que la muerte también margina y cuando se acerca todos están solos frente a ella.

Van Sant ha manejado siempre temas juveniles con actores jóvenes. Una posible excepción es Sean Connery como Forrester (Salinger). Todos los demás, Penn, Phoenix, Dillon, Damon, Reeves, Thurman, Affleck, Michael Pitt, se ha ido convirtiendo en grandes luego de sus películas con Van Sant. Nicole Kidman tenía 27 cuando hizo esa asesina perfecta y bella que no podía ser detenida sino de la misma forma, en la película con menor tinte de autor que ha hecho Van Sant. Mia Wasikowska tiene 21 en este filme que, igualmente, sale del carril marginalista de Van Sant pero logra, entre el público con menor conocimiento de la filmografía reciente sobre esta temática de enfrentamiento de la muerte prevista, alguna empatía particular.