lunes, 22 de agosto de 2011
SUPER 8, la infancia de Spielberg en manos de Abrams
El estilo Spielberg redivivo: “Close encounters of the third kind”, “E.T.”, los extraterrestres que desean regresar; “1941”, “El imperio del sol”, “La lista de Schindler”, “Saving private Ryan”, la parafernalia de la guerra; “La guerra de los mundos”, extraterrestres y ejército. Estas como director, pues produjo “Poltergeist”, “Gremlins”, “Los Goonies”, “Transformers”, con esa mezcla de acción armada y contacto con otros mundos.
Steven Spielberg ha sido unas sesenta veces productor y unas treinta oportunidades director. Allí donde hay otros mundos y un despliegue de fuerzas armadas, dirige y produce.
En “Super 8” le produce a J.J. Abrams (46 años), un experto en TV exitosa con “Lost”, “Fringe”, “Alias”, “Colverfield”, dirigiendo y como guionista. UN raro caso de dirección en pantalla grande fue “Misión imposible III” (Tom Cruise).
En esta historia hay un reflejo biográfico del productor: Spielberg comenzó con cámara super 8 a los 12 años, ganó un premio a los 13 por “Escape to nowhere” (40 minutos sobre la guerra) y filmó “varias historias contadas por su padre sobre la segunda guerra mundial” y comenzó su carrera profesional a los 18 años. Spielberg ha sido un fantasioso, soñador que hace uso de la técnica cinematográfica para recrear sus recuerdos claramente influídos por la posguerra y la enorme cantidad de cine que se hizo en la mitad del siglo XX, con base en la utilización del material vacante de la enorme fuerza armada estadinense. “Valores de producción” que fueron utilizados por infinidad de directores, un tanto menos taquilleros que Steven.
“Super 8” es un “dejavú” de infancia de este Spielberg productor, puesto en manos de un J.J. director que es fiel copia de su estilo. En esta película todo es obvio, pero entretiene. Es simple, pero bien presupuestado. Predominan los actores niños (Elle Fanning, hermana de Dakota, está allí como la cuota femenina del primer amor infantil) y el estrepitoso ejército de los Estados Unidos. Los símbolos de Spielberg llenan la pantalla: niños inteligentes, padre policía, ejército algo burlado, trenes, monstruo extraterrestre bueno, nave enorme de regreso, escenografía de los cincuentas y sesentas, amor fraternal renovado.
Nada nuevo, pero Spielberg olfatea el mercado de nuevas generaciones con su estilo de hace más de un cuarto de siglo mediante el talento de Abrams y la producción de DreamWorks, con un filme sencillo de homenaje a su infancia para pasar el bache de final de domingo.